Había quedado ya de antemano con bastante gente que sabía que iba a acudir, pero entre unas cosas y otras (mi coche ha vivido tiempos mejores…) llegué muy justo de tiempo, demasiado para quedar como toca y echar unos birrazos antes de entrar a la sala. Me cené un cutre-bocata de los míos, eché el cigarrito y poco después, por miedo a que se vendieran todas las entradas, lo primero que hice fue irme derecho a la sala y pillar la mía para asegurármela. Un gustazo encontrarme, una vez más, en las puertas del Paberse (y no voy más porque me queda lejos, que si no…), una sala que ya ha adquirido el estatus de legendaria por la cantidad y calidad de eventos a los que da cobijo. Me encontré con mi colega Popi y poco después, con Álvaro y Rafa, también colegas de fatigas. Contra todo pronóstico, fuimos a refrescarnos el gaznate en plan exprés al bar de siempre y al momento ya estábamos entre la peña, disfrutando de la caña de la primera aparición: los War Dogs.
Banda ilicitana de Heavy Metal acelerado, su nombre hace ya unos años que resuena en varios carteles y en los equipos de música de quienes buscan un sonido old school y de calidad. No hay duda de que se lo toman muy en serio, se mueven, y pelean para ganar sobre los escenarios. Yo aun no había tenido el placer de verles, y de hecho fueron uno de los grandes alicientes de la noche, que al final me convencieron por todo lo alto. La putada es que entramos un poco tarde respecto al principio, habiendo sonado ya algún que otro tema. Nuestro primero fue el Midnight Whisper. Nos fuimos adentrando cada vez más entre las primeras filas, algo no demasiado difícil ya que aun había poca gente en la sala, pero los de Elche ya lo estaban dando todo sobre el escenario sin importar este detalle, continuando con Die by my sword, un tema nuevo que además es el que dará título a su nuevo disco que, como su vocalista Alberto nos comentó, está ya grabado y saldrá lo antes posible. Mientras tanto, todo el mundo puede seguir disfrutando de su EP, llamado “War Dogs”, una composición de seis temas con una personalidad arrebatadora que plasmaron muy bien en directo. El mismo Alberto se fue asentando con el paso del tiempo sobre el escenario. Si bien le vi un poco frío y distante al principio, esto no se reflejaba en su voz en tonos medios / bajos, que le sienta como anillo al dedo a los temas, interpretando algunos trozos muy graves como en otra de su próximo disco que nos presentaron llamada The lights are on (but nobody’s home), continuando con ese estilo tan peculiar que recuerda sobre todo vocalmente a bandas como Manilla Road.
El que estuvo en llamas desde el primer momento fue Eduardo, su guitarra solista, que se lució y se salió por los cuatro costados con su instrumento, con unos solos virtuosísimos y cuidados al detalle, clavando cada uno de ellos con técnica y velocidad, levantando el mástil, y “asomándose” desde el escenario para animarnos. Una de los fragmentos más participativos por parte del público, salvando el final del concierto, fue con Immortal’s Lament, con un estribillo que engancha y mucho ‘oooooh’ para la peña, que la cantó con las manos en alto. No solamente porque su instrumento se escuchaba de lujo, sino por su forma de tocar y su depurada técnica con los dedos, otro de los que más me gustó fue el bajista Manuel, a pecho descubierto y con una actitud plausible, fue rápido y contundente, introduciendo incluso algún solo de bajo en algunas partes sin parar de meter headbanging de un lado a otro. Con Alberto encarado hacia José V. y su batería (joder con el chaval, vaya energía y contundencia… flipante) y ambos guitarristas en primera línea de escenario, dio paso a una de mis favoritas, To live to fight another day, muy guapa, también extraída del “War Dogs” con un estribillo bestial y muy coreable, casi lo mismo se podría decir de Back for the Attack, un tema 100% de directo con el que es imposible no alzar los puños juntos y cantar junto al grupo a toda hostia, al ritmo del doble bombo de José, que por cierto, también sonaba bastante bien, en la tónica general del concierto. Me comentaban Popi y Álvaro que en Murcia cayó un cover del Battle Hymns, lástima que no fuese así esa noche, pero sí fue un auténtico puntazo que se marcaran el Angel Witch de los legendarios ingleses que puso a todo el mundo a bailar y gritar, apelotonándose en las primeras filas, subiendo a gente a hombros… ¡una pasada!. Que desde aquí reciban todo mi apoyo y muchos ánimos para seguir peleando en este jodido mundo, War Dogs pueden ser la nueva referencia en muchos aspectos gracias a su personalidad y sonido.
