Fuimos, además, los privilegiados en acudir al primer concierto de la gira, por lo que no sabíamos demasiado bien lo que iba a ocurrir aquella noche con una banda que siempre regala algo a sus fans. Empezaron, por supuesto y sin más preámbulos que una corta intro con Tortura-Visión; en este momento la nostalgia y los recuerdos ya empezaron a brotar, y es que probablemente no escucho ese tema en directo desde la propia gira de finales de los 90. 15 años no pasan en balde, y da gusto ver como Molly ha adaptado su registro y su voz actual al estilo con el que se grabó este disco, evitando forzar al principio pero haciendo parecer que el tiempo casi no ha pasado. Describir la energía con la que el grupo salió a escena es tarea complicada, después de un tiempo descansando, se notaba que tenían ganas de pincharle fuego al escenario. Tu medicina cayó con ganas y fue uno de los temas más cantados de principio a fin por todo el mundo. Tiene una intensidad que crece tan progresivamente que cuando se da uno cuenta todo el mundo está ya enloquecido al pasar a la parte cañera y gritona. Y ya no solamente los habituales Molly o Tarraga, que no paran de saltar casi desbocados por todo el escenario, también Alberto estuvo en primera fila constantemente con unos movimientos “meleneros” como si le fuese en ello la vida, aportando, a parte de su enorme presencia, una energía extra como pocas veces le he visto irradiar. Un tema que es un valor seguro en directo y más habitual en sus giras como Dementes Cobardes diría que terminó de calentar a la gente con esa letra tan combativa y agresiva, y quizá fue en este punto donde comenzaron a sonar temas más raros de ver en directo, como Quién cree que Raquel se suicidó, cañerísima de principio a fin, y Paco que nunca decepciona tras la batería dio un gran espectáculo en los temas más veloces. 1998 fue otro de los temas que más nostalgia me trajo, me transportó a esa época de tiempos locos, con los colegas, los desfases, los conciertos… y de vuelta a la realidad, me atronaban en los tímpanos los brutales gritos de Molly repitiendo “Fe” en el estribillo, intensos y llenos de rabia como navajas afiladas.
Antes y Después, probablemente el single que los llevó derechos a la fama dentro del rollo, fue otro tema muy coreado. Daba gusto ver como la inmensa mayoría nos sabíamos el tema palabra por palabra. Melódica y bailable, también crece por momentos en intensidad para ir alternando de nuevo con la melodía. Prácticamente a cada tema, Molly, con la cabeza bien alta por ver lo que se cocía bajo sus pies, no dejaba de animar ni un segundo, ya fuera subiéndose en los amplificadores, recorriendo de punta a punta el escenario, gritando como un poseso, subiéndose incluso en la barra de la sala, dirigiéndose continuamente hacia nosotros o practicando esos curiosos bailes que tiene a veces. Y no todo termina aquí, aun nos deparaba alguna sorpresa. Siguieron imparables con el orden de temas del “Insomnio” con Muérdesela, de la que noté que parte de la letra se me había olvidado jeje, y es que es otra muy poco habitual de ver. De hecho, hubo temas que no recuerdo haber visto nunca en directo (ellos mismos lo confirmaron) como Donde Duermo Hoy, tema con un mensaje que, desgraciadamente, es el pan de cada día. Hasta que sonó Mal (otro de los que no recuerdo haber visto) el concierto tuvo un pequeño parón (que no bajón) de intensidad, aunque no por parte de la banda, sino por el desconocimiento general de algunos temas. Tarraga mantenía sus incesables saltos; a veces no me explico como puede tocar esos pedazo de riffs moviéndose como lo hace. Molly, por supuesto, siempre impresionante, especialmente en los últimos conciertos que he visto, pongo la mano en el fuego y no me quemo si digo que canta mejor que nunca en toda su dilatada carrera. Eso sí, con Tan simple como decir no el subidón fue masivo, cada vez que sonaba “Stop” toda la peña con las manos levantadas al unísono y dejándose el cuello a muerte con la banda. Incluso a Álvaro, que parece ser el miembro más tímido de la banda, se animó bastante a partir de aquí. Como para no animarse… Cuando empezó
