martes, 9 de agosto de 2011

Un epitafio espectacular (Epitaph Tour, Judas Priest + Motorhead +Saxon, 30-7-2011, Leganés)

Estas vacaciones quería iniciarlas con buen pie, de forma que no desperdiciara ningún día y a decir verdad la juerga empezó bien pronto. Un día después de cogerlas, me planté en Villena pero no para ir a la habitual jornada de trabajo, sino para coger un autobús que me llevaría directo a la mítica cubierta de Leganés. El Epitaph Tour es una de esas giras que ningún amante del metal que se precie de serlo debería perderse. No todos los días se tiene el inmenso placer de poder acudir a un macro-concierto que aúne en un mismo cartel a tres bandas pioneras del Heavy Metal, todas ellas inglesas y provenientes de la NWOBHM anterior a los años 80. El viaje fue en solitario ya que, una vez más, nadie quiso venir, pero por suerte me encontré allí con mis colegas de fatigas murcianos, lo que fue todo un aliciente aparte del concierto en sí. Siempre es un placer, Opi, Andrés, Alberto… y todos los que estuvisteis allí. Puesto que al día siguiente partí hacia Wacken, no ha habido forma humana de publicar esta crónica antes.

Las apariencias engañan un poco a simple vista, y aunque por fuera parecía enorme, realmente la cubierta no es tan grande, aunque lo suficiente para albergar a las miles de personas que coincidimos aquel día en su interior. Por suerte y como ya había leído anteriormente, la plaza estuvo abierta casi toda la noche, lo que hizo que el sonido, al menos en Judas Priest fuese excelente (hasta que tuvieron la “genial idea” de cubrirla de nuevo). También me pareció un gran acierto cubrir la arena con plástico para evitar la polvareda habitual en este tipo de recintos.

En este concierto no hubo teloneros, solamente tres cabezas de cartel de altos vuelos. La apertura del mini festival corrió a cargo de los veteranos Saxon, quienes tantas veces nos han visitado pero que tan efectivos siguen siendo en directo. En esta ocasión venían con nuevo disco y aprovecharon, en parte, para presentarlo, ya que cayeron nada menos que 4 temas de este “Call To Arms” de las cuales me quedo con la inicial Hammer of the Gods y Call To Arms (¿a alguien más le recuerdan a títulos de Manowar?) que aunque bajaron un poco el ritmo por su desconocimiento por parte del publico son grandes apuestas para el directo. Biff Byford salió a por todas una vez más, y es que este hombre ya nos tiene acostumbrados a lo mejor de lo mejor, si bien esta vez con algún matiz. Desde el principio ya parecía que tenía algún síntoma de afonía con la brutal Heavy Metal Thunder, cosa que no le impidió estar todo el concierto gritando y animando. La experiencia es un grado y este hombre la aprovecha como nunca, incluso mejoró mucho conforme caían los temas. Paul Quinn (con su siempre omnipresente pañuelo en la cabeza) y Doug Scaratt demostraron ser unos guitarristas muy apasionados que aparte de hacer un conciertazo dieron mucha presencia y actitud Heavy. También tuvimos un pequeño solo de batería de Nigel Glockler lo que le hizo emerger de su plano secundario por unos minutos. Me gustó mucho en general el setlist y sobre todo la idea de recuperar temas clásicos pero que hacía mucho tiempo que no veía en directo como Never Surrender o And The Bands Played On (según el propio Biff, dedicada a un festival añejo en el que compartieron un gran cartel). Lo demás: todo clasicazos habituales de la talla de Crusader, la grandiosa Princess of the Night o Denim and Leather, que no puede faltar en ninguno de sus conciertos, si bien me quedé con las ganas de b Arm of the Law, uno de mis favoritos. También compartieron el mismo setlist sus dos temas más moteros, Motorcycle Man (que simplemente con anunciarla ya puso patas arriba la plaza) y Wheels of Steel para terminar y despedirse de forma muy cordial.