Vamos ahora al que, sin duda alguna, fue el gran concierto de la noche. Tras un descanso y reencontrarme con mis colegas Manu y Porti de Valencia (que bien lo pasamos, canallas) y charlar un rato con ellos, nos colamos de nuevo en la sala para encontrarla todavía con bastante poca gente. Pero los que no acudieron al concierto de Frenzy no saben hasta qué punto se perdieron una de las buenas. Los madrileños, formados en 2014 y tan solo con un EP y un disco, están arrasando el panorama de una forma bestial gracias a la personalidad y carácter de todos y cada uno de sus temas y también por tener unos músicos que son unos fuera de serie. ¿Conocéis a Steel Horse? Pues deberíais, porque fue una de las bandas que más fuerte pegó en los siete años anteriores (2007-2014) y de la mano de sus antiguos componentes Anthony (vocalista) y Ángel (bajista) nació esta formación cuya principal característica diferencial, a groso modo, está en sus letras, que hablan sobre superhéroes, y les coge en un gran momento, con tanta película sobre el tema. Ojo, que no estoy diciendo que sean oportunistas ni mucho menos, simplemente que están de suerte en estos tiempos. Se conoce que hubo cierto retraso en su salida, ya que nosotros tardamos un montón en entrar y todavía no habían empezado, pero una vez arriba, no se lo pensaron a la hora de atacar con Blind Justice, el tema con el que comienza su LP, y fue un acierto total, ya que fue abrir y liarla, con cantidad de peña acudiendo a verles ya con muchas ganas y buen rollo. El bestial grito final de Anthony, arqueando la espalda, puso las cosas claras: venían con la intención de darlo absolutamente todo y llevarse al público de calle, algo que no les costó demasiado conseguir. Comenzaba un nuevo tema, From Hell, y con cada uno de ellos el vocalista nos comentaba alguna anécdota.
Chance to green abría la puerta a su primer trabajo, “Lethal protector” que también fue muy representado con temazos como este. Apuntar que la banda llegaba a Valencia con un hándicap que no todas hubiesen superado, la salida hará un par de semanas de su guitarrista Víctor Díaz, con lo que Luis Pinedo tuvo que cargarse a las espaldas todo el trabajo de guitarra, desde los riffs a los complicadísimos solos… pero os aseguro que ya en los primeros temas, no tuvimos otra opción que rendirnos a sus pies por el colosal trabajo que hizo. A la par que hacía guiños al público, con toda la actitud y fuerza del mundo se marcaba unos solos acojonantes, y Frenzy es precisamente una de esas bandas que pueden llegar a meter 2 o 3 solos por tema, así que imaginaos la papeleta. Veloz como el viento, fue un placer verle meter caña al shredding a toda hostia, especialmente en algunos solos kilométricos como el de Killing with a smile. Esta vez con un sabor más ‘Helloweeniano’, Velocity dio pie a que Luis volviese a quedar como el puto crack que es. También en esta última, Anthony fue otro de los protagonistas. Un cantante muy carismático, con una voz única y un poderío inmenso a la hora de lanzar agudos y cambiar de registro. Caía el primer cover de la noche (con estas palabras, Anthony ya dejaba claro que iba a haber alguno más), nada menos que I don’t believe in love, apostando fuerte con los Queensryche. Especialmente trabajada la batería, que cubrió cada detalle, emulando a Scott Rockenfield con total fidelidad mientras Luis y Ángel se repartían muy bien la labor de los coros, dándole cuerpo al tema. Este último (el bajista) se hizo de notar a base de bien, imprimiéndole un carisma tremendo a la actuación en general. Potente a la hora de tocar y siempre al límite del escenario, vociferando y animando (¡¡y qué guapas esas mallas!!) se nota que es uno de los fundadores por la pasión que irradia. Le metía con ganas David a la batería con Sin city calls, y es que cuando se ponía en plan bestiajo, con doble bombo a muerte, la cosa sonaba atronadora, y más con esos cambios de ritmo tan característicos. Annihilated by my sound puso unos segundos de tranquilidad con la parte inicial, casi bluesy, para transformarse de nuevo en ritmo cabalgante. Para mí, uno de los mejores cortes de un disco (“Blind Justice”) que tengo bien machacado desde su salida y me parece de lo mejor que ha salido en lo que llevamos de año en el panorama nacional, una auténtica maravilla del Heavy Metal con guiños a distintos estilos, una conjugación casi perfecta de épocas y ritmos.
