viernes, 11 de julio de 2014

Santako Rockea!! (Rock Fest Bcn, Parque Can Zam, Santa Coloma, Barcelona, Viernes 04-Julio-2014)

Parece que este año Barcelona se va a llevar la palma sin duda en cuanto a festivales veraniegos de Metal. En tan solo unos días dará comienzo uno más, el Be Prog My Friend, que reúne un buen puñado de bandas progresivas de alto nivel. Desgraciadamente, no podré estar ahí por el tema de la pasta, aunque por otra parte, me siento satisfecho porque este verano estoy cumpliendo todos mis propósitos en este sentido. Hace menos de una semana que regresé a casa después de haber disfrutado de uno de los mejores carteles de este año, el que llevaba el Rock Fest Bcn, un festival de nueva creación que se celebró los días 4 y 5 de Julio en la población de Santa Coloma de Gramanet, a tan solo unos kilómetros de la ciudad condal. Como las grandes estrellas de la noche, Manowar, un nombre por el que soy capaz de recorrer la distancia que haga falta, pero otros grandes nombres completaban el cartel, como Kreator, Stratovarius, o Gamma Ray, bandas que han sido unas de mis mayores influencias metaleras en sus respectivos estilos. Tampoco se olvidaron de nuestro metal, y de esta forma también pudimos disfrutar de Los Suaves, Barón Rojo o los inmortales Obús, junto a muchas otras bandas tributo que tocaron en el escenario de la carpa. La llegada a Barcelona fue bastante caótica. De nuevo los sinvergüenzas de RENFE nos jugaron una mala pasada, a mí y a toda la gente que viajaba en el tren con destino al Rock Fest Bcn, retrasándonos más de una hora. Eso sí, una vez llegué allí, todo marchó sobre ruedas, encontrando a los que iban a ser mis dos principales compañeros en aquella odisea, Josele e Iris.

El tiempo corría en nuestra contra, por lo que rápidamente dejamos los pocos bártulos que llevábamos encima en casa de Iris (quien no dio cobijo en su choza) y rápidamente cogimos el metro hasta Can Zam, el parque donde se celebraría el evento. Una vez allí, comprobamos que las predicciones meteorológicas no mentían y el Lorenzo no se daba un respiro, aunque la verdad es que comparado con el infierno del Hellfest hace tan solo un par de semanas, esto iba a ser casi un paseo. Con toda la demora del tren no pudimos acudir a ver la primera banda del día, Kapiche Klu, por lo que nos centramos en la actuación de Lacuna Coil, que iba a ser la primera del día.

A estas alturas, no es una banda que levante pasiones en mí en absoluto. Les he visto en mejor época, cuando sus discos todavía me transmitían algo. Hoy en día y desde hace bastantes años, se subieron al carro de los sonidos modernos cercanos al nu-metal, por lo que musicalmente no me dicen nada. Le di algunas escuchas al penúltimo disco, el “Dark Adrenaline”, y reconozco que algún estribillo me hizo gracia, pero la principal esperanza era que soltasen algo de los discos que más recuerdo con cariño, cuando su estilo se aproximaba a un metal gótico más oscuro, como “In a Reverie” o “Unleashed Memories”. Pero ninguno de estos momentos llegó. He de reconocer que siempre que les he visto en directo me ha sorprendido todo el movimiento que componen sobre el escenario, y sobre todo la energía de esa belleza y gran voz que es Cristina Scabbia. Pero los temas me dejaron bastante frío y compensaron la temperatura. Llegamos pasado el ecuador del concierto, con algunos temas de sus últimos discos que apenas he escuchado. Del que no se olvidaron fue de su más conocido “Comalies”, del que al menos llegamos a tiempo de ver el Heaven’s a Lie, más melódica y pegadiza que la mayoría, o una del siguiente disco (que fue el que me hizo apartarme de su carrera al decepcionarme profundamente) Our Truth para terminar el show, con poco público todavía pero bastante fiel, aplaudiendo un buen rato a los italianos. Una lástima que Lacuna Coil se hayan dejado llevar tanto con el tiempo por tendencias tan modernas, porque para mí han perdido su esencia. Tampoco es que ayudase demasiado que tocaran a las 4 y media de la tarde.

