Último fin de semana de febrero y, a pesar de que llevo dos meses empalmando conciertos todos los fines de semana, había muchísimas ganas de despedir este segundo mes del año con un bolo por todo lo alto. A pesar de las muchas coincidencias, la fecha definitiva, el objetivo final, era sin duda la capital murciana, en donde un año más la asociación Heavy Metal Espectros celebraba su particular festival ofreciéndonos cosas muy interesantes y muy surtidas de entre el vasto universo de bandas underground existentes, tanto nacionales como internacionales, como siempre apoyando a muerte la escena. Sin embargo en mi caso, hay veces (aunque sea una entre mil) que querer no es poder, aunque se ponga toda la ilusión y ganas del mundo, y por temas de pasta y otras circunstancias que no vienen al caso, los planes se me iban jodiendo poco a poco y acudir a Murcia para disfrutar de este gran evento cada vez se veía más lejos. Curiosamente siempre he tenido mala suerte con este festival. A pesar de todo, tenía alternativas y no me iba a quedar sin mi concierto de finde, pero me jodía cantidad la idea de no poder estar allí, sobre todo para ver a mis queridísimos Jolly Joker en acción. Sin embargo y contra todo pronóstico, una llamada de mi colega a media tarde fue la solución. Dicho y hecho, sobre las 19:00 de la tarde pusimos rumbo a Murcia, suponiendo que la hora de apertura de puertas para el evento se acercaría más a las 22:00 que a las 21:00, así que íbamos afortunadamente sobrados de tiempo para echar unas birras y saludar a la peña al llegar. Me tuve que quedar igualmente con las ganas de acudir al festival principal, pero la fiesta de calentamiento fue algo tan brutal que no le puedo pedir más al asunto.