Tras un corto espacio de tiempo para cambiar y ecualizar, no tardarían mucho en aparecer en escena Lemmy, su mano derecha desde hace 27 años Phil Campbell y el siempre impresionante Mikkey Dee. Motorhead venían para demostrarnos, como ya habían hecho los Saxon, que la veteranía sobre el escenario se nota (y no sería la última demostración de la noche jeje). En el momento en que un pipa sacó el instrumento de Lemmy, todos alabamos al bajo sagrado el cual poco después sonaría a mil por hora para ponernos las pilas con la habitual Iron Fist al principio, algo capada por la voz de Lemmy y seguidamente Stay Clean, un trallazo de toda la vida de los que ponen la sangre a hervir. Phil Campbell no paraba quieto y se podía adivinar por sus gestos y comportamiento que llevaba algo más que un par de cervezas encima. Lemmy sin embargo se mantuvo bastante estático al principio, centrado en su casi invertido micro y su bajo. Otra cosa no lo se, pero estarse quieto es algo que el Sr. Mikkey Dee no sabe hacer. Hubo presentación de su nuevo disco pero en menor medida que los Saxon, tan solo un par de temitas cayeron: I Know How To Die y Get Back In Line, sin embargo, hubo ratos en los que parecía faltarle un buen empujón al setlist con temas mas deseados. Uno de ellos llegó a mitad con The Chase Is Better Than The Catch de su mítico “Ace of Spades” tras el que Mikkey De ese echó un solo verdaderamente brutal, con toda su energía y la tremenda pegada que le imprime a sus trabajos. Hay que ver este hombre… siempre será uno de mis baterías favoritos y su actuación ya justifica el acudir a un concierto de Motorhead; ¡¡¡es un auténtico salvaje!!! Tras esto, el tema que realmente me puso caliente fue ya casi al final Going to Brazil, que me encanta y a veces la olvidan. Junto con Over the Top, los momentos mas rockanroleros del concierto. Me llamó mucho la atención que esta vez (que yo recuerde, la única vez que ha pasado) la banda no sonó con el volumen al 11, esa intensidad sonora y volumen brutal marca de la casa. Según tengo entendido, esto fue para que Judas pudieran lucirse más a nivel de potencia sonora, pero me sigue chocando que Motorhead suene al mismo volumen que Saxon cuando normalmente tienes que salir de sus conciertos con los oídos reventados. El final suele ser lo mejor de sus conciertos y no es para menos. El principio del fin viene con Killed By Death que suele volver loca a la peña y donde se vieron los mayores alborotos de casi todo el día. A estas alturas Lemmy cantó ya mucho mejor. Pequeño parón y vuelta con el tema más cañero, mítico y esperado de la banda, Aces Of Spades, el As de picas en toda su grandeza sonando demoledor, arrollador, creando aun más movida entre el público y casi empalmada con Overkill para terminar de hacer arder Leganés. No fue su mejor concierto por algunos detallitos, pero bien caliente dejaron al publico, acondicionados para el brutal espectáculo que se acercaba.