Casi sin movernos del escenario (algo que se convertiría casi en tradición al día siguiente) afrontamos con ilusión la espera para los finlandeses Stratovarius, una de mis primeras y más queridas bandas de Power Metal a quienes sigo desde ya hace 12 o 13 años por lo menos. Aunque he de admitir que no todos sus conciertos me han parecido sublimes y han pinchado en más de uno, esto tenía buena pinta desde el principio. Empezar con Speed of Light y Eagleheart, dos temazos que me ponen la sangre a hervir, es casi una garantía si todo lo demás sale bien, una declaración firmada de que el concierto no va a estar exento de lo que la gente espera de ellos, velocidad, potencia y un Kotipelto animado, que no pare quieto y que siempre nos dedique sus mejores gritos a pesar de que su estado vocal hace mucho tiempo que entró en decadencia. Protagonizó el show mayormente su última obra, “Nemesis”, con temas como Dragons, o Unbreakable, gran selección que por suerte me parece lo mejor que han sacado en mucho tiempo, olvidando discos pasables como “Stratovarius” o, en menor medida, “Fourth Dimension”. Especialmente en Fantasy la gente se comportó como si sonara un auténtico clásico, cantando casi todo el mundo, o como en uno de sus últimos singles, Deep Unknown, muy resultona en directo. El único pero, aunque solo al principio, fue el sonido de la batería de Rolf Pilve, su nuevo batería tras la salida de Jörg Michael por problemas de salud. Un fallo sin importancia que no tardaron en arreglar, al igual que en subir un poco la voz de Timmo. Por lo demás, me dejó una gran sensación. El vocalista hizo un gran trabajo incluso en los temas más exigentes, como Paradise (una de mis favoritas que nunca falta en sus directos) o Black Diamond, ya casi hacia el final, mientras este animaba sin parar para que el público no se durmiera en los laureles o se aplatanara por el intenso calor. La mayor sorpresa del setlist fue, sin duda, Legions, otro tema a velocidad vertiginosa que me encanta, y que no perdió fuerza en vivo. Aquí os dejo el setlist que yo mismo creé. Como veis, antes de que se me olvide comentarlo, terminaron con la agradecida Hunting High and Low, como siempre.
https://www.setlist.fm/setlist/stratovarius/2014/parc-de-can-zam-santa-coloma-de-gramenet-spain-7bc1fe74.html

Seguían ardiendo las 7 de la tarde, donde surgía uno de los pocos conflictos de la tarde, por una parte Medina Azahara, a quienes a lo tonto ya hace tiempo que no veo en directo (y no merecen esto) y Ktulu, que probablemente no veo desde hace 13 o 14 años, ahí es nada, y les tenía muchas ganas. Pero el viernes era una especie de entrenamiento para lo que se nos venía encima el Sábado, uno de los mejores carteles para mi gusto que he tenido el placer de ver en un festival nacional. La elección nombrada al principio se resolvió con… unos vinitos en el bar de al lado del parque, a pesar de las actuaciones, y un buen bocadillo que nos daría fuerzas para llegar hasta el final. En principio queríamos llegar a tiempo aunque fuese para el final de Ktulu, pero cuando regresamos al parque, ya iban a empezar Barón Rojo, a quienes decidimos dar una nueva oportunidad, a ver que tal se comportaban esta vez allí arriba.

