Amigos, colegas festivaleros, conocidos habituales de movidas... bienvenidos un año más a la cita ineludible con la crónica del Leyendas del Rock, un festival que este año está de aniversario al cumplir su décima edición. Todavía tengo claros y entrañables recuerdos de aquel primer año, aquella primera edición en Mazarrón, en 2006, a la que acudimos mi colega Rage y yo (con quien curiosamente he vuelto a coincidir este año, 10 ediciones después) sin saber demasiado bien lo que nos encontraríamos más allá de unas instalaciones espartanas y un cartel muy humilde plagado de bandas nacionales clásicas (algunas de las cuales ya ni siquiera estaban en activo) que solo el Leyendas podía devolver a la vida aunque fuese solo por unos minutos. Ese era el espíritu inicial de esta nueva andadura del nunca bien valorado Marcos Rubio, otra de sus muchas aventuras que, con mucha ilusión y esfuerzo pretendía sacar adelante. Y hoy, 10 años después, el hecho de que lo acabó consiguiendo, a pesar de las dificultades que se le impusieron, es una evidencia tan solo echando un vistazo a los impresionantes carteles que nos ha ido regalando año tras año especialmente en este último lustro. Otro gran éxito del maestro, que ha ido creciendo de forma imparable con los años hasta convertirse en uno de los festivales de referencia en nuestro país en cuanto a Metal y Rock se refiere, regalándonos año tras año un elenco de bandas que uno no podía ni llegar a soñar en los primeros años de existencia. Un festival que al principio para mí tan solo era una alternativa a los días de verano en los que no había nada mejor, ha pasado a convertirse en el evento más esperado de todo el año. Y creedme, este año se ha hecho muy, muy largo con la espera.
Sin embargo, cada día, cada hora y cada minuto de angustiosos pesares, tachando números en el calendario, penurias en el trabajo... ha valido la pena sobradamente, por lo que sé que, por mucho que me cueste esperar a la edición del año que viene, volveré a estar satisfecho una y otra vez. Y es que este año el Leyendas prometía mucho. A parte de traer el que es en mi opinión (para gustos, colores) el mejor cartel de su historia, había otros factores que realmente me llenaban de ansia por que llegara el día prometido. Yendo con grandes amigos de toda la vida, Rafa, Kurro, Pinxo... los muchísimos conocidos que me iba a encontrar, una acampada que por fin nos montamos en condiciones y habiéndome desecho de toda la basura que sobraba en las dos anteriores ediciones, por fin iba a poder ser feliz al 100% y disfrutar como a mí me gusta. Y bueno, lo que todavía no sabía es que me aguardaba todavía la mejor y mayor sorpresa de aquel fin de semana, la visita inesperada de mi chica, que pasaría junto a mí los dos días centrales enteros, convirtiendo el festival en algo mucho más especial si cabe.