Tampoco la segunda parte, tras un minúsculo descanso, estuvo lleno de recuerdos, nostalgia y buenas sensaciones. Ahora tocaba el turno, como ya habían anunciado, a la parte de “El Inferno”, aunque ahora nadie sabía cuales eran los temas elegidos a tocar, y lo cierto es que no se quedó en un simple repasito, ya que salvo 4 temas, tocaron el disco entero. Esto significó algarabía para los que lo tenemos como uno de los mejores de su carrera (de hecho, yo hubiese votado este para tocar entero). Los primeros compases vinieron de la mano de Álvaro al bajo, un músico, cuanto menos, sorprendente, virtuoso, de los que hacen parecer sencillo lo complicado. Lo siento por los fans de Augusto (quien era un bajista excelente también, por supuesto) pero a día de hoy me quedo con el bajista actual, más técnico. Como muchos podréis imaginar, hablo de El Mejor Amigo de Nadie que volvió a encender a la peña una vez más con sus cambios, su explosión de rabia al comenzar y los desgarradores gritos de Molly que salió con energías renovadas que, siendo sinceros, nunca llegó a perder. Para mi no podía haber empezado mejor esta segunda parte, que continuó con la dinámica Buena Suerte, tema que hacía muchísimo que no escuchaba. Para este segundo “repaso” dejaron a un lado los temas más lentos del disco y apostaron por lo más trallero, pero Miserable fue la pequeña excepción, aunque no deja de ser un tema contundente. Quizá nunca fue de mis favoritas, pero fue una sorpresa agradable y distinta que siempre se agradece, muy apta para descansar un poco el cuello y dejarse llevar por su cálido estribillo. Pero en este momento, sin duda, vino uno de los momentos más brillantes e inesperados del concierto con Lárgate Despacio, un tema que como bien dijo Molly, siempre ha estado por ahí escondido, pero que llegó a ser mi tema favorito del disco, un vicio que no podía parar de escuchar. Además, el vocalista soltó una intrigante frase, algo como: “es curioso ver como con el tiempo algunas letras pueden cambiar de significado y adaptarse”. Fue cantada, además, a ras de público, incluso a veces compartiendo micro. Gracias Hamlet por este momentazo. Ya tardaban en tocarla, la que fue single de este enorme disco, Denuncio a Dios, para la cual Molly nos tenía preparada la sorpresa definitiva: organizar un inmenso wall of death, partiendo en dos la sala (literalmente), bajando del escenario y colocándose en medio de todos, sintiendo de cerca la pasión de la gente y nosotros la suya. Cuando comenzó la parte final, la más rápida e intensa, era el momento de la locura y todo el mundo empezó a soltar ostias a diestro y siniestro, aunque eso sí, siempre respetuosos con el vocalista que, a pesar del follón, fue capaz de cantar el tema entero en medio de la masa de destrucción. Mi Nombre es Yo es otra que no podía faltar, un tema con una letra llena de orgullo y fuerza que los músicos supieron transmitir totalmente, en especial Molly una vez más, que se salió en todos los aspectos, tanto vocalmente como a en funciones de showman en general, una actuación impresionante con todas las letras. Y ya para colofón otro tema brutal, recuperado para la ocasión, melódico pero potente al mismo tiempo y con una de las mejores líneas instrumentales que han compuesto nunca. Me refiero a Vivir es una Ilusión, otro tema bandera de “El Inferno” y uno de los que mejor representan el espíritu general del disco, con el que supuestamente iban a poner punto y final a la noche. Hasta aquí, por cierto, el sonido fue prácticamente perfecto desde el principio, algo que es bastante raro poder decir, sin un solo fallo técnico. Son unos jodidos profesionales, y eso siempre ha sido así.
Pero todo buen fan de Hamlet sabe que aun falta algo que acabe de reventar los cuellos y gargantas de la gente. Dos fueron los bises tras este segundo pequeño descanso. Un tema con muchísimo mensaje y además muy acorde a los tiempos que corren: Un Mundo en Pausa supuso una rápida, única pero muy acertada aparición de su último trabajo en escena, ya que el triunfo fue indiscutible. Me quedé con ganas de algún tema más de este discazo, pero al escuchar los primeros acordes de Jodido Facha, que fue el único asomo del “Revolución
Tanto dimos algunos que salí de la sala medio muerto hacia el coche y solo me recuperé cuando me bebí casi un litro entero de agua casi de un solo trago. Tras un rato de palique con mi colega, me hice la hora y media que me separaba de la cama en un visto y no visto, para caer reventado en ella. Y es que, por desgracia, no vivo en Madrid ni en Barcelona, y los conciertos que me interesan por aquí caen con cuentagotas, a parte de no tener ni un puto duro, por lo que un fin de semana así será imposible de olvidar. Gracias una vez más a Xuso y a Santi por compartirlo conmigo.
_|,,| JaviMetal (Is The Law) |,,|_
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