martes, 19 de marzo de 2019

'Til DEATH Do Us Part (Septicflesh + Krisiun + Diabolical + Xaon, Domingo 17/03/19, Sala Garaje Beat Club, Murcia)

Y si lo de la noche anterior fue la hostia, sin ánimo de menospreciar a nadie, lo del domingo fue algo para darle de comer aparte, sencillamente. A parte, era un concierto que esperábamos ya desde hacía mucho tiempo. Mi colega y yo siempre especulábamos sobre varios aspectos y, sobre todo, estábamos deseando que llegara ya esta fecha. A pesar de ser domingo, el día 17 suponía la entrada del puente, así que la mayoría de excusas que obtuvimos a la hora de reclutar a personal para que se uniese a tan señalada fiesta, sinceramente, no me valen. Pero cada cual. Desde luego, un cartel así no se va a repetir. Habrá otros, pero no este. Y es complicado ver nombres de tanta altura y tanta calidad juntos en una misma gira, que pasó, además de por Murcia obviamente, por Barcelona, Madrid y Zaragoza, así que nos podemos dar de pleno con un canto en los dientes por la inmensa suerte de poder disfrutar de un evento de esta magnitud a tan solo una horita y poco de casa. Y además, a un precio irrisorio comparado con lo que se paga por los grandes nombres de otros eventos más rimbombantes (y comerciales), a lo que hay que añadir el hecho de que se celebrara en la Garaje Beat Club, una de las salas más activas de nuestro país en cuanto a conciertos de todos los estilos. Así, con las expectativas por las nubes, las melenas en ristre y muchísima ilusión, mi compañero y yo partimos hacia tierras murcianas con música a toda hostia a una hora bastante temprana con el fin de que nos diera tiempo de aparcar, tomar unos cubatas, hacer un poco el ganso y toda esa mierda. El disfrute estaba ya casi garantizado de antemano, así que solo faltaba esperar.

Al llegar pronto, tuvimos todo el sitio del mundo para aparcar, y todo el tiempo para explayarnos dando una vuelta. Tomamos unos tragos y nos fuimos acercando a las puertas de la sala, ya que la teórica hora de apertura de puertas había llegado, pero en realidad todavía nos tocaría esperar un buen rato que se hizo bastante largo, mientras de aquí para allá iban pasando algunos miembros de las primeras bandas. Hablando hablando, por fin se abrieron las puertas. Entramos, pillamos un litro para refrescarnos (en pleno Marzo hacía un calurón en Murcia del cagarse…) y luego mearlo, y poco más, casi sin darnos cuenta ya teníamos la movida en marcha.

Unos primeros Xaon que tenían el honor de abrir aquella mágica e intensa noche, y que para mí fue la mayor sorpresa de la noche por inesperada. Inesperada actitud en directo, inesperado gancho de sus canciones e inesperada fuerza de ataque. Los suizos contaban con muy poco tiempo para tocar (unos escasos 40/45 minutos), lo sabían, y fueron a saco, aunque el concierto no estuvo exento de gran simpatía por parte de sus músicos, en especial de Rob, cantante, que literalmente se dejó la puta piel encima del escenario. De entre las montañas Suizas vienen dos auténticos monstruos a nivel compositivo: Vincent Zermatten y Rob Carson, los dos fundadores y miembros fijos de Xaon. Aunque fueron, por decirlo así, el peso principal del concierto, no se puede menospreciar el trabajo del resto de músicos, especialmente en lo que se refiere a las bases rítmicas, con John Six al bajo con una presencia tremenda, y Julien Racine a los palos, con una actuación sublime en todos los aspectos. Tal vez no sea una banda demasiado fácil de escuchar y/o entrar a la primera, pero lo mío con ellos fue casi amor a primera vista, ya que tan solo pude darle unas cuantas escuchas a sus dos trabajos publicados hasta la fecha antes del concierto. No comenzaron sonando mal… a nivel de potencia iban sobradísimos, pero también es cierto que el conjunto sonaba excesivamente distorsionado. El vikingo suizo Rob salió a escena con un hambre descomunal de escenario, dispuesto a patearlo todo y a comerse a quien se le pusiera delante, con una actitud brutal, una forma de moverse peligrosamente compulsiva y una mirada fija que expresaba abiertamente las ganas de destrozar que tenía. Eso se llama pura y dura pasión.

