martes, 6 de febrero de 2024

'Terreta' Rockstars (Frank Suz + Corazones Eléctricos, sábado 03/02/2024, Sala Boveda, Barcelona)

La más que conocida expresión de “cuando los astros se alinean…” cobró sentido, en su más pleno significado y forma, este sábado pasado, en pleno corazón de la capital barcelonesa. Ni en Valencia, ni en alrededores, había surgido todavía la ocasión de ver, juntas en un mismo cartel, a dos de mis bandas de Rock favoritas de la ‘terreta’, y tuvo que ser en la ciudad condal, al amparo de la Sala Bóveda, donde iban a reunirse, por fin, para que tan magno evento tuviese lugar. Dos bandas de las que ya he hablado largo y tendido en este blog, de las que voy a hacerlo a continuación, y sobre las que espero poder seguir escribiendo todas las veces que sea posible, porque son dos nombres imprescindibles dentro de su rollo y de la escena actual. Ambas editaron un nuevo trabajo, concretamente, el tercero en sus respectivas carreras, y para mi gusto, estos se colocaron por pleno derecho entre los mejores lanzamientos nacionales del 2023. Por una parte, teníamos al ‘nuevo diablo’ Frank Suz, y su formación habitual, de auténtico lujo, que llegaba a Barcelona con unas ganas incontenibles de comerse el escenario a base de espectáculo, cabaret y Rock’n’Roll, con su flamante disco “Reza Todo lo que Sepas” bajo el brazo, que me voló la cabeza (y sigue haciéndolo) desde su salida. Por otra, los siempre infalibles Corazones Eléctricos, liderados por uno de mis ídolos valencianos, el inconmensurable Pau Monteagudo. Con su no menos impresionante “De Amor y Rabia”, un disco directo a la yugular y caliente como el infierno, y un directo demoledor como tantas veces han demostrado, prometían dejar la Bóveda en llamas. Así de bien pintaba la cosa, un conciertazo de esos que, de antemano, ya sabes que te van a exprimir hasta la última gota de energía.

En el cartel correspondiente, figuraban ambos logos, lugar, y hora de inicio, pero todavía quedaba una incógnita por resolver que no se anunció intencionadamente, el orden de las actuaciones, para que de esta forma, todo el mundo acudiese al concierto desde primera hora. Una decisión muy correcta, aunque a mí, la verdad, era algo que me daba igual, porque sabía que iba a disfrutar como loco de ambos. Ya en la sala, y tras un viaje algo pesado (básicamente, debido a las insoportables retenciones que se forman siempre en la entrada de la ciudad), aparcamos y llegamos a la sala. La batería ya montada de los Corazones Eléctricos nos daba una pista, pero también el teclado Hammond de Frank Suz situado al frente. Finalmente, sería esta última formación la encargada de destapar la velada.

Frank Suz:

Sus integrantes se presentaban todos con el mismo atavío, algo que ya es marca de la casa en la banda, como también lo es su elevado nivel como músicos. Y por supuesto, en esta ocasión no iban a defraudar. Aquella noche, el Rock de Valencia conquistaba Barcelona, había que darlo todo para dejar el listón bien alto, y los de Frank Suz tenían muy buenas cartas bajo la manga, como ese primer disparo llamado No es País para Viejos, donde afortunadamente, ya destacó el gran sonido del que íbamos a gozar durante la noche. Baterías estruendosas, guitarras bien diferenciadas, bajos notables y uno de los mayores alicientes para mi gusto: el teclado de Frank justo en su punto, en ecualización y volumen. Todavía no había mucha gente ocupando la sala, pero eso no fue óbice para que la banda pusiese toda la carne en el asador desde el principio, revelándose como unos músicos de primera ley en temas como Íncubus (El Depravado). A pachas, las guitarras de Yannick Bonora y Rafa Camós aportaban melodía y dureza en su justa proporción, y Frank, muy exaltado desde el primer minuto, sacó las maracas para darle un extra de ‘salsa’ al asunto, y además, puso la guinda al tema con un solo de teclas al final. El ritmo del tema subió el del propio ambiente, y Reza Todo lo que Sepas, con la batería de Dani retumbando que daba gusto, lo mantuvo bien caliente, marcándose también este último unos redobles y golpes súper acelerados que sonaron aplastantes.

