Al contrario de lo que en la mayoría de años suele suceder, parece que en este verano de 2015 el tiempo en general iba a ser bastante magnánimo con nosotros los hijos del Metal en el Leyendas del Rock. El cielo continuaba cubierto por nubes, que por momentos tenían bastante mala pinta, y en otros se difuminaban. El poco rato que estuvo lloviendo durante la actuación de Sepultura la noche anterior no era más que un presagio de las inclemencias meteorológicas (esta vez mucho más extremas) que íbamos a tener que soportar en momentos puntuales del jueves. El calor de Agosto continuaba presente, pero al menos este año no cogimos una ola de calor africana como ya es casi habitual, y el hecho de estar nublado casi todo el festival dio un respiro a los sufridos campistas y a la hora de poder ver los primeros conciertos de la tarde sin riesgo de quemaduras de tercer grado por el sol. Yo por mi parte ya me había hecho la idea. Por las noches, dormiría todo lo que pudiese en la tienda de campaña, aunque solo fuesen 2 o 3 horitas por jornada. Al día siguiente, ducha, piscina en casa y una cabezadita me dejan nuevo, tanto como para soportar 10 días seguidos de festival sin parar. No necesito estas comodidades en un festival ni nunca las he necesitado, pero estando a 20 minutos de casa… casi sería un crimen no aprovechar la situación y las posibilidades extra de recuperación jeje. Todo esto también da la oportunidad de plantearse el día de forma más intensa todavía si cabe, sin miedo a caer sin sentido del cansancio, y a planear más detenidamente las actuaciones del día. Muchos eran los momentos clave del día, al menos en los que más fe tenía, en grupos como Overkill, Sabaton y Gamma Ray.
La jornada comenzó con retraso. La luna delantera de mi coche seguía completamente destrozada por la puta tormenta de granizo que cayó una semana antes, por lo que de forma bastante precipitada y a última hora (como siempre) me tocó dejar el coche en el taller toda la mañana, lo que ya empezó a causar descuadre en nuestra agenda (de momento, en la mía y en la de mi colega Kurro). Este jueves se podía considerar el día extra del festival respecto a otros años, aunque de light no tenía nada, ya que el reparto y la variedad eran excelentes, como en todos los días, un cartel muy sugerente y atractivo que prometía grandes dolores de cuello.
Ya con el retraso aumentado a la enésima potencia, por fin llegó el momento de plantarnos en la zona de acampada del Leyendas, con muchísimas ganas de disfrutar y meter la máxima tralla posible en los conciertos. En esta ocasión el personal se había reducido y ya solo quedamos los que realmente llevábamos todo el año con el Leyendas en la cabeza. A los Amaranthe no tuvimos tiempo de verles ni de coña, de hecho, llegamos a los escenarios con los Destruction ya concentrados en reventar los oídos del personal. Y quizá esta expresión sea más válida que nunca, ya que, aunque no creo que fuese culpa de la banda, el sonido no era demasiado prometedor. Es una de las grandes asignaturas pendientes de la organización junto con la zona de acampada, que convendría plantearse seriamente el mejorar al mismo tiempo que el precio de las entradas se eleva, y no solo de buenos grupos vive el metalero… Aun a pesar de esto, Destruction era una banda a la que quería dedicar toda mi atención, ya que por mis cojones que esta vez los iba a disfrutar a saco, siendo un concierto que siempre se me ha escapado por muy poco. Las pintas sobre el escenario, obviamente, ya no son las de hace 20 años, pero aun así siguen siendo muy auténticas: chalecos desgastados, bandas de pinchos, balas por doquier… Su presentación escénica fue buena, muchas banderas con símbolos de la banda, aunque lo verdaderamente importante fue la caña burra, a pesar del sonido, que estos tres fichajes son capaces de meter por si solos. Con Nailed to the cross más o menos llegamos a situarnos, y a partir de aquí tocarían mayormente temas de su más temprana época, ya que son los discos que más conozco. Life without sense y sobre todo Eternal Ban… buah como sonó esta última, brutal, una de las baterías más agresivas de todo el concierto (referente, por cierto, al único músico que no forma parte del elenco original). Schmier siguió repartiendo garrotazos con su bajo, su áspera voz y rojo como una gamba (no sé si debido al calor, al esfuerzo, o a las dos cosas) y clavó cada uno de los temas pese a no estar demasiado comunicativo. Aunque para nada dieron al traste con un buen concierto, los problemas de sonido continuaban mientras la banda se esforzaba todo lo posible. Carnivore (dedicada a las féminas, ¿puede ser?) sencillamente genial, pero eran los temas de la vieja escuela como Death Trap y Total Desaster (esta de su primerísimo trabajo, casi nada) los que despuntaron y ofrecieron más cera. Dejando a un lado el mal sonido, a nivel musical fue la hostia (especialmente los solos, uf…), aunque se me hizo muy corto, acabando de darlo todo a modo de entrenamiento para la espalda con The Butcher Strikes Back, momento YIIIJAAAA y la loca Bestial Invasion, al fin estos carniceros alemanes ya han dejado de ser la banda de thrash que aun me queda por ver. ¡Y por fin puedo decirlo, vaya cañonazo de directo!
