En esta ocasión fue mi colega Cristina la que me acompañó en el viaje, compañía muy grata que además me evitó el hecho de tener que ir solo y además lo pasamos de miedo. Llegamos a Almàssera y aparcamos en el inmenso descampado del otro lado de la carretera del cual yo nunca me había percatado (así que nunca más me molestaré en dar vueltas para encontrar sitio cuando vuelva jeje). Nada más pasar la entrada, empezamos a toparnos con colegas, algunos ya viejos conocidos por mí como Carlos y Álvaro y otros nuevos o recientes con los que seguro que coincidiré en mil y una ocasiones más, como Pablo y Ángela (en serio, un gustazo enorme conocer a peña como vosotros) y toda esa peña de Mediterranean Metal Maniacs y del Metal Bats, Renè, Diego, Raúl o Aitor (ex-Hitten). Un verdadero placer conocer cada vez a más gente que apuesta por el Metal en directo, una de las pocas formas que hoy en día tiene nuestro rollo de sobrevivir.
Como entre unas cosas y otras llegamos algo más tarde de lo previsto, nos tuvimos demasiado rato para charlar en la fantástica zona al aire libre de la que dispone esta sala (un gran aliciente para asistir a cualquier concierto, sin duda) y dadas más o menos las 20:00 de la tarde / noche, y también para protegernos del bestial vendaval que azotaba Valencia a aquellas horas, nos metimos para adentro. La sala registraba una entrada bastante razonable ya con la primera banda, pero nada que ver en comparación a cuando llegaron los Annihilator. Pero, por muchas ganas que tuviésemos de ver a los gigantes canadienses, había que echar un poco el freno, disfrutar y paladear el gran espectáculo, la tremenda caña que nos metieron los teloneros Archer Nation. Sin apenas conocer más que algún tema suyo, los de esta banda proveniente de California salieron a matar sin concesiones y al menos para mí supusieron una sorpresa que me dejó con los ojos como platos ante la energía y fogosidad de su directo.
Su salida fue puntual y con una curiosa disposición en el escenario. Con un pequeño pero vistoso telón a mitad de este, y una batería casi en primera línea con merecido protagonismo, tras la intro de tintes clásicos salieron a escena hechos una furia, listos para arrasar, con una motivación impresionante y un sonido muy alto y potente. Not my own fue el tema con el que a muchos de nosotros nos dejaron con el culo (y el cuello) torcido. En su inicio (y en varios fragmentos), me pareció percibir ciertos toques progresivos, aunque en realidad lo suyo es un Heavy / Thrash con bastante melodía (y muy guapas, por cierto), muy rítmico, con mucho gancho. Se les veía contentos y sin parar de meter headbanging, especialmente su batería, una bestia tras los tambores que cobró casi todo el protagonismo inicial por su salvaje manera de tocar, desmelenándose y metiéndole un tute a su batería que parecía que iba a estallar de un momento a otro, y como prueba estuvo Shackled, que nos castigó los tímpanos a base de bien. Las luces enfocaban exclusivamente al guitarrista Dylan Rosenberg cuando ejecutaba sus veloces solos (y también hizo las delicias del público femenino por su físico y carácter jeje, pero esa ya es otra historia), muy bien ejecutados. Sorprendían bastante los cambios de ritmo que se podían apreciar en casi todos sus temas, como por ejemplo en Acedia, con súbitos cambios que desde luego gustaron mucho al público. Aunque la gente tampoco estaba eufórica que digamos, salvo alguno en concreto, la excelente impresión que nos estaba dejando su descarga se podía casi respirar en el ambiente, y también en las grandes y prolongadas ovaciones que recibieron de nuestra parte.
Ellos mismos se retroalimentaban de estas, y se crecían sobre el escenario, pidiéndonos el mismo Dylan que empezáramos a montar ya circle pits y demás con Hell in a Handbag, y no sin razón, ya que fue una de las más cañeras que cayeron, seguida de Day that never came, previamente presentada. Salvo la penúltima citada, que abre su EP “Who's Gonna Save You Now?” del 2016, centraron su setlist en temas exclusivamente de sus dos últimos discos, el “Culling the weak” y el más reciente “Beneath the dream”, salido este mismo año que ya vamos terminando. Nos recuerdan que tenemos a disposición el merchandising en la carpa instalada fuera de la sala, y que si cuando termine el show queremos salir a tomar unas birras y a fumar hachís con ellos, que nos acerquemos. Buen ofrecimiento, sin duda. Ellos mismos se ganaron cada aplauso que recibieron por su simpatía y la gracia que tenían para animar el cotarro. Un tema que me gustó especialmente fue Division, cuya letra habla, digamos, de las decisiones erróneas de la humanidad, y me encantó su melodía y la parte de los bajos a cargo de Dave De Silva, quien alternaba caras de mala leche con sonrisas según el momento pero sobre todo, mucho empuje a la hora de tocar. El solo en primera línea de escenario de Dylan en Severed dejó paso al último corte en sonar, I am the dawn, muy disfrutada por todo el mundo como sucedió en general con la actuación de este power trió que como ya digo, me dejaron unas sensaciones espectaculares.