Y poco a poco llegó el gran momento de la noche, lo más esperado y lo que me obligó a estar allí esa noche. De pronto cayó el telón y Judas Priest empezaron a piñón fijo con Rapid Fire, excelente opción para empezar calentando poco a poco la voz del Metal God Rob Halford sin forzar y además muy cañera para ir metiendo más calor (si cabe) a un público ya de por si eufórico con la salida de la banda. Tenía mis dudas sobre el setlist, ya que para no privarme de la sorpresa, evité buscarlo por Internet. Con la llegada de todo un himno como Metal Gods seguí con mis dudas sobre si iban a interpretar el British Steel entero y en orden, quizá su disco más legendario. Esta última fue interpretada con Halford, Glenn Tipton e Ian Hill en primera línea como diciendo: aquí estamos, ya hemos llegado y os vamos a dejar boquiabiertos. La actuación de los músicos fue excepcional en todos los sentidos. Glen Tipton, por ejemplo, tiene una seguridad y emana tal fuerza que es imposible no dedicar una gran parte del concierto a embobarse con sus solos, imitar su actitud o ver como se mete al público en el bolsillo con unos pocos gestos y su cara bonita. Scott Travis por otra parte, tiene una energía y un fuego interior que no se apaga en ningún momento del concierto, aparte de ser uno de los baterías más influyentes y cuyos trabajos sirven de inspiración a muchísimos músicos. Un riff de guitarra interrumpió la seguidilla del British Steel, un riff que sonó muy dulce para mis oídos ya que Heading Out to the Highway es uno de mis temas favoritos de toda su discografía, del casi ya injustamente olvidado “Point of Entry”. Bestial el agudo de Halford antes del solo. En Madrid se encontraba en un estado excepcional de voz, lo cual fue demostrando con unos gritos intensos y devastadores y manteniendo y alargando las notas como nunca imaginé que podría hacer hoy en día. Judas Rising, tema que abre su penúltimo disco “Angel of Retribution” se ha convertido ya casi en un clásico, a juzgar por el empeño que ponía la gente en pedir el tema, que terminó sonando temprano en el setlist con ese doble bombo a toda hostia y Rob Halford convirtiendo los tonos extremos del disco en unos más asequibles. También cayó muy pronto Victim of Changes que ni siquiera pensaba que iban a tocar, teniendo mis dudas de cómo sería el resultado en la parte vocal. Sencillamente, impresionante. Supo llegar con potencia a todas y cada una de las notas del tema (y a la que no, fue por los pelos) incluyendo los agudos más desfasados, fue increíble poder disfrutarla en directo con tal grandeza. Los agudos que se marcó al terminar fueron alucinantes, todo una demostración de potencia, de estos que te trepanan los tímpanos de lado a lado.

Es cierto que Halford lleva mucha ayuda de mesa, mucho reverb, pero su voz sigue siendo alucinante y doy fe de que más de uno se quedo aniquilado escuchándolo cantar de esa forma… entre los que me incluyo. Nos sorprendieron a todos interpretando un tema de su primer disco “Rocka Rolla” llamado Never Satisfied, sonando incluso sesentero, pero con la tecnología actual, una gozada, y nos emocionaron poco después con el cover de Joan Baez Diamonds and Rust, verdaderamente emotivo, en versión acústica para descanso de nuestros maltrechos oídos y cantada con toda delicadeza por parte de quien mejor sabe hacerlo. Para los fans que no querían quedarse sin su dosis de “Nostradamus”, también hubo sorpresa en forma de Prophecy junto con la intro Dawn of Creation. A pesar de que es un disco al que todavía me falta darle bastantes escuchas para entenderlo, el tema convenció. Y que mejor forma de cruzar el ecuador del concierto que con Night Crawler, uno de mis temas favoritos del “Painkiller” y un sorpresón que no esperaba y que dio un +1 al dolor de mi cuello. Joder, es que 3 conciertazos seguidos de esta calidad le dejan a uno para el arrastre. Todavía no he hablado de Richie Faulkner, el nuevo guitarrista que sustituye a K.K. Downing, que salió escopetado de la banda hace tan solo unos meses. Lo cierto es que es mucho más joven que el resto de miembros pero demostró una técnica y un saber estar (aunque para el show todavía necesite rodar un poco) envidiables y dignas de elogio, cosa que hizo todo el público, que salió hablando maravillas de este nuevo miembro. A pesar de que le tenían bastante apartado (Glenn y Ian estaban a una punta del tablado mientras que el pobre Richie andaba solo por la otra) hizo un concierto genial, sin fallos ni equivocaciones.

