martes, 22 de septiembre de 2015

El más esperado Leyendas (Leyendas del Rock 2015, Sábado 08-08-15, Villena, Alicante)

Comenzaba la mañana con las habituales nubes grises que encapotaban el cielo, pero de una forma ligeramente distinta a las anteriores. Hoy el día iba a ser algo distinto. Para empezar, lo primero que hice fue dejar a mi chica en la estación, con lo que la despedida fue algo triste para comenzar la jornada. El cartel del sábado, para mis gustos personales, perdía un pelín de intensidad. Aunque por suerte mis colegas iban a seguir ahí dándolo todo, tampoco coincidiría con ellos en todas las bandas (por suerte, sí en la mayoría). Al menos parecía que las previsiones de lluvia iban a ser más remotas. Y ante todo, que cojones, había que disfrutar la última jornada del Leyendas como si fuese el último día en la tierra. De hecho, no nos equivoquemos, en el cartel de este día se daban cita mis mas queridas bandas dentro del rock nacional, mis queridísimos Beethoven R, que por suerte siempre son una constante en el Leyendas, y mis Suaves, que siempre llevo en mi corazón de Metal y a quienes espero ver alguna otra vez en plan despedida definitiva. Por otra parte, mucha tralla (incluso algo tirando a extremo) se agolpaba en estas intensas horas que íbamos a pasar. Bastante variedad, a pesar de que no iba a ser mi selección favorita. Por suerte, quitando la caída de Halestorm, poco cambió en el diseño del cartel del festival, con lo que este año se pueden contar muy pocas bajas. Fuimos haciendo poco a poco los 20 minutos que nos separaban del pueblo, aunque con la alegría de saber que en un rato íbamos a estar de nuevo en la tierra de Leyendas. En esta ocasión, si que no pude resistirme a echar una buena siesta, pues aunque tampoco estaba excesivamente molido, nunca viene mal si uno se la puede permitir ;)

Nada más reunirme con mis colegas de nuevo en Banyeres, y tras un renovador descanso, una noticia de cambio en los horarios me llega de la mano de mi colega Kurro: por problemas en el vuelo, Finntroll intercambian su sitio en este por Beethoven R, nada menos, algo que me hizo ponerme bastante nervioso solo de pensar en que me los podría haber perdido por una putada tan simple. Si me los llego a perder, me doy de cabezazos contra la barra (y luego me pido 2 litros de kali enteros para reponerme). La cosa es que tampoco salió la cosa bien al 100%. Cuando llegamos, y durante el camino ya, estaba empezando a caer un agua bastante incómoda, que fue creciendo más y más hasta el punto de que, metidos en la furgona ya dentro de la zona de acampada, no pudimos ver la actuación de Tankard, que no tenía ni la más mínima intención de perderme. Otro golpe al hígado. Por suerte, aun toque madera, y pude dar gracias de que, para el final de estos, la tormenta amainaba, y decidí salir cagando leches hacia el escenario principal Jesús de la Rosa para poder disfrutar de Beethoven R. Y lo hice en toda su plenitud, por suerte. Ya llegué con Prepárate sonando a todo trapo, pero decidí sacrificar estar en primeras filas en un tema tan trallero para pedirme un buen litro de kali e ir encendiendo la mecha más rápido. Ya iba acercándome al concierto, empezando a sentir su calor (aunque no climatológicamente hablando) pero lo que vino a continuación fue la gran sorpresa que me iluminó: Una Noche de Pasión, tema que jamás había visto en directo. Me trae tantos buenos recuerdos… que me llenó de gozo nada más comenzar. Y es que una de las mejores cosas de poder ver a Beethoven R en directo es que tienden bastante a cambiar su repertorio, y no solo eso, también a meter joyitas escondidas como esta, y otras más conocidas como Siempre Unidos al Rock’n’Roll que nunca deja de emocionarme porque es palabra mágica. Da Igual no es un mal tema (me recuerda a la época de “El Legado de Judas”), pero yo lo hubiese cambiado por algún otro de estos que no se deja ver demasiado. Pasa el tiempo reafirmó todo lo que acabo de decir, otra gran sorpresa con mucha fuerza y ya junto a Quiero resultaron ser las más inesperadas (pero que letra más guarrilla jejeje). Los 50 minutos se me pasaban volando, con un Alberto a las voces que, no me canso de decirlo, cada vez me gusta más y como frontman y vocalista, le ha dado nueva vida a la banda. La sonrisa y el buen rollo del veterano José Luís Saiz, y la actitud y la cercanía del Moreno empastan perfectamente con el músico más heavy de la banda, ese gran Javier Oliva, contrastando a su vez con la concentración imperturbable de Alcoba tras la batería. Todos forman un conjunto fantástico, totalmente complementario, que tras su larga carrera deberían formar parte del estrellato donde se reúnen las bandas nacionales más deseadas… aunque por desgracia sigue sin ser así del todo. El humor, el cachondeo que se vive en todos y cada uno de sus conciertos es por sí solo un aliciente para verles. Como el ejemplo del comienzo de Un Poco Más, en la que José nos retó a adivinarla con solo un guitarrazo. Fue muy fácil, y más todavía lo fue disfrutar de ese cañonazo de tema tan calentorro, y por supuesto para despedirse con la motivadora Larga Vida y El Guardián de tu Piel, su sello de identidad, su gran obra cumbre, que genera pura pasión encima y debajo del escenario. Perdón por extenderme tanto con esta crónica pero ya sabéis que para mí Beethoven R… son santo y seña jejeje.

