Justo este tipo de garitos son los que me mola apoyar a muerte, los más afines con mi rollo, y no los más oportunistas que solo traen bandas así cuando les interesa. Apoyar a las buenas salas como esta es tan importante como hacerlo con los grupos. Y más todavía cuando montan un bolo de estas características, dos bandazas como un tráiler de grandes que además practican un estilo por desgracia minoritario en este país. Salimos a buena hora y a pesar de las paradas que hicimos, antes de que empezara la fiesta ya estábamos a las puertas del Paberse. Lo primero que nos sorprendió al llegar fue un buen pegote de gente congregada, tanto a las puertas del lugar como del bar del final de la calle. Como todavía faltaba un rato para el concierto, nos acercamos a mi querido Darkness a tomar unas birras y disfrutar de su música y su ambiente. Otro garito genial, sin duda. Los de Sedaví tenéis una suerte inmensa, creedme, comparada con la de los pobres desgraciados que nos tenemos que hacer mínimo una hora de coche para acudir a un concierto guapo, aunque por otra parte al menos para mí esto no ha sido nunca una excusa para faltar a nada que me guste.
Más animados incluso que cuando llegamos, ahora sí nos infiltramos entre las primeras filas… ¡¡de una sala completamente abarrotada!! Increíble, pero ni con bandas más conocidas de otros estilos como Secret Sphere, Iron Savior o Destroyer 666 he visto el garito tan a reventar, lo cual me produjo muchísima alegría, y más contando con que era un sábado en el que se daban cita mogollón de conciertos, algunos de ellos en la misma Valencia. Encontramos también a un público bastante entregado, dándole al headbanging y sin la más mínima timidez a la hora de acercarse a las primeras filas para caldear más aun el ambiente. Aunque sería injusto decir que los Unbounded Terror no pusieron un huevo y parte del otro de su parte, porque se dejaron la puta piel en el escenario desde el primer cañonazo. Les vimos, al poco de entrar, presentando un tema nuevo llamado Hated in Hell, todavía no editado, que formará parte de su disco “Faith in Chaos”, que está a puntito de salir y del cual podéis leer una pequeña review debajo de esta crónica. Estamos ante una banda que tiene cantidad de historia a sus espaldas. Provenientes de las Islas Baleares, donde la movida underground prolifera muchísimo, se formaron a principios de los 90, aunque tan solo ejercieron 3 años de carrera con el lanzamiento de varias demos, aunque cuentan en su haber con el PRIMER disco de Death Metal creado en nuestro país, el legendario “Nest of Affliction”. Pero dos décadas y media después, vuelven a estar listos para la guerra de la mano de su guitarrista, fundador y único miembro fundador militante, Vicente Payá (también en Golgotha), que ha buscado a grandes músicos para resucitar la banda.Y de qué manera, porque sobre el escenario se les ve tremendamente motivados, guerrilleros, agresivos y dispuestos.
Y además muy compactos y pisando fuerte, como demostraron ejecutando a la perfección cortes como Slaves of Sufferage, en el que Faustus, vocalista y bajista, tocaba su bajo (un modelo muy guapo, por cierto) con el mástil en vertical. Este demostró un gran estilo durante todo el show, a parte de una gran simpatía, comunicándose con nosotros todo el tiempo y presentando los temas. En verdad, su setlist se basó sobre todo en el “Faith in Chaos”, con salida prevista para Enero del próximo año. Hiding from the light y They will come from the pain fueron dos trallazos extraídos de este, directos a la sien que hicieron las delicias de los amantes del Death rápido con carga de blast beats y voces hirientes, destacando también la actitud de su guitarrista y fundador Vicente Payá, una leyenda viva de este mundillo, que se emocionaba con cada solo y tocaba con mucha rabia, llevando su mástil de aquí para allá y haciendo gritar a su instrumento, destacando también Jaume a la bataca, una auténtica metralleta especialmente en estos dos últimos temas. Tuvieron el privilegio de contar con un gran sonido, mucho mejor, de hecho, que el de la mayoría de bandas del estilo que he visto en esta sala. Las guitarras de Vicente y el joven Juan se podían notar bombeando en nuestra cabeza y eso hacía que uno no pudiera parar, tal como estábamos nosotros en las primeras filas junto a muchas caras conocidas como Marisol Huertas, currante implacable que esquivaba las embestidas de la peña mientras sacaba arte fotográfico del concierto, como siempre hace. El headbanging fue algo continuo durante todo el show, pero sobre todo hacia el final la cosa se puso más movida aun, con varios moshpits que derribaron a más de uno al suelo mojado ante el tenebroso y decadente riff de Sarcastic Souls, puro Death Metal old school con sabor a caverna y a oscuridad, de ese que tanto nos gusta. Parecía que se iban a despedir, ya habían cumplido (y de una forma brutal, además) con su tiempo de actuación, pero ante la petición del público, todavía muy caliente por la descarga, volvieron a interpretar They will come from the pain, que dejó bien contenta a la peña y con el cuello bien jodido, como ha de ser. La verdad, un gustazo haber podido disfrutar por fin de estas leyendas en directo.