Tenía muchísimas ganas de verles, ya me los había perdido alguna vez, pero tampoco se puede decir que fuese el concierto más esperado del Leyendas. Aunque raramente, sorpresas como estas se dan de vez en cuando, y por derecho propio, la actuación de Backyard Babies terminó siendo una de las mejores, no solo del Leyendas 2015, sino de todo el año. Desde su salida a escena, ya me dieron una grata impresión, una soltura pocas veces vista, una energía totalmente desbordante, macarrería, actitud y clase al mismo tiempo, y un repertorio en el cual ni un solo tema desentonó, rápido, contundente, que me puso las pilas desde el segundo cero. Al contrario que la banda anterior, estos sonaron de lujo, así que lo tenían todo a su favor para triunfar. Además, hablamos de un hard rock melódico con una fuerza y capacidad adictiva casi inconmensurable y lo que realmente transmite esa energía: grandes dosis de vitalidad y ganas de merendarse el escenario. El que les haya escuchado y después visto ya sabrán lo que pueden llegar a ganar en directo. Desde el primer tema ya fue explosivo, puro disfrute, a lo que hay que añadir la sensación de: ¡¡por fin, el primer día de Leyendas!! Hubo incluso temas que no conocía que me parecieron geniales de principio a fin, disfrutándolos junto a mis colegas Pinxo y Nuria hasta que se fueron al escenario pequeño. Yo me quedé allí a disfrutar de aquella fiesta de Rock. Sobre todo en canciones como The Clash, Brand New Hate… muchísima caña y buenas vibraciones, también en la semi-acústica y melódica Abandon… casi todas ellas singles que interpretaron con la certeza de agradar. Todos los músicos dieron un nivel altísimo, pero sobre todo mucho espectáculo con esa actitud llena de desparpajo sobre el escenario. Solo hacía falta ver a su guitarrista, Dregen, una bestia parda que no dejó de patear escenario y acrecentar las llamas con su forma tan descarada de tocar la guitarra, o su líder Nicke Borg, con mucha clase nos hacía llegar toda la energía de cada uno de sus acordes. Además, a parte de ellos, tanto Johan Blomqvist como Peder Carlsson (bajista y batera respectivamente) son parte de la formación original desde finales de los 80, lo que otorga más solidez al conjunto, solidez que se notaba en temazos como la punkarra Look at You (y es que no pueden evitar sacar esa vena en ciertos cortes) o una de las que más me gustó, Nomadic. 50 minutos que se me pasaron como si fuesen 10, terminando con la clásica Minus Celsius. Me gustan desde hace bastante tiempo, pero a partir de aquel jueves, me declaro fan de Backyard Babies.
