Realmente fue, cuando amaneció el sábado, que para mí era el día más fuerte de todo el festival, cuando me di cuenta de lo brutal que iba a ser esta empalmada Wacken-Metalcamp. El cielo estaba totalmente oscurecido por las nubes, y al poco empezó a llover de forma que era improbable que aquello fuese a parar en un buen rato. Íbamos a tener que echarle cojones para sobrevivir. El problema es que aquella jornada fue la que empezó más temprana para mí, y no me podía “permitir el lujo” de perderme a una de las bandas que más ganas tenía de ver, Delain, que fue tan solo un anticipo de lo que vino después.
Delain. Fue hace dos años cuando tuve la oportunidad de verles, pero coincidieron con otra banda. Pero este año tenía claro que, a pesar de abrir ellos el festival (a las 12 del mediodía y lloviendo sin parar) no me los iba a perder. Seguramente el setlist de aquella primera vez me habría gustado más, porque para mi gusto su “April Rain” está un poco por encima de su nuevo “We Are The Others” y en este sentido me quedé con ganas de ver temas como la misma April Rain, The Other Side o sobre todo una que me encanta, I’ll Reach You.
Pero por lo visto quisieron hacer un setlist basado sobre todo en temas más cañeros, más pesados por así decirlo, aunque también apareció por ahí Virtue and Vice, cuya melodía es genial, al igual que las voces guturales a cargo de su bajista (o su nuevo guitarrista, no recuerdo bien). Sin duda, lo más destacado del concierto, fue el papel de la preciosa vocalista Charlotte Wessels, con un vestido muy sexy y siempre sonriente y encantadora con el público, haciendo constantes referencias a la lluvia y a como le echábamos agallas para estar allá bajo. Cantó muy bien durante todo el concierto, solo en contadas ocasiones se le fue un poco el tono. En general fue un buen concierto, aunque esperaba más temas del primer disco. De todas formas, la primera Mother Machine, Electricity o la balada Pristine al final no estuvieron nada mal, aunque algunas de ellas suenan algo modernas para mi gusto.
Gamma Ray. Unos de los más grandes de la historia en su estilo, que perfectamente podrían haber estado de cabezas de cartel tocando hora y media, lo hicieron a las 13:00 de la tarde y con solo 45 minutos para desgranar su repertorio. ¿Alguien lo entiende? Yo desde luego no, pero sus razones tendría la organización del festival. Aun así, el tiempo les cundió a base de bien, porque lo llenaron de temas actuales, pero también de clásicos, muchos clásicos, tanto de Gamma Ray como alguno de Helloween. El I Want Out era muy predecible, aunque no por ello peor recibido. Ya de primeras, me sorprendió muchísimo que comenzaran con Dethrone Tyranny, un tema que creo no haber visto nunca en directo. Pero si hubo uno que me puso a 100 ese fue sin duda Heaven Can Wait, que tampoco es demasiado habitual (dependiendo épocas), interpretado con mucha alegría. Entre otras más nuevas, como la cañera Fight o Empathy (la primera ya tiene algún tiempo y fue bien recibida, la segunda yo la hubiese quitado) se marcaron un tema que ellos mismos dijeron que era poco usual en directo, un verdadero subidón con Rebellion in Dreamland, aunque solo tocaran la mitad de este. Kai Hansen demostró que la voz todavía no le falta dejándose las cuerdas vocales con Ride the Sky, para mí lo mejor del concierto. Un concierto corto pero bastante intenso y potente, con un Send Me a Sign de su “Powerplant”que le puso punto y final.
Napalm Death. Aquella mañana fue una auténtica locura, de escenario en escenario sin parar, aunque era algo que, viendo el cartel, era de esperar. En un escaso cuarto de hora, justo al lado, en el Black Stage les llegaba el turno a una banda salvaje y cafre por antonomasia, unos de los pioneros del grindcore, los ingleses Napalm Death. En primera línea, mirando con cara de mala leche, un Shane Embury, a quien siempre es un placer ver maltratar su bajo, sobre todo cuando suenan los temas en los que toca tan rápido que a veces es difícil seguir sus dedos. El bueno de Barney salió hecho un auténtico animal, como es normal en él, dando cabezazos, sintiendo cada uno de los temas y poniendo los ojos en blanco. En repertorio fue un auténtico puñetazo en la cara. Con tantos discos, es difícil elegir, pero lo bueno es que pueden variar mucho el repertorio porqué no es una banda con temas realmente famosos. Errors in the Signal, que abre su último disco (y también el concierto) me pareció pura adrenalina y salvajismo. De este disco fue del que más temas cayeron, destacando especialmente Quarantined, con ese regustillo punk, y la corta pero brutísima Nom de Guerre. Barney debería tener las cuerdas vocales destrozadas a mitad de concierto, pero no es así, no pierde su furia ni su ímpetu, ayudado siempre por los desgarradores gritos de su fiel Mitch Harris. Destacar algunos temas de su época más death como Suffer the Children (siempre un clásico) y Scum.