----- CRÍTICA DE FAITH IN CHAOS (UNBOUNDED TERROR, 2020) -----
No dejéis de escuchar el Hiding from the light (el tema de adelanto de su inminente nuevo trabajo) porque esto va a ser uno de los discos del año que viene dentro del estilo. Y os lo digo porque he tenido el placer de poder repasarme bien el disco al completo por cortesía del propio grupo y me ha parecido aterradoramente bueno comenzando por la portada de Juanjo Castellano, que es brutalísima en el estricto significado de la palabra. “Faith in Chaos”, mezclado y masterizado por Dan Swanö, abre con una inquietante intro a la que sigue Hiding from the light, tema que ya pudimos escuchar en directo, ritmo trepidante y riffs agresivos y que te meten el mal rollo en el cuerpo, marca de la casa. Silent soul no puede esperar a machacarnos los oídos y ya entra con un rabioso blastbeat al que se une la voz de Faustus, grave e infernal. Es uno de los cortes que más me ha gustado, sobre todo por la gran cantidad de ritmos de batería que posee, guitarras en segundo plano que de repente te saltan a la cara y una fuerza apabullante en toda su duración que engancha cosa mala. La verdad es que podemos encontrar rasgos muy propios, muy personales en este disco, una mezcla de ritmos y tesituras interesantes que son difíciles de asociar a otros grupos del estilo. Si buscamos algo más lento y denso, Insidious puede ser nuestro tema favorito, aunque se envalentona en ciertos momentos gracias a la potente base rítmica de Jaume y Faustus, pero aquí es el doble bombo el que manda. Grandes detalles de guitarra, como parones, chirridos y una melodía bastante curiosa en las seis cuerdas, a parte de un solo muy guapo son lo que más me han llamado la atención en los tres minutos y medio de Destroyed from within. Inicio con un riff agobiante para They will come from the pain, como haciendo honor al título del tema, otro de los que pudimos disfrutar en vivo aquella noche (y además por partida doble). El blastbeat poco antes de la mitad, tan repentino como asesino, nos vuela la puta tapa de los sesos. Pero además el disco cuenta con una producción tan pulida y buscada que suena de locura.
