Por 15 euros de mierda, de vez en cuando uno puede destaponarse un poco las orejas y asistir a una brutalidad de concierto como este. Además, la oportunidad era única y no era plan de desaprovecharla, ya que Demonical, en su paso por nuestro país, tenía cuatro fechas en su agenda y una de ellas, por extraño que parezca y sin que sirva de precedentes, era Alicante, una ciudad en decadencia absoluta a nivel de conciertos desde hace años, una ciudad con grandes salas, grandes garitos, pero gente que tiene horchata en las venas en el mejor de los casos, y que no se molesta en levantar su culo del sillón los fines de semana para pegar cuatro cabezazos bien pegaos, salvo casos contados. Así de triste es la realidad que nos toca vivir a los de la provincia sur de la Comunidad Valenciana. Por suerte, como digo, era una cita ineludible casi a pocos kilómetros de casa y en una sala como la Babel que siempre es receptiva a este tipo de conciertos más minoritarios y que siempre suele sonar bastante bien. Todo esto gracias a Avul, el único que podría tener cojones a traer una banda como esta a Alicante y jugársela de esta forma. Al final desgraciadamente la asistencia (como era de esperar…) fue justita tirando a pobre, pero os aseguro que los que nos chupamos la retahíla de conciertos de cabo a rabo salimos de allí echando chispas. Mi colega Kurro y yo estábamos dispuestos a dejarnos la piel aquella noche, obviamente no iba a apuntarse nadie más, así que haciendo camino, llegamos a la sala con el tiempo demasiado pegado, lo justo para embutirnos un par de bocatas, saludar a la peña que se encontraba en los exteriores, y tirar ‘pa’ dentro a meter cera por un tubo.
El infernal sonido dominante en la puerta indicaba que el concierto ya estaba bien empezado. Tuvimos que perdernos algunos temas en pos de no morir de hambre, pero en cuanto entramos pusimos la quinta directa. Unas cuantas personas, no demasiadas, se acercaban poco a poco a las primeras filas, mientras solamente unos pocos se dejaban el cuello en solitario. No es la primera vez que estoy frente a frente con los Devotion. Hace tres años, en el Spain Death Metal Fest, también organizado por Avul de The Horror Dimension y también acompañado por mi colega Kurro, tuvimos la ocasión de disfrutar de su directo, aunque sí es la primera vez que les veo con disco ya grabado, su primogénito “Necrophiliac Cults”, que sonó tan bien como os lo cuento. Nos unimos a los grupos de delante mientras terminaba el primer tema que vimos, para seguidamente atacar con Beneath the Aonian Mount. La batería sonaba que daba gusto, una brutalidad anti-tímpanos, una caja que restallaba con mucha violencia y un músico dándolo todo tras ella. Y no era el único que estaba ya “on fire”, ya que sus compañeros estaban empeñados en deslomarse a base de headbanging, algo que incitaba a todo el mundo a ir animándose más y más, pero sin llegar a copar el centro de la sala. Las guitarras oscuras y pesadas de Hierarchy of Works les sitúan en la línea del Death Metal más clásico, sin apenas melodía, con mucha mala baba y atmósferas malsanas. Un tema lento y agobiante en su inicio, pero ideal para machacarse el cuello, que luego cambió radicalmente, con los músicos sacando lo mejor de sus instrumentos con solos y dobles pedales a piñón fijo. Una banda joven pero con muchísimas ganas y desde luego, buenos dotes musicales que con este concierto subieron un peldaño más en su estatus dentro del Death Metal patrio, y que con temas como Pandemonium, que cerró su actuación, demuestran ir por muy buen camino, con mucha furia, y con una actitud abrasadora.
Cambiábamos de tercio y pasábamos del Death Metal más pesado y cavernoso (rozando en algunos temas el Doom Death) a otra clase de rollo que, sin abandonar los cánones del género, nos llevaría por terrenos más técnicos y melódicos, aunque no necesariamente similares al Death melódico. Y es que Hyban Draco son una de las bandas más originales del panorama actual… y no tan actual. Su dilatada carrera ha dado a luz nada menos que cuatro discos desde que empezó allá por el 2006. Desde Tarragona nos visitaban una vez más, y tampoco es la primera vez que les veo en vivo, ya sucedió en aquel fantástico Hammer Fest II en Aldaia, hace algún que otro añito ya. Desde entonces, habemus disco nuevo, llamado “Storms of Desolations”, que presentaron a base de bien en aquella noche alicantina. Sus principios musicales siguen claros: una banda que se desenvuelve a gusto sobre el escenario, con unas grandes capacidades técnicas, temas que te dejan embobado y partes destructivas combinadas con otras muy limpias y sosegadas. Este contraste es, a mi entender, su principal valor añadido, lo que les diferencia de otras bandas del género.