Axel Rudi Pell. Mis queridísimos Paradise Lost quedaron solapados por Napalm Death, aunque mi conciencia estaba tranquila porqué sabía a ciencia cierta que en Metalcamp caerían sin falta. Ahora, probablemente tocaba la que, con total seguridad, era la banda que más ganas tenía de ver de todo el festival, una de las razones porque estaba allí. Putadas, cancelaciones, escasas visitas… muchos motivos me habían impedido ver a Axel Rudi Pell y los suyos en el pasado, pero ahora solo tenía que esperar unos minutos. Y la verdad, sin ser el mejor concierto del festival, me dejó muy contento y satisfecho. Por una parte, de los siete u ocho temas que tocaron en la hora de la que disponían (incluyendo varios medleys, eso sí), tocar tres de su último disco me parece algo excesivo, aunque hay que decir a su favor que tocaron lo más cañero del “Circle of the Oath”, que así se llama: Ghost in the Black y Before I Die, junto con Circle of the Oath, que sí se hizo algo larga y pesada. De todas formas, es un inmenso placer ver a esos músicos con nombre propio y apellidos sobre el escenario, casi casi una súper banda que se atreve con todo. Atrás del todo, pero no preciosamente por no destacar, la bestia demoníaca, Mike Terrana, que siempre duda uno si su batería acabará en pie al final del concierto. Volker Krawczak y Ferdy Doernberg, bajista y teclista de toda la vida de la banda también hicieron un buen papel, tanto escénicamente como musicalmente. El más parado de todos, sin duda, Axel Rudi Pell, tan solo dirigiendo unas miradas al público y algunos ánimos, pero muy soso en general. Eso sí, la concentración en su instrumento da sus frutos cuando le ves interpretar esos maravillosos solos y riffs. Aquí el que realmente lleva la fuerza escénica es el grandísimo Johnny Gioeli, transmitiendo una energía y una potencia vocal que tira de espaldas, sobradísimo en casi todos los momentos, aunque también ahorrando en temas como Mystica, y haciendo verdaderas demostraciones vocales, como la parte del Mistreaded de Deep Purple que metieron entre medias. No fue la única sorpresa, pues en el medley que hicieron mezclando The Masquerade Ball, Dreaming Dead y un trozo de Casbah también hubo un amago de cierto tema de los Zeppelin. Strong as a Rock fue para mí lo más grande de todo el concierto, mi tema favorito de la banda, que me puso a tono ya desde el principio. Ahora si lo puedo decir bien algo ¡Por fin Axel Rudi Pell en condiciones!
Tras esta inmensa alegría de haber visto un concierto tan gratificante, tuve que sacrificar a Six Feet Under para arrimarme a las tiendas a comer cualquier cosilla y volver a dar guerra con fuerzas recargadas para…
Testament. Muchos coincidíamos y no era casualidad: posiblemente Testament hicieron uno de los directos más brutales de los dos festivales, tanto en Wacken como en Metalcamp. Puede que sea cosa de su último y reciente disco, cuyos temas son un puto cañón y más todavía en directo, también puede que sea el ritmo que llevó el concierto, alternando temas de este "Dark Roots of Earth" con otros de discos más clásicos, como "The New Order" (The Preacher, al poco de empezar fue la puta caña). Pero sea como fuere, yo creo que uno de los motivos de tal bestialidad de concierto fue lo alarmantemente y ofensivamente alto que llevaban el volumen, lo que enajenó más todavía a la gente y se montaron unos circle pits inhumanos entre todo el fango que daba gusto verlos. A todo esto, Chuck Billy no dejaba de alentar estas tendencias tan animales, en muy buena forma vocal. Y es que, además, joder, vaya pedazo de músicos de los que se rodea… tanto batería como guitarras, todos destacan en algún momento del concierto. Momento cumbre del bolo, empalmar casi seguidas Into the Pit, Practice What You Preach y la trallera Over the Wall, donde el headbanging fue casi extremo y la intensidad subió más enteros todavía, si cabe. Me extrañaba que no dejaran caer nada de esa joya llamada "The Gathering", pero al final, cuando pusieron los carteles en pos de la liberación de Randy Blythe (vocalista de Lamb Of God, actualmente en presidio) D.N.R y 3 Days in Darkness me dieron la razón. Con todo, repito, sonido, tremendos músicos, setlist… fue un concierto apoteósico.