Con El Huerto del Conejo Muerto, suele llegar uno de mis momentos favoritos en los bolos de Frank Suz, y es que me sigue pareciendo uno de los mejores temas de toda su carrera como compositor. Las bases del gran Insidious y Dani ‘el destructor’ son fundamentales aquí, y por suerte, ambos se compaginan a las mil maravillas, mientras Frank mete esas notas esparcidas de teclado, aquí y allí. La atmósfera, las vibraciones, la cadencia que genera este tema son increíbles, llegando a uno de sus puntos álgidos con la parte de improvisación. Y es que ver a Yannick y a Frank, mano a mano, hombro con hombro, retándose musicalmente en el centro del escenario, es un placer de esos que te elevan el espíritu, pero también esa repentina bajada, con Dani susurrándole a su batería, y el posterior subidón, que deja a Frank ejerciendo de director de orquesta y encauzando a la perfección esa crecida torrencial. También hicieron sus pinitos de improvisación en Mambo Voodoo, otro tema que da mucho juego en este aspecto, aunque en este caso todo fue aún más enérgico, con los músicos pateando el escenario a tope, subiéndose Frank a la tarima, y Yannick sacando a la estrella del Rock que lleva dentro en todo momento, con unas poses y una clase que se salieron de los márgenes. Habiendo visto a la banda ya en muchas ocasiones, tanto con sección de vientos como sin ella, la inmensa mayoría de los temas funcionan igual de bien en ambos formatos, incluso los más inesperados, como Hombre Lobo. Me encanta su adictivo estribillo, y fue recreada de fábula, incluso el pequeño problemilla que tuvo Yannick con su guitarra fue atenuado por la imparable energía de Frank, saltando sobre la plataforma de la batería, apoyándose en su compañero Rafa (quien, a su vez, se encargó muy bien de los coros), y obsequiándonos con unas partes de teclado que destacaron notablemente.

A partir de este punto, se le empezó a dar más protagonismo a un disco tan bestial como “Reza Todo lo que Sepas”, que a finales de año pasado, nos traía un nuevo concepto salido de la mente genial de Frank: un Rock lleno de pasajes épico-western, desérticos y pendencieros, de los de Smith & Wesson, ‘saloons’ y ostentosos sombreros mexicanos, pero conservando esa mordacidad y esas letras inteligentes que son una constante en sus discos. Me flipó la inclusión en el setlist de De Derrota en Derrota (Hasta la Derrota Final), que vuelve a mostrar a las claras la creatividad del autor para elaborar temas con sabores tan dispares. Solventado ya el traspiés, Yannick lucía a lo grande, con sus tajantes riffs, en uno de los cortes más oscuros del disco, y marcando el ritmo a pisotones. Me gustó mucho que Frank conservara ese registro vocal tan cazallero y roto que escuchamos en el disco, y los coros hicieron el resto. La banda funciona como una locomotora en las canciones nuevas, y en gestos como las divertidas miradas entre Insidious y Dani, se aprecia también el buen clima que se vive entre ellos. Otro detalle muy interesante fue aprovechar la cadencia de esta última para empalmarla con la siguiente. En ambos conciertos, hubo momentos muy emotivos, y Mirar a las Estrellas fue sin duda uno de los que más brillaron. Uno de esos temas que te hace cerrar los ojos instintivamente para escuchar con algo más que con los oídos. Todo muy medido, muy cuidado, subidas y bajadas de tono, crecidas de intensidad bien coordinadas, y guitarras espléndidas, notándose esas tablas tanto en Rafa como en Yannick, que fueron dos relojes suizos. La asistencia había aumentado, la gente se había metido mucho en el concierto, y para dar el gran petardazo final, ya no hubo la más mínima tregua a la caña con los cuatro temas que quedaban por sonar.

