lunes, 22 de junio de 2015

... Y el verano empezó en Reus ... (Alquimia, 20-Junio-2015, Barraques 2015, Reus)

Y digo verano porque técnicamente el concierto tenía la hora prevista para más allá de las dos de la madrugada, así que técnicamente fue cierto. Señores… menuda tarde/noche de locura, risas hasta llorar y Metal que vivimos en Reus este pasado sábado, y lo digo en plural porque creo que para todos los que estuvimos allí fue algo memorable. Y es que no estoy acostumbrado a salir de fiesta fuera de lo que es este limitado pueblo pero cada vez que lo hago me lo paso tan en grande que luego lo jodido es volver a casa y encarrilar de nuevo la deprimente rutina diaria de trabajo y poco más. Y más con toda esa peña tan de puta madre. Mi primera visita a Reus fue llegar y triunfar. Este pueblo se ha ganado mi corazón de por vida por la gran acogida que tuve. Esos dos grandes que son Josele y Alberto esperaban mi llegada en la estación. Tras una rápida pero interesante visita a una especie de feria del disco, fuimos con el coche de Meri al taller y de ahí a la guarida de Josele, donde comenzamos a calentar motores a lo grande, y tan solo debían ser las seis y media largas de la tarde. Esta vez el concierto solo era el colofón de mi largo viaje a tierras catalanas. La ruta de bares fue absolutamente genial, aunque alguno se lo tomó demasiado a pecho jeje. Ya anocheciendo llegamos al recinto donde se celebraban Barraques, la fiesta local que acogía, entre otros muchos eventos, el concierto de los Alquimia de Alberto Rionda, y la verdad es que ya de primeras el ambiente era impagable. Cantidad de gente y barracas everywhere de todos los palos, una extensión bastante grande de terreno bien aprovechada, y por supuesto, mucho Heavy Metal.

Heavy Metal del bueno, especialmente en una de las primeras carpas que fuimos, y donde empezaron a caer cubatas como si no hubiese un mañana. Yo ya hacía rato que me sentía como en casa y a pesar de que el alcohol empezaba a hacer mella en las habilidades cognitivas, las comunicativas se despertaban más que nunca jeje. Un buen rato escuchando temazos de esos que te hacen hervir la sangre, buena mierda de Motörhead, Motley Crue, Manowar, Priest… y muchísima fiesta, buen rollo y gente cojonuda. Uno de los momentos estelares de la noche. Una ruta por las carpas y vuelta a taladrarnos los tímpanos con temazos a toda hostia y a meter headbanging sin parar. Mientras, música de todos los palos por todas partes, desde el hardcore más extremo hasta el punk rock más macarra, y un par de bolos antes del plato fuerte, a los que no prestamos demasiada atención ya que eran estilos bastante distintos a los que buscábamos. Y por supuesto, uno de los momentos más esperados de la noche, y para colmo fue llegar bajo del escenario y directos a primera fila en excelente compañía. La introducción corrió a cargo, como no, de Mutus Liber, dejando paso sutilmente a los primeros compases de batería a cargo de Marco Álvarez de la genial El Lobo y el Arca, probablemente uno de los temas más podidamente épicos, rápidos, potentes y orgullosos que nunca ha compuesto Rionda y que en directo se disfruta mucho más si cabe. Sin dejar de lado la velocidad, nos presentan de nuevo otro de los mejores temas del, por ahora, único disco de la banda, llamado Dama Oscura, un trallazo con unas melodías increíbles que no te dejan escapar ni dejar de mover los pelos y alzar el puño en alto. El Ángel Caído me sigue sonando distinto en espíritu respecto a cuando la cantaba Víctor, pero conservando la fuerza que Israel y Alberto son capaces de imprimirle, más allá de épocas y formaciones, siendo un tema que además me trae unos recuerdos increíbles de la época del que, para mí, sigue siendo el mejor disco de Heavy Metal compuesto en este país. Sin embargo, llegado este punto, el mejor momento de lo que llevábamos de concierto fue haber olvidado que Divina Providencia caería tan pronto, otro de mis temas favoritos del disco, con una letra tremendamente evocadora, y cuyos primeros punteos me pusieron todos los pelos de punta. Con ese riff tan contundente casi me dejo el cuello, y la voz cantando a pleno pulmón como debe ser. Pura fuerza en cada una de sus notas.

