
Llegué al garito a la hora de inicio, por los pelos, debido a que me costó un huevo encontrar aparcamiento por los alrededores. Afortunadamente, todavía no se escuchaban rugir las guitarras, así que disfruté de una birrita y un pitillo con tranquilidad en las mesas frente a la entrada, que por cierto, era la primera vez que veía (gran idea, en cualquier caso). Ya había gente dentro y fuera del garito, lo que era una buena señal.
Tras unos minutos de retraso, por suerte para el menda, que ya ocupaba su sitio entre el público, saltaron Rocket Queen al escenario, siendo su vocalista la última en subir, de un salto, por la parte delantera. Ya chispeando esos platos en la batería de Johan, el primer golpe de efecto vino, como mandan los cánones, con Burn the City, el corte que abre su reciente LP. Y con ella, demostraron con hechos que a eso habían venido, a quemar la ciudad, a derruir La Gramola, y a calentar a su público en el mejor de los sentidos. Algo que se plasmó tanto en el comportamiento de los músicos, como en el reflejo de las gafas de sol de Judy: el público. Aunque este todavía no era demasiado numeroso, unos cuantos se irían uniendo a la fiesta conforme avanzase el setlist. Con tanta chulería como estilo, Gaby Rocketz se adelantaba para dar su solo, y unos minutos después, arrancaría, sin muchos preámbulos, el segundo corte de la noche, correspondiente a Nothing Good, segundo single de “One Last Night”. Su melodía me cautivó a la primera, y fue perfectamente representada en directo. La gran energía que demostraba Gabi Bultaco, ese torrente de ilusión y ganas, alcanzó su punto álgido en la parte del solo, que esta vez le tocó a él. Por su parte, Gaby Rocketz y César Thunderbird, guitarrista y bajista, andaban totalmente acompasados, tanto en lo musical como en lo escénico. Si eché algo de menos, fue una mayor presencia en esas guitarras acústicas del inicio del tema. Saltaban ahora a su primer EP con Broken Heart (aunque también fue regrabada en el segundo).
Con César marcando el paso, y Gabi luciéndose con el solo, Judy se nos acercaba, inclinándose hasta el límite del precipicio, ese precipicio al que también nos estaba haciendo caer a nosotros, con sus ardientes movimientos y su energía inagotable. Para el final, ya con la peña levantando sus puños, nos dio una sólida lección de tonos altos, antes de pasar a la siguiente. Temía que, por su naturaleza más suave, no la fuesen a tocar. Y es que, aunque esto pueda sonar a ‘pacada’ por ser el tema más distinto del disco, es sin duda mi favorito. Ese rollazo de Where the Dreams Come True, a caballo entre Alyson Avenue y los más modernos Violet, para que os orientéis… ¡me vuelve loco! Con muchísimo feeling, Judy se mostró más comedida en su actuación, concentrándose en moldear los tonos, de matices más angelicales, dando el do de pecho al final, y apoyándose, hombro con hombro, con su compañero Gaby. A destacar también esos coros bien definidos por parte de G. Bultaco, a la otra guitarra. Ya fuimos avisados de que esta sería la única tregua a la caña en aquella noche, y 90 Ways to Die llegó como un auténtico cañonazo. Las primeras guitarras de Gaby crujían que daba gusto, y al ejecutar su solo, Judy caía de rodillas frente a él.
Actitud de 10, piernas de escándalo, cuero, Rock’n’Roll, y un vozarrón que quita el hipo en todos los registros. Así es Judy Jade, la cantante de Rocket Queen, que no dejó de embelesarnos a todos con cada uno de sus gestos y alardes vocales, atrayendo cada vez más y más miradas. Abriendo su chaqueta, jugando con su pelo, inclinándose, saltando y dominando el micro como si fuese parte de ella misma… grandísimo espectáculo, el que nos ofreció. Y es que, cuando hay carrera detrás y tablas, se nota, y ahí tuvimos un buen ejemplo. Dedicada a La Gramola, y a toda su gente, en Little Treasure, sobre todo en su inicio, pudimos apreciar bien esos punteos de bajo a cargo de César, que también se venía arriba por momentos, terminando de rodillas en varios momentos del show. En general, el sonido era bastante decente, tal vez lo mejor posible en aquella sala, y cada instrumento estaba bien encajado, desde las contundentes baterías de Johan, hasta por supuesto, la voz de Judy, quien continuaba con su derroche de energía y actitud, saludando, agradeciendo, y presentando los temas sin casi parar ni a respirar. Johan trabajaba sus platos en el inicio de The Worst of Me, que me ha encantado por el significado de su letra y por su melódico estribillo. Y es que si hay algo que destaca enormemente en este último disco, son sus trabajadas melodías. Consiguieron, y ya iban unas cuantas, poner a todo el mundo levantando los puños, a pesar de la cadencia menos cañera del tema, mientras Gaby Rocketz y G. Bultaco se apoyaban entre ellos durante el solo.