A los puristas puede que les aburra tanto cambio y estructura compleja, pero lo cierto es que yo las dos veces que les he visto he disfrutado a lo grande con ellos, especialmente la noche del pasado viernes. Sorprende especialmente la inmensa cantidad de ritmos que pueden llegar a sacar, al menos dos o tres por canción, cambiando totalmente la concepción de estas. Su frontman, voz y guitarra, Hyban Sparda, nos volvió a dar una lección sobre como hacer bien las cosas, combinando a la perfección ambas labores, con unos solos bastante limpios y trabajados, y con un timbre vocal que se mueve entre el Death y por momentos, el Black más gritón dentro de toda una amalgama de cambios. Puede que no sea el tío más expresivo del mundo (limitándose a presentar los temas y a algún agradecimiento aislado), pero lleva gran parte del peso del grupo con gran dignidad, y cuando se le va la pinza, ofrece un buen espectáculo de bestialidad con headbanging a saco, al igual que el resto de sus compañeros. Bravo también por la iluminación del show, aunque por otra parte el sonido no fue precisamente el mejor y es extraño que ya utilizaran el telón de fondo de Demonical. Una banda con muchas tablas cuyos temas más destacados fueron God of Darkness o Victory Betrayal, con la que finalizaron el espectáculo, dejando variedad de opiniones sobre este.
Fuimos a echar un meo y a tomar un poco el aire, encontrándonos con todos los colegas de aquella noche, que por suerte no fueron pocos, normalmente gente que no se pierde ni una sola movida. Y menos mal que la gente de Valencia demostró ser auténtica y vinieron en manada al bolo, porque si llega a ser por alicantinos el concierto no se hubiese ni celebrado. Vaya ciudad de losers… Me sabe mal decirlo, pero es lo que hay. En fin, sigamos con lo nuestro, ya que el plato fuerte de la noche estaba a punto de ser servido, destinado a ser un manjar para los más exigentes paladares auditivos del Death Metal más true, oscuro y agresivo que uno se pueda imaginar.
Ahora la sala lucía otro aspecto mucho más alegre, mucho más llena y con gente cargada de ganas de darlo todo, aun sin llegar ni de lejos a la afluencia que merece un evento como este. Aquí se congregaba, por fin, toda la gente que se había acercado aquella noche a la Babel, y poco a poco fueron entrando más. Los suecos Demonical subieron al escenario, quizá un poco decepcionados por la pobre asistencia, pero desde Towards greater gods ya nos lanzaron el mensaje de que no iban a amilanarse por esto disparando por sus cuerdas, palos y micros todas las armas a su disposición. Y en verdad el comienzo fue algo salvaje, con un sonido que mejoraba muchísimo respecto a los teloneros, más grueso, más lleno, más contundente y a un volumen deliciosamente excesivo. Una muralla sónica capaz de arrasar, con solo unos cuantos temas más, con toda la vida existente en la sala. Los brutales berridos de Alexander Högbom (una jodida bestia asesina) en World Serpent o Return in Flesh retumbaban en las cuatro paredes e incendiaban las ganas que muchos tenían de soltarse, ir a las primeras filas y dejarse el puto cuello allí. La actitud de Johan Haglund seguía la misma línea. Su larga melena rubia era torturada con molinillos perpetuos mientras su guitarra escupía riffs hirientes y ofensivos. Hablando de ambos guitarristas, estuvieron excelentemente coordinados durante todo el show, mostrando un dominio absoluto de solos perfectamente ejecutados y silencios medidos al milímetro, como puede ser ejemplo Sung to Possess, uno de los temas que mejor sonaron en toda la noche, ya que la banda ponía especial énfasis en interpretar las composiciones de su último disco.