A pesar de llevar encima unos cuannnntos cubatitas, temas como estos te despejan y recomponen la realidad. ¿Qué decir de los músicos en esta primera parte del show? A parte de la consabida maestría de Rionda en cada puta nota que sale de su guitarra (y que, sin ser el hombre más comunicativo del mundo, se salió técnicamente). Marco Álvarez pasó gran parte del concierto en primera fila y se ganó la simpatía del público (siempre es un placer verle tocar) pero obviamente no consiguió eclipsar la gracia y el carisma del gran Israel Ramos, que ha encontrado en las composiciones de Rionda la mejor vía para expresar todo lo que lleva dentro, que no es precisamente poco. Y es que el feeling le sale por cada poro de la piel y puede interpretar tanto las partes más altas como las más sutiles con un temple digno de admirar, modulando su voz de forma increíble en los “picos” y cantando no solo con las cuerdas vocales, sino también con el alma. Con toda probabilidad, uno de los mejores vocalistas que tiene hoy en día el panorama metalero nacional. El sonido, sin embargo, estuvo muy lejos de ser perfecto, aunque un detalle que me gustó es que por una vez que les veo los teclados de Chez no se comen al principio el resto de instrumentos. Al menos desde donde estábamos tampoco se escuchaba tan mal. Sigamos pues con la crónica, pues aquí llegaba otro de los momentos más sentidos de la noche. Tras Aliento, que a mi entender es uno de los temas con más personalidad del disco, y donde Israel explota su amplio rango al máximo, subiendo poco a poco en intensidad, llega Claro de Luna. Y mira que en las primeras escuchas que le di al disco en su día no acabó de llegarme, y con el tiempo me ha ido atrapando más y más. Pero sin duda aquella mágica noche cobró otra dimensión superior (quizá también por lo especial del momento jejeje) y vi una interpretación soberbia y llena de sentimiento por parte de todos los componentes de la banda (especialmente por parte del vocalista, para variar).

En esta ocasión, y seguramente por problemas de tiempo (aunque ya total, las horas que eran, no sé que más daba) no hicieron el fragmento acústico, que quizá en aquel último concierto de Murcia bajó demasiado la intensidad y pasaron directamente a la tralla y al doble bombo de otra mítica canción de Avalanch: nada menos que Pelayo. Joder, que pasada poder ver como Israel no tiene ningún problema en representar con esa perfección la época más aguda y épica de Victor García, pero con la personalidad que le otorga su timbre de voz. Eso sí, no sonó aquí la mágica Cambaral, uno de los temas que más eché de menos. De todas formas, cuando llega Xana casi todo lo demás se olvida y la gente se vuelca totalmente a acompañar a la banda con ese gigantesco coro en el cual se transforman todas esas voces al unísono. Emotividad y fuerza en una de las mejores interpretaciones antes de colarnos ya (¿¿¿YA???) en la recta final de una noche que lo único que tuvo de imperfecto es el hecho de que tuviese que terminar en algún momento. Enlace perfecto con la instrumental Santa Bárbara, composición que te hace cerrar los ojos y no de sueño precisamente. Los brotes de Metal (como se dice en Fuente Dorada) eran imparables cuando comenzaron las primeras teclas de Torquemada tras este pausado interludio. Valor seguro al canto para disfrutar a saco gritando hasta palmar, vivida por todo el mundo con gran alboroto y alegría de que este tema inmortal siga sonando en vivo gracias al legado de Avalanch. De la misma forma que en las otras dos veces que les he visto terminaron el setlist, con La Morada del Alquimista (pura poesía por momentos, un tema que una vez se comprende y se asimila bien, nunca se olvida) y Sacrificio, temas muy cañeros (especialmente este último) pero sin el punch de Torquemada, que dejó a la peña bastante exhausta. Todo lo contrario que el vocalista, que aguantó lozano hasta el último momento, siempre desbordante de voz y simpatía.

Ya asomando el día, y bastante agotados, hubo algún reencuentro como el de Richy, pero sobre todo fue el siempre triste momento de despedidas varias y de vuelta a casa, aunque todavía estiramos un rato (por mi parte me resistía a poner el punto final a aquella grandiosa noche que costará mucho superar). Sin embargo, aunque el concierto terminó, el día siguiente no fue desaprovechado, durmiendo lo justo y echándonos unas cuannntas risas en casa de mi gran amigo Josele con los habituales desvaríos que surgen cuando nos juntamos. Pizza, rock, Trivial, café y bizcochos con una resaca tremenda sobre todo de cansancio, pero un recuerdo imborrable que todavía continúa ahora mismo mientras escribo estas líneas, prácticamente unas cuantas horas después de tanta emoción junta y revuelta.

No me queda más que dedicar esta crónica, y creo que lo mínimo que puedo hacer es rubricarla con los nombres de toda esa gente que compartió en algún momento del día y pico que estuve allí fiesta, Metal, desmadre e intensidad de muchas clases conmigo: Josele, Alberto, Guillermo, Meri, Esther, Richy… a toda la gente que conocí esa noche y a los conocidos y colegas de hace años. Juntarme con vosotros siempre es sinónimo de disfrutar como un cerdo. Y no os creáis que vais a tener que esperar hasta Barraques 2016 para que nos veamos. ¡¡Un abrazo para todos!!

_|,,| JaviMetal (Is The Law) |,,|_

P.D. Actualización con fotos de lo más guapas, cortesía de Meri. Moltes gracies ;)

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