Desde el mismo día en que me enteré de que el Leyendas del Rock en Villena iba a ser una realidad, como ya lo fue un año antes el Aupa Lumbreiras 2012, la sangre empezó a hervirme, las ganas empezaban a aumentar exponencialmente y comencé a tachar los días en el calendario, a pesar de que no quiero que este verano termine nunca y llegue la depresión post-festivalera que cada vez es más inminente. Conforme pasó el tiempo todo fue a mejor, se apuntaron algunos de mis mejores amigos, de los de toda la vida que nunca he podido disfrutar en ninguna edición, se anunciaba un Leyendas por todo lo alto, instalaciones de lujo (o al menos comparadas con las de otros años), y un recinto muy guapo que acogería la edición más profesional y por todo lo alto de cuantas se han hecho… y todo eso a 20 minutos de casa. Hace tiempo que se fue a tomar por culo esa racha que llevé al principio de ir solo a los Leyendas impares, pero desde luego esta vez era algo que estaba por encima de cualquier otra cosa, una fecha marcada a fuego en mi mente que estaba deseando que llegara. Como siempre sucede, los 4 días del Leyendas pasaron volando, sí, esos días de calor insoportable, acampada inhumana, pero también de risas, alcohol, buen rollo, desfase sin remordimientos ni freno, mil sensaciones y ante todo un cartel impensable para este festival que siempre ha tenido la humildad por bandera en casi todos sus aspectos. Incluso ya una semana antes decidimos que iríamos el Miércoles, el que sería el día cero, sin conciertos, sin acceso al recinto, pero que fue la mejor idea que podríamos haber tenido.
Precisamente porque se aleja de la dinámica festivalera de ver bandas que llevamos el resto del días el miércoles no debería aparecer por aquí, pero lo cierto es que desde que llegamos y apalancamos las tiendas el buen rollo empezó a ser patente desde el minuto 1. Finalmente fuimos Verbena y yo quienes fuimos a acampar temprano, a media tarde con mi relámpago gris. Poco tardaron en llenarse litronas y litronas y a desmadrarse la cosa, en espera de que Iris llegase a la estación. La cosa se nos fue bastante de las manos, cosa bastante rara para mí en días de festival, pero al fin y al cabo era lo que había, nos habíamos propuesto ir antes por algo y fue una noche sonada de risas y barbaridades varias rodeado de buena gente, los que bajamos y los que conocimos allí, una noche inolvidable por muchísimas razones, mucho más intensas de lo que imaginábamos. ¿La parte negativa? Que por muchas razones no pude dormir ni un puto minuto y claro, eso al día siguiente iba a pasar factura. Si el camping hubiese estado mínimamente acomodado, con algunas zonas de sombra por lo menos, no hubiese tenido mayor importancia, pero salir de la tienda a las 8 y media de la mañana porque te asfixias literalmente de calor en medio de un desierto con gente que no había parado de gritar durante toda la noche… eso es otra historia. Haría falta un cargamento extra de red bull y porque no, seguir un poco la fiesta del día anterior para volver al mismo estado.
Snagora. Y que conste que no me quejo de todo. A las 16:30 empezaba una de las bandas tributo más interesantes para mí de todo el día: Snagora, que hacen tributo a una de las bandas de hard rock / Glam más importantes que ha habido en este puto país: Sangre Azul y disfrutar de esos temas en directo prometía muchos buenos momentos. Mientras Verbena e Iris quedaban en el camping, yo fuí a darlo todo como un campeón a esas horas de calor, que si bien no eran las 11 del mediodía como otros años cuando empezaban las jornadas festivaleras, no se puede negar que estar al sol era jugarse la integridad física. Lleguécuando sonaba alto y claro América, uno de mis temas favoritos, tras un necesario remojón en la fuente. Al menos desde el extremo de la carpa se veía de lujo, césped en el suelo para poder sentarse, sombra, y un sonido sorprendentemente bueno para ser el primer concierto. Hicieron un buen repertorio, de temas lógicos (Cuerpo a Cuerpo o Mil y una noches) pero también metiendo entre medio algunas de esas joyitas ocultas de su discografía como ese tema que adoro, Tal Como Soy, que fue un auténtico chispazo de energía para mi cuerpo y mente, sin duda un momentazo de los que he hablado antes. Quizá no se preocupan mucho de la estética o de imitar los movimientos de la banda original, o el timbre de su vocalista difiere bastante de Tony, pero sin duda fue un placer poder escuchar esos temas en directo tan bien interpretados y con tanto movimiento sobre el escenario.
Iberian Steel. Como se podía deducir fácilmente por el nombre (si se coge el juego de palabras) esta gente rinde tributo a los Judas Priest. Y precisamente, si no hay muchas bandas tributo dentro de este rollo que rindan homenaje a los dioses del metal es por la dificultad que entraña emular a Glenn Tipton o Scott Travis, por no hablar del Metalgod Rob Halford. En esta ocasión vi una banda tributo que, al contrario que la anterior, imitaba perfectamente las vestimentas y movimientos de los componentes de la banda original. Si contamos con que el vocalista es Gabi Boente, segundo cantante que tuvo Saratoga y que ya pudimos ver en aquel fantástico tributo a Dio, Rainbow, Black Sabbath… llamado Rainbow in the Black, las garantías de hacer algo más que digno aumentan, sin desmerecer el trabajo del resto de músicos, que lo hicieron muy bien, especialmente en el tema de las guitarras, flipante la interpretación de los solos. Así, con un recinto ya algo más lleno que en el anterior bolo, pudimos ver la primera mitad, en la cual sonaron temas míticos de los ingleses como, para empezar, Rapid Fire, y continuando con, por ejemplo, Electric Eye, Metal Gods y The Ripper. Cuando estaban sonando las más conocidas como Breaking The Law o Heading Out To The Highway nos retiramos al camping con bastante buena impresión. Claro, faltaba algo de fuerza en los agudos y el sonido tampoco era el que hubiesen tenido los Priest, pero fue un rato muy entretenido.