Una de mis grandes dudas en cuanto a solapamientos para este año de Leyendas era Sonata Arctica con Fleshgod Apocalypse. El power siempre ha sido lo mismo, y Sonata me gustaron mucho en su día, pero reconozco que con el tiempo han ido perdiendo mucho fuelle y creatividad, a parte de que ya me han decepcionado unas cuantas veces en directo. Decidido a no arriesgarme, y puesto que me apetecía ver algo realmente técnico y de calidad, opté por acercarme al escenario Mark Reale por primera vez para ver a los italianos Fleshgod Apocalypse, sin esperarme ni la sombra de lo que nos iban a ofrecer. Cuando llegué ya habían caído un par de temas, nada grave, aunque a raíz de lo visto me gustaría haber estado desde la misma intro. Los músicos iban vestidos como auténticos cadáveres recién salidos del cementerio, consiguieron dotar al escenario de un aire teatral irresistible, a lo que ponía la guinda la corista Veronica Bordacchini, con una voz lírica deliciosa capaz de alcanzar unos tonos altos impensables. Cada músico tenía su cometido perfectamente definido, y esto se notó muchísimo en la coordinación, algo totalmente imprescindible para ejecutar a la perfección unos temas tan rabiosamente técnicos y virtuosos. "Agony", por cierto, me parece un disco absolutamente sublime, el único que he escuchado hasta la fecha, y por suerte cayeron unos cuantos de este, comenzando con The Deceit (justo al llegar) y ya para el final The Egoism, The Violation y The Forsaken. De verdad que me cuesta describir con palabras la delicatessen para los oídos que fue este concierto, y no solo por el más que decente sonido, sino por la calidad asombrosa de todos sus músicos, aunque uno de ellos, el batería, destacó un poco por encima del resto. Y es que el jodido doble bombo… ¡¡no paraba!! los blastbeats te taladraban la sien y los cambios de ritmo te llevaban hasta el mismísimo infierno que pretendían representar sobre el escenario. La elegancia musical y la angustiosa atmósfera de Opeth, la devastadora técnica y velocidad de unos Necrophagist y la orquestación de unos Dimmu Borgir llevados al extremo en cada uno de sus aspectos. Vertíginosos solos en armonía, un teclado increíble, voces limpias masculina /femenina perfectamente combinadas con guturales, y todo ello envuelto en una brutalidad estremecedora. Os aseguro que a nivel técnico hacía muchísimo tiempo que no disfrutaba como un puto enano viendo algo así…
Después de una experiencia tan satisfactoria como ese conciertazo de Fleshgod Apocalypse, todavía faltaban 20 minutos para terminar el respectivo de Sonata Arctica. En lo que llevábamos de día, difícilmente se podía mejorar la cosa (salvo en el sonido en algún caso). Diversos estilos, conciertos cojonudos y el sol que se mantenía a raya. No pensaba hacerlo bajo ningún concepto, pero en esos momentos me alegré de no haber gastado en el bono de piscina. Dando un paseo, nos acercamos a las tiendas para apurar al siguiente evento, que en cuanto al festival era el concierto de Death, el cual me tuve que perder por una causa digna: recoger a mi querida Meri en la estación de trenes, a quien siempre estaré eternamente agradecido por la gran sorpresa que me dio al venir y por su impagable compañía durante todos los restantes conciertos de los dos próximos días. Así pues, se me volvió a escapar casi por segunda vez la actuación del tributo a la legendaria formación americana con miembros originales de toda su carrera, aunque supongo que basarían su setlist en la época entre el Leprosy y el Individual Thought Patterns. A ver si para la próxima (si es que la hay, espero que sí) la casualidad no se ceba conmigo.
Muy contentos e ilusionados, ya juntos volvimos hacia las tiendas / escenario sin un minuto que perder, ya que Overkill SÍ que eran absolutamente imprescindibles en aquel jueves. De hecho, era una de las bandas que más ganas tenía de volver a ver, porque me han demostrado siempre que son infalibles y que cada minuto viéndoles es un auténtico show tanto en lo técnico como en lo escénico. Y parte de culpa de esto último la tiene el grandioso Bobby Blitz, que es un auténtico torbellino sobre el escenario, que se las sabe todas ya, y que en lo que a dejar boquiabierto al público se refiere, no tiene ningún secreto para él. Cañonazo de salida con dos temas, uno de reciente factura y otro de sus orígenes, Armorist (ojo con el disco "White Devil Armory", que está que se sale) y Hammerhead. Y os aseguro que junto a la energía que desprendía la banda, la entrega del público y la fuerza con la que arrancaron, con solo estos dos temas