lunes, 5 de marzo de 2018

Sound of thunder (Vhäldemar + Dagorlath, Sábado 03/03/18, Sala Babel, Alicante)

A pesar de la cantidad de veces que les he visto ya en directo, y a sabiendas de que tienen un directo brutal y espectacular, nunca pensé que un nuevo concierto de Vhäldemar fuese a impactarme tanto como lo hizo el de anoche en la Sala Babel, en Alicante. La ocasión nos la pusieron a huevo. Una sala relativamente cerca de casa, que suele sonar bastante bien, y en la que esperaba una asistencia moderada, no demasiado numerosa, pero tampoco como para que la sala estuviese vacía. Por supuesto que una banda de primerísimo nivel (en cuanto a calidad y actitud, lo son, y esto no me lo puede discutir nadie) como Vhäldemar merece llenar hasta los topes salas el triple de grandes, pero en el panorama actual, tal como están las cosas, y con las pocas ganas que tiene la peña de levantar el puto culo del sofá para ir a ver buenas bandas, es lo que hay. Una verdadera lástima, la verdad. Pensé también que la presencia de Dagorlath en el cartel como teloneros de los de Barakaldo ayudaría, pues es una banda que a lo tonto ya lleva unos cuantos años de existencia y tres discos en el mercado, razón de sobra para comprobar también como sonaban en directo. Pues bien, con la mayoría de todas estas cuestiones di en el clavo, salvo incomprensiblemente en la última de ellas. El temporal de la noche no acompañaba demasiado. Conforme íbamos mi colega Kurro y yo acercándonos a Alicante, la lluvia se iba cebando más y más, y no tuvimos más remedio que cenar dentro del coche mientras escuchábamos el “Against all Kings” a toda hostia. Llegamos un poco más tarde de lo esperado por esto, aunque parecía que los horarios también habían sufrido algo de retraso, con lo que pudimos tomarnos nuestro tiempo para charlar.

Al final, ya estábamos hasta los huevos de estar dentro del coche, así que localizamos una zona cubierta y decidimos apalancarnos allí hasta que escucháramos signos del comienzo del primer concierto. Las 23:00 y sin novedad, bastante extraño. Vimos pasar al colega Indio, que nos sabíamos que andaba por allí, y estuvimos un buen rato de palique con él. Media hora más y el concierto por fin empezaba. La cuestión es que tampoco era una banda que me llamara demasiado la atención, y estábamos bastante bien cobijados y disfrutando de la conversación. Se nos hizo bastante tarde, pero entramos para los cuatro últimos temas. El calor y el pestazo a humanidad dentro de la sala eran terribles, fue lo primero que pensamos. Nos situamos en una posición lejana y relajada para terminar de ver a los de Elche. Aun fuera, una muchacha nos comentó que el sonido era bastante malo, que el micro se acoplaba continuamente y que los fallos técnicos en la banda se iban tocando. Y lo cierto es que, aunque me sabe mal decirlo, estaba en lo cierto. El sonido era un completo desastre, con unos acoples que dolían, una calidad sonora sucia y apagada y una banda casi estática sobre el escenario. También era cierto que el guitarrista fallaba más de lo deseado, no sé si fue el sonido o que no tuvo su mejor día, pero esperaba muchísimo más de él. El cantante tiene buena voz, eso es así, con un rango bastante amplio y afinando bastante bien, lanzando agudos bien llevados cada dos por tres, aunque con un timbre algo… incómodo en mi opinión. Eso sí, la peor parte se la lleva la actitud e interpretación. Todos parecían palos de escoba sobre el escenario, sin apenas moverse ni esforzarse en realzar un poco a la peña. Para colmo de males, justo entramos con una balada muy pausada, aunque le sucedieron temas mucho más cañeros, como Llanto de fuego, puro Speed Power de fantasía. En realidad los dos últimos temas fueron los que más tralla metieron, incluso Dani (voz) se animó bastante, haciendo gestos contundentes, mientras Vicen al bajo movía su instrumento al son de la veloz batería. Al menos mostraron su cara más motivada al final, pero me dejaron muy frío y bastante decepcionado.