Para enfatizar esto todavía más, Frank dejó descansar su teclado para coger total libertad por el escenario, y comportarse de la forma más gamberra y provocadora posible. Aires punk para esa El Sol Nació Para Arder, primer single del último disco, con la que definitivamente la sala estalló, una de las más cantadas y bailadas de la noche, contagiándonos también Yannick esa gran pasión, tanto en sus movimientos, como en el vibrante solo. Mucha tralla al final, que pedía a gritos una continuación como Bloody McKenzie, otro acierto total. Frank se acercaba al borde del escenario, nos azuzaba el micro, gritaba, se encaramaba a la tarina, hacía piña con sus compañeros… ¡¡estaba imparable!! Mientras, Yannick no le iba a la zaga, dando saltos y movimientos con un desparpajo colosal, y todo mientras es incapaz de fallar una sola nota. Verle así, en estado puro, es darse cuenta de que estás ante uno de los guitarristas más redondos que existen hoy por hoy en todo el país. Y qué voy a decir de En Babilonia, ya un verdadero clásico de la banda, bien encajado como siempre para levantar aún más los ánimos, a base de jugar Frank con ese ‘nanana’ y hacérnoslo cantar por activa y por pasiva. Aprovechaba también para presentar a esa gran banda que le acompaña, y continuaba levantando las manos del público en alto mediante gestos y su gran carisma. Sin perder un solo segundo, remataban con la ardiente Inferno. Volvía el teclado al escenario, y la banda al completo se dejaba la piel, empezando por los cabeceos constantes de Nando, especialmente iluminado en este tema, y terminando por los tremendos porrazos de Daniele Panucci, que hace honor en todo momento a su seudónimo ‘destroyer’. En un último brote adrenalínico, Frank cogía su Hammond y se lo cargaba al hombro, en plan bestia, para marcarse unas últimas notas a toda hostia.

La banda gustó muchísimo, por los comentarios que escuché a mi alrededor, tanto a quienes ya les conocían, como a los que les veían en vivo por primera vez, y eso para mí es sinónimo de alegría. Que algo tan distinto, genuino, pero con espíritu clásico, como es la música de Frank Suz, llegue y encandile a un público como el de la Bóveda, significa que todavía queda criterio musical independiente en este mundo del Rock.

Corazones Eléctricos:

Tras un breve descanso, nos preparábamos para disfrutar de una actuación que sería, como mínimo, igual de intensa que la anterior. También fue un auténtico placer volver a encontrarme con mi colega Cristina, después de tanto tiempo, allí, en la Bóveda, pero esta vez sin sillas ni mierdas que nos tuvieran reprimidos. Por su parte, los valencianos Corazones Eléctricos nunca fallan en directo, y esto es una verdad más que constatada. Tuve el privilegio de verles (y ya van unas cuantas) en la sala Revólver de Murcia, arrancando el tour de su más reciente creación, un discazo con mayúsculas titulado “De Amor y Rabia” que hace perfecto honor a su nombre a través de unos temas viscerales, directos y contundentes, plagados de ambas emociones. Sus directos siempre fueron un huracán en pleno apogeo, pero con este último trabajo, para mí, el mejor de su carrera, definitivamente han escalado a otro estatus.