Zenobia. No duro mucho nuestra ausencia en el recinto, ya que había bastantes ganas por nuestra parte de ver a los riojanos Zenobia. Pese a que su estilo y letras resulten algo simples para mi gusto, nunca me han defraudado en directo y mentiría si dijese que no me enganchan más conforme pasa el tiempo y les escucho. Pese a su relativamente corta trayectoria, el cuarteto ha creado temas con sabor a himno muy conocidos entre fans y no tan fans, suenan mucho, mueven mucho el culo y han cogido una buena carrera en sus 10 años de historia. Se veía buen rollo entre ellos, aunque me dio la sensación de que hubo demasiado poco movimiento sobre el escenario, a ratos mejorable la presencia escénica, pero con Jorge Berceo, pese a tener que conjuntar siempre las funciones de vocal y guitarrista, siempre dando el callo al frente con un aire muy hard rockero esta vez. Muy raro sería que al final no hubiesen tocado Unidos por el Metal, sobradamente conocida por la mayoría de los que estábamos allí (y ya podrían haberse unido a ellos sus colegas de Dunedain) sin dejar de lado Lo Llevo en la Sangre (todo el mundo coreándola a viva voz) o Luchando Hasta el Final de su primer disco. Sin embargo me quedé con ganas (a no ser que la tocaran de las primeras) de escuchar el tema con el que les conocí: Allí Donde Estés. Un concierto de los más esperados de aquel Jueves que de hecho a pesar del calor reunió a bastantes melenudos.
Ahora sí tocaba una larga sesión de camping pese a bandas como The Loner (Tributo al gran Gary Moore), Dunedain o Medina Azahara. Especialmente a estos últimos me supo una barbaridad de mal perdérmelos pese a que ya les he visto muchas veces, pero es que estaba hecho una auténtica mierda por no haber dormido bien en bastantes días entre tensión pre-festival y el desfase del miércoles… demasiadas horas le debía al colchón. Curiosamente al final consiguieron arrimarme casi a rastras al grupo que quería evitar a toda costa, los Mojinos Escocios. Tendrán su gracia, sus chorradas picantes y su carisma, son buenos músicos, eso no lo voy a dudar, y además tuvieron un sonido excelente, pero aun con todo no me llegan y nunca lo han hecho, el rock / metal de cachondeo nunca ha sido lo mío, llamadme carcamal o lo que os de la gana pero un tipo gordo haciendo movimientos obscenos contra un ampli no me pone.
Santelmo. Y puestos a terminar la noche por todo lo grande, aunque estuviésemos ya reventados por todos los factores que ya he comentado antes… ¿por qué no quedarnos a ver a Santelmo? Una hora todavía excelente, en la que el clima era bastante condescendiente y sabiendo que siempre que les he visto han dado conciertos muy interesantes, incluyendo en este un par de versiones, entre ellas una que hacía mucho, mucho tiempo que no escuchaba en directo y siempre fue de mis favoritas de Saratoga, una Tras las Rejas que se hizo bastante de esperar pero como no, Nacho Ruiz clavó de principio a fin. Y es que es un vocalista que me encanta, siempre lo he dicho, desde sus tiempos en Arwen. Puede que su timbre / tono de voz no sea el más personal del mundo, pero tiene una fuerza en la voz acojonante, incluso cuando llega a los tonos más altos mantiene esa potencia que, en mi opinión, no tenía ni siquiera Manuel Escudero, aunque este siga siendo uno de los mejores vocalistas que he podido ver, precisamente, la primera vez que les vi. A Jero se le veía pletórico esa noche, muchos hubiésemos querido tener su energía y su dedicación al concierto fue total, siempre manteniendo ese aplomo que le caracteriza. Me alegra mucho ver como no han dejado de lado su primer disco, para mí el mejor de los dos que tienen, con mucha representación. Siempre triunfan Bosque de hojas muertas y Pídeselo a Dios, pero si tienen un tema que me parece tremendamente pegadizo ese es Junio del 44, imprescindible en directo para avivar la llama en la recta final, que termina siendo incendiaria si encima meten el I Want Out, que no por más versionada deja de ser bien recibida y coreada.
Y esto fue todo por hoy, realmente los grupos que más mal me supo perderme fue, sobre todo, Medina Azahara que por suerte estoy seguro de que volverán a aparecer por Leyendas (y quedan 2 años más en Villena, ¡¡madre mía!!) y los dos tributos del final, Stingers, que por lo que escuché de camino, el vocalista CLAVA absolutamente la voz de Klaus Meine y según tengo entendido el resto de músicos visten emulando perfectamente a sus ídolos. Debe de ser una delicia escuchar tantos temas míticos con esa banda, lástima que estuviésemos tan hechos polvo… Los Iron What? también fue una putada esa noche, pero ya eran unas horas y un cansancio que aquello no era normal. Nunca he sido mucho de tributos, pero una buena sesión de Maiden hubiese estado de lujo. Otra vez será.
_|,,| JaviMetal (Is The Law) |,,|_
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