podrían haber reventado el escenario… si no hubiera sido, una vez más, por los problemas que sufrieron, un sonido que no acababa de explosionar como debería, unos solos de Dave Linsk que apenas se escuchaban en según qué temas y unos coros apagados de D.D. Verni. Y será por falta de solos guapos, y temas como Electric Rattlesnake o In Union We Stand con un sonido contundente es que directamente arrasan todo lo que pillan por delante. Bobby estaba a tope, con alguna mirada rara hacia el backstage, aunque súper concentrado en su trabajo, su labor de volvernos locos yendo de carreras de un lado al otro del escenario y dando unos gritos de la hostia. En cualquier caso, no le vi tan al 100% como otras ocasiones, pero comprobé que tan solo era cuestión de tiempo. Con Rotten to the Core empezaron a sacar una artillería pesada que ya no guardaron hasta el final, y Bring me the Night, por ejemplo (y particularmente) sonó como un puñetazo en la cara, con un sonido ligeramente mejorado, aunque desde lejos seguía sin ser redondo, muy comido por la batería de Ron Lipnicki, que completa una formación consolidada desde hace más de 10 años. La temperatura continuaba subiendo con algo de su "Under the influence" (End of the Line y Hello from the Gutter) y en este punto la banda al completo estaba totalmente desmadrada, cruzándose por el escenario, Bobby arrodillado golpeando el palo del micro contra el suelo y agitándose como un poseso… no se cansa uno de ver esta escena jamás. Ironbound, otra de su disco homónimo que desde su salida en 2010 (año en que también les vi, por cierto) me parece uno de los discos que más deben llevar al directo por la tralla que meten todos sus temas. Elimination (colosal e imprescindible) supuso el destroce total de las cuerdas vocales de Bobby y a su vez anunciaba el final del concierto, dejando a un lado temas como Coma o el cover de Overkill (Motörhead) que tocan habitualmente, pero eso sí, sin olvidarse de su particular versión de The Subhumans, Fuck You, que gritamos con todas nuestras fuerzas hasta quedar extenuados. Mismo setlist prácticamente que hace 5 o 6 años, pero también la misma eficiencia para llevarlo al directo. Pero que grandes son ostia.
Cuando te enfrentas a una banda como Within Temptation, y tras años de experiencia, habiéndoles visto unas cuantas veces, ya sabes que hay 3 o 4 premisas fijas que se van a cumplir pase lo que pase. Siempre ha sido así hasta ahora. Su actuación en el Leyendas era algo fuera de serie, probablemente estemos hablando de los cabezas de cartel del festival por atracción de público. Un evento que reunía a curiosos, fans y a aquellos que se pasaban por ahí a ver a los famosos "Within" del Stand my ground. Bueno, pues estoy seguro de que todos ellos debieron quedar muy satisfechos. Porque aparte de un espectáculo sobresaliente, tremendamente visual, con un montaje muy superior al del resto de bandas que vi, gozaron del, posiblemente, mejor sonido de todo el festival. Y desde el mismo principio con Paradise (What about us?), a parte de emitir imágenes del vídeo clip por las dos gigantescas pantallas de fondo (exclusivas de su concierto), el sonido rozó la más absoluta perfección, unos detalles clarísimos, unos instrumentos completamente separados y armonizados, donde tanto los teclados como el bajo, instrumentos habitualmente problemáticos, sonaban aquí de maravilla. Faster y sobre todo, In the Middle of the Nigth (uno de mis temas favoritos de su más reciente época), supusieron el chute de adrenalina definitivo para el público, una banda que resplandecía con luz propia y una potencia de sonido a la que quizá tan solo le faltaba un puntito de volumen. Parece mentira que ya haya pasado 4 largos años desde que salió "The Unforgiving", un disco que me costó de entrar pero que pasado el trago no me pude quitar más de la cabeza. Precisamente Fire and Ice fue otro de los momentos más especiales y mágicos de todo el festival, balada / medio tiempo perfecta para fundirse en un abrazo. Los temas iban a menudo apoyados por samplers y partes disparadas que, aunque pudieron resultar excesivas en ciertos momentos, complementaban perfectamente el directo de la banda, por ejemplo, es impensable traer a los escenarios Our Solemn Hour sin esos coros pregrabados (a no ser que contraten un coro humano, como en uno de sus DVD). ¿El resultado? Una épica brutal que te ponía los pelos de punta, puro Metal sinfónico del mejor que casi dio paso a la mitad del concierto con la esperada Stand my ground, sin duda la más conocida. Y ojo, porque me dejo por el camino otra