The Sentinel fue una de las pocas canciones que uno a los dos guitarristas para comenzarla, como ya sucedió con Victim of Changes. Obviamente, no sonó exactamente igual que en disco porque Halford, a pesar de encontrarse aquella noche en un estado increíble, tiene sus limitaciones humanas. Aun así la gente las pasó por alto y fue uno de los puntos más brillantes de la noche, al igual que Turbo Lover, que sorprendentemente, fue muy bien recibida, coreada de principio a fin. Como podéis ver el setlist no fue moco de pavo precisamente, tocaron la mayor parte de su discografía, desde los necesarios “British Steel” o “Screaming for Vengeance” hasta otros más escondidos como “Ram it Down” o “Rocka Rolla”. Momento de tranquilidad con uno de los temas polémicos por excelencia del Heavy Metal: Beyond the Realms Of Death, tan oscura y a veces casi ambiental que te pone los pelos de punta, letra incluida. Blood Red Skies y The Green Manalishi conformaron uno de los momentos con menos ritmo de la noche, un ligero bajón para la tremenda movida que llevábamos bajo el escenario, sin ser malos temas, por supuesto. Para subsanar esto llegaron con la recta final ya, dos de los temas más deseados. La primera fue Breaking The Law con una pequeña gran particularidad: tan solo fue tocada instrumentalmente y Halford nos dejó el tema de las voces a nosotros. No por imposibilidad de cantarla (sería absurdo pensar esto) sino por tener un detalle con la gente que fue a verles. Evidentemente, fue coreada de pe a pa, pero no se si me gusto demasiado no escucharla por el propio Rob, siendo esta la ultima oportunidad para hacerlo en directo, pues hay que recordar que esta es la gira de despedida de los Judas Priest. Lo del Painkiller ya fue acojonante. Tras un pequeño solo de Scott Travis, él mismo comenzó aporreando la batería para que diese comienzo lo que parece ser la pequeña pesadilla de Rob Halford a la hora de interpretarla, aunque puedo asegurar que salió muy bien parado, de principio a fin la interpreto con potencia y sin bajar apenas ninguna parte (tan solo las más bestiales). El recuerdo de escuchar a todo el mundo gritar “Here is The Painkiller” hace que se me pongan los pelos de punta. El solo de guitarra rozó la absoluta perfección y los agudos hacia el final me dejaron de piedra.

Primera despedida para interpretar ya los bises. Sabía que la guardaban para el final, pues una obra maestra como Electric Eye (que todos adivinamos por la intro The Hellion) no podía faltar de ninguna manera en un concierto suyo. Grandísima interpretación para volver a recogerse de nuevo, esta vez tan solo por unos segundos. De pronto, se escucha un rugido tremendo de motor y aparece Halford sentado como un puto rey en su Harley para aparcarla en el escenario y cantar junto a ella el Hell Bent for Leather… ¡¡BRUUUUTAL!! Si ya de por si la escenografía fue de postal, con enormes cadenas alrededor de los amplificadores, batería… todo, aparte de los láseres que aparecían de vez en cuando, toneladas de humo, iluminación casi perfecta… encima con la moto sobre el escenario la imagen no podía ser más metalera. Esto si que es un jodido espectáculo, como para no volver a lavarse los ojos nunca más. Sin olvidar el colofón final con la rockera You’ve Got Another Thing Coming con la que casi siempre cierran sus conciertos, también muy esperada y su estribillo cantado a pleno pulmón con la poca voz que nos quedaba ya a algunos. Después de una despedida por todo lo grande con toda la banda junta, salieron del escenario, y cuando ya nadie esperaba verles otra vez, saltaron a primera fila de nuevo con la siempre divertida y cachonda Livin’ After Midnight. Un fin de concierto, a mi parecer, sublime con toda la gente con una sonrisa de oreja a oreja. La ostia, que 100 euros (viaje + entrada) más bien gastados, a pesar de que iba a repetir con Motorhead y Judas Priest en unos pocos días, en Wacken, valió la pena de largo. Si tocaran mañana otra vez, iría a verles sin dudarlo porque esto es una gira única e irrepetible que quien no haya visto se arrepentirá siempre.


_|,,| JaviMetal (Is The Law) |,,|_

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