De nuevo reunido con mis colegas (ellos disfrutaron de In Mute en el escenario pequeño), pensamos que un poco de Metal sinfónico de los siempre bienvenidos Epica iba a ser lo suyo. A pesar de que no es un estilo que se prodigue demasiado en este festival, los holandeses ya nos visitaban por segunda vez en su carrera, señal de que gustan y que cuando se ponen a ello siempre ofrecen conciertazos dignos de elogio. Los de Mark Jansen venían presentando (y esto se notó bastante) su último trabajo “The Quantum Enigma”, cuyos temas ocuparon gran parte del setlist (quizá demasiado para muchos). Y es que siempre he pensado que en un festival se deben repartir mejor los temas, cogiendo lo más notable de toda la discografía. De todas formas, personalmente, y aunque no lo tengo demasiado escuchado, me parece un disco muy digno, con muchas notas diferenciales que aportan frescura y calidad a su carrera, con unas melodías geniales pero también mucha bestialidad. Tras la épica (nunca mejor dicho) introducción Originem, nos ofrecieron la melódica The Second Stone, seguida de uno de los temas más brutales de su citado disco, The Essence of Silence. Pese a que las guitarras no sonaron tan contundentes como en disco (donde me recuerdan a unos Dream Theater, por ejemplo), no le faltó fuerza precisamente. El alegrón vino con Martyr of the Free World, que aunque no es novedosa en su directo, siempre me motiva al destroce de cuello con la cera que mete. Parece que el tiempo no puede con la belleza de Simone, pero tampoco con su voz, capaz de deleitarnos con innumerables virguerías, tanto en temas suaves como en los más cañeros. El comienzo de The Obsesive Devotion fue otro empujón de adrenalina, todos a castigar de nuevo el cuello con esos riffs y la clásica mezcla de bella/bestia en las voces. Mark Jansen sigue, como siempre, encandilando a la peña con su actitud, y su compañero Coen Janssen no dudó en hacer gala de un precioso y psicodélico keytar que fue de lo más llamativo del show, aparte de las siempre agradables dotes teatrales de Simone. Sensorium, aunque parezca mentira, fue la única representante de su primer álbum “The Phantom Agony”, al que le sucedieron varios temas de The “Quantum Enigma” que desembocaron en una de las más aplaudidas: Sancta Terra. Mucha sinfónica y aires apocalípticos para este concierto de Epica al que le faltó, a parte de un sonido mejor, más oscuridad, que es cuando de verdad se luce la banda. ¿Lo mejor del concierto? Esa pieza maestra final llamada Consign to Oblivion, que sonó sobrecogedora de principio a final, y donde todos los miembros del grupo agitaron sus melenas hasta cansarse.


Entre la difícil decisión entre Xandria i Sodom, contra todo pronóstico en principio, terminaron ganando los alemanes, aunque tan solo fue por un par de temas. Suerte que dichos trallazos tenían dos nombres increíbles: Agent Orange y Outbreak of Evil, esas dos burradas de temas que abren sus discos “Agent Orange” y “In The Sign of Evil”, su primer EP del que nunca se olvidan. Al menos nos dio tiempo a descuajaringarnos el cuello aunque solo fuese un ratito, y es que siempre es un placer ver a Tom “Angelripper” repartir mantecaza a diestro y siniestro. El sonido no era demasiado claro, pero potencia y volumen no le faltaba, lo justo para poder disfrutar de uno de los cuatro grandes del thrash alemán. Con Nuclear Winter ya nos alejamos progresivamente del escenario hasta llegar a las tiendas, donde emprenderíamos un fugaz idilio con Absolut y Jack Daniels (había que buscar también un momento para estos menesteres jeje, y este nos pareció el más adecuado del día).