Cradle of Filth. En un momento, sin comerlo ni beberlo, se montó un buen rollo entre la gente, nos juntamos mogollón de peña del viaje y la armamos bien gorda, hasta el punto de indignar a varios de los que pasaban por allí (ese es el espíritu xD). En vez de irme a Dark Funeral, como era mi idea inicial, me quedé a ver el concierto de Cradle of Filth, aunque principalmente por la pantalla, por lo que solo puedo dar una descripción en el sentido musical. Al igual que pasó en Valencia la primera vez que les vi, me dejaron algo frío en la mayoría de los temas. Y eso que el bolo empezó de forma muy inspirada, con instrumental y tema (Humana Inspired to Nightmare y Heaven Torn Asunder) de uno de mis discos favoritos, el “Dusk…and her Embrace”. Sin embargo, no acababa de ver a los músicos demasiado inspirados ni a gusto sobre el escenario, especialmente a Dani Filth, a quien le faltaba mucha potencia. Todo se empezó a solucionar en parte a partir de Nymphetamine. La corista que también llevaba los teclados no lo hizo nada mal a lo largo de la actuación, pero concretamente en este tema hubiese sido lo suyo (como comentamos allí) que hubiese cantado Liv Kristine, que canta en la canción de estudio. Me gustó también el detalle que se acordaran de temas de sus primeros discos, especialmente del Ebony Dressed for Sunset del “Vempire” que fue una sorpresa porque no me la esperaba para nada. Aunque le siguió faltando potencia de sonido, Cruelty Brought Three Orchids fue de lo mejorcito de aquella hora, sonando oscura y malévola. Sin embargo, parecía que a veces los teclados brillaban por su ausencia, y fue una de las razones de que From The Cradle to Slave quedase algo deslucida, siendo un gran tema que mereció una mejor representación.
Amon Amarth. Seguía creciendo en intensidad el buen rollo entre la peña. Las cervezas no paraban de llegar incomprensiblemente (igual que los cigarros xD). Se puede apreciar el ambientazo que llevábamos en las fotos que adjunto en esta entrada. Amon Amarth era un complemento perfecto al buen rollo, a la fiesta, añadiendo además un espectáculo visual a base de fuegos y chispas varias. Pero esto, sin una buena actuación, buenos temas y buenos músicos, se queda en nada, eso es de lo que trata un concierto. Y este estuvo bien. No genial, pero bien, a pesar de que mucha gente se fuese algo decepcionada, bien por la actuación, bien porque concierto tras concierto acaban resultando repetitivos o bien porque no le gustó el setlist. En cualquier caso, a mí todo en general me gustó bastante. El sonido no fue el mejor ni de lejos, pero la contundencia también corre a cargo de la presencia escénica de todos los bestiajes componentes de la banda, unos auténticos mastodontes vikingos que lo dan todo sobre el escenario. Otra cosa es que muchos conciertos suyos resulten similares en este aspecto. La verdad es que nunca se cansa uno de escuchar esos toques de death melódico en las guitarras de, por ejemplo, Death by Fire o esa demoledora caña de doble bombo en Destroyer of the Universe. Quizá el mayor problema fue su falta de empatía con el público, aunque su vocalista se esforzó bastante en animarnos. Momento estelar y memorable para saltar y gritar cuando tocaron unos de mis temas favoritos Cry of the Black Birds (mira que es podidamente épica esa melodía) y la guerrillera The Pursuit of Vikings, junto con la decoración con fuego por doquier que le terminaba de dar el ambiente batallero.
The Scorpions. Pese a quien pese, los verdaderos cabezas de cartel del festival. Hay que reconocer que muchos de sus temas más exitosos están en los primeros puestos de la historia del rock. Dejando esto a un lado, a mi me encantan, y no podía esperar más para volver a verles, siendo consciente de todo el montaje, la espectacularidad y los buenos setlist que suelen llevar, y especialmente me interesaba este concierto por ser el último (en teoría) que dan en abierto (salas aparte). Pues bien, creo que de todos los aspectos nombrados, superaron ampliamente mis expectativas. A pesar de ser un concierto un tanto chafado en su parte final por la lluvia, creo que muy poca gente salió decepcionada de este, a no ser que fuese por cuatro tonterías que no se pueden tener ni en cuenta como incluir la instrumental Coast to Coast, y solos de batería (corto pero espectacular) y de guitarra a cargo de Matthias Jabs. El listado de temas tenía que nutrirse, a la fuerza, de grandes clásicos y así fue. Tan solo un par de temitas (que también se agradecen) de su último CD “Sting in the Tail” como fueron Sting in the Tail para abrir y un poco más tarde Raised on Rock, una oda a su estilo de vida. El resto, temas clásicos a porrillo, de los de toda la vida aunque alguno un tanto rebuscado como Is There Anybody There? o Hit Between the Eyes. Todo iba genial, escenario decoradísimo, pantalla con imágenes, pantallas por todos lados del escenario con efectos especiales, muchos fuegos… Matthias tan simpático como siempre y Rudolf demostrando que sangre lleva en sus venas, tan loco como siempre y con la misma actitud de hace… la tira de años.