Para la marchosa Heaven’s On Fire, Judy volvía a subir las revoluciones (las suyas, y las de todos los presentes), arrimándose hasta primera línea de escenario, e inclinándose ante nosotros sobre sus tacones, para minutos después, retirarse y dejar mayor protagonismo a sus compañeros, en esa parte con ligero sabor a 70s del tema. Ambos guitarristas la bordaron, calzándose Gabi para la ocasión su slide metálico. Judy tomaba aire, y nos contó una anécdota sobre el nombre de la banda, y para complementarla, nos regalaron los primeros compases, por supuesto, del Rocket Queen de Guns N' Roses. Fue solo un corto y divertido amago, ¡pero anda que no nos puso a todos a bailar! Otra de mis grandes favoritas del “One Last Night”, Queen of Hearts, fue todo un subidón de adrenalina, y además, una de las mejores interpretaciones de la noche. El tacto de Johan con los cambios, esos vaivenes de intensidad a cargo de los guitarristas, y en esta ocasión, los coros también de Gaby Rocketz, le dieron mucho brillo al tema, cuyo estribillo me parece un tiro entre las cejas, y representa a la perfección por sí mismo la desbordante energía del grupo. Acompañamos entre todos el inicio de Feel the Night con nuestras palmas, a petición de Judy, que hacía mucho tiempo ya que nos tenía comiendo de su mano. El hecho de que cada vez hubiese más gente, y más animada, pusieron el lazo a un tema de mayor regustillo Heavy y guitarras más pesadas, que no hizo sino subir aún más la temperatura. La vocalista aprovechó, sobre la marcha, para presentar a la banda, y a posteriori, culminaron el tema con la soltura a la que nos habían acostumbrado, con el bajista César por los suelos, y Judy currándose unos tonos de infarto.
Entre tema y tema, aunque apenas se hacía el silencio, pude escuchar varios comentarios de la gente a mi alrededor, todos muy positivos. Y no es para menos. A decir verdad, no éramos demasiados, pero estábamos viviendo el show cada vez con más intensidad. Lástima el problemilla que hubo con el micro principal, pero no fue nada grave que impidiese continuar con el sarao, y todavía quedaba muy buenas cartas que poner boca arriba. One Last Night, como cabía esperar, fue una de las grandes triunfadoras, y muy pocos se resistieron a cantar su estribillo, en el que Judy puso especial énfasis, y continuó a tope con sus ademanes provocativos. También nos motivaron esa pegada de Johan, y ese wah en las cuerdas de Gabi Bultaco, que sonaron de puta madre. El tremendo aguante vocal de Judy en la recta final, era una muestra de que todavía le quedaba cuerda para rato. A continuación, ella misma nos presentaba Back to the 80s, ya despidiéndose de nosotros, pero casi exigiendo que lo diésemos absolutamente todo. Desde luego, esas guitarras petadas hasta arriba de Rock’n’Roll lo pedían a gritos, y las palmas del público no tardaron en volver a alzarse. ¿Y qué mejor forma de terminar aquella calurosa velada que con la desmadrada y sleazy Welcome to the Party? Pues eso, fiestón del quince, que se vivió tanto abajo, como arriba del escenario, con Johan machacando su batería, Judy desmelenándose a saco, y Gaby Rocketz, de uno a otro, arrimándose a todos sus compañeros. Tras otro agradecimiento general, y el saludo en grupo, se despidieron con gran satisfacción en su rostro. Nada más y nada menos que lo que se habían ganado a pulso.
Después del concierto, me comentaron que esa noche había partido de fútbol (odio el puto fútbol, por cierto), lo cual podría haber sido la causa de que no se acercara más gente a ver este gran debut de Rocket Queen. Pues mira, mucho peor para ellos, porque se perdieron una de las buenas. Espero de corazón que la suya sea una larga y próspera carrera sobre los escenarios, porque maneras y aptitudes tienen de sobra para ir ganando terreno a buen ritmo.
A parte, la noche también me dio grandes momentos extra-musicales. Conocí a peña interesante, como Joe y Diego, habituales de por allí, tuve el putísimo privilegio de conversar un buen rato con mi ídolo y amigo Manu (Jolly Joker, Pölvora), también con algunos de los músicos, y en general, gozar como siempre de ese clima y trato tan acogedor y cercano que se respira en La Gramola, antes de afrontar la vuelta a casa. Brindemos por que nos queden muchas más noches así.
Y ya para terminar, solo un consejo: si Rocket Queen ya te han molado a lo largo de su discografía… espera a verles en directo. No te los pierdas por nada del mundo en la próxima oportunidad que tengas, porque vas a alucinar con ellos.
Burn the city!! Join the crew!!
_|,,| JaviMetal (Is The Law) |,,|_
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