De hecho, la suya fue una de las actuaciones más llenas de pasión que he visto en mucho tiempo, y todo a pesar de que su voz sonaba demasiado baja y disuelta. La originalidad de su estilo a la hora de cantar está fuera de toda duda. Podrá gustar más o menos, pero sabe pasar perfectamente de los gritos más ásperos a los guturales más cavernosos, pasando por esa voz limpia y casi operística que es 100% marca de la casa inconfundible. A su alrededor, muchos que demostraron un gran nivel a la hora de tocar, haciendo incluso fáciles todos esos detalles casi progresivos que salían de sus instrumentos, destacando por encima de todos Julien a la batería, un jodido terremoto que igual se ponía a hacer blastbeats como acompañar las partes más suaves y atmosféricas, con unos cambios de ritmo muy drásticos. De entre las 6 o 7 canciones que cayeron, anunciaron la de su nuevo video, Solipsis (una pasada), Eros (con unos arpegios limpios bastante rapiditos al principio) y la que más me gustó, Monolith, con un Rob absolutamente desbocado sin parar de gesticular y sacar fuego por la garganta. Este abandonó el escenario por unos segundos, para volver a interpretar con toda la fuerza posible Zarathustra, un tema largo, denso y lleno de emociones que me caló bastante. A parte de pequeños fallos técnicos de sonido, mi mayor reproche es para el hecho de que basaran casi por completo el setlist en temas de un disco que todavía ni siquiera ha salido a la venta… pero puestos a disfrutar de la música, sin más, de verdad que me encantaron y recomiendo encarecidamente su escucha.

No tardó demasiado en saltar la segunda banda a escena, unos ya más conocidos Diabolical que cargan a sus espaldas con una carrera que ya cumple 20 años (ahí es nada). Uno de los mejores caramelos del cartel, Death/Black, a veces más melódico y otras rabiosamente veloz y sin concesiones. Una introducción muy satánica dio paso al desfile de los músicos entrando al escenario, empezando por el batería y por último su cantante y guitarrista Widda, todos ellos portando unas túnicas con capucha incluida en plan ocultista que, junto a los interesantes juegos de luces, dieron un halo deliciosamente macabro al concierto. Requiem fue la continuación de esa intro, densa y oscura que no fue recibida con demasiados ánimos por el público, cosa extraña, porque si por algo me encanta ir a conciertos en Murcia es por la sangre caliente que tienen sus heavys en cualquier momento y situación. Sin demasiadas presentaciones, continuaron con Failure, de su último y excelente trabajo “Eclipse”, del que aun caerían otras tantas. De hecho, gran parte del setlist se basó en este. El trabajo a las guitarras fue preciso y contundente, especialmente el de Carl Stjärnlöv (quien, curiosamente, empezó siendo el batería del grupo), con un virtuosismo fuera de toda duda, y además cierto peso en las partes vocales, que desgraciadamente, no se pudo apreciar en dos tercios del show por problemas en su micro. Así, tuvo que cantar varios trozos desde el micro principal, hasta que unos pipas salieron y se lo cambiaron.

Ahí la cosa mejoró un mundo, y es que el tío posee una gran voz limpia que me recuerda a bandas que van desde Dark Tranquillity hasta Dimmy Borgir, estos últimos grandes influencias para ellos, sin duda. La cercanía de la batería también nos permitió apreciar grandes detalles con todo lujo, desde los rápidos blastbeats y redobles hasta el movimiento con los pedales en unas bases que no cesaban ni para respirar, potentes y cambiantes incluso dentro de cada tema. Ahora con los coros el sonido tenía otro color, mucho más rimbombante y completo. Las luces continuaban parpadeando a toda hostia en las partes más rápidas, que fueron muchas, aunque en el sentido de la comunicación con el público o a la hora de presentar los temas, podrían haberse esforzado más, ya que resultaron algo secos. Por su parte, el setlist quizá quedó demasiado inconexo, faltó consistencia de alguna forma en algunas partes, por lo que las opiniones entre el público fueron muy desiguales, desde decepción a marcarlo como el mejor de toda la velada. El final fue de traca, con Black sun y sobre todo, con We are Diabolical, en donde todo el mundo alzó los puños con fuerza para gritar el estribillo. Otra vez (y ya van dos) me dio la sensación de que el concierto se me había pasado como si fuesen 10 minutos (en realidad fueron tres cuartos de hora aproximadamente), tan metido como estaba en cada uno de los temas. A mí personalmente me gustaron mucho y se me quedó una buena impresión, aunque un tanto inferior al resto de las bandas.

Con los brasileños Krisiun la asistencia mejoró notablemente. Un tironcete de orejas, por tanto, para aquellos que no vinieron a apoyar a las dos primeras bandas, que fueron bastantes. Máxima expectación para ver cómo se las gastaban estos ya veteranos del Death Metal. Nosotros como de costumbre, cogimos un buen sitio, bastante cerca del escenario, pero la locura que se iba a desatar en tan solo unos minutos nos hizo movernos cagando hostias. Algunos instrumentos fueron probados por los mismos miembros de la banda, sin demasiado misterio y sin ir en absoluto de estrellas. De hecho, reivindicaron en más de una ocasión que ellos mismos se siguen considerando una banda underground a pesar de sus (abróchense los cinturones) 30 añazos de carrera. No nos hicieron esperar mucho, por suerte, porque yo ya estaba babeando, ávido de esa tralla mortal que ya sufrí en mis propias carnes la primera vez que les vi en Francia. Ravager fue el pistoletazo de salida… ¡¡y vaya disparo!! La tralla desbocada de la batería de Max Kolesne y sus salvajes blastbeats nos hicieron entrar de golpe en un estado de euforia. Al principio no dijeron gran cosa, pero pronto su vocalista y bajista Alex demostró una grandísima empatía con su público, atento, amable, simpático y sobre todo, enormemente agradecido a cada tema que caía, lo cual nos motivó todavía más en las siguientes bestialidades que cayeron, como Combustion inferno, Scorched of the enthroned y la conocida Blood of Lions, canela en rama, oigan, y llegó el momento en el que la peña no pudo contenerse y todo explotó en un maremágnum de moshes con hostias a mansalva y tortazos que llegaban desde todas las direcciones. Fue un momento en el que disfruté como un puto enano, a pesar de que recibí dos pisotones que casi me destrozan el pie. ¡Una maravilla, joder!