premisa básica que siempre se cumple en un concierto de Within Temptation. Y es que citar el nombre de la banda es casi lo mismo que nombrar a Sharon den Adel, ese ángel que hace las veces de vocalista y front-woman de la banda. Y es que lo de esta mujer es para darle de comer aparte. Su casi etérea forma de moverse por el escenario, su capacidad para sacar lo mejor de su público, su prodigiosa voz y forma de cantar, modular, afinar, etc… la convierten por derecho propio, tanto en disco como en vivo, en la mejor cantante hoy por hoy dentro del Metal sinfónico (como mínimo). Me dio la impresión de que sus agudos han perdido algo de fuerza (que no afinación) y su voz algo de cuerpo en general, pero es algo que carece de la más mínima importancia. Y es que la gente no solo contemplaba los temas y los vídeo clips de fondo: And we run, que proyectaba al rapero Xzibit que colabora en el tema, y a Mina Caputo (antiguamente Keith Caputo), la vocalista de Life of Agony, que colaboró en el tema What Have you Done. La gente quedaba atónita con los armónicos movimientos de Sharon, su extravagante vestuario y su forma tan teatral y apasionada de interpretar cada tema, aunque fuesen antiguos como Mother Earth o Ice Queen, de entre los últimos del show. Y vaya recuerdos me trajeron estos temas disfrutándolos junto a mi colega Kurro, como pasan los años... En realidad fueron los dos únicos temas que tocaron de su segundo disco "Mother Earth" (y nada del Enter, claro), pero claramente satisficieron al público que les sigue desde este álbum (como aquí el que suscribe).
Lo mismo que explicaba al principio del párrafo anterior se puede aplicar a una banda tan grande y batallera (nunca mejor dicho) como Sabaton, banda sueca de Power / Heavy metal (aunque estas presentaciones ya casi que sobran) cuya carrera ha ido en imparable y casi vertical ascenso desde casi principios de su carrera. Aunque les costó un poco arrancar, hoy en día pueden ser considerados el relevo de las grandes bandas del género, aunque su música cuenta con muchos matices que les diferencia de la gran mayoría. Y cada vez que he tenido la ocasión de verles (ya van 5), me han gustado más. El ambiente era perfecto, pocas probabilidades de que la lluvia jodiera el concierto y una temperatura excelente, mientras al fondo del escenario ya sonaba, como habitual himno inicial de guerra The Final Countdown de Europe (y The March to War), para dar paso con un gran estallido a Ghost Division, con un gusto extraordinario por los sonidos e historias de guerra. Y es que temas como este o To Hell and Back con esos aires casi folk al principio (ya todo un himno para los fans, que nos la sabemos de memoria) saben crear una ambientación genial para el estilo de la banda. En general, todos sus componentes salieron a darlo todo, pero es Joakim quien más caña da y anima, aunque sin duda los instrumentistas de cuerdas también dan su parte de espectáculo, headbanging a muerte y correteando por todo el escenario. En general ofrecen un espectáculo que se divide entre la épica de sus temas y lo divertido que resulta su frontman en directo. Carolus Rex, probablemente uno de sus temas más épicos (y sin duda mi favorito) sonó algo coja en esta ocasión, no sé si debido a los problemas de sonido o a una mala ecualización, pero no terminó de resultar aplastante como siempre, le faltó un “algo”. Sin embargo, el público ayudaba mucho con las voces, en especial en temas muy dados a la participación (Swedish Pagans, por ejemplo). Joakim estuvo espléndido, su voz sonaba más que cualquier otro instrumento, alta y clara, y como siempre, bromista y cabroncete hasta el final, incluso nos vaciló de sus dotes de guitarrista y se colgó una para hacer las bases en Resist and Bite, para seguir con su chulería preguntando si queríamos un tema rápido (como fue Screaming Eagles). Dieron mucha cancha al último trabajo, ese genial “Heroes”, aunque únicamente dejando para el final Night Witches junto a otros clásicos del resto de su discografía que no fallan como Panzerkampf (himnazo de guerra) o la bélica The Art of War. El setlist trajo alguna sorpresilla, aunque no demasiadas: No Bullets Fly o la citada Panzerkapf, y dejaron un par de caramelos para el final: Attero Dominatus (que canté hasta quedarme afónico), Primo Victoria y, como no, su particular homenaje a todas esas grandes bandas del Metal: Metal Crüe. Nada del Metalizer, de nuevo, lo diré mil veces hasta que me toquen alguna. Y otra cosa: Masters of the World, que ponen para despedirse, ¡¡estoy seguro de que TRIUNFARÍA tocada en directo!!
