No lo tuve claro hasta última hora, pero gracias sobre todo al autobús organizado que salió desde Alicante me animé a ir. Y es que ya me brillaron los ojos cuando vi en su día que la segunda edición del festival valenciano Hammer Fest iba a ser gratis. De hecho, es triste decirlo de esta forma, pero creo que de no ser así no hubiese podido ir. Al estar más pelao que un pollo frito, el simple hecho de irme a Valencia de concierto (y eso que prácticamente está al lado de casa) me sale por una fortuna al tener que hacer el viaje casi siempre yo solo. Pero esta iniciativa fue para quitarse el sombrero, y más cuando se trata de un cartel tan atractivo como este, que reunió a lo más granado dentro del metal extremo nacional, y resultó la oportunidad perfecta para conocer bandas de las que ni había oído hablar y que resultaron ser un auténtico desmadre. Ángel (Avulzebub) fue el responsable del autobús, que saldría de Alicante con un poco de retraso para hacer varias paradas antes de llegar a Aldaia, una de ellas en Alcoy, que fue donde me uní a la fiesta. Otra iniciativa genial. Ya visité la sala Agora Live el año pasado, precisamente en la celebración del Hammer Fest I, por lo que más o menos ya sabía lo que iba a encontrar: una sala espaciosa, bien distribuida y lo mejor de todo, con una acústica casi perfecta que en raras ocasiones suele fallar. El festival este año estaba dedicado de nuevo a estilos oscuros y bandas de culto a nivel nacional, aunque también hubo dos bandas francesas, entre ellas los cabezas de cartel y la banda que más me animó a ir: Nocturnal Depression. El cartel se centraba sobre todo en el Black Metal, pero ahí tuvimos el toque más Death con esos brutales Aposento o algo más de técnica con los sorprendentes Hyban Draco, pasando por el Grindcore (V.I.L.)
Desafortunadamente, los horarios ya estaban marcados, pero el autobús se retrasó bastante más de la cuenta por un despiste de última hora al llegar a la sala y alguna parada extra, algo que no hubiese tenido mayor importancia si no fuera porque los componentes del grupo alcoyano V.I.L. también viajaban en él. Esto motivó el retraso de una hora entera, con lo que la movida tenía prevista empezar rondando las 19:30, algo tarde contando que eran 9 las bandas participantes. Con todo el ajetreo, nada más llegar fui a tomar unas cañas con peña del bus, a la que pronto se unió mi gran colega y compañero de conciertos Lobo y su gente. ¡Y que gusto da hablar y ver conciertos con peña tan auténtica joder! Las cañas se alargaron algo más de lo previsto y nos perdimos las tres primeras bandas del festival, pero ya iba siendo hora de ponerse las pilas, que mis tímpanos ya no podían soportar más el mono de tralla.
Hyban Draco, banda catalana de extraño nombre (y también extraño sonido para la tónica general del evento) fueron los primeros que vimos en escena. Su estilo, como digo, era bastante particular, y encasillarlos simplemente dentro del Black Metal creo que sería quedarse corto. No les conocía de nada, por lo que puse especial interés y atención a cada uno de sus temas, aunque no tengo nombres, pero sí muchas sensaciones que me dejaron. Es cierto que parte de su esencia se basa en la música oscura, de hecho crearon una atmósfera tremenda, y la iluminación también estuvo de su parte. Voces entre el Black y el Death, entre desgarradas y ásperas, y guitarras afiladas pero gordas al mismo tiempo, y un sonido que no les falló desde el principio, con un rollo muy personal. Más de uno se quedaría descolocado al verles. Las partes más black, las cuales se reconocían por sus riffs llenos de tragedia, se alternaban con pasajes más técnicos de la mano sobre todo de las estructuras complejas e inusuales que traían en parte de sus temas. Me resultó muy curioso comprobar que en casi todas sus composiciones incluían en la parte central un interludio compuesto por arpegios limpios, que bajaban un poco la intensidad pero sabían transmitir esa aura tétrica que tanto les gustaba. El resto era cera, pura cera, con baterías con mucho bombo, incluso blast beat, estruendo a raudales y bastantes tecnicismos como para considerarlos dentro del black más conservador. El vocalista / guitarra solista ocupaba el centro del escenario pero no fue el único que a ratos se dejó el cuello (¡¡y ejecutando unos solos muy guapos!!). Su bajista gustaba de tocar el instrumento casi en vertical y con mucha chulería, y el rítmica estuvo más sereno durante la actuación, algo que chocaba con la inquietud del batería, que no cesaba en su énfasis. La interpretación fue bastante movida y sorprendente en general.