Seguía agradeciéndonos Alex, en perfecto castellano por cierto, el que lo estuviésemos dando todo, obteniendo unos fuertes vítores por parte de toda la sala, que gritaba el nombre de la banda hasta que comenzó el siguiente tema Descending Abomination y vuelta a la locura, con todo el centro de la sala ocupada por circle pits y gente que disfrutaba de la música en toda su plenitud y con todas sus consecuencias (incluso vi algunas gafas rotas jeje). Cada vez que Moyses interpretaba sus solos, daba varios pasos al frente para situarse al borde del escenario y con mirada orgullosa, aportaba frenetismo y grandes dosis de shredding brutales, y es que poco a poco, Krisiun se han vuelto cada vez más técnicos sin renunciar a ni un ápice de su brutalidad, lo que les convierte en una de las bandas más punteras dentro del género en la actualidad, con el añadido de que jamás han cambiado de formación (que yo sepa) en sus 30 años en activo. Y la complicidad se nota, a pesar de que aquella noche cada uno ocupó su lugar sin interactuar apenas, volcaron toda su simpatía y ganas de agradar con el público… y doy fe de que lo consiguieron. Slaying Steel, a saco, encabezó la recta final, que nos tenía preparada una gran sorpresa como fue el Ace of Spades, dedicada al más GRANDE, que volvió, literalmente, loco al personal, tanto que había que buscar un buen refugio en los laterales si no querías recibir la metralla que ocasionó esta gran cover acelerada. No contentos con ello, Black force domain (si no me falla la memoria) y Vengeance’s Revelation, de su segundo álbum, pusieron por última vez en su actuación la Garaje patas arriba, siendo la parte final instrumental de esta segunda una auténtica bestialidad rompe-cráneos y destroza-vértebras. Por última vez también, su enorme entrega y entusiasmo se ganó los aplausos más sonados de toda la noche.

Salimos a la calle a echar el último pitillo antes de la batalla final que nos llevaría al plato fuerte de la noche, tan fuerte como unos Septicflesh que estuvieron pletóricos en todos los sentidos. Conversamos y compartimos gustos y opiniones con peña de Castellón y comentamos lo que hasta ahora estaba siendo una velada fuera de lo común, con tres bandas que nos habían encantado. En la calle, siendo las 23:00, se podía estar perfectamente en manga corta (el clima murciano y este tiempo loco es lo que tiene), pero por suerte dentro el aire acondicionado estaba puesto en su justa medida, y sentaba de maravilla. Deberían aprender otras salas al respecto, por cierto.

Tras la escasa duración de estos tres primeros conciertos (que dada su calidad, todavía nos dejaron con ganas de más candela), esperábamos que Septicflesh estiraran algo más. Personalmente todavía me encontraba lleno de fuerzas y con unas ganas locas de continuar con el ritmo imparable que hasta ahora habíamos llevado. El sonido había sido bastante bueno, a un volumen que hacía temblar el suelo y que se podía escuchar bien desde casi cualquier punto de la sala y la gente, como suele suceder por estos lares, tuvo un comportamiento ejemplar.

Me tocaba, por fin, enfrentarme a esta banda por primera vez en mi vida. Solo por ellos habría pagado la entrada y hecho el viaje, pero también por los tres grupos anteriores, así que el conjunto era inmejorable. Los veteranos griegos tardaron un poco más en ecualizar, pero aun así casi nos pilla el toro, y cuando entramos a la sala estaba sonando la intro y ahora sí se podía afirmar que la sala estaba llena hasta la puta bandera, muestra del poder de convocatoria que tienen estos, podríamos llamarles, caballeros del Death Metal. El calor y el buen ambiente se respirada a borbotones cuando por fin se abrió el telón y poco después ya atronaba Portrait of a headless man, directa a la yugular y sin tan siquiera un saludo. Pero esto fue algo puntual, ya que a partir de aquí, su vocalista, bajista y líder Spiros se esmeró mucho en presentar, explicar y tocar cada uno de los temas, y el primero en ser descrito fue Pyramid god. Por fin la voz principal se escuchaba con la claridad y calidad que merecía, y no solo eso, tanto coros como orquestación eran perfectamente identificables, aunque al principio desgraciadamente no sucedía lo mismo con el resto de instrumentos, que sonaban algo enmarañados. Se conoce que tuvieron ciertos problemillas técnicos al principio, pero no se amedrentaron y la peña iba de menos a más a la hora de disfrutar, con cada tema crecían las ganas, y