Y vaya disco, señores. De lo mejorcito que he escuchado dentro del género en mucho tiempo. Se llama “Chaos Manifesto”, y desde luego pudimos comprobar que en vivo sus temas son demoledores, como la anteriormente mencionada o From Nothing, que sonaría algo más tarde. Los nuevos miembros de la banda (el guitarrista Eki Kumpulainen y el bestiajo de Alexander Högbom, que ya tenía la banda cogida por los cuernos) saben desenvolverse en el escenario y dominarlo con una actitud infernal, agresiva, y por supuesto, han puesto su granito de arena en este recentísimo “Chaos Manifesto”. Un puntito más (si cabe) de velocidad con la arrasadora The arrival of armageddon que, haciendo honor a su nombre, provocó los primeros moshpits desbocados de la noche, que siendo pequeña como es la Babel, la multitud repartió hostias y empujones que daba gusto. Tras temas como este (que animalada, y que sonidazo) uno no puede sino respirar hondo, pero sin apenas segundos para digerirlo, continuaba la fiesta con otra aberración sonora (siempre en el mejor sentido, por supuesto) como Cursed liberation, que continuó con un ritmo imparable y sobrecogedoramente agresivo. En este tipo de temas, el batería Kennet Englund se alzaba como el puto amo, con blast beat destroza cervicales, unos redobles de aupa y una potencia en la pegada enorme. El sonido parecía infalible, casi perfecto para el ritmo tan brutal de la noche, pero de momento, en Unfold thy darkness falló la parte derecha, dando una pequeña sensación de bajón ya que el volumen y la calidad obviamente no eran los mismos. Sin embargo, los suecos Demonical no levantaron el pie del acelerador, siguiendo con esa atmósfera enfermiza y satánica.
La hora se nos echaba encima, ya que mi colega y yo habíamos acordado una hora, por motivos personales, para estar de vuelta en el pueblo, pero era muy difícil resistirse, ya que con cada nuevo tema, era como si la cabeza se moviese sola al ritmo de la colosal batería de Englund. A estas alturas, la peña ya no tenía ningún completo, y los circle pits y barbaridades varias copaban la sala. All will perish (the final liberation) fue como un aviso de la destrucción final. La gravísima voz de Högbom seguía retumbando en nuestros tímpanos con toda su violencia a pesar del bajón de sonido a la par que se acercaba el final de la noche. El “Death Infernal”, uno de sus discos más reconocidos, fue también uno los que más cancha recibió, mogollón de temas bien seleccionados y variados, como la que seguía: March for Victory, que es uno de sus grandes himnos. Y es que, a pesar de que la formación actual bajo el nombre de Demonical tiene ya unos cuantos años, para conocer los orígenes de la banda hemos de remontarnos a principios de los 90 (casi nada) y acudir al nombre de Centinex, verdadero germen del grupo. Lo más curioso es que tanto el bajista como el batería de la más reciente formación siguen militando todavía en su antigua banda. Con Death Metal darkness llegaba ya la última en caer, a pesar de que ya se habían escuchado varias despedidas, pero los ánimos seguían ardiendo como en el primer corte. Las primeras filas seguían repartiendo leña (incluso había de aquel que conocía todas las letras al dedillo) ante un auténtico tiro de canción, con cantidad de doble bombo y riffs oscuros y decadentes.
Al final nos auto-obligamos a quedarnos hasta el final, por lo que tuvimos que salir pitando de allí en el último momento, tan solo parándonos un momento a despedirnos de la peña, a quien quiero mandar un saludo desde aquí. Jose, Félix, Raúl, Dani, Javi… y un largo etc. pero por supuesto, un agradecimiento especial para Avul por tener pelotas para montar un bolo de estas características en un Alicante que, comparado con aquella época en la que nos visitaban bandas de la talla de Suffocation o Tsjuder, está bastante acabado por desgracia. Igualmente, uno no quiere perder nunca la esperanza de que algún día vuelva la movida a su máximo esplendor, y volvamos a tener salas como la Babel, la Stereo o la The One a reventar de nuevo.
Llegamos a casa bastante más tarde de lo previsto, pero entre risas, cachondeo y planes varios, sin duda mereció la pena.
_|,,| JaviMetal (Is The Law) |,,|_
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