Tras este mi primer concierto de la noche, empezaba a sentirme realmente bien, a sentir de nuevo la fuerza del Metal en mis venas, a notar el calor de la gente y como crecían los ánimos de la peña, motivada también en parte por el alcohol, a pesar de que los precios de la sala no eran precisamente… populares. Y mira que casi me había olvidado de Aposento (con la cantidad de bandas que hubo esa noche, es normal que falle la memoria) y resulta que les teníamos ya casi encima del escenario. Subieron, arrasaron, aniquilaron, vencieron y se largaron. Este sería un escueto resumen de la hora que tuvieron para hacer todo eso. La idea básica sería esa, no obstante, no sería una crónica justa, pero sí es cierto que fue una de las actuaciones más impactantes y jodidamente bestiales de la noche. A su favor jugaba el hecho de que era la única banda Death Metal del cartel, por lo que sería un agradecido cambio de dinámica. Eso sí, un Death clásico, pero muy burro, incluso en bastantes partes o temas mostraron bastante acercamiento a tesituras más típicas del Brutal Death. Fueron una de las bandas que más tardaron en preparar su movida, lo que aumentó todavía más el retraso, pero el resultado mereció la pena. Éramos muchos los que esperábamos su salida, de hecho posiblemente este fue el concierto más abarrotado (aunque ni de lejos las más de 500 personas que se esperaban), notándose un ambiente realmente motivador. Los riojanos, quienes de entrada ya demostraron que no son ningunos críos, se hincaron en el escenario para hacerlo temblar con sus rudas líneas de guitarra, su retumbante bajo y su batería asesina, capitaneados por un auténtico mastuerzo de vocalista que dio hasta la última gota de sudor. Con tanta experiencia no me extrañó que arrasaran. La voz también se acercaba por momentos al Brutal Death, cavernosa y agresiva, oscura y amenazadora, apoyada siempre por el fenomenal trabajo de la batería que no dejó ni un segundo de tregua. Los temas con que nos “agredieron” sonaron salvajes, Disgorging Blood, Avaricia, Hambre Insaciable, Bloody Ritual, Hijos del Caos, Alma Condenada… la guitarra solista se escuchó un poco por debajo, pero el sonido en general era tan bueno que a pesar de la distorsión vocal incluso las letras podían entenderse (aunque al final debido a algún problemilla sonó un tanto más sucio). Especialmente contundente el de la batería, posiblemente el mejor de toda la noche, pero todos los instrumentos brillaron con luz propia y sus componentes sacaron plena fuerza sobre el escenario en un concierto demoledor con grandes dosis de brutalidad y melenas enloquecidas.