Tras un buen rato cociéndonos a fuego lento, ya había ganas de desmadre en forma de Metal, y que mejor forma de saciarlas que dirigirnos al Mark Reale donde estaba descargando una de las bandas más fiesteras y desmadradas del festival, los recién salidos de las cavernas Finntroll. Cuando buscamos un buen sitio, donde casualmente nos encontramos con dos grandes: Molina y Alan, ya habían puesto el escenario patas arriba. Había muchísima gente viéndoles, y esto ya no era culpa de la lluvia. A pesar de todo el mogollón, me lo pasé en grande bailoteando y metiendo headbanging al ritmo entre el rollo death melódico, viking y folk que tanto les mola y que saben hacer de forma tan personal y única. Y es que sus temas son perfectamente reconocibles pese a tener nombres tan enrevesados (cosa del idioma, claro). Personalmente, disfruté sobre todo de sus temas de hace una década o más, aproximadamente, que es cuando les tenía entre ceja y ceja, como Grottans Barn (esos teclados y esa ambientación, uff…), Ursvamp y la genuina Trollhammarem casi al final, que es uno de esos temas infalibles en directo que pone a la peña a botar y a hacer el cabra de forma compulsiva e inevitable. “Nattfödd” fue, como véis, uno de los discos más representados, pero también escuché algo del “Jaktens Tid” como el tema que da nombre al disco, si mal no recuerdo. Algo se echó de menos, como por ejemplo Rivfader o Midnattens Widunder (me habría encantado escuchar esa épica melodía en directo), y es que es un grupo que disfruto sobre todo en temas antiguos. Tengo una asignatura pendiente con ellos, redescubrir su discografía más actual a partir del cambio de vocalista Tapio por Vreth, aunque esto no quiere decir que me hayan defraudado en ningún momento, ya que siempre que les he visto (ya van 4 o 5 veces) ha sido bestial en todos los sentidos. Una cosa que me sorprendió mucho, y bastante poco habitual, es que iban pintarrajeados, incluso llevaban orejas puntiagudas, como auténticos seres del bosque que son.

Pero tras media horita de paso de nuevo por las tiendas, y como dijo Rainier Wolfcastle: la hora de las risas se acabó. Teníamos que hacernos a la idea que las hordas del caos se aproximaban, ya por tercera vez nada menos, al Leyendas, y esto no se puede tomar a cachondeo. Creedme, sé de lo que hablo, les he visto más de una decena de veces y en todas ellas se han comportado como una apisonadora sin frenos. Y si el concierto iba a ser igual que en el Leyendas de hace dos años, la integridad física de todos peligraba. De hecho, la cosa no empezó suave precisamente. Que más se puede decir de Enemy of God? Una hostia así de primeras no deja indiferente a nadie. En unos minutos, se formó un desfase de la hostia, empujones y golpes por doquier. El comienzo, junto a Terrible Certainly (que no aparece con demasiada frecuencia en sus conciertos) y la tremenda Phobia llenó rápido el ambiente de ira homicida, y la cara de rabia y descontrol de Miles Petrozza no ayudaba a relajarse. De hecho, un comienzo tan brutal me dejó hasta descolocado, aunque de Kreator ya sé que esperar, pocas veces les había visto tan enrabiados. La batería de Ventor era un torbellino de destrucción para nuestros maltratados oídos, pero al mismo tiempo, taladraban los solos de Sami y Miles, a cada cual más feroz. Awakening of the Gods y la siempre brutal y oscura Endless Pain cerraron una etapa del concierto, y es que este estuvo claramente dividido en dos partes: la primera, con temas antiguos (salvo alguna excepción como Warcurse) y la segunda, a partir de la furiosa Phantom Antichrist (que estuvo cojonuda, uno de los momentos más intensos), más moderna, también con excepciones de ensueño como Extreme Agression, uno de mis temas favoritos de la banda de siempre. En estos momentos, uno se deja llevar por la adrenalina y más que prestar atención al concierto, corre cegado hacia el mogollón donde más hostias se reparten. Y precisamente no podía faltar su tema Hordes of Chaos, toda una oda a este tipo de moshpits, circles, walls y demás numeritos cuya finalidad es partirse la cara entre colegas. En cualquier caso, esto sí que he de decirlo, me parecieron un tanto apáticos (¿posible desconfianza frente a un posible nuevo apagón en España?) y como no hicieron su número final con el Flag of Hate / Tormentor igual no tuvieron tanta ocasión de dirigirse al público. Me explico. Cuando uno de sus temas estrella, Violent Revolution, irrumpió en escena, pocos imaginábamos que tras Pleasure to Kill iba a finalizar todo (eso sí, con esa agresividad da gusto jeje). Algo raro pasó ahí, porque es la primera vez de tantas que les veo que no terminan con el mágico doblete de Flag of Hate / Tormentor. Sobre todo, gozaron de mejor sonido que en la primera edición en la que tocaron, y no hubo apagón, ¡con lo que al menos se llevarían la mejor experiencia del festival!