Lo siento por ellos, porque normalmente siempre intento buscar algo positivo en las actuaciones, me molen más o menos, pero en esta vi muy pocos motivos para hacerlo (también es cierto que vimos unos 20 minutos como mucho). Y siempre intento, también, evitar las comparaciones y rivalidades entre bandas de Metal, pero Vhäldemar les dieron un repasón que los dejaron hechos mantequilla, en uno de los conciertos más hilarantes, salvajes, y a piñón fijo que recuerdo en muchísimo tiempo. Sabía que no me fallarían, pero ni de ellos esperaba esa burrada de concierto tan apoteósico.

Salí a por mi cámara olvidada en el coche (seguía lloviendo) y tras un ratito a cobijo, volvimos a entrar rápidamente para no arriesgarnos a llegar tarde y coger un buen sitio, cosa que no iba a ser demasiado difícil, ya que la sala albergaba la cantidad justa de peña como para estar amplios y sin mogollones. Jandro, el novísimo fichaje de la banda (que debutó con ellos en el pasado Leyendas del Rock) ya probaba la batería, y es difícil decirlo solo por esto, pero parecía que el sonido no iba a tener nada que ver con el despropósito anterior. Precisamente una intro a base de percusión sonó, precediendo a un estallido bestial con Metalizer, en la que Carlos Escudero, y Pedro Monge salieron echando chispas al escenario, el primero con gafas de sol y erigiendo el palo de micro a modo de arma de destrucción masiva, y el guitarrista pisando con fuerza, y sacando rayos y truenos de su guitarra, como remarcando la frase del tema. Y es que el HEAVY METAL es la puta ley, y punto final. El sonido, como ya esperaba, era demoledor, fortísimo, claro y destilando toda la potencia que tienen los nuevos temas del nuevo disco “Against all kings”. 1366 – Old king’s visions (part V) fue el primer videoclip de este, y creo que no me equivoco si digo que, junto a la actitud de Carlos arrasando con todo, Adolfo y su bajo, que no dejaba de sonreír y zarandearse de aquí para allá, y Pedro en modo agresivo, con mirada fija en nosotros, este tema fue un auténtico puñetazo en la cara para todos, lleno de potencia desmedida, un relámpago de Heavy Metal en su estado más puro y avasallante, rápida e incendiaria. Los que tenían alguna duda sobre el comportamiento de la banda en vivo, o los que todavía no les habían escuchado bien, vieron de repente la luz. Lejos de amedrentar su fulgurante salida a escena, el vocalista se iba encendiendo más y más conforme avanzaba su setlist, y todavía continuaban presentándonos temas de su última creación, como la que da título al disco Against all kings (una puta maravilla, vaya solo y vaya estribillo más cojonudo) o I will stand forever, dos temas que siguen en la línea, uniendo potencia, velocidad y muchísima pasión, solos eléctricos a la velocidad de la luz por parte del puto master del Metal que es Pedro J. Monge y el retumbante bajo de Adolfo.