Ya hacía tiempo que no escribía estas palabras en mi blog refiriéndome a ellos… pero si siempre fuese así… ¡¡¡Larga vida al puto Barón!!! Su actuación fue algo lúcido, ejemplar, llena de clase y caña de la vieja escuela, un compendio de sus mejores clásicos que todo el mundo cantó a pleno pulmón y disfruto como si fuese la primera vez (entre los que me incluyo, por supuesto). Una cosa es que se dejasen muchos clásicos en el tintero, no puedo concebir que no toquen Resistiré o Barón Rojo, pero aun así no tengo queja alguna. Para los que me acusan de vapulear siempre a Barón Rojo, decirles que fueron una de mis primeras bandas nacionales dentro del Heavy y les guardo un gran cariño, pero cuando la cagan, la cagan a gusto. Pero repito, este NO FUE EL CASO. Satanico Plan abrió fuego, tocando a un volumen brutal como les gusta decir a ellos mismos, seguida de la exquisita Incomunicación a toda leche, en la que Carlos no daba casi abasto al cantarla. Se le vio muy compenetrado con su hermano Armando, no tanto escénicamente como vocalmente, aspecto en el que se repartieron los temas casi a pachas. Con las Flores del Mal ya iban tres temas de su mayor éxito y punto fundamental en su carrera, el magnífico “Volumen Brutal”, y así siguieron hasta meter 6 temas en la lista, como Hermano del Rock’n’Roll, que jamás debería faltar, un tema que nos une, nos hace gritar al unísono su estribillo, y alimenta esa energía con la que nos estaban fascinando. Seguimos Vivos, de su horrible “Obstinato”, o El Rey del Pinball de su poco convincente “Tommy Baron” marcaron los momentos más débiles de la actuación, pero todo lo demás fueron auténticos himnos de la talla de Larga Vida al Rock’n’Roll o Con Botas Sucias. Flipante, totalmente admirable la actitud de Gorka Alegre al bajo, seguramente hoy por hoy el miembro que más destaca de la banda salvo cuando Armando se arranca con sus salvajes solos, macarra y visualmente aplastante, toca como Dios, y hace todo tipo de virguerías con su instrumento hasta que irremisiblemente nos tiene a todos comiendo de la palma de su mano. No deberían dejarle escapar como han hecho con otros grandes músicos, porque cualquier tema cobra vida con él al lado de los hermanos De Castro. Emotividad disparada con Concierto Para Ellos, aunque hubiese sido bestial un Siempre Estás Allí por nombrar una de sus mejores baladas, pero todo esto quedó casi ensombrecido cuando la gente se volvió absolutamente loca con Cuerdas de Acero, que además sonó de rechupete, con un sonido ya totalmente asentado, con miles de voces coreando el estribillo, casi igual que en Los Rockeros van al Infierno. Quien no disfrute con este tema, no tiene sangre. Vale que su letra ya es un poco “carca” para estos tiempos, pero la esencia se mantiene igual que el primer día. Bravísimo por ellos, ovación más que merecida. Aquí os dejo el setlist que subí:
https://www.setlist.fm/setlist/baron-rojo/2014/parc-de-can-zam-santa-coloma-de-gramenet-spain-13c1f5c9.html

De un momento a otro, llegarían las hordas alemanas. Y cuando ves a Petrozza sobre el escenario, sabes que no viene precisamente de buen rollo, sino a reventar tus organos internos a base de rabia y mala ostia, propagando la locura entre el público y organizando todo tiempo de movimientos destructivos entre nosotros. No es algo que nos deba sorprender ya, pero es que les hace falta muy poco para triunfar. Su experiencia es ley, y su tralla garantía pura de destrucción física y auditiva. En cuanto a sonido les he visto en mejores ocasiones, pero en lo que nunca fallan es en intensidad ni en entusiasmo. Porque cuando empezó a sonar la intro Mars Mantra, y tras ella Phantom Antichrist (primer tema de su disco, llamado igual), las vértebras empiezan a temblar y no es broma, añadiendo una segunda de tal discazo llamada From Blood Into Fire así que… todos a arder en el infierno. Los primeros mosh no tardaron en aparecer, y fue, sin duda, la banda que más demencia nos inyectó en todo el festival. Recuperada de su ópera prima sonó Endless Pain, casi empalmada con Pleasure to Kill y aquí fue donde el plástico que cubría el suelo para evitar que se levantar polvo se fue a tomar por el puto culo, en una vorágine de circle pits y mosh que personalmente me dejaron destrozado. Kreator son conscientes de que una hora se les queda corta a todas luces, por lo que apretujaron al máximo su tiempo y no dieron tregua, no hicieron apenas parones, ni estuvieron demasiado comunicativos. Tan solo podías ver a esa pareja de monstruos a la guitarra Sami y el lider Petrozza empleándose a tope por sacarle las pastillas a sus instrumentos, o la actitud demoledora de Giesler al bajo. Detrás de todo, uno de los baterías más despiadados y ruidosos del planeta, que no se amedrentó por la llegada de las hordas del caos (me refiero a la brutal Hordes of Chaos, como no) que parecía significar la muerte del mundo (Death To The World) en aquella infernal velada. Con esa luz roja demoníaca que normalmente les ampara, su ritmo fue imparable, empalmando trallazos uno con otro, como Phobia o la esperadísima Enemy of God, que volvieron a poner patas arriba la ciudad de Santa Coloma (si es que en algún momento habían dejado de hacerlo) tralla pura con cero sutilezas. Tocaron en general muchos más temas del último trabajo que otras veces (Civilization Collapse la última de ellas) pero, junto a violentos himnos como Violent Revolution, no puede faltar ese mágico y ensordecedor final especial que siempre nos tienen preparados, haciendo una especie de mezcla entre dos de sus creaciones más rabiosas, Flag of Hate (con Miles enarbolando la bandera correspondiente) y Tormentor fueron un auténtico delirio de mala sangre. Esta vez por suerte no hubo problemas de sonido como en las dos últimas ocasiones que les he visto (y van ya más de 10 en total) y todo salió de auténtico lujo.

