Este sabadete fue, sin casi planearlo, sin esperarlo, una de esas noches extra gratificantes, que aparecen casi de la nada por sorpresa, de las que no esperas más que pasar un buen rato sin más, y acaban siendo mucho más de lo que prometen o esperas de ellas. Un concierto tan básico (o imprescindible, según se mire) como Barón Rojo + Piel de Serpiente, a 40 minutitos de casa, era algo que casi sin querer estaba en mi agenda de conciertos. Sobre todo, porque no era un concierto cualquiera de los barones, a quien ya habré visto como una veintena de veces, sino uno más de su actual gira en la que celebran su nada menos que 35 aniversario ya. Y no, ya hace tiempo que no son ni nunca volverán a ser los barones del Volumen Brutal, de Sherpa y Hermes ni una banda con gran proyección internacional como fueron en su día. Simplemente hacen lo que mejor saben hacer, Heavy Rock clásico de estirpe nacional que unos adoran y otros odian, unas veces mejor y otras peor, por lo que a veces un concierto suyo es bastante “lotería”. Sin embargo, yo tenía la certera corazonada de que en esta ocasión, con la ilusión de cumplir tantísimos años sobre los escenarios y con un setlist completísimo que recorre toda su discografía, sería un bolo especial. Como teloneros especiales, Piel de Serpiente es una banda valenciana de rollo clásico que ya ha aparecido en este blog, aunque ya hace algún tiempo, por lo que había muchas ganas de volver a verles y revivir buenos temas y un directo lleno de energía. El punto negativo de la noche fue la caída a ultimísima hora de Santelmo, que también me hacían mucha ilusión, y cuyos motivos para no tocar no están del todo claros.
Por suerte esta vez tuve muy grata compañía en aquella loca noche, colegas como el Indio, Paco y Raúl, perros viejos en lo que respecta a este mundillo del Heavy Metal, con los que siempre es un placer charlar, aprender y disfrutar. Llegamos a Elda con bastante puntualidad. Allí nos reunimos con Raúl y su hermana, para completar el equipo. Nos fuimos a tomar unos carajillos al bar (un bar cuya decoración estaba de puta madre pero la música apestaba) de enfrente y salimos de allí directos a comenzar la fiesta, con muchas ganas de jaleo y desmadre, con ganas de disfrutar lo mejor de esta vida. Sorprendente mi primera visita a la sala Texola. Por fuera es de lo más atractiva, un cartel luminoso recuerda a aquellas viejas salas americanas con luces parpadeantes en las que se anunciaban conciertos de Heavy Metal como un evento más. Es una sala polivalente, lo mismo te encuentras un concierto de este calibre o te traen a los Obús que se marcan sesiones de chunda-chunda. Lo de Barón Rojo, como digo, fue bastante inesperado, y más al comprobar el reducido aforo de la sala (desde donde anunciaban constantemente que las entradas eran bastante limitadas. No sé si se llegarían a terminar o no, pero lo que sí noté es que el ambiente era inmejorable, bastante gente, muchos ánimos en el ambiente, unas tías por allí que no veas, y una sala que, si bien su distribución es bastante mejorable (ese efecto pasillo nunca me ha gustado) tiene una visibilidad y sonido bastante buenos dentro de lo que cabe.
Era normal, de hecho, que el ambiente ya estuviese caldeado, pues entramos pasada ya la mitad del concierto de unos Piel de Serpiente (reconozcámoslo, se nos hizo muy tarde) ya puestos al 100% en materia y con una actitud inmejorable. La lástima fue perderme algunos de mis temas favoritos, porque con esas ganas estoy seguro de que los clavarían. Con las tablas de una banda que ya tiene su experiencia en los escenarios, tan solo mirar hacia el escenario ya se percibía buen rollo, melenas locas, solos guapos, carreras… su vocalista estaba muy implicado con el público, al que no dejaba de lanzar mensajes. El resto de los músicos, sonrientes y disfrutando del momento, de la recta final. Como siempre suelen hacer en sus conciertos, me comentaron que hubo tiempo para rememorar a ese ídolo llamado Ronnie James Dio al que todo el mundo debería rendir homenaje. Ellos hicieron el suyo con Un Arco Iris en la Oscuridad. Puede que el cantante no tenga la voz con más rango del mundo o la más técnica, pero a su favor hay que decir que tiene un timbre muy personal que llega a enganchar, una voz, podríamos decir, muy directa, sincera y auténtica. Otra vez lástima haber llegado tarde, aunque los pocos temas que vi (4 o 5) fueron de mis favoritas, especialmente para cerrar, con un temaaaaaazo llamado Leyendas del Rock, que fue el que, junto a unos cuantos litros de calimotxo, me pusieron las pilas (todo un reto, ya que la noche anterior apreté de lo lindo). Pero, ¿qué mejor que un concierto para resurgir de mis cenizas? Recordando uno a uno los grupos que hicieron grande el rollo en este país, llegaron a la culminación de su show con otra de mis favoritas, Muérdeme, con un público que se agolpaba en las primeras filas, muy entregado (todo un placer poder seguir viendo esto) y una sala que se iba llenando poco a poco. Los chicos de Piel de Serpiente estuvieron toda la noche haciéndose fotos y charlando con la peña con una simpatía desbordante. Ole por ellos en todos los sentidos.