La incorporación, no hace demasiado tiempo, de un teclista a la formación es algo que dota a algunos temas de ciertos detalles y una atmósfera más interesante si cabe, no creo que necesariamente suavice su sonido, sino que les añade matices y además da mucho juego para “pelear” con la velocidad de Pedro, porque hablamos de un puto crack de las teclas llamado Jonkol Tera. Su momento de mayor protagonismo en solitario fue la intro Vulcano, que probablemente fue el único momento medianamente relajado de toda la noche, SU noche, Vhäldemar en su máximo apogeo. Seguidamente, Howling at the moon fue presentada como el tema favorito de la mayoría (desde luego, en esto aciertan conmigo), donde de nuevo vuelven a hacer concesiones al Power más asalvajado y speedico, con una gran melodía y cierto peso de los teclados. Desafortunadamente, llegó el primer fallo técnico, y es que parece ser que parte del equipo se vino abajo, dejando el sonido a la mitad de volumen y cuerpo, y aun así Walking in the rain sonó de fábula, y es que otra cosa puede, pero estos músicos no fallan ni una puta nota. Aunque Carlos la presentó como un tema “sentimental”, muy poco tenía de esto último jejeje. El vocalista se iba calentando poco a poco, soltando las mayores de las barbaridades, requemándose el solo y haciendo salir toda su furia a base de patadas y golpes con su palo de micro (incluso Pedro dijo: no le vayáis calentando que veréis…). Ya sea tirándose toda la bebida por encima, cagándose en todo ser viviente o incitándonos a dejarnos la garganta, Carlos es un jodido fenómeno encima del escenario. ¿Su formula? Muy sencilla, algo que jamás debería haberse perdido en este mundo. Heavy Metal, añejo, con una fulminante actitud de hierro, con dos pares de colonazos, agresivo y poderoso, haciendo lo que le da la gana y cuando le da la gana, con una soltura increíble y con una presencia y personalidad sencillamente inigualable. ¿Cansados de bandas Heavy de pacotilla, con peinados de peluquería y pintas de eurovisión que tienen la misma actitud que señoritas cursis en un salón de te con mantelitos de ganchillo rosa? ¡¡¡VHÄLDEMAR es la respuesta definitiva!!! ¡¡Son la hosssssssssssstia!!

Terminaron así con la parte del setlist dedicado a su último trabajo, el cual está recibiendo críticas impresionantes a lo largo y ancho de todo el mundo. Les salen fechas de conciertos como churros, y le están dando una difusión acorde a su calidad. Y es que para mí, hablamos del gran lanzamiento del 2017 dentro del estilo. Un disco prácticamente redondo, con la esencia Vhäldemar elevada a la enésima potencia, letras de orgullo, de lucha y de victorias con una producción excelente, True Metal perfecto para ponerlo y darle volumen hasta que estallen los cristales de tus ventanas.

A partir de aquí hicieron un recorrido bastante ecuánime por toda su anterior discografía, más o menos a lo que nos tienen acostumbrados, pero con alguna sorpresa. De su “Shadows of Combat” podrían haber elegido algún tema con más renombre, pero atacaron con The old man, según Carlos, el tema más típico del mundo (jeje), con la maravillosa coincidencia de que el sonido volvió a su estado original, doblando el volumen, con el consiguiente subidón de adrenalina al son del fantástico estribillo, que me recuerda ligeramente al Rebellion de los Grave Digger. Fuerza al máximo de nuevo con Black Thunder, tras unas cuantas desternillantes locuras por parte del cantante, que lejos de ir cansándose, cada vez estaba más eufórico, lanzando gritos, golpeando y contoneándose sin parar, mientras Pedro se descojonaba y seguía deleitándonos con un comportamiento y unos solos para quitarse el sombrero con el volumen al 10. Y es que este tío… como decirlo… es un jodido fuera de serie. Su forma de tocar, su velocidad, su eficacia y precisión… son impresionantes, y su pasión, sus expresiones y la forma en que termina los solos… no estamos hablando de un guitarrista más, sino de un monstruo de las seis cuerdas, y es en gran parte causante del éxito de Vhäldemar como banda.

Pero finalmente, con tanto calentón, la cosa llegó a su punto álgido cuando al sr. Escudero se le fue la pinza conversando de coña con sus fans, y para presentar el tema Bastards empezó a desvariar, a soltar unas paridas cada vez mayores, con toda la mala leche y humor negro del mundo, verdades como puños, al mismo tiempo que gritaba y nos hacía gritar una y otra vez ¡¡BASTARDS!! La cosa fue cogiendo vuelo, y os juro que me estaba encanando tanto de risa que me costaba hasta respirar, al final ya no podía ni contener las lágrimas, completamente deslomao de risa. En serio, en la puta vida me he reído tanto en un concierto, me costó hasta recuperar la compostura. Esto sí que es humor “joputa” de verdad, y no basuras como Gigatron o El reno renardo. ¿El tema en sí? Sonó como un cañón, con Carlos crecidísimo y Jonkol añadiendo su puntito personal. Todavía me dolía el estómago de la risa cuando subieron un punto más de intensidad con Dusty Road, y más todavía con River of Blood, dos temas que me moría de ganas por ver, y encima seguidos. Recalcar que aquí, ya casi en la recta final del show, un inmenso gustazo ver que absolutamente toda la peña seguía con los puños en altos, y cantando tan fuerte que incluso el vocalista llegaba a alzar el micro para darnos voz a todos. Creo que fue un sentimiento mutuo el de que hubo mucho buen rollo y mucha hermandad la noche del pasado sábado, tanto la banda como la peña se lo curró cantidad (y me alegra especialmente, ya que odio ver a gente con horchata en lugar de sangre en los conciertos).