Que la siguiente banda en tocar fuesen Los Suaves era algo que me supo a puta gloria bendita. Y no por el simple hecho de que siempre haya sido una de mis BANDAS nacionales, sino por lo animado que estaba en ese momento y debido a que probablemente era el último concierto suyo que iba a ver. Pero no dejé que la tristeza por esto me invadiera (al menos, no hasta el final) y contemplé la introducción del concierto con muchísima hambre de Suaves, que empezó a saciarse en cuanto pisaron las tablas esos cinco músicos que tantas alegrías me han dado siempre y que posiblemente no volveré a ver juntos. Canción muy apropiada Cuando los sueños se van en nombre, y muy animada para comenzar, levantando a la peña de un tirón, para pasar a tesituras más nostálgicas con Palabras Para Julia, un tema que me llena de emoción cada vez que suena y más en una ocasión como esta, aunque la voz de Yosi esté bastante destrozada. Por suerte su carisma, y los colosales músicos que lleva detrás equilibran la balanza. Momento de temas clásicos, y cayeron una buena retahíla, como Por una vez en la vida, Maldita sea mi Suerte (de su disco, con diferencia, más pesimista) o ese himnazo increíble que me hizo saltar hasta descoyuntarme llamado No Puedo Dejar el Rock. Y es que como dice Yosi en el “¿Hay Alguien Ahí?” ¡¡¡Esta es nuestra canción!!! Y quien no la sienta ya se puede ir jodiendo. Y es que… aunque su voz ya sea una sombra, y que balbucee más de lo debido, escuchar al mismísimo Yosi entonando esas letras llenas de poesía y significado… emociona y llena el alma. Viajando al fin de la noche, o ¿Sabes? Phil Lynott murió son claros ejemplos del mejor rock que se ha hecho nunca aquí, con dos guitarras que valen su peso en oro, el grandioso Fernando Calvo, que cada vez me hace disfrutar más con su forma de vivir los temas y su técnica, y Alberto Cereijo, ante el cual hay que rendirse de rodillas a cada cuerda que roza su púa. Tras la más actual Mi Casa (que prácticamente se ha convertido en un himno fijo en sus directos desde que la escribieron), vino uno de los momentazos con El Afilador, otra lección de poesía triste y vida cruel y como no, Dolores se llamaba Lola, que hizo que todo el mundo botara como si no existiese un mañana. Probablemente el tema en el que menos se escuchó al canoso Yosi debido al conjunto de todas las gargantas cantándola entera al unísono. Ante el primer pequeño descanso, pude sacar la conclusión de que Yosi estaba haciendo uno de los mejores conciertos que he visto (y es que siempre hay que dedicarle un rinconcito privado en las crónicas debido a su forma de ser jejeje), cantando casi toda la letra de los temas, sin excesos y sin desmadres ni idas de olla innecesarias (y esto incluye subirse a la estructura, intentar tirarse / caerse del escenario… etc.) Me quitó incluso el sabor agridulce del Rock Fest Bcn 2014. Aun quedaban un puñado de clásicos para el primer bis, como San Francisco Express, que no dejó que la peña se durmiera (¡temazo!) o Ese día Piensa en mí, que ya casi no pude ni cantar por la afonía. La verdad, un placer siempre el público de los Suaves, que aunque esta vez no fuese exclusivo, gritó todos sus temas y se lo pasó de muerte a pesar de las horas y el cansancio acumulado. Su penúltima despedida fue con Ya nos vamos, que alargaron con un kilométrico solo, incluyendo partes del Highway Star de los Purple, rezumando maestría a manos del gran Cereijo, que se puso en su lugar, un verdadero guitar hero nacional. Muy contundente también Dulce Castigo, otro de mis temas favoritos, aunque eché en falta muchísimos. Malas Noticias, Pardao o Parece que aun fue Ayer seguro me habrían arrancado alguna lagrimita, pero el final no desmereció con La Noche se Muere y con otra sesión de solos y final clásico y espectacular a cargo de todos los músicos.

