Si bien todos los conciertos a los que llevo acudiendo seguidos todos los fines de semana desde hace como mes y medio eran muy esperados, el de la gira que traía a los canadienses Annihilator hasta nuestras tierras creo que se lleva la palma por varias razones. Obviamente la primera de ellas es poder disfrutar (por cuarta vez ya, en mi caso) de las huestes de Jeff Waters, algo que sin discusión es garantía de tralla y calidad por los cuatro costados, temas muy técnicos y músicos de primera división aunque la formación de la banda nunca haya sido precisamente estable. Pero él, el HOMBRE, siempre ha estado ahí. Y es que son ya 53 años con los que el bueno de Waters carga a sus espaldas, y además lo hace con muchísima dignidad tanto en el plano físico como en el vocal. Pero la otra gran razón por la que la fecha era algo extraordinariamente esperado y deseado es por el año entero que ha pasado entre medias de lo que iba a ser y al final no fue, y la noche en la que por fin pudimos disfrutar de su directo en la sala Rock City de Valencia. Las entradas, como era cosa lógica y esperada, volaron a velocidad de vértigo y el aforo quedó completo. Entre que algunos ya teníamos la entrada desde hacía un año, el caramelito en sí que era esta gira, y que cosas como esta son cada vez más difíciles de ver en nuestra comunidad… era algo de cajón. Los rezagados se quedaron sin su entrada, y eso ya se hizo de notar tanto en redes sociales como nada más llegar a las puertas de la sala, en la que tres personas nos preguntaron si teníamos alguna entrada ‘de sobra’. Para estas cosas, el que no corre vuela.