Una putada, nefasta coincidencia de Gamma Ray en el Jesús de la Rosa con Kataklysm en el Mark Reale. La verdad, me apetecía mucho ver a ambas bandas, y estuve a punto de decantarme por los canadienses, pero al final la sangre poderosa pudo conmigo y me quedé viendo el concierto de Kai Hansen & company. ¿Fue una decisión acertada? Al no conocer ninguna opinión acertada del otro concierto, no sabría decir, pero lo que es cierto es que Gamma Ray decepcionaron a mucha gente que fue a verles a ellos por encima de muchas otras bandas. Y ciertamente, algo les ha pasado a mis idolatrados Gamma Ray con el paso del tiempo. Puede que sea falta de creatividad, ilusión o ganas, pero lo cierto es que llevan algún tiempo (ya lo pude comprobar en Wacken 2012 y en Rock Fest 2013) sin dar pie con bola en los directos. Ya no son aquellos Gamma Ray que hacían que se te cayesen los huevos al suelo tras dar su último tema, ni aquellos de los cuales pensabas que valía la pena pagar la entrada de un festival entero solo por haberles visto. Avalon no es realmente un mal tema para comenzar… pero no es demasiado animada, es densa y muy larga. Además, el cambio se nota muchísimo cuando suena, por ejemplo, Heaven can Wait, la peña disfruta, se mueve, no para de hacer headbanging y air guitar... El I Want Out no les quedó nada mal, pero se sigue notando cierta falta de fuerza, a pesar del divertido interludio reggae con el que cortan el tema. ¡¡Y, en verdad, Kai Hansen tiene verdaderos dotes para entonar ese estilo!! De todas formas, llevan ya bastante tiempo utilizando ese recurso, espero que no abusen de él. Me encanta la idea de que recuperen para el directo temas escondidos de su discografía, en este caso fue Dream Healer, un buen tema, ojo, pero poco apto para el directo. La gente se lo pasaba bien viéndoles (yo también eh, que conste) pero no acababa de arrancar. La cosa empezó a estar visiblemente más animada con Master of Confusion, que a pesar de pertenecer a su poco agraciado “Empire of the Undead” recupera cierta genialidad de épocas pasadas en su melodía. Pero para mí y para muchos, el gran estallido llegó con esa colosal Rebellion in Dreamland, que muestra la verdadera ideología de Kai, de rebelión, de insumisión… un tema que nada más comenzar consiguió ponerme los pelos de punta durante los 8 minutos de duración, y lo mejor de todo es que la tocaron íntegra. Y para colmo de bienes, seguidamente Somewhere out in Space, el que siempre ha sido uno de mis temas favoritos de la banda. Joder, ¡cuánto tiempo sin escucharlo! Aquí sí que me dejé bien el cuello, adrenalina y velocidad a saco, y pensé: ¡¡¡estos sí que son mis rayos gamma!!! Henjo me sigue pareciendo un maestro, un guitarrista excepcional con un nivel fuera de lo normal. Y la sonrisa y habilidades de Dirk al bajo, todo un veterano, ponen la guinda al pastel en momentos como este. Tironcete de orejas, sin embargo, porque siguen insistiendo en que To The Metal guste, y no gusta. Por muchas veces que lo escuche o lo vea en directo, no acaba de cuajarme. Y ya para el final, como casi siempre (aunque yo tenía ilusiones de un Heavy Metal Universe jeje) Send me a Sign me transportó a aquellos nostálgicos tiempos del Powerplant, que fue en su día uno de mis discos favoritos del Metal en general, y creo que deberían incluir más. Un Strangers in the Night les quedaría que ni pintado, aunque tengo la ligera sospecha que cada vez rehuyen más de los temas rápidos. Espero que en Noviembre cuando vaya a verles en sala me devuelvan la ilusión de aquellos tiempos en que literalmente alucinaba con sus directos. Ya os contaré por aquí :)