Según tengo entendido, Canción Urgente es una de las que más orgulloso se siente Pau, y precisamente con ella comenzó aquella gran fiesta de Rock’n’Roll, bailes y desmelene a go go. Un inicio que ya nos hizo entrar inmediatamente en calor, y un final tan apasionado como contundente que enlazaría a la perfección con el que es uno de mis temas favoritos, retomando esa esencia de Rock más clásico de sus inicios, Aullar Contigo. Su letra puede ser una declaración de amor, o puede ser un ejercicio de empatía con todo aquel que quiera verlo así, pero lo que es indiscutible, es que la infinita pasión de Pau Monteagudo en su interpretación, algo que es santo y seña del artista, nos la hizo llegar al alma. ‘Vamos a apretar un poco’, nos dijo, antes de emprenderla a piñón con Camino al Sur, otro puto cañonazo ‘made in’ Corazones Eléctricos, pura adrenalina que también vimos liberar a los dos magistrales músicos que acompañan al guitarrista, el bajista Pete Sala, que nos apuntaba con su bajo mientras sonaban los punteos, y el tremendo batería Quique Cuquerella, quien se marcó un concierto realmente impresionante. Hubo varios cambios de instrumentos, a lo largo del bolo, para adaptar el sonido a las distintas tesituras de los temas. Cada vez que la escucho me gusta y me transmite más, y En las Estrellas fue un gran ejemplo, de lo bien que le sentó ese sonido menos distorsionado, aunque al mismo tiempo, le dio un feeling mucho más poderoso, esas cuerdas limpias y definidas, perfectamente acompasadas con las de Pete, quien no dejaba de bailar y pasarlo en grande… un bajista que, valga decirlo, irradia una elegancia, personalidad y profesionalidad encomiables.

Precisamente en esto último reside una de las mayores virtudes de los temas de la banda, en su capacidad intrínseca para llegarte y tocarte muy adentro. Se detenía la acción unos segundos para hablar del nuevo disco, bromear, saludar, y presentar el siguiente tema, una oda a la juventud oprimida llamada Todo por el Aire, llena de redobles y contratiempos por parte de Quique, cañera e insurgente como ella sola. Sin soltar el “De Amor y Rabia”, nos regalaban ahora una de las canciones más especiales y distintas, en todos los sentidos, del disco, llamada Renglones Torcidos de Dios. Desde luego, hay que poseer muchísima sensibilidad y arte compositivo para crear algo así. Nos transportó a otro mundo, y supuso otro de los momentos más emocionalmente intensos de toda la noche, con Pau acariciando su guitarra y Pete deleitándose con cada nota. Para ella, los dos músicos cambiaron sus instrumentos, pero en la segunda mitad, Pau regresó a la primera guitarra para volver a llenar la sala de electricidad hasta los topes. El teclado de fondo, que sonaba pregrabado, puso el toque definitivo hacia la perfección. Abría Quique con mucha dureza en sus golpes para Cama de Faquir, mientras, en algún momento, cruzaba miradas sonrientes con su compañero Pete, creando ambos unas bases potentes e idóneas, pero sin duda, para mí lo mejor de todo fue la interpretación vocal de Pau, llegando a cada nota con mucha soltura, fuerza y naturalidad.

Actuaciones tan increíblemente enérgicas y entregadas como la de Frank Suz o esta, ya responden por sí solas a la pregunta que formulaba el siguiente tema ¿Quién Salvará al Rock’n’Roll? Pau volvía a cambiar de guitarra, esta vez ostentando una preciosidad de color azul. La parte media del tema, bordada por Quique con sus impresionantes partes de batería (también se unió a los coros en esta canción), nos hizo saltar los plomos de emoción. Otra indispensable en sus setlist. Desde el escenario, Pau saludaba a su amigo Frank, que andaba entre el público disfrutando del bolo, y la banda al completo nos regalaba un fragmento instrumental que fue subiendo de ritmo (mientras Pau cantaba sus propios punteos con mucho sentimiento al micro), para desencadenar en ese trallera Fuera de sí, que subió unos cuantos enteros el desmadre entre el público. Los que todavía no se habían soltado la melena, no tuvieron más remedio que hacerlo en este punto del concierto, acercándose mucha más gente a la parte del escenario, con muchos saltos y voces que eran prueba irrefutable del gran ambiente y de la creciente empatía de la banda con su público. El vocalista, convertido en una auténtica bola de fuego, nos lanzaba ese fogoso y electrificado solo a la cara, mientras se deshacía en headbanging, enfrentando a su compañero Pete. Cada vez nos iban contagiando más y más su impresionante actitud, algo que se reflejaba tanto en el perpetuo movimiento del público, como en el rostro de Pau Monteagudo, en temas como Érase una y otra vez, mientras la los parches de la batería de Quique sacaban humo, primera de un triplete de “De Amor y Rabia”, y una muestra más de que el nuevo disco suena aplastante en vivo.