Cualquier cosa mejor que tener que aguantar a esos engendros llamados Mojinos Escocios, aunque me tocaría chuparme el final de su concierto. Que me disculpen sus fans por este comentario basado en mi opinión personal, pero me repugnan y me hacen de todo menos gracia. Pero mejor incluso que cualquier cosa, era verme de nuevo, tras unos años de racha, a Napalm Death. Estos si que son capaces de sacarme toda la mala sangre, pero no a base de chorradas, chistes malos y escenas grotescas, sino a pase de grind core de purita cepa, del añejo, del que combina esa esencia punk con la demencia de esos enfermizos blast beat y un barney Greenway cuya cara de enajenado metal cuando canta los temas te pone el pulso a más de mil. En mi primera visita a la carpa (en principio acompañado por Blai, Josele e Iris, que pasado un rato se fueron a ver a los Mojinos) noté que el sonido no era demasiado bueno, pero de todas formas, Napalm Death no necesitan mucho de esto tampoco: con un equipo mediano y la furia que desprenden son capaces de dejarte la cabeza ardiendo con tan solo media hora de actuación, que fue mi caso, ya que llegamos a mitad del bolo aproximadamente. Y mira que en general no soy demasiado fan del grindcore, pero estos maestros destilan tal brutalidad sobre el escenario que decir no a un concierto suyo es negar un rato de pura diversión y dolor de cuello gratuito. El propio vocalista parece que revive en cada tema, no solo eso, sino que cada vez tiene más rabia que soltar, agitando la cabeza de un lado al otro, corriendo como un animal por el escenario, con esa mirada de maldad, que curiosamente siempre convierte en una pícara sonrisa tras cada canción. Y así hasta el final, con esa exitosa versión de los Dead Kennedys llamada Nazi Punk Fuck Off (sus ideales siempre han estado más que claros), Scum o alguna de su más actual redondo como Protection Racket, aunque imagino que sonaría alguna más de este. Lo único que no me convence de la imagen actual de la banda es la fachada y actitud de Mitch Harris, más propia de una banda de metalcore, pero equilibrada por el mastuerzo de Shane Embury y sus vertiginosos dedos y Danny Herrera destrozando la batería a base de blastbeats, como se puede adivinar, es una formación MUY clásica.