Y mi particular “Grand Finale” de la noche se lo iba a dedicar, de forma inmejorable, a una banda tremendamente especial para mí, los powermetaleros Opera Magna, que siempre me hacen flipar en directo. Ya tuve la suerte de poder verles en el Rock Arena. Otro exitazo de concierto se avecinaba en la tierra de Leyendas. La alternativa, Tierra Santa, no tenía ni punto de comparación con la ilusión que me hacía ver el concierto de los valencianos, y más viendo como de flojos han sido sus últimos discos / directos. De cabeza al Mark Reale (aunque en mi opinión, merecen tocar en uno de los escenarios grandes por derecho propio). Y es que Opera Magna lo tienen todo. Melodía, pasión, temazos, y una técnica en general para caerse de rodillas. Eso ya es ley para mí. Entre humo, y tras la celestial introducción Del Amor y otros Demonios, aparece la banda al completo, seguida de su vocalista, José V. Broseta, animando a saco para meterse de lleno en Por un Corazón de Piedra, tema que resume perfectamente las cualidades musicales de la banda, la agilidad y habilidad de Alejandro al bajo (siempre con esa imagen tan particular), la contundencia y cambios de ritmo de Fernando a la batería, y las hechizadoras ambientaciones de Rubén al teclado. Enrique se encarga de algunos solos con maestría, pero es el gran F. Javier Nula quien, a lo largo del concierto, te deja con la baba cayendo. Impresionante el talento, la técnica, la velocidad… de este hombre, es que es acojonante. La épica más intensa nos llega con temas como El Corazón Delator o La herida, temas frenéticos que no dejan tiempo al descanso, y que J. Broseta interpreta con un aplomo y una energía dignas de ver, y como no, con una voz prodigiosa. Porque actualmente, pocos vocalistas existen como él en el panorama nacional. El setlist incluyó pocos temas de su primer disco “El Último Caballero”, uno de ellos fue El Fuego de mi Venganza, tema que puso al límite las cuerdas vocales del vocalista, límite que, como siempre, superó con creces. En todo momento estuvo muy agradecido porque no esperaba tanta afluencia de público, y más coincidiendo con Tierra Santa. Pero sinceramente, para mí no hay color (y lo digo como fan también de los rionajos, ojo). Así, básicamente el setlist se basó en temas de su mejor obra, “Poe”, con la misma Edgar Allan Poe (sobresalientes 10 minutacos), Un sueño en un sueño o una de las favoritas del cantante, El entierro prematuro, un perfecto ejemplo de cómo la banda ha sabido evolucionar de la mejor forma posible, añadiendo toques oscuros / neoclásicos en sus temas que les dan mucha vida. Eso sí, en ningún momento se apartan del Power Metal europeo más épico y rimbombante, continuar con el camino que empezaron es algo que les honra. Y es que esos duelos teclado / guitarra tan virtuosos pueden conmigo en el mejor sentido. Momentazo con Después de ti, una de esas baladas con una cadencia perfecta, que te hacen evadirte del mundo mientras suena, y de la cual no puedes despedirte sino con un gran aplauso. Con Oscuro Amanecer (joder, vaya agudos… increíble Broseta) concluyeron la presentación completa de su “Del Amor y Otros Demonios”, un excelente trabajo que espero que tenga pronta continuidad. Para el final, lo mejorcito. El Pozo y el Péndulo es uno de los mejores temas, sencillamente, que he escuchado nunca dentro y fuera del estilo. Perfecta para cerrar un directo impresionante, cuando te sumerge en esa ambientación tan tétrica y clásica. Y por supuesto, ese trallazo de Power Metal sin tapujos que es Horizontes de Gloria, que me hizo perder la poca voz que me quedaba y apretar el puño en alto, con la misma actitud que demostraba la banda al tocarlo. Es una lástima que teniéndoles tan relativamente cerca les haya visto tan poco, pero con estos dos últimos conciertos me han animado a ir a verles a donde haga falta. Y a quien me esté leyendo y no les haya visto, le recomendaría encarecidamente que se hiciera a sí mismo el favor de disfrutarles en directo.
De vuelta a las tiendas, no nos dejamos todavía tentar por las anunciadas “salchipapas” y optamos por un bocata de lomo con queso a la entrada del camping, que nos zampamos entre risas, cuando de repente apareció el colega Kurro por pura casualidad. Tras un buen rato de paridas y contar animaladas, nos retiramos a un corto descanso. Primer día completo de Leyendas superado, con grandes sensaciones, grandes momentos junto a mi chica y amigos ¡¡¡y con muchísimas ganas de más!!! La profecía del Leyendas perfecto comenzaba a cumplirse, y esto no era más que el comienzo.
_|,,| JaviMetal (Is The Law) |,,|_
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