Llega el momento de aclarar las ideas, hacer memoria y recopilación de temas, momentos, sensaciones y demás para intentar haceros llegar con la máxima fidelidad posible lo que fue este fin de semana en Madrid, sobre todo marcado por el festival Escena Rock. Un festival de nueva impronta que reunió en un mismo cartel a algunas de nuestras bandas más notorias, especialmente destacadas por llevar ya más de dos décadas (y algunas tres o incluso cuatro) dando guerra sobre los escenarios. A pesar de la saturación de conciertos y festivales que vivimos últimamente (lo cual se puede ver incluso como un arma de doble filo), siempre es interesante que aparezcan eventos como este que, sin recurrir a grandes nombres internacionales, monten un sarao más que digno con nombres que son (o deberían ser) conocidos de sobra por todos los aficionados a este nuestro rollo. Y además, hay que incidir en el hecho de que el festival fue un éxito absoluto a nivel de asistencia. Celebrado en el recinto ferial IFEMA, en Madrid, un lugar enorme y abierto donde nunca había estado hasta el pasado sábado, hubo momentos en ciertas bandas en las que estuvo totalmente a reventar y aunque personalmente cada vez soy menos de grandes aglomeraciones, no se puede negar que daba gusto ver cómo la peña se entregaba tanto a un festival. Nombres de élite como Dark Moor, Ñu, Saurom, Obús, Warcry, Leo Jiménez o Lèpoka conformaron un cartel lo suficientemente atractivo y a un precio que, aunque elevado, era relativamente razonable, como para que todos disfrutásemos allí como enanos. Para mí, aparte de bandas que hacía siglos que no veía, el principal aliciente fueron, obviamente, unos Dark Moor que pese a su tiempo de actuación ridículamente corto para una banda de su estatus, se salieron por los cuatro costados.