Una de las más reclamadas de todo el show por fin cayó, Breakin’ all the rules fue la única (injustamente) de su “I made my own hell”, el primer disco suyo que me compré y al que guardo mucho cariño. Me gustaría en un futuro ver algunos temazos como House of war o I will raise my fist, sería cagarse. No obstante, fue uno de los momentos de mayor algarabía. Carlos no dejaba de encabronar a la peña con todas sus fuerzas y un empuje arrollador, y todos respondíamos dejándonos la piel. Además, fue aderezada exquisitamente con un dueto entre Pedro Monge y Jonkol, quienes no contentos, todavía alargaron bastante el solo, retándose a ver quien lucía el mayor virtuosismo, a los que se unió el bajista con un solo de tapping, y ahí pudimos comprobar el brutal sonido de su instrumento, súper metálico, súper contundente. Tanta habilidad desembocó en otra grandiosa Metal of the world, con algunos altibajos de sonido, pero con tanto gancho como siempre, ya convertida en un himno inseparable, tanto para la banda como para sus fans, que cada vez son más, y que mejor que escucharla teniendo a Carlos al lado, que se bajó para montar bronca entre los fans y calentar aun más el ambiente. Y como disfruta el tío, es que se lo pasa en grande. Eso sí que es entender el Heavy Metal, estar codo con codo con tu gente y disfrutar de igual a igual con ellos.

Cuando dijeron que se daban el piro, de nuevo el vocalista bromeaba con que ya no iban a tocar más, pero ahí si que no engañaron a nadie. Quizá vino aquí otra de las sorpresas de la noche, con Lost world, si mal no recuerdo, la primera vez que la escucho en directo, y siempre se agradece una mirada atrás hacia su “Fight to the end”, al igual que con la siempre deseada Energy, con la que siempre dan carpetazo a sus setlist… pero como no, esta vez también ahí fue especial, ya que tiraron la casa por la ventana, y guitarrista, bajista y cantante bajaron del escenario con sus respectivos instrumentos, recorriendo entre la peña, Pedro sin parar de sacar fuego de las cuerdas, Adolfo luciéndose con mucha chulería y Carlos haciendo el cabra, yéndose tras la barra, subiéndose encima de la peña, provocando… al final se reunieron todos junto a la barra, el mismísimo Pedro soleando de rodillas, y Carlos gritando como un poseso… en definitiva… vaya espectáculo, señores.

Una vez recuperaron sus posiciones sobre el escenario, dejaron las locuras a un lado y se despidieron de forma solemne, enormemente agradecidos por una noche tan mágica y habiendo dejado el listón tan alto que cualquier banda que pudiera haber tocado después habría quedado a la altura del betún a su lado. Mirad si os digo que los dos conciertos de la semana pasada fueron grandísimos, pero si tuviera que elegir por cojones, los cambiaría por este. La espera para el Leyendas ya tiene un nuevo aliciente renovado, volver a corroborar lo jodidamente colosales que pueden llegar a ser, y encima en el escenario grande. Que se vaya preparando Villena, porque entre el 8 y el 11 de agosto, el huracán volverá a pasar por allí a lo grande para no dejar títere con cabeza.

Stay True. Never Change. Not for Anyone.

_|,,| JaviMetal (Is The Law) |,,|_

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