Inspirada en los mutantes de cómic, y con Anthony pidiendo ayuda a la voz, llegó We are the future… ¡¡y vaya si le ayudamos!! Cada palabra del estribillo fue cantada a gritos con los puños en alto con una sala ya bastante llenita, aunque lejos de estar abarrotada. Y es que, como digo, la banda a través de sus músicos sabía llegar y convencer al respetable. Algo similar pasó con Mad Ball, ritmo inquebrantable y estribillo para corear a pulmón lleno hasta escupir las amígdalas, algo que de un momento a otro parecía que iba a suceder con el frontman, por su insistencia en gritos casi sobrehumanos… pero lo cierto es que sacó todos los temas con una eficacia impresionante incluida la segunda versión de la noche… y con ella os juro que me tocaron mucho la fibra sensible… ¡¡Dream Warriors!! ¡¡Una de mis canciones favoritas de todos los tiempos!! Fue para mí la mayor sorpresa de la noche, no me la esperaba en absoluto y eso que, pensándolo bien, la voz se parece bastante en tono y en rango a la de Don Dokken… Sea como sea, me acerqué a las primeras filas y casi me desgañito de tanto berrear. ¡¡¡Brutal!!! Tras esta, y la cañerísima Ride to be free de su EP “Lethal protectors”, que puso de nuevo la sala a arder, la banda salió del escenario, muy arropada en aplausos y coaccionada a tocar más. Cosa que no tardaron mucho en hacer cuando Anthony salió en plan Flash por el escenario, y tras él sonriente Angel ‘Choco’, a quien se le veía en la mirada que aun tenía muchas ganas de tralla, así que cayeron unos cuantos bises, empezando por Lethal protector, primer tema de su EP y continuando por Save me, sobradamente conocida por casi todos ya que de ella se hizo el videoclip del grupo, algo más hardrockera que el resto, la base perfecta para soltarnos en la cara uno de sus temas más Heavys, pura identidad del grupo, Shred or Die (el nombre ya lo dice todo), con unos solos de infarto que dieron protagonismo absoluto a Luis, que una vez más fue vitoreado como se merecía. Por fin puedo decirlo de primera mano… ¡Vaya jodido directazo que tiene esta gente! Mira que tocaron una hora entera, casi todos los temas compuestos de su discografía y dos versiones, pero aun me quedé con ganas de más. Si tenéis la ocasión, ¡no os los perdáis ni borrachos!
Volvimos al bar y más de uno ya iba bastante ‘tostao’ (y no digo nombres jajaja). Hacía una noche espléndida, clima casi veraniego en Valencia y el ambiente era casi inmejorable. Unas cañitas rápidas, unas cuantas carcajadas y… ¡al lío! Derecho otra vez al Paberse, aunque mucho más cansado que cuando llegué por la intensidad con la que había vivido los dos anteriores bolos. Pero a partir de ahora, ya era casi un reto personal, porque… ¿os podéis creer que hasta este viernes no había visto a los Zarpa NUNCA? ¿A una banda de su clase y de su talla? Pues así es, y mira que he ido a decenas de festivales en los que participaban pero, cosas que pasan, aun les tenía pendientes. Pero pocos lugares para desvirgarme con su directo que en su propia tierra, donde además demostraron sentirse muy sueltos y a gusto, aparte de la propia confianza que da una carrera tan inmensa a las espaldas. Me temo que nos ‘fumamos’ alguno de los primeros temas; cuando entré, ya metían a todo trapo con Rescátame en una sala, ahora sí por fin, a rebosar de peña. Y es que al final si ya ni clásicos de esta talla llenan… ¿dónde iríamos a parar? A todos nosotros, con el ánimos que estábamos mostrando, nos dedicaron Los defensores del Rock y por supuesto lo dimos todo en ella y en temas que, como Vicente nos anunció, hacía ya un tiempo que no tocaban, como Babilonia la ramera, que cayó entre muchos gritos de alegría e incluso gente que se adelantaba a cantar su inicio jejeje. Ese ambiente tan cercano y de colegueo que se vivía jugó mucho a su favor. Y es que en una ocasión así, Metal Bats les vino absolutamente perfecta, ya que es el que la asociación considera su himno, compuesto exclusivamente en su honor. Lo cierto es que su Heavy Metal, aunque de corte muy clásico (incluso un tanto desfasado, que diría alguno) sigue siendo eficaz en directo, sin perder el ritmo ya que todos los temas se complementan a la perfección. El bajista V. Romero también ponía su granito de arena a las voces, a veces alternando estrofas con su tocayo, y siempre con mucha actitud y pintas de rockero de la vieja escuela incansable.