Pero sin duda, para mí el gran subidón fue esa pequeña obra de arte llamada Rhythim of Love, de mi disco favorito ("Savage Amusement"). Ya nunca pensé que vería nada de él en directo, y tras una tranquila Loving You Sunday Morning, ahí llegó, llena de pasión y nostalgia a partes iguales, una verdadera explosión de adrenalina para mí, que casi no podía creer que la estuviesen tocando, con un Klaus increíble, dándole un aire más melódico al estribillo. En la trallera Dynamite (quizá un poco antes) fue cuando empezó a llover a manta, y no tenía intención de parar, pero aunque me tragara vivo el fango, ahí me iba a quedar hasta el final. Detallazo inesperado tanto de Klaus Meine y Matthias Jabs. Por una parte, el legendario vocalista cantó Blackout íntegramente en la parte exterior del escenario, donde le alcanzaba toda la lluvia, y lo mismo hizo el Sr. Jabs con su solo de guitarra, como solidarizándose con la gente que nos estábamos calando pero seguíamos al pie del cañón, gritando a pleno pulmón la gran Big City Nights hasta quedarnos afónicos. Sin embargo, daba la impresión de que Klaus no podía ir más suelto. Que tío tan increíble. Con 64 tacos y cantando de esa forma todos y cada uno de los temas, sin quedarse sin aire y sin desafinar ni una puta nota, tiene muchísimo mérito. Salieron del escenario para regresar poco después acompañados de una enorme estatua donde aparecían los miembros de la banda a modo de monumento, para descargar lo que era ya casi obvio, empezando por Coming Home (la hubiese echado mucho de menos si no la hubiesen tocado) y seguidamente la deseada e idolatrada Still Loving You, que supuso el momento mas moñas del concierto (y el que dejó de llover, por cierto). Rock You Like a Hurricane, otra ineludible, puso el fin a esta actuación tan mágica e irrepetible, en casa, en Wacken, con más de 120.000 personas viendo el acontecimiento. Aunque todos nos quedamos algo extrañados por que no tocasen Winds of Change al final, fue una despedida por todo lo grande.
Si hasta aquel momento, y ya desde los primeros días de Wacken, absolutamente todo el terreno que se podía pisar (Wacken Center, zona de los escenarios, la carpa, el camping…) se había convertido en un inmenso pantano lleno de fango, incluso de peligrosas acequias de las que era imposible escapar si caías dentro, la intensa lluvia que cayó en Scorpions lo dejó todo, directamente, impracticable para el ser humano. Fue un auténtico calvario volver (con los primeros temas de Machine Head sonando) a las tiendas, no sin antes haberme metido entre pecho y espalda el clásico Wackinger Naken de todos los años. De los escenarios al camping tardé media hora sin exagerar, media hora de tormento, resbalones, charcos hasta mitad de pierna, fango profundo y pegajoso… el sufrimiento final. Una vez en la tienda, sinceramente, no me vi con fuerzas para entrar dentro de nuevo. Machine Head nunca me han gustado demasiado, Ministry no me dicen absolutamente nada, a Edguy lo vería en dos o tres días en Metalcamp… pero lo de Dio Disciples, eso, creedme, dolió muchísimo. Espero poder verles en otra ocasión.
Y aquí se acabó lo que se daba… en Wacken, claro. Poco después de la dolorosa marcha hacia los autobuses, tiramos hacia el sur, hasta la ciudad de Chambery (Francia) donde nos separaríamos los que íbamos a empalmar Metalcamp con los que ya regresaban a sus casas. Las despedidas siempre son tristes, y quiero dedicar este párrafo a toda esa gente que me acompañó en Wacken y partió a casa, pero que hizo que todo fuese todavía mejor con su grata compañía. Xuso, Rafa, Yolanda, Monika, Lucy (ZGZ)… En fin, no me gusta decir nombres porqué siempre se me olvida alguien y eso es injusto, pero para cualquiera que llegase a compartir algún momento de Wacken conmigo… ¡¡¡un abrazo enorme!!! ¡¡¡Y nos vemos pronto!!! El resto, los que hicimos la empalmada con Metalcamp, todavía nos quedaban por vivir 5 días de demoledores e increíbles conciertos.
_|,,| JaviMetal (Is The Law) |,,|_
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