Poco a poco, tras un primer día en Metalcamp donde el calor era tan asfixiante que pensaba que me caía de rodillas, fui adaptándome al clima y con varias visitas al río, parecía que iba a ser más llevadero. El supermercado del pueblo de Tolmin nos serviría de suministro de comida para aquellos que íbamos con la cartera casi vacía ya a estas alturas.
Finntroll. Unos viejos conocidos. Aun recuerdo aquél Atarfe Vega Rock en donde me enamoré de su sonido, todavía con el anterior cantante, esa ambientación vikinga y sobre todo de sus melodías de teclado. Ha llovido bastante desde entonces, y para cuando les volví a ver, el cambio de vocalista no me satisfizo demasiado. Pues esta era otra ocasión para ratificar mi teoría o para llevarme una sorpresa, y pienso que ocurrió más bien lo segundo. Vreth, que así se hace llamar, ha conseguido llevar a sobreponerse a los trolls finlandeses de algo tan sustancial como el cambio de cantante, ofreciendo un buen espectáculo con headbanging y molinillos a tope, y además con una voz profunda y cavernosa que le queda como anillo al dedo (ahora sí que lo pienso) a la banda.
No se olvidaron de la gran Jaktens Tid, una fiesta asegurada a base de velocidad y melodías folk, donde se montó una gran fiesta entre el público, ni de la más pesada pero igualmente bailable Nattfödd, pero dejaron en el tintero una de mis favoritas: Midnattens Widunder. Y es que tuvieron muy poco tiempo para tocar y a unas horas en donde todavía picaba el sol. El teclista de la banda fue otro de los que hicieron un gran papel durante todo el rato. El máximo apogeo de aquella fiesta de cavernas llegó, como no podía ser de otra forma, con Trollhammarem, la más esperada y la que más triunfa siempre.
Kataklysm. Su dureza en directo no me venía tampoco de nuevo, pero aun así puedo asegurar que fue uno de los conciertos más contundentes de toda la empalmada Wacken+Metalcamp. Saben manejarse muchísimo sobre el escenario, saben encandilar al público (incluso batieron el record de crowd surfing) y sobre todo saben repartir manteca a diestro y siniestro. El vocalista es una auténtica bestia, con todo tipo de registros vocales, pero con un denominador común: la potencia y la furia. En los tramos más duros de sus temas siempre se liaba una bien guapa, siempre con mucha sincronización entre banda y público. Kataklysm daban caña burra, y la gente respondía, hubo una gran comunión. Si pensáis que exagero, escuchad la brutalidad casi extrema de The Resurrected o buscad el video del Where the Enemy Sleeps, con esos toques melódicos tan guapos, y escuchad como grita y anima la peña a los canadienses. Se notaba las ganas de verles en directo, porqué el recinto estaba abarrotado. El sonido acompañó y mucho, y favoreció que aquella gran actuación acabase siendo casi casi redonda. Ya me gustaron muchísimo el año pasado en Wacken, pero esta vez se han llevado mi premio a la mejor actuación del día (al menos de las que vi) y encima acompañado por tan buena gente, mejor que mejor.
Paradise Lost. Ante la negativa de todo el mundo de venir a disfrutar de este concierto de cerca, me arrimé a las primeras filas para disfrutar de los míticos Paradise Lost, que son santo de mi devoción desde hace mucho, mucho tiempo, y que por suerte últimamente son bastante fáciles de ver tanto en España como en varios festivales de todo el mundo. Para empezar, decir que los juegos de luces y la iluminación en general fueron muy apropiados, con unas luces verde oscuro que le daban un ambiente casi siniestro a la actuación y parecía que tanto el vocalista como el resto de músicos en primera línea estuviesen sumidos en tinieblas. A parte de esto, centrándonos en el aspecto musical, tanto Nick Holmes como la pareja de Greg y Aaron a las guitarras estuvieron en una forma espléndida, este último luciendo al principio esa guitarra tan guapa sin clavijero. El setlist fue casi inmejorable, e insuperable comienzo también con Honesty in Death de su última joya. Ver como sonaba en directo este “Tragic Idol” era uno de los mayores alicientes del concierto, sin menospreciar los temas de toda la vida como Pity the Sadness, As I Die, ambas del “Shades of God”, aunque hicieron un repaso más o menos completo por su discografía, teniendo en cuenta la hora y cuarto de la que disponían. Tragic Idol para mitad del concierto me corroboró que el disco suena cojonudo, pero no fue hasta que sonó mi favorita, Fear of Impending Hell, hasta que me quedé a gusto, pese que en algunos momentos a Nick le costara un poco llegar a los tonos más altos. Una sorpresa fue ya al final Faith Divides Us - Death Unites Us, un temazo que no deberían olvidar nunca en sus directos, pura agonía hecha canción, en la que me dejé la garganta a puño levantado.
At the Gates. Todavía quedaba mucha caña aquella noche, la que venían a ofrecernos una de las bandas que, dentro del death melódico, significa todo un nombre en mayúsculas. Estos si que tuvieron una hora y media para recrearse con toda su discografía, sobre todo, por suerte para mí, con su "Slaughter of the Soul" (único trabajo que he escuchado) del que, si no tocaron todos sus temas, muy pocos faltarían, así que pude disfrutar bastante tanto de su repertorio como de su actuación en sí, la cual por momentos quedaba borrosa debido a la polvareda que levantaba la peña en los temas más tralleros. At the Gates es una banda que en la actualidad no dan demasiados conciertos y son bastante difíciles de ver, con lo que aquella actuación en Metalcamp era casi ineludible si te gusta el sonido que prácticamente ellos crearon. No pude evitar, sin embargo, que en ocasiones algunos temas se me hiciesen algo largos, probablemente debido al cansancio de aquellas horas, pero no se puede negar que la banda sigue teniendo una garra inconfundible. Me gustaron bastante más que en aquel mi primer Wacken, sin llegar a la perfección para mi gusto. Thomas Lindberg (actualmente también en la súper banda Lock Up) puso toda la carne en el asador para que nadie se quedara parado ni por un segundo, y cantó bastante bien; fue sobre todo él quien levantó poco a poco el concierto junto a un tremendo batería incansable que no dejó de repartir palos. Sabiamente comenzaron el concierto con Slaughter of the Soul para cerrarlo con Blinded by Fear, con lo que mantuvieron el calor hasta el final.
Los pies me estaban asesinando. A parte de un dolor intenso en la parte central de uno, en el otro había salido una ampolla ensangrentada que apenas me dejaba ni caminar. Pero, por principios, en un festival se ha de dar todo cueste lo que cueste, así que no terminó aquí la velada, nos pasamos por el escenario secundario para disfrutar de una auténtica bestialidad de concierto, los diabólicos Cattle Decapitation.
Cattle Decapitation. Aunque fue un concierto muy duro de aguantar por varios motivos (los pies, lo tremendamente extremo de su sonido, el cansancio general…) debo reconocer que fue una auténtica brutalidad sin parangón en todo el festival. Estaban liderados por un vocalista cuya voz parecían los gritos de un maldito cerdo conducido al matadero, que fue uno de los puntos más destacados de la actuación ya que no dejaba de moverse y hacer el animal, pero el otro sin duda fue su batería, rapidísimo y bastante técnico, basando el 90% de sus temas en blast beat tan vertiginosos que te dejaban con la boca abierta. Probablemente no era el momento para tanta traca, pero ya que me perdí casi todas las bandas más extremas de ambos festivales, no estaba de más darle un poco de caña a los tímpanos con su death brutal y sin concesiones a la melodía.
_|,,| JaviMetal (Is The Law) |,,|_
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