Las nubes se posaron sobre la Agora Live y el cielo se oscureció. Empezaba a partir de aquí la mitad más oscura del show, el momento en que hordas de los más puristas blackers se preparaban para emerger de entre las cortinas del backstage. Personalmente es, de entre los que pudimos disfrutar aquella noche, mi género favorito, y me moría de ganas de que empezaran las blasfemias y atrocidades sonoras habituales en este. Old Blood, desde Catalunya, empezaron el ritual. Un grupo que tan solo atendiendo a sus portadas, su tipografía, su estilo… ya podemos enmarcar dentro del Black Metal más purista, más oscuro y terrorífico. Sus pinturas y el sonido de sus desgarradoras notas nos dicen el resto. Un aspecto cruel, con maquillaje de lo más original, dio paso a temas sacados de entre todos sus trabajos, aunque realmente no tienen ningún disco como tal. Por una parte veíamos a su bajista Crypt, acompañado por Draco a su derecha, el fundador de la banda. Todos ellos mantenían la apariencia seria, gélida y amenazadora mientras sus riff seccionaban gargantas. Tras ellos, llamaba la atención un batería con una actitud bien distinta, muy animado, eufórico, que casi parecía saltar de la batería con cada porrazo. En primera línea como ya digo, poquísimo movimiento, 0 gesticulaciones y menos comunicación todavía. El público era mucho menor en número que con Aposento, pero eso no importó a la banda, que siguió con su estilo pagano y atroz, con buenas melodías que atormentaban mi cabeza, aunque no estaba especialmente trabajada la parte técnica. Fössvrah gritaba como un animal enfurecido, dejándose las cuerdas vocales con su voz rasposa y ensordecedora. Conforme avanzó el concierto, los temas empezaron a basarse más en guitarras repetitivas y prolongadas estructuras hipnóticas, a la vez que sonaban más y más cañeros, incluyendo alguna sesión de blast beat. Decir que a pesar de que llevan ya muchos años en activo, su formación es muy actual salvando al líder de la banda. Un poco de Black Metal clásico, sin alardes, era justo lo que esperaba de ellos tras haber ahondado en su material y eso es lo que obtuve con creces.
Salimos fuera a tomar el aire y a charlar un rato (insisto, siempre es un placer discutir y poder aprender de mi colega Lobo) para dar descanso a nuestros maltrechos oídos y en pocos minutos, de vuelta a la guerra. Seguíamos sin cambiar de rollo, ni de posición, ni de estilo, y curiosamente en esta ocasión casi ni de miembros, ya que tanto Crypt (bajista, esta vez a la parte izquierda) y Thanatos (una bestia a la batería) hicieron sesión doble, pues también formaban parte de Cauldron. Su vocalista era algo distinto, sin embargo. Un intimidante armario de dos metros que se erigía sobre el escenario y chocaba un poco al principio, pero demostrando tablas y confianza hizo el concierto mucho más espectacular que el anterior. Su voz tenía muchos más matices de lo que podemos esperar de una banda de este estilo, algunos de ellos arrimándose al Death y otros más secos y gritones. El batería seguía en su tónica, puro nervio, aporreando sin parar a tiempos más rimbombantes que en la anterior banda, pero igualmente seguía pareciendo que iba a salir escopeteado de su silla por las ganas que le ponía a la hora de tocar. El bajista tampoco estuvo precisamente parado, en esta ocasión parecía empatizar más con el público poniendo más caras, haciendo más gestos… siendo un poco más dinámico en general. Todos iban pintarrajeados como manda la tradición, y los miembros del anterior combo sin cambiar, obviamente. Lo suyo era algo más movido, sin salir del rollo clásico pero a nivel escénico algo más agradable y vistoso. El sonido, tanto en Old Blood como en estos Cauldron fue notablemente peor que en los dos anteriores conciertos que vi, algo que podría ser debido a la propia naturaleza del sonido de este tipo de grupos, algo más sucio, distorsionado y engorronado en general. Hablamos de una formación que solo tiene un disco llamado “Aker”, y que data del 2001, desde el cual no ha habido movimientos en su carrera, a pesar de ser un combo que lleva existiendo desde, agárrense los huevos, 1993. Sin embargo, por lo que he indagado, su formación actual es muy reciente y no queda nadie de la primera. Eso no quita que consiguieran ganarse a los amantes de este sonido, aunque también es justo decir que (en mi opinión) fueron perdiendo un poquito de fuerza a medida que avanzaban los temas. Como aliciente extra, presentaron algún tema de lo que sería su próxima obra, así que habrá que estar atentos. Nos hablaron también de sus influencias, y como no, temilla de los Mayhem al canto, nada menos que De Mysteriis Dom Sathanas en todo su esplendor, y la verdad es que bordaron el cover. Con Marching Towards the North, que abre su disco, se despidieron tras más de una hora de concierto.