Entre calimotxo y calimotxo, litros y litros, la espera hasta ver la brillante luz de los míticos barones sobre el escenario se hizo de lo más amena, una vez más con mis colegas Paco, Indio y Raúl, y también en gran parte por el tremendo musicón que nos pusieron entre banda y banda. Aerosmith, Twisted Sister, Guns’n’Roses… telaca, así uno no puede dejar de flipar ni de darle otro trago al vaso jeje. Cigarrito rápido en el espacio de fumadores y ya casi volando a primeras filas a camuflarme entre el calor de la peña que es donde mejor se está. Pronto estábamos allí todos los colegas y a mitad de camino, nos pilló el comienzo, que a mí personalmente, me enamoró, con un tema tan genial como inesperado y raro de ver en vivo como Cueste lo que Cueste, para mí un himnazo, una declaración de principios de gran parte de los que estábamos allí. Así sí, esto sí es un gran comienzo, que me puso frenético ya con los primeros acordes. ¡¡A saco!! Seguíamos con un tema de su “Ultimasmentes”, pero cuidado, resulta que también era una de mis favoritas (de esta época, claro), Al Final Perderán, mensaje claro, combativo y a la yugular, no es de sus mejores temas, pero la buena interpretación me siguió cautivando. Genialidad de dueto con Chica de la ciudad y Larga vida al Rock’n’Roll, recordando por todo lo grande a su primer e imprescindible álbum. Y es que lo mejor del concierto fue que, aun recorriendo épocas en las que flaquearon bastante, incluso esos temas me parecieron excelentemente seleccionados, se nota que se lo tomaron con calma y cariño. Al menos, para mi gusto personal. Porque si algo salió bueno de discos tan horrorosos (en mi opinión, claro está) como “Obstinato” y “Desafío”, fueron sin duda Seguimos Vivos y Te Espero en el Infierno. Ni siquiera estos bajaron la intensidad del show, y es que a la banda se la veía especialmente motivada, tanto como a su público, casi en perfecta comunión. Invulnerable fue, probablemente, el tema más raro del directo. Y es que, a pesar de poder hacerlo perfectamente, no fueron tampoco a lo más fácil, que hubiese sido tocar medio “Volumen Brutal”, medio “Larga Vida al Rock’n’Roll” y una pizca aquí y allí de sus “En un Lugar de la Marcha” y “Metalmorfosis”. De hecho, la selección de este último se me quedó muy corta, a parte de la citada Invulnerable con una inspirada ¿Qué puedo hacer? y una sorpresa para el final (aunque resulta casi obvia jeje).
De todas formas, ya desde el principio la gente estaba encantada con ellos. Se les veía frescos y enérgicos (dentro de lo posible, claro está) y dispuestos a dejarlo todo sobre el escenario, con mucha coreografía y con actitud de la que se les puede ver de tanto en tanto, de la buena, de la que te transmite y te contagia de buen rollo y te impide dejar de mover el cuello. Las voces ya serán más o menos cuestionables, pero desde luego la calidad excelsa de las guitarras y la base rítmica está fuera de toda duda. De ella forman parte Rafa Díaz, un bruto de “cuidao” a los parches y que le aporta un rollo muy heavy y joven al sonido de la banda (y que, supuestamente, todavía siguen en Easy Rider…) y sobre todo, ese inmenso Gorka Alegre. Y joder, mira que por Barón han pasado los mejores bajistas de este país (Niko del Hierro, Ángel Arias, y como no, el mismísimo Serpa como fundador) pero es que este tío es la repolla. Como toca, que soltura, que dominio, y también que actitud de acero, que planta sobre el escenario. ¡Es que me transmite un rollo muy guapo! Esa actitud es la que nunca se debe de perder, macarrería y desparpajo unida a una técnica impecable. Tras la pasable La Reina Ácida y otra más acertada El Baile de los Malditos (retomando ese espíritu más Heavy y agresivo de Barón), dieron paso a la segunda mitad del bolo, nada menos que con un solo y seguidamente Satánico Plan (a un Volumen Brutal), donde tan solo con los primeros acordes la gente saltó hasta tocar el techo y siguió emocionada con Breakthoven, en donde Gorka se volvió a lucir de lo lindo con un trabajo de alabar. Ahora les tocaba demostrar a todos sus cualidades con un fragmento instrumental justo antes de Hermano del Rock’n’Roll. Subidón absoluto de adrenalina con el estribillo. Sí sí, empezaba a salir la artillería pesada de la banda, que continuaba enloqueciendo a sus fans y no fans, gritando todos hasta dejarse la voz.