De todas formas, tan bien pintaba todo, que mi llegada al festival fue algo decepcionante por cuestiones ajenas a este. La idea de poder llegar a ver el concierto íntegro de Sepultura se desvaneció cuando me retuvieron una hora extra en el trabajo (canallas, en mi último día de trabajo...). Por este motivo, y entre buscar aparcamiento, buscar las tiendas (ya montadas, por suerte) y encontrar a los colegas, ya entré algo antes de la mitad, que ya de por sí estuvo de puta madre, y más cuando me di cuenta del torrente de energía que estaban desprendiendo los brasileños sobre el escenario. Y me da igual haberles visto infinidad de veces ya, porque sé de sobra que cada vez que se suben al escenario la saben liar como pocos. Sonaba Territory cuando me encontré, casi de casualidad, con mi amigo Kurro, su hermano Alexis, su chica May, y por sorpresa con mogollóooon de colegas de Banyeres, que al ser el día gratis, aprovecharon para adentrarse en la tierra de Leyendas, como hizo mucha gente aquel miércoles. Buen comienzo, sin duda, muy animado, después del estrés sufrido aquella tarde. El nuevo tema llamado Under my Skin dejó paso a toda una sorpresa inesperada que levantó ampollas y los primeros dolores de cuello: From the past comes the storm, puro speed thrash del que tanto se les echa de menos, y un Derrick Green que se adapta a cualquier rollo inmediatamente. El potencial de Eloy Casagrande también quedó claramente expuesto en uno de los temas más tralleros del concierto. A partes iguales vimos temas tanto de su nueva época como de la más clásica. Ahí estuvieron bien presentes, por ejemplo, la más groove Choke o el único tema que escuché del último trabajo de interminable nombre, The Vatican, eso sí, cuidadosos con la elección de los temas para que el concierto no perdiera ritmo, tras los cuales nos ofrecieron un par de covers: Policia (de la banda Titäs, sonido bastante punk) y la ya sobradamente conocida Orgasmatron que suelen interpretar en todos sus conciertos. Pero si había momentos de de esa incomparable actitud del gran Andreas Kisser, esos eran los de temas antiguos como Arise, esperadísima, que fue un verdadero cañonazo y como tal, reventó los cimientos sobre los que nos manteníamos de pie. La interpretación del solo, por cierto, impecable, y es que me encanta el estilo del jodido Kisser. Las amenazantes nubes grises que cubrían el cielo no tardaron en descargar una lluvia que, sin ser realmente molesta, refrescó bastante el ambiente, lo que incluso se agradece en ciertos momentos como aquel. Esto no influyó para nada en el show, y no hace falta decir que la banda al completo estuvo explosiva, porque es algo intrínseco en ellos, y aunque probablemente no sea el mejor show que he visto (aparte, llegué tarde), nunca defraudan y menos terminando con trallazos de la talla de Ratamahatta (que según que concierto me sigue sonando rara con Derrick) y Roots Bloody Roots, motivos en sí mismos para mandar a tomar por saco la poca serenidad que queda y convertirnos en animales, desafiando la verticalidad de la espalda.
Muchas, muchísimas ganas de más Rock y Metal, porque esto no había hecho más que empezar. El ambiente y los ánimos eran tan cojonudos y por fin me encontraba de lleno en esos momentos que llevaba 365 días esperando que a veces casi se me saltaba alguna lagrimilla. Pero como no tuve "día zero", este primer día de Leyendas serviría como excusa para disfrutar de momentos etílicos y de desmadre junto a los colegas, aparte de los conciertos. Rosendo iba a haccer su inminente aparición, y yo al menos quería ver algunos temas para comprobar si seguía en la línea más... tranquila, por decirlo así, que le vi en los últimos conciertos o sacaría alguno de sus mejores temas de primeras. Comienzo MUY prometedor con Mala Vida, reviviendo uno de los mayores clásicos de Leño y despertando la algarabía de la gente muy de primeras, entre los que me incluyo, ya que había pasado muchísimo tiempo desde que vi este tema en vivo y las sensaciones fueron casi indescriptibles!!. El genio y figura como siempre ocupaba el centro del escenario y su guitarra y su magistral forma de tocarla eran los protagonistas absolutos, aunque sin despreciar al resto de músicos ni mucho menos. Rafa Vegas sigue siendo su mano derecha al bajo y Mariano Montero quien le marca las bases a seguir desde la batería. Nada ha cambiado, y este espíritu se hace patente en la fuerza de temas como ¿De qué vas? y obviamente no por su dureza, sino por la pasión con la que Rosendo se marca cada uno de sus temas. Poco a poco los temas se volvieron más actuales y nos fuimos alejando del escenario, con la idea de volver para la recta final donde caen sus mas grandes temas. Sin embargo, ya escuchamos desde el camping temas como Flojos de Pantalón (inmortal), Pan de Higo o Navegando a Muerte.