Y ojico con Godoy a la batería, una auténtica fiera. Los mamporrazos que metía resonarían hasta en la calle, en cortes como Yo contra el mundo o Ángeles negros, demonios blancos, en los temas más frenéticos… ¡hacía temblar el escenario! Una formación que, salvo el sr. Feijóo, está renovada desde hace ya unos añitos, y cuenta con la creme de la creme, comenzando por un auténtico MAESTRO llamado Serafín a la guitarra solista que, descaradamente, nos hizo flipar con todas las de la ley. Impresionante su velocidad, su precisión, lo sobradísimo que fue… lo de este hombre sí es para echar cohetes, era casi hipnótico verle tocar con ese aplomo y esa certeza. Otras que metieron una buena dosis entre pecho y espalda de caña fue la celebrada La Zarpa y el sable, clasicaaaaaaaazo inmortal donde los haya (y es que ellos mismos lo reconocieron, que es una fija en sus setlist) y la galopante Esto es Heavy Metal, toda una declaración abierta de firmes principios. Y es que 42 años llevan ya de existencia los Zarpa y en activo salvo algún parón temporal, algo de lo que poquísimas bandas de Rock pueden presumir. Pero como dijo el mismo Vicente (que también estuvo excelso a la guitarra con su solo, ¡¡vaya par de hachas!!) ¡Yo quiero más!, tema extraído del “Dispuestos para atacar”, del 2016. Lo más impresionante es que posteriores a este disco de hace apenas tres años… ¡¡hay cuatro más!! Desde luego, se les podrá poner muchos nombres, pero a trabajadores y constantes no les gana nadie. Sabía que tarde o temprano tenía que haber otro solo de guitarra con estos dos máquinas encima del escenario. Y fue Serafín en esta ocasión quien nos deleitó con unos minutos de placer increíbles a base de complejos solos cada vez más rápidos y jodidos, y lo dicho… ¡es que va SOBRADO! Solo por verle tocar ya mereció la pena subir hasta Valencia…
Solo se les puede llamar de una forma, como dice otro de sus temas más clasicotes… ¡Máquinas! Ahora ya estaba reservado el tiempo para grandes himnos de su carrera. Las chicas a la parte izquierda de la sala bailaban y cantaban sin parar, conocedoras de todos los temas y seguramente bastante curtidas en la eterna batalla del Metal. Luchadores de la paz y, por supuestísimo, Llega el castigador (una de sus composiciones más míticas) entraban en escena subiendo la temperatura, con un Godoy sudando la gota gorda mientras machacaba su batería a muerte. Su pegada, la increíble técnica de Serafín, la puesta en escena de V. Romero o la simpatía de su frontman eran elementos suficientes para mantenernos pegados delante del escenario incluso bien pasadas ya las 2 de la madrugada. Otro clásico conocido como Ojo por ojo dio paso a la parte más controvertida, una Fantasía que, si bien ya sabía de cajón que iba a sonar, fue alargada con una parte central que consistió en un solo de batería. Al principio me gustó, pero se me antojó excesivo, e incluso pensé en retirarme ya (al día siguiente tenía que estar a las 9:00 en pie), así que salí a echar el último pitillo, pero poco después volví a entrar. Mucha gente había salido ya, pero puestos a darlo todo, vi un par de temas más, entre ellos si mal no recuerdo, estuvo Herederos de un imperio, otra (supongo) imprescindible en sus directos que mantuvo a la gente muy animada.
Salí a tiempo para despedirme de Manu (vaya pieza estás hecho jajaja) y Porti (muchísimas gracias por tus ánimos tío) que andaban aun por allí, y como no, de Popi, Álvaro y toda la gente nueva (incluso de ultimísima hora jeje) que conocí aquella noche, con una conversación exprés sobre los Destroyer 666 incluida. El tema es que siendo ya las 3 y llegando a casa a las 4:30, sabía que iba a estar destrozado al día siguiente (que me pegue la mitad sobando jeje) pero a mí esto no me lo quita ni Dios, a muerte siempre y cueste lo que cueste. De hecho la vuelta se hizo más pesada de lo habitual por el cansancio acumulado de una noche tan variada e intensa, pero al coger la cama le metí una buena paliza y ‘apañao’. Insisto, sea como sea, al final SIEMPRE merece la pena.
_|,,| JaviMetal (Is The Law) |,,|_
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