Precisamente, salimos a la calle comentando esto mismo en grupo y parece que la opinión general fue bastante unánime. Estuve un buen rato charlando con peña súper amigable y el descanso, tras echar el cigarrito de turno (puto vicio…) se me pasó como si hubiesen sido 5 minutos. También bastante puntuales, los Annihilator estaban ya a las puertas del escenario. El viento parecía cada vez más encabronado en el exterior, como presagiando la tormenta que íbamos a vivir en unos minutos. Rápidamente, nos metimos a hacer cola en el baño (y vaya cola señores… xD) y tan punto salimos, las luces se apagaron y fueron posicionándose los músicos.
Jeff Waters aparecía correteando, serpenteando por el escenario con su guitarra a cuestas hasta que dieron el cañonazo de salida con Betrayed ante un público totalmente apretujado y casi descolocado por la marabunta congregada aquella noche en mi querida Rock City. Intentando encontrar nuestro sitio mientras gritábamos puño en alto el estribillo del tema, al final me quedé solo en una posición un tanto difícil pero que fui remontando poco a poco con el paso de los temas, entre ellos la cañerísima King of the Kill bajo unas luces de color rojo infernal que sonó espectacular, en parte gracias al sonido tan limpio y tajante que llevaban, en parte gracias a unos músicos de puta élite como nos tiene acostumbrados el maestro Waters. Aaron Homma, guitarrista actual, sin dejar de hacer headbanging con su espléndida melena, pedía ahora sangre para No way out, que saltó a plena potencia tras una intro con voz en off. También se nos invitaba constantemente a acompañar los ritmos con palmas, algo que sería la nota dominante durante todo el show. Mientras los técnicos de turno se dedicaban a resolver ciertos problemillas con el sonido (aunque no sé exactamente cuáles, porque el conjunto sonaba extremadamente bien), Jeff se mostró muy cercano, amable y divertido, bromeando todo el rato incluso con su propio nombre, contándonos que sus bandas favoritas son Slayer y Van Halen y presentando a su equipo de cracks. Una vez resueltos, vimos en One to kill una gran complicidad entre Jeff y Aaron, pero también con su bajista Rich Hinks, que no dejaba su melena quieta ni por un segundo. La parte central del público de la sala, todos saltando en grupo y al mismo tiempo, fue algo muy reconfortante de ver. La repentina salida de los músicos fuera del escenario no se prolongó demasiado, solo hasta que, en un guapísimo efecto de tormenta usando luces y sonido, la emprendieron con Set the world on fire, un tema a tenor de lo visto muy esperado, con la que subieron el calor unos cuantos grados, por no hablar de Ultraparanoia, en la que Jeff cambió de modelo de guitarra a uno rojo más guapo todavía mientras la gente no paraba de cantar los estribillos. El ‘enlatamiento’ de la peña todavía no dejaba apenas aire para respirar, especialmente en la parte del centro, pero no podíamos parar de disfrutar al ver el solo alternado entre Jeff y Aaron, posiblemente los mayores protagonistas de la noche, aunque no los únicos, desde luego. Al fondo del escenario, un jovenzuelo Fabio Alessandrini llevaba el ritmo como un cañón, con esa actitud que me encanta en un batera, soltando la melena y dando cabezazos a cada golpe de palo.
El siguiente tramo del concierto estuvo lleno de sorpresas, algunas excelentes por parte de la banda y otras bastante censurables y mezquinas por parte de algún imbécil. The trend era un tema que llevaban muchísimos años sin traer al directo, principalmente (como nos contó el propio Jeff) por la dificultad técnica que entraña especialmente para él. Pero al parecer, motivado por el resto de músicos, interpretaron para nosotros esa grandiosa pieza en formato instrumental seguida de otro corte que hacía 29 años (nada menos…) que no tocaban, Schizos, dividida en dos partes, pura tralla que enloqueció a las primeras filas, donde los mosh parecían no tener fin hasta el momento. En este momento, y saliendo del escenario, el líder de la banda gritaba ¡Drum solo! Y dejó el protagonismo a Fabio, quien con su gran pegada, nos hizo colaborar con sus voces. El tema es que mientras esto sucedía, algún puto retrasado de mierda lanzó al escenario un vaso de litro lleno de agua, y cuando Jeff volvió a ocupar su lugar, se lo encontró todo encharcado de agua, y se mosqueó bastante con razón. El técnico tuvo que salir, con cara de mala hostia, a limpiar el suelo en tres ocasiones, con los correspondientes parones y pérdida de tiempo. Nos invitan a buscar quién ha sido y echarlo a la puta calle, que es lo que tendríamos haber hecho. Por culpa del desagradable suceso, y tras el solo de batería que no ayudó precisamente, la movida experimentó un bajón considerable, que ni siquiera la gran Twisted Lobotomy consiguió devolver a su sitio. Y mira que fue intensa, la condenada… Pero como prefiero siempre quedarme con la parte más positiva de cada concierto, moló más olvidarse del tema y disfrutar de un temita nuevo, llamado Psycho Ward. Costó un buen rato devolverle a la peña el ritmo imparable que llevaba justo hacía un rato, pero poco a poco lo fueron consiguiendo, gracias entre otras cosas a los acercamientos de Rich al borde del escenario, la gran actitud de Jeff y la reluciente técnica de Aaron, además del aporreamiento brutal de batería por parte de Fabio.