Con las ganas cada vez más satisfechas de Metal, la cosa cada vez se iba viviendo con más ilusión y ganas, aunque hablo por mí, ya que incomprensiblemente cada vez había menos gente en la sala (¿?). Yo al menos lo estaba pasando como un puto enano, y precisamente ahora, ya con el cuello caliente, empezaba para mí lo mejor de la noche, cuando el reloj marcaba pasadas las 3 de la madrugada. Y es que Empty y Nocturnal Depression eran mis bandas de esa noche, las que realmente conocía antes del evento, y es que de vez en cuando conocer algunos temas siempre anima cosa buena. Como era su turno, hablemos un poco de lo que fue el espectáculo que dieron Empty a todos los niveles. Los zaragozanos (¿o queda mejor maños?) son perros viejos en esto del culto a los sonidos tenebrosos, en activo desde finales de los 90. Desde el principio dejaron muy claro lo que venían a hacer y como lo iban a hacer. Su propósito era destruir neuronas y castigar la mente (a la par que engrandecer nuestros oídos) con un repertorio genial, con muchísima fuerza en escena y una actitud brutalmente sincera y auténtica. Salieron directos, a matar desde el primer minuto, sin parones, con las palabras justas, disparando tema tras tema como flechas envenenadas a la yugular. Su agresividad quedaba patente en cada nota y en cada expresión, a pesar de que se mostraron gélidos como el hielo y ni por un segundo abandonaron sus posiciones. Esta vez si que podemos hablar al 100% de ese sonido Black puro, oscuro e intimista, guitarras distorsionadas y voces casi hirientes, desalmadas, imperiosamente destructivas, con una base rítmica variada pero ortodoxa. La tragedia se saboreaba en cada una de sus melodías, acojonantes todas ellas, que contribuían todavía más a la tétrica atmósfera. La guinda que complementa todo esto la pusieron incluso antes de empezar, decorando el escenario con mucho gusto, colgando una soga en cada palo de micro y repartiendo varias coronas funerarias por todo el escenario, que les quedó de muerte (y nunca mejor dicho), sin duda la mejor escenografía de la noche. La brutalidad de algunos fragmentos te golpeaba duro, y de repente, cambiaban de registro con partes muy lentas y oscuras, tremendamente depresivas, con voces limpias y llenas de sufrimiento y agonía que en ocasiones ponían los vellos de punta. Y es que el vocalista vivía cada nota y cada frase que salía de sus entrañas, y sabía transmitirte perfectamente todo lo que él quería. El carácter depresivo e inquietante del grupo queda reflejado, por cierto, en todas las portadas de sus discos. Echadles un ojo, porque a mí las de “The House of Funerary Hymns” o “Etica Profana Negativa” me enamoraron al primer vistazo. Por cierto, este último se lo tocaron enterito en la hora y pico de concierto, fue como un impresionante recital de maldad, una oda a la locura. Parece ser que al vocalista no le gustaba como se estaba llevando el tema de las luces, y llegados a cierto punto del concierto dijo, tajante: “Apaga todas las luces en lo que queda de concierto”. Y así, el último tramo del concierto lo vimos sin luces, por si todavía faltaba algo de oscuridad jejeje. Este último pareció abandonar el concierto con bastante mala leche, tirando el palo del micro al suelo. Sea como fuese, la banda al completo demostraron una profesionalidad y una actitud de lo más true, para mear y no echar gota, vamos. Uno de los mejores conciertos de Black Metal que he visto en mucho tiempo.