Al final todo quedó en esa idea, porque los cubatitas se nos fueron un poco de las manos, y ya para cuando volvimos habían cambiado los protagonistas, que ahora se llamaban nada menos que Medina Azahara, otros que llevan toda una vida dando mecha sin parar, rock andaluz que siempre disfruta gente de varias generaciones en Leyendas, donde nunca faltan en el cartel por méritos propios. Mientras nos acercábamos desde las tiendas, deseé estar ya allí mismo para cantar a pleno pulmón la versión de Abre la Puerta que se hicieron hace ya algunos años en su particular tributo a Triana. Un poco más y me habría mezclado entre la gente, pero no fue hasta No quiero pensar en ese amor que cogimos un sitio fijo para terminar de ver un concierto que, vale la pena decirlo, estaba abarrotado de gente y muy animado, sonando muy bien pero ya desgraciadamente tocando a su fin. Y nunca mejor dicho, Todo tiene su fin les venía al pelo, ese inmortal tema de Los Módulos que la banda cordobesa hizo suyo hace ya mucho tiempo. 5 minutos tristes de despedida (lo que lloraba yo de muy pequeño cada vez que sonaba esta canción en el tocadiscos de mi casa…), que compensaron con la participativa Necesito Respirar, que todo el público coreó frase por frase, estribillo imprescindible para dar el último adiós a la banda, que se bajó definitivamente del escenario con A toda esa gente, dejando un gran sabor de boca. Últimamente leo muchas dudas sobre el estado vocal de Manuel Martínez, pero me dio la impresión de que cantó bastante bien, incluso Paco Ventura, que en una de sus recientes actuaciones me pareció un tanto descolocado, estuvo grandioso aquí.
Y Gigatron… bueno, pues eso, Gigatron. Todos, a grandes rasgos, sabéis quien son. La banda de Charlie Glamour y compañía; nunca hasta ahora había tenido la oportunidad de verles y nunca me han interesado lo más mínimo, pero con esto del alcohol y el colegueo ya se sabe que acaba uno yendo a rastras a donde sea jeje. Varias conclusiones del concierto. No me hacen gracia (vale, pensad que soy un cretino sin sentido del humor, me la sopla), pero reconozco que medio ebrio aun me sacaron incluso alguna carcajada por lo payasetes que son (lo digo de buen rollo, no pretendo cebarme con ellos, que nadie se mosquee). Prefiero incluso que me traigan a estos que vuelva el Mambo Kurt, aun siento vergüenza ajena. A nivel musical, como instrumentistas, pensé que serían mucho peores, y tengo que reconocer que en ciertos momentos que metieron caña me vi moviendo los pies incluso agitando a medias la melena. Sé que mucha gente prefiere pasar un rato de risas y desmadre sin más preocupaciones ni atención que prestar, pero yo, con todo el corazón lo digo, metería otra banda seria que pudiese disfrutar más y que se tomaran en serio mi rollo, pero por lo visto empieza a ser santo y seña que cada año tenga que "soportar" este tipo de bandas. Al menos si tocan los últimos puede ser un buen momento para retirarse a descansar, de hecho lo pensé muchas veces mientras tenía que presenciar como hacían pedazos himnos de toda mi vida metalera como el Carry On (Caballón, además con un solo de mierda) o The Final Countdown (Te pego el cacas). Solo espero que en el Leyendas no lleguen a los extremos del viñapop y acaben trayendo a ridiculeces de la talla de, pongamos, el chaval de la peca.
Y bueno, después de esta experiencia tan "surrealista" (que como digo, fui capaz de soportar a medias con algún cubatita de más) tocaba retirarse al duro suelo de la tienda (mi colchóneta estaba pinchada y solo una esterilla y un cojín me separaban del suelo), ignorando la gran sorpresa que me esperaba al día siguiente y ya pensando en el amanecer para volver a casa y dormir como es debido. Tres días por delante de potentes bandas y un horario sin un minuto que perder, un día más de lo habitual. Calor, grupazos, sorpresas, colegas, litritos y sobre todo muchísimo cansancio y Metal (= satisfacción infinita). ¡¡Esto no era más que el comienzo!!
_|,,| JaviMetal (Is The Law) |,,|_
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