Tan saciado y extasiado me quedé con mis idolatrados Suaves que incluso me daba pereza cambiar de terció de forma tan radica y asomar el morro por el Jesús de la Rosa a ver a los Satyricon, pero no me arrepentí en absoluto, ya que me llevé una buena sorpresa con ellos. Además, es una banda mítica que no he visto nunca, y por lo tanto, de asistencia obligatoria. En la noche encontraban su refugio perfecto los noruegos, bebedores de las más puras fuentes del Black Metal, y contando todavía entre sus filas con Satyr y Frost, conocidos por formar parte en mayor o menor medida del movimiento llamado Inner Circle (de hecho, son los dos únicos miembros oficiales de la banda). El recargado ambiente con luces principalmente verdes, rojas y blancas transmitían una atmósfera oscura y cavernosa, de entre la que emergerían los músicos envueltos en tinieblas. De hecho, el escenario quedaba a ratos tan oscuro que era complicado distinguir a la banda y sus movimientos. Eso sí, furia y caña a raudales, eso era más que palpable. Mucho headbanging desde el principio animando a su público, que probablemente esperara algún tema más de sus primeros discos, de los cuales cayeron muy muy pocos. De todas formas, el repertorio causó bastante algarabía, pero sobre todo la actitud de los músicos, que no cesaban en su empeño de castigarse el cuello, transmitiéndonos las ganas. No vimos todo el concierto pero yo al menos quedé más que satisfecho. Buen sonido para lo que debe llevar una banda de Black Metal y mucho movimiento sobre las tablas. Pero a estas alturas, el cansancio se empieza a notar y ya hay que seleccionar un poquito más los conciertos.

Nos dimos un voltio por la barra, hablando con este y con aquel. Me encantó toparme, justo al lado de donde yo estaba pillando una birra, con Jose V. Broseta, vocalista de Opera Magna, quien muy amablemente se hizo unas fotos conmigo (las podéis ver abajo). Orgulloso de haber podido conocer al que es hoy por hoy uno de mis vocalistas favoritos del panorama nacional. Finalmente, y tras diversos desvaríos producto de la alegría del Leyendas y del alcohol, nos acercamos brevemente (realmente el próximo objetivo eran mis adorados Vhäldemar) al escenario contiguo para ver algún tema de los siempre bienvenidos Obús.

Y menos mal que Fortu todavía llevaba el pelo largo, porque este personaje no para de darnos disgustos. No quiero entrar en polémicas, al principio de su idilio con Telecirco le defendía y justificaba sus actos mediáticos… pero sinceramente, y por mucho que algunos me consideren un cerrado de mente… este tío empieza a perder toda credibilidad y a parecerme un payaso. Sin embargo, paso de estos temas cuando le tengo enfrente sobre un escenario y me dedico a disfrutar de su todavía aceptable voz y sobre todo, de sus temas y de esa pedazo de banda que siempre le respalda fielmente. De hecho, con toda esta mierda, se está ganando demasiados detractores. En Más que un Dios, que todo hay que decirlo, comenzó con un Fortu tan chulo y con tanto desparpajo como siempre, ya le tiraron algo desde el público (primer susto) que le dio de pleno. Necesito más y sobre todo, Te Visitará la Muerte fueron coreadísimas, verdaderos cañonazos infalibles e imprescindibles. Nuevamente empezaron las payasadas. ¿Qué coño es eso de dedicar un himno que ha tocado a varias generaciones como Qué Te Jodan a un mierda seca como el Matamoros ese? Por favor… ¡¡que esto es HEAVY METAL hostia!! Menos mal que La Raya a continuación puso el punto de desmadre del concierto, aunque un tanto acelerada de tempo. Como siempre, en Autopista el público fue muy protagonista (esta vez para bien, por suerte…). Solazo de Paco Laguna, que también se lo curra a los coros. Pero eso sí, Fortu debería sacar del setlist ya aquello de Dinero Dinero, que es un temazo, pero ya dudo que le represente. Esa frase reciente que ha pronunciado “los viejos roqueros nunca mueren… pero cambian” choca con eso de “nunca podrás cambiarme”. Francamente, se la puede meter por el culo. Mientras cantábamos Va a Estallar el Obús a coro con todo el buen rollo del mundo, todos los colegas nos fuimos retirando a dar hasta el último suspiro con los vizcaínos Vhäldemar, grandísimo aliciente para aguantar hasta el final de la noche.