Tras los guitarrazos tajantes y una sesión de bombo que dan fin al anterior tema, entra a toda mecha Hated in hell, que también dio buena cuenta de nuestras vértebras en el Paberse. Vaivenes de intensidad y un riff repetitivo y grave pero sin bajar la intensidad ni por un segundo la convierten en uno de los mayores trallazos del disco, pura mala hostia sonora en toda su extensión con los fogonazos vocales de Andrew para escuchar a todo volumen hasta que revientes los cristales. Alternan guitarras durante unos segundos para terminar con un ritmo revientacuellos, y sin dejarnos respirar, llega The destroyers of hope, iniciada solo con batería que de nuevo nos introduce en atmósferas de miedo y decadencia, notas muy graves y junto a las guitarras, destacan los punteos de bajo, que aquí se aprecia muy bien. Las guitarras también están especialmente trabajadas, y es que no paran de dar cambios, lo cual también se podría aplicar a Engulfed by the Gods, riff encabronado y doblado al que se une una cada vez más mortífera batería que tampoco escatima con el doble bombo, llegando a una parte que incluso me ha recordado una pizca al Death core, aunque aquí no existen modernidades ni experimentos, esto es puro Death Metal de la vieja escuela, oscuro, lleno de vísceras y mucha mala leche, con partes muy originales pero que no pretenden innovar, solo darte una bofetada con la mano abierta de Metal extremo clásico del más auténtico. Incluso en la producción se busca ese sonido macabro y malrollero que revela la oscuridad de su estilo. Ejemplo de esto último que digo, de partes originales pero sin salir en ningún momento del ortodoxo Death Metal es Through the flesh we will reach hell, que posee tanto ese aura maligna como esa personalidad tan suya, una amalgama de detalles como los múltiples pinch harmonics, los súbitos cambios y unas melodías que van directas al tímpano la convierten en una de las más especiales, incluso diría que algo más técnica que el resto. Estará disponible en CD y vinilo a través de Xtreem Music, los mismos que reeditaron en 2011 su “Nest of Affliction”, y a partir del próximo enero. Un discazo de sangre tan clásica como si el tiempo se hubiese congelado (como decían los Obituary) durante los últimos 26 años.¡¡Larga vida a Unbounded Terror y a su renacida formación!!
----- FIN DE LA CRÍTICA -----
Resulta que entre los asistentes al concierto contábamos también con una celebridad, ¡el mismo Dave Rotten! (Avulsed) cuyo sello Drowned Productions editó el primer disco de los mallorquines allá por el 92, y no quiso perderse su bolo en tierras valencianas.
Tras esta primera y bestial descarga, salimos a la calle con un frío bastante considerable. Nadie salía mucho más allá de la entrada, pero pudimos ver a varios colegas, como Diego Harris o Frankie que también estaban allí al pie del cañón. La chupa, como digo, no sobraba precisamente, así que echamos el cigarrito de turno y aunque queríamos volver a pasar por el Darkness, no nos dio tiempo, porque los Obscure estaban probando ya sus instrumentos y no era plan de perderse los primeros temas (como desgraciadamente nos pasó con Unbounded Terror). De oscuridad iba la cosa aquella noche, así que nada mejor que volver a ver en directo a los valencianos, otra banda de las que hizo historia por su temprano nacimiento. Aunque ha tenido largos parones de actividad en su carrera, actualmente (salvo el vocalista) todos los componentes vienen prácticamente de la formación original y nos demostraron con hechos palpables que siguen teniendo hambre, que siguen sonando frescos y contundentes, y que siguen teniendo total habilidad para reventar cualquier escenario que se les ponga por delante. Recuerdo que su actuación en Massanassa, en el 2007 (en aquella ocasión con Vicent Riera a las voces), me gustó a morir y a partir de ese momento fue cuando empecé a escucharles en serio. 12 años después me vuelvo a reencontrar con ellos y diría que la experiencia en este caso fue mejor todavía. También ellos vienen presentando su nuevo disco, que está disponible desde hace tan solo unos pocos días, y también para ellos se ha detenido el tiempo en lo que se refiere al carácter compositivo de sus temas, algo que sin duda (al menos para mí) es de agradecer, porque su sonido tormentoso y oscuro no ha cambiado un ápice en el “Darkness must prevail”, ¡¡primer LP (como tal) del grupo en 31 años de existencia!! Este fue el gran protagonista del setlist, sin duda, aunque también cayeron varios temas exclusivos del “Back to skull”, disco recopilatorio que reúne temas grabados en sus tres primeras demos.