La madrugada pasaba, el frío llegaba fuera de la sala, y las horas empezaban a pesar físicamente. Solo un poquito. El mayor problema fue el tiempo que se pegaban algunas bandas para montar, ecualizar, etc., casi el mismo que tocando. En lo que a la última banda de la noche se refiere, esto no mejoró demasiado. De hecho, probando el sonido, lo hicieron bastante pastoso, y parecía que no iban a empezar nunca (algunos empezaban a desesperarse). Tocaban un minuto, y volvían a parar. Y otra vez. Y aunque esto no tiene porque restarles profesionalidad, la verdad es que al final cansaba. Pero eso sí, por fin cuando empezaron, lo hicieron a lo grande, todo hay que decirlo. Las ganas estaban a tope por ver si me iban a convencer e incluso a sorprender, porque la decepción no estaba entre las posibilidades. Con Credo Negativo los franceses se lanzaron a saco, a terminar de llenar de maldad la Agora Live. El frente principal formaba una muralla sónica de auténtico pavor, a la cual el excelente sonido acompañaba gloriosamente. A pesar del estilo, la calidad era increíble, fácilmente una de las mejores de la noche, sonido alto y claro, casi cristalino, bombo súper contundente, bajo grueso y guitarras con mucho filo. Ninguna pega en este sentido… aunque por otra parte algo no me cuadraba. Quizá era que les sobraba tanta lindeza sonora, o quizá exceso de velocidad, pero en parte noté que los pocos temas que pude ver (esto lo explico luego) perdían algo de feeling en directo, las partes más densas, agobiantes y deprimentes parecían serlo menos por algún motivo. Para muchos que no les conocían resultó casi una ventaja, ya que más de uno se habría dormido de pie, pero lo que más me apetecía en ese momento a pesar del cansancio eran atmósferas decadentes y tristes. Desde un primer momento, la comunicación banda / público fue genial (en inglés), sobre todo de parte del vocalista, muy simpático, atento y hablador, presentando los temas y animándonos (que falta le hacía a más de uno jeje) y el resto del tema, junto con sus colegas, headbanging a piñón fijo. Quedé alucinado con la malformación de este (único miembro original en la actualidad). No tenía ni idea de este detalle, pero al mismo tiempo quedé fascinado por los cojones que le ha echado durante toda su carrera al tocar la guitarra con tan solo dos dedos medio deformes y encima compaginar esta función con la de cantante. En cualquier caso, la rueda ya había empezado a girar y tras este primer tema pude ver algo totalmente inesperado y que resultó la mayor sorpresa de todas. Cuando comenzó a sonar Seven Tears are Flowing to the River de Nargaroth al principio casi no la reconocí, pero al rato me quedé boquiabierto y flipé, literalmente. Uno de mis primeros temas de Black Metal y también de mis favoritos. Una composición muy especial y además apropiadísima para la ocasión, que te induce al sopor y a la desesperación, muy emotiva y casi atmosférica. Y es que parece ser que a esta banda lo de hacer covers les encanta. No la tocaron entera, supongo que por temas de duración, o bien porque la han adaptado a su manera. La cosa iba cogiendo ya la cadencia que yo esperaba, y cuando parecía que iban a tocar la perfección, al principio de Host (Autumn), estando yo totalmente absorto en el concierto, entró inesperadamente el colega Dani (alcoiàààà jejeje) y me dijo con tono urgente que o me subía corriendo al bus o este salía sin mí.
Bastante confuso, me enteré de que el chofer que nos había llevado hasta la sala tenía otro servicio a las 7 de la mañana (y eran entradas las 4 y media ya…) y que no podíamos esperar más. Al menos yo tuve suerte de enterarme… y no digo más jeje. Bromas aparte, fue algo desconcertante, un palo bastante gordo, pero comprensible, aunque mi sorpresa, como digo, fue mayúscula, y me volví algo descolocado por no haber podido completar aquel concierto que tenía una pinta increíble y me perdí la parte más depresiva de este. Al menos los chistes de la vuelta con el bus hasta Alcoy (unos mejores que otros, hay que admitirlo jaja) consiguieron levantarme un poco el ánimo, aunque el machaque físico que llevaba encima solo sería aliviado por unas cuannntas horas de sueño. Tras despedirme de toda la peña con la que asistí a este brutal Hammer Fest II (recuerdos a Dani, Javi, Ángel Avulzebub, Pau, Juanmi, Pablo Hellart… y de nuevo a Lobo a Frank y a toda esa peña que conocí y que debido a mi inutilidad para recordar nombres no menciono) cogí el coche otros 20 minutos para llegar a casa. Más iniciativas como esta harían levantar el culo a más de un apalancao de la vida, aunque un bolo gratis es siempre una misión bastante arriesgada. ¡Hasta la próxima! (que espero que sea pronto).
_|,,| JaviMetal (Is The Law) |,,|_
Error, yo no canto en Old Blood (Sepvlkhrvm Fossvrah), canta Draco.
ResponderEliminarVaya, ¡muchas gracias por la información de primera mano! Corrijo el error.
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