Algo me decía que, siendo la banda que cerraba el Mark Reale por esta edición 2015, algo muy gordo iba a pasar, que la iban a liar más incluso de lo habitual. Lo cierto es que Vhäldemar nunca jamás defraudan, pero si se les pone el reto de tocar a estas horas y en esta posición del festival, todavía se motivan más a la hora de poner toda la carne en el asador. Entramos al escenario casi ya para despedirnos del Leyendas y nos encontramos eso mismo, una trepidante Bastard sonando a toda hostia, Pedro Monge imparable a la guitarra, al igual que su compañero Gontzal (hay que ver que cera mete el cabrón a los parches), mientras que, aunque todavía no me acostumbro a la ausencia de Oscar Cuadrado al bajo, Adolfo WB sigue el legado de este dejando muy alto el listón a nivel de actitud y música. Y en el centro, haciendo el cabra como siempre y faltándose con todo y todos (casi siempre desde el cariño) el gran Carlos Escudero. Temas ya clásicos en su discografía como River of Blood o Metal of the World atravesaron nuestros oídos con pura energía, como un trueno de Heavy Metal, mientras la cosa se iba calentando poco a poco. Carlos no dejaba de meterle tientos a la botella y a la par que se iba animando, cada vez ponía más énfasis en animar a la peña (y cantando cada vez más regular, todo hay que decirlo jeje). Pero ante todo, siempre defendiendo el auténtico Metal con temas como  Black Thunder o la que siempre suelen usar como carta de despedida, Energy. La cosa fue a más sobre todo en los últimos minutos de concierto, y Carlos, aparte de estar siempre reivindicando sus creencias e ideologías, fue convirtiéndose poco a poco en un animal, y en un momento dado, pasó del escenario, se bajó al público, se recorrió las gradas enteras, se plantó encima de la barra… ¡una ida de olla total! Ante el sorprendido público, que nos lo pasábamos como enanos, se fue desmadrando más y más, lanzando el micro al suelo y gritando aquello de ¡A muerte! Mientras incluso desde el escenario flipaban con el vocalista, Pedro no paraba de dejarse llevar por la pasión mientras hacía hablar a su guitarra. Lógicamente, fueron despedidos con la ovación que ellos mismos se ganaron, ya que convirtieron un buen concierto de Heavy Metal en todo un espectáculo para la vista y los oídos. Por eso les quiero tanto, porque nunca van a cambiar.

Ya bastante triturados por el agotamiento, queríamos dejar el pabellón bien alto pasándonos, aunque solo fuese por un trozo de concierto, por la actuación de Lujuria, que sería la última de todo el festival. Aunque parezca mentira, todavía quedaba muchísima gente dando el último aguante y apoyando a los de Segovia, una de las formaciones que más ha dado por este festival llueva o truene (y nunca mejor dicho si recordamos aquella catastrófica cuarta edición). Sin embargo, en esta ocasión, concretamente Oscar, se pasó un poco. Me encanta ver como se apoya y se defiende este festival, y suelo estar de acuerdo (incluso partirme de risa) con los discursos de Oscar, pero vi bastante poco apropiado un discurso tan largo y repetitivo nada más comenzar el concierto, algo que dio al traste con nuestras ganas de ver el último concierto. Siento no poder decir nada más (ni positivo ni negativo) sobre el gran final, ya que silenciosamente nos retiramos a las tiendas a descansar, dando el último vistazo atrás para no olvidar nunca el que ha sido el más grandioso de todos los Leyendas hasta ahora a nivel personal y de cartel en mi opinión.

Me sentía tentado de coger el coche y volver con la tienda a casa, pero tras tanto alcohol lo vi un poco crudo, y por otra parte, y después de tantos largos meses esperando esta edición, quería quedarme por una noche más en la tierra del Leyendas, así que, ya solo con mi colega Kurro, nos tomamos la última entre conversaciones personales y crónicas-resúmenes de lo que había sido el festival. ¿Lo peor? Puede que este Leyendas para mí sea insuperable (aunque nunca se sabe, ya lo he dicho muchas veces) y que con todas las sensaciones que viví en tan pocos días, este año que me separa de él todavía se hará más largo e insoportable. Pero lucharé a muerte para poder estar ahí pase lo que pase otro año más.

_|,,| JaviMetal (Is The Law) |,,|_

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