Reunión de colegas, de nuevo todos juntos, y después de que algunos de ellos cenaran (yo no, mi cartera estaba prácticamente vacía, pero es lo que hay jeje) fuimos a muerte con el batallón Obús, a quienes les ha tocado en muchas ocasiones cerrar días de festival. Ahora mismo recuerdo al menos 5 o 6, entre Leyendas, Rock Arena, etc. En los que han tenido el honor de despedir a la peña. Si esto es así, por algo será, y es que los incombustibles miembros de la banda, liderados por el (le pese a quien le pese) imprescindible, Fortu, se meriendan con patatas todo lo que les echen y más. De hecho, lo mismo les da tocar a las 5 de la tarde que a las 5 de la mañana. Pueden con todo, siempre con muchísima energía, consiguen impedir que nadie se aburra. Es un clarísimo ejemplo de una banda que se me ha ganado más en disco que en directo (y es que probablemente les habré visto más de 10 o 12 veces fijo desde la primera vez en el año 98). Y así mismo empiezan, con la desfachatez y macarrería a ritmo de doble bombo de Corre Mamón, seguida casi de inmediato por Más que un Diós, un tema que me descuadraba al principio de incluirlo de forma habitual en su setlist pero al que le he llegado a coger el puntillo en directo, ya con ese máquina que es Paco Laguna haciendo el chulaco con su guitarra en medio del escenario. Es obvio que el que lleva las riendas en esto de sacar pecho es Fortu, pero ninguno de los músicos tras él se queda corto. Así se dice más o menos en El Que Más, o en esas firmes intenciones que declaran en Juego Sucio. Hasta aquí más o menos (y de aquí hasta el final, para que engañaros) mantuvieron el listado de temas que ha ido impulsando su directo desde hace ya unos años, pero les funciona la mar de bien, así que tampoco les veo intención de cambiarlo. Aquí quedó, en mi opinión, algo deslucido por no incluir las habituales La Raya o Pesadilla Nuclear, dos de los temas en los que más me divierto, especialmente el primero, que es la hostia en vinagreta. De todas formas, no me estoy quejando de falta de clásicos (Te Visitará La Muerte y su macabra letra, Dinero Dinero…), simplemente las eché en falta y no incluyeron ninguna para sustituirlas, obviamente debido a la falta de tiempo. ¡¡Obús han de tener hora y media mínimo, señores!!. Uno de los músicos que más me enganchó esta vez fue Fernando Montesinos. A parte de ser un auténtico portento del bajo (sin duda uno de nuestros grandes) es un huracán sobre el escenario, a pesar de los años, a pesar de lo que les ha llovido, sigue teniendo y transmitiendo energía para parar un puto tren. ¡Qué bien se lo pasa el colega! Otro auténtico puntazo con Que te Jodan, así de claro, un puñetazo en la cara para aquellos que dejan que esta puta vida les cambie (y conozco a unos cuantos). Pero si hablásemos de diversión, los últimos temas de Obús son sin duda los mejores. Porque no me negaréis que, por ejemplo, Vamos muy Bien no es un himnazo de esos que dan ganas de coger una botella de cazalla y bebérsela hasta caer torrao, o que Va a Estallar el Obús no incita a gritar hasta que las amígdalas toquen suelo. Sin embargo, si que pienso que si hubiesen dedicado un poco menos de tiempo a la presentación de la banda, aunque Fortu siempre sepa amenizarla como nadie, habrían embutido un par de temas o tres más. Al final, como siempre, le tocó el momento de máximo protagonista a Carlos Mirat y su espectáculo de percusionismo, incluyendo varios instrumentos con los que el propio vocalista le ayudó, para culminar con esa fiesta que es Esta Ronda la Paga Obús (no habría estado mal que fuese cierto jajaja). Uno de los grandes triunfadores del día, por setlist, por calidad musical de sus componentes, por ese pedazo de frontman que es Fortu (¡¡incluso haciendo el pino!!) y en general por el buen rollaco que se respira siempre en sus conciertos.

El cansancio era de moderado a alto, aunque no había sido una jornada especialmente dura, con varios descansos pero también con momentos en concierto muy intensos, como Napalm Death, pero sobre todo me refiero a la batalla particular de Kreator, en donde siempre acaba uno con los huesos molidos (ayer todavía descubrí un nuevo morado en el brazo jeje). Una gran jornada, en cualquier caso, tremendamente divertida gracias a la gente que me acompañaba (os echo de menos, cabrones) y relativamente placentera gracias a el tentempié en los bares y las puntuales zonas de descanso que hay en Can Zam, un recinto, como ya he comentado antes, muy apropiado para realizar grandes festivales, con árboles, agua y algunos sitios para sentarse. La vuelta fue una película. Esperamos durante 45 minutos el bus nocturno, pero cuando caímos en la cuenta, esperamos un poco más y cogimos el metro, con el que nos ahorraríamos tiempo y dinero, eso sí, a las 5 de la madrugada. Cuando llegamos a casa, la prioridad absoluta era descansar para estar con fuerzas al día siguiente, por lo que cenamos cuatro bocados y nos fuimos cada cual a su piltra. El día siguiente prometía ser MUY GRANDE.

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