Vestidos de riguroso negro, sin logos, y con un aspecto lúgubre, los músicos permanecían de espaldas, y precisamente fue Curse of my race, el primer tema del nuevo disco, el que abrió fuego para los que estábamos allí, gozando también de un gran sonido, quizá no tan sólido como el de la primera banda, pero lo suficientemente claro como para disfrutar cada nota que nos hizo vibrar a lo grande. Desconocía quién iba a encargarse de las voces, pero en seguida lo reconocí. Al cantante le delataban sus maneras, su forma de actuar y la planta que mostraba sobre el escenario. Eso no se aprende de la noche a la mañana. Nada menos que Xavier Beleth es quien iba a cantar los temas, un frontman acojonante a todos los niveles que se comió el escenario a pedazos y a quien se le quedó pequeño a todas luces mientras metía headbanging a saco o se retorcía y ponía los ojos en blanco en trallazos como Blessing of malignancy o Skunk into oblivion, destacando enormemente en esta última también la gran pesadez en las guitarras de Boris Ortiz y Rafa Cortés, dos putos hachas de las seis cuerdas, que empezaron algo más quietos pero poco les hizo falta para soltarse la melena y pasar en seguida a la acción pura y dura. Aunque al principio no tenían tanto público como la anterior banda, volvió a ser todo un éxito y al poco tiempo ya teníamos de nuevo la sala llena de melenudos. Xavier al frente encendía nuestra locura, pateando el escenario y acercándose a nosotros continuamente, lanzando miradas dignas de un lunático en Screamin and burning (un tema que nunca antes había escuchado), con una voz que gracias al efecto distorsión sonaba todavía más terrorífica. Los que le hemos visto al frente de Noctem ya sabemos cómo se las gasta en directo… no sabe parar quieto ni dejar de animar un solo segundo y aquella noche se hizo el amo del escenario por completo.
El riff de Through Self-Repulsion nos dejó completamente deslomados con esa aura tan Doom, pero poco a poco aquella oscura calma se convirtió en tormenta, y empezaron a verse los primeros mosh del concierto, que no daban tregua con nadie. Rafa al mismo tiempo, hacía círculos con esa larga melena y machacaba su guitarra con energía. A su izquierda, aunque algo más concentrado en su instrumento, Anselmo Roca (experimentadísimo músico y primer bajista del grupo) continuaba con sus movimientos lentos pero implacables al frente de su compañero a la batería, que se pego un currazo de aúpa. La peña pedía más traca, y After life, con esa batería de Enri al trote, nos dio lo que necesitábamos, con moshes incluidos y también presentes en Into Utter Darkness, en la que la voz más gritona y aguda de Beleth resaltó especialmente, demostrando que tiene registros que pueden sorprender además de una actitud bestial. En primera fila durante todo el concierto, lo estábamos pasando de puto miedo, y ojala hubiese durado mucho más, pero la cosa tocaba a su fin (como anunció el vocalista) con End destination, un temaco que me gustó especialmente por sus cambios tan bruscos, llevados al directo de forma muy pulcra, y es que la experiencia de esta gente es un grado muy a tener en cuenta. Vitoreados y animados hasta última hora con gritos de ¡hey! ¡hey!, la banda lanzó su descarga definitiva, que da título a su reciente disco, Darkness must prevail, sonido Death Metal en estado puro en la que, además, Beleth bajó de un bote del escenario y se lió él mismo a repartir empujones ante la sorpresa de los asistentes, que obviamente seguimos el rollo y montamos un follonaco del cagarse a base de moshpits y demás barbaridades. Tras volver a escena, se despidieron ante peticiones de ¡otra! ¡otra!, aunque esta vez el adiós fue definitivo… ¡aunque espero que hasta dentro de no mucho tiempo!
Desde luego, con dos bandazas de este calibre, lo del sábado fue una cita ineludible incluso si el Death Metal no es tu estilo predilecto (y si lo es… no te digo ‘na’). Un cartel que, además y curiosamente, se repitió exactamente igual al celebrado en Elche en el año 1993 (donde yo aun era demasiado crío para ir con 11 años jeje), así que 26 años después la historia se repitió, y nos dejó una noche muy intensa. De las actuaciones, resumir que ambas fueron algo brutal, de esas que uno necesita ver cada cierto tiempo para expulsar toda su rabia y volver a casa relajado y con algún que otro pisotón y codazo que no dejan de ser medallas de guerra. Y es que hay que ir a muerte, joder. Es más, si por mi fuese, no habría terminado ahí la cosa. Me apetecían más bandas o en su defecto echar unos cubatas con el buen ambiente que se respiraba, pero conducir siempre es un hándicap en este aspecto, así que volver a casa (eso sí, bien contentos) era la opción más saludable. ¡¡Hasta otra, Paberse y a toda la peña con la que me encontré allí!!
_|,,| JaviMetal (Is The Law) |,,|_
Obscure + Unbounded Terror (Sábado 9-11-19, Sala Paberse, Sedaví)
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