Que GANAS tenía de ver un concierto así de Barón Rojo, como hacía muchos años que no disfrutaba con ellos, de hecho, puedo decir sin temor a equivocarme que es de sus mejores actuaciones que he tenido el placer de ver. Seguían los “brincos y monerías sobre el escenario” que a unos divierten y a otros causan vergüenza ajena, pero esto es tan de Barón Rojo como pueden serlo las mismas Caso Perdido o Con Las Botas sucias, que sonaron casi casi empalmadas. Concierto para Ellos, genial, (aunque a las voces se les empezaba a notar el cansancio) logró encandilar. Panzada general de gritar con Cuerdas de Acero, un tema absolutamente legendario, y uno de mis favoritos de toda su discografía, que no por habitual en sus conciertos me hizo vibrar menos. Ligero bajoncete de ritmo (aunque no a nivel emocional) fue Hijos de Caín para rebrotar el fuego gracias a Los Rockeros Van al Infierno (a donde iré yo, tu y todos nosotros), temazo eterno que forma parte de mí desde mi misma infancia y con el que aprovecharon para despedirse, no sin antes intercalar un pequeño “medley” formado por Los Desertores del Rock, un pequeño solo, El Presidente, y la genial Casi Me Mato ¡¡que deberían haber tocado entera!!
Sutil manera de comenzar los bises, tema legendario como pocos a pesar de ser instrumental, El Barón Vuela Sobre Inglaterra. Qué buenos recuerdos me trae, la hostia… de nuevo empalmando con El Malo, que nunca me ha gustado demasiado (lo siento, así es xD). Seguro que en un concierto de Barón Rojo no vas a ver precisamente fuegos artificiales, ese tipo de sorpresas están descartadas, pero terminar con un tema tan flojo como El Rey del Pinball casi hubiese deslucido en parte la, hasta ahora, formidable actuación. Estaba claro que estaban de coña… y pronto la guitarra de Armando comenzó a entonar una melodía que desembocó en una de sus obras maestras, Resistiré, tan válida a día de hoy como hace 30 años tanto a nivel musical como a nivel letrístico. Decir de este último (Armando) que también hizo un concierto sensacional, con esa maestría en sus riffs y solos, y poniendo la nota divertida a la noche, aunque sin hacer el gamba en exceso.
La sorpresa final prometida anteriormente, aunque sea casi evidente, es nada más ni menos que el que fue, probablemente el momento más emotivo de toda la noche. Siempre estás allí, aunque pierde muchísimo sin la cálida voz de Sherpa, es un emblema en si mismo de las baladas del rock nacional, y como tal fue recibida, a viva voz de principio a fin. Y cuando ya por fin dejaron sus instrumentos, saludaron, se despidieron, se retiraron… Carlos de Castro se enfrentó a nosotros por última vez con mirada desafiante y con los primeros punteos de la inmortal Barón Rojo. ¡Cómo no! Así que tuvimos algo más de traca, rondando ya las tres horas bien cumplidas de concierto. Saciado y extasiado tras este último tirón, me retiré tras asegurarme al 100% de que todo había acabado. Después de un rato de disfrutar de buena música de la mano de Los Suaves y Leño, nos entró la locura de última hora y decidimos ir a Alicante.
Allí nos cascamos otros cuantos litros y tuvimos conversaciones (de borracho) de lo más reveladoras sobre distintos aspectos de la vida jeje, aunque ver a tanta zorra junta la verdad es que casi me dio arcadas. Por suerte, a falta del Coyote, estaba el Marea Rock, donde sufrimos un poco de agobio pero valió la pena al fin y al cabo. Lo dicho, una noche de locura en todos los sentidos, con uno de los MEJORES conciertos que he visto en mi vida de Barón Rojo y una parte final casi lisérgica que espero que no tarde mucho en repetirse.
¡Gracias por las fotos a Paco!
Y bueno, como siempre, las dedicatorias van para todos esos grandes colegas con los que he compartido una o mil veces una movida de estas que es lo que siempre me llena de vida y pienso seguir haciendo hasta que caiga porque es pura filosofía y devoción.
Stay True. Never Change. Not For Anyone.
_|,,| JaviMetal (Is The Law) |,,|_
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si te ha gustado la crónica, estuviste allí o quieres sugerir alguna corrección, ¡comenta!