La caña se fue metiendo poco a poco de nuevo en nuestras venas y volvió a alcanzar su máximo apogeo en Tricks and traps, justo para una de las rectas finales más épicas de cualquier concierto que yo haya asistido este año. Tras un pequeño (otro, quizá a eran demasiados) paroncete, muy corto eso sí, arrancaron con el exitoso sprint final gracias por supuesto a los temas de su disco más laureado (“Alice in Hell”) pero también con ese pellizquito que nos dieron a probar de su también legendario “Never Neverland” llamado Phantasmagoria, en la que volvió el calor y el buen rollo entre un público que coreaba dejándose los pulmones el estribillo del tema ante un Jeff muy animado y bromista que volvía a arrimar su hombro a su compañero Aaron para ver quién era el más chulo de los dos jeje. De hecho, también nos anunciaron que el año que viene si no pasa nada van a salir de gira rindiendo homenaje al disco al que más cariño profesan, el citado “Never Neverland”, tocándolo íntegro. Así mismo, también hubo unas palabras para recordar a Randy Rampage, fallecido el pasado año justo antes de la banda pasara por nuestro país (y motivo de la obvia cancelación), hablando de cómo era, de que ahora debe estar en el infierno y no en el cielo, y de algunas de sus bandas, como D.O.A. Momento emotivo que desembocó en la furia de dos putos temazos como Burns like a buzzsaw blade y W.T.Y.D., sin demasiados preámbulos, simplemente escupidos a la cara con un sonido 100% thrasher, guitarras que cortaban la piel y un público endemoniadamente crecido, saltando y vociferando aquello de ‘¡¡Welcome to your death!!’ desde las primeras filas, entre las cuales me encontraba ya. El frontman ya nos avisaba: ¡esta os la vais a cantar entera!, refiriéndose claramente a Alison Hell. Aunque sorprenda, es un tema que no le gusta nada, su cara de desgana fue un poema al presentarla en directo, pero la siguen interpretando por lo felices que nos hace, en palabras del vocalista, que nos dejó cantar a nosotros tanto el estribillo como esa parte más ‘sinfónica’. Así que de nuevo todos apelotonados frente al escenario soltando las últimas gotas de sudor y despidiéndonos de una banda que mayormente nos logró convencer a todos, y es que muy pocas bandas con una carrera y discografía como las suyas son capaces de dar este nivelón en directo.
Con el cuello absolutamente machacado y empapados de sudor, salimos a tomar el aire (o mejor dicho, el infernal y asqueroso viento) de la calle y a saludar y a felicitar por el excelente concierto que dieron a los americanos Archer Nation, a hacernos fotos entre nosotros y nos quedamos un buen rato hablando y desatornillándonos de risa con el gran Alex Rayder, contando historietas de conciertos, anécdotas de su banda (los Jolly Joker) y demás, pero también de borracheras y mala vida jejeje. En fin, un auténtico placer volver a encontrarme con él y que sean muchas más :D.
Casi se podría decir que chapamos la sala, porque ya no quedaba casi nadie en la terraza y no es de extrañar, el viento casi se lleva volando el stand de merchandising oficial allí montado. La vuelta fue de lo más agradable con mi colega, hablando de nuestro rollo por excelencia (el Hard Rock) y cantando temazos uno detrás del otro. Y la verdad es que si no hubiese estado tan lejos de casa, aun me habría animado a irme de fiesta por Valencia con algunos de los presentes jeje. Pero en cualquier caso, me queda el recuerdo de una noche muy intensa e inolvidable. Otra gran batalla librada para contar.
_|,,| JaviMetal (Is The Law) |,,|_
Annihilator + Archer Nation (Sábado 02-11-19, Sala Rock City, Valencia)
Javi, muy bien la cronica. Lo del incidente del agua, ni nos enterramos jajaja, pero estabamos bastante atras y sí que vimos los parones pero pensabamos que era un fallo tecnico o algo parecido jajaja. En fin, una gran noche. El set list no fue el mejor pero es verdad que Jeff y sus chicos lo dieron todo, en todo momento. Y los que abrieron el show tambien estuvieron a la altura. Un saludo y gracias por volver a nombrarme en una de tus cronicas. Hasta la proxima.
ResponderEliminarHombreee amigo Renè, qué tal, espero que ya recuperado de tan intensa noche jeje. Hubo pequeños parones por motivos técnicos, y a parte lo del tema del agua, que fue el mayor de todos y lo que más nos jodió. A mí el setlist sí me gustó bastante, tocaron de prácticamente todos sus discos obviando los peores (como el Metal o el All for you) y adelantándonos un tema nuevo, aunque también es cierto que esperaba mucho más del Never Neverland, eso sí me decepcionó un poquito, pero en general salí muy contento del bolo y por supuesto de la noche en general compartida con peña tan de puta madre. ¡¡Un saludo, gracias por comentar y nos vemos en las salas!!
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