Sus tonos y melodías más pesimistas (o desgraciadamente, más realistas), salen de las tripas, y llegan al corazón, pero también hay momentos para reconocimientos y elogios, como sucede con , a la que las guitarras limpias aportaron más sensibilidad (Pau no dejaba quieta su pedalera), y el cerrar de ojos de Pete al tocarla hablaba por sí solo. La Destilería es una auténtica bala tirada a matar, perfecta para el directo, y perfecta para la recta final, para mantener los humos bien arriba. Un tema en el que Pau se queda a gusto, tanto a nivel vocal, como a nivel escénico, castigando a saco sus cuerdas y dejándose el cuello, energía en estado puro que hace explosión, esparciendo esa furia por toda la sala. Toda una declaración de principios como también puede serlo, aunque en otros contextos, A Contraluz, que nos brindó otra interpretación estelar en cuanto a voz, melodías pulidas de bajo, y unas baterías deliciosamente fluidas y dinámicas. Otro de esos temas que, cada vez que suena, se me introduce bajo la piel gracias a sus letras cómplices y profundas, y que también se ha ganado un lugar indispensable en los repertorios del grupo. Para terminar, y ya con la banda completamente empapada en sudor (lo mismito que nosotros mismos, desde el público), desataron el que sin duda es su tema más ‘picante’, esa punkarrada llamada Valentina, otro proyectil de simple y llana fuerza bruta con la que, junto a los músicos, nos dejamos cada una de las vértebras, paladeando y viviendo cada nota hasta el final, aun sabiendo, con tristeza, que esto se acababa.

El concierto en sí fue más corto que el que presenciamos en Murcia, a finales del pasado año, debido a los estrictos horarios de la sala, que cerraba puertas a las 23:00 (un poco pronto, la verdad), pero de algún modo, resultó más compacto y casi más intenso que aquel. Fueron a gatillo, sin perder tiempo y parando poco o nada, escogiendo algunos de los temas más cañeros de entre sus tres discos, y dejándonos totalmente exhaustos con su incombustible energía.

Junto al hecho de que tan solo en momentos muy puntuales se puso en la sala el aire acondicionado, terminamos con una acalorada que nos dejó para el arrastre. Pese a las respectivas arrancadas entre mitad y final de cada uno de los conciertos, siempre me ha dado la impresión de que el público en Barcelona es, por lo general, algo más frío que el de por aquí abajo, lo que tampoco quiere decir que no hubiese excelentes vibraciones en el ambiente durante toda la noche. Por lo que a mí respecta, me alegro muchísimo de haber podido asistir al evento, y es que a la fuerza necesitaba ver ya a ambas formaciones compartiendo escenario. Y como comenté con el propio Frank después, una gira conjunta por toda la geografía sería LA HOSTIA. Tanto Frank Suz como Corazones Eléctricos (anótate bien estos nombres, si todavía no les conoces) dieron unos conciertos para quitarse el sombrero, a la altura de lo que ya muchos esperábamos. Y si ya me sentía orgulloso de poder contar en mi tierra con estas dos pedazo de bandas, después de lo acontecido el pasado sábado en Barcelona, después de tan inmensas actuaciones, ese sentimiento no hizo más que aumentar.

P.D. Las estupendas fotos que acompañan la crónica, son obra de mi chica.

_|,,| JaviMetal (Is The Law) |,,|_


Frank Suz + Corazones Electricos (Sabado 03-02-2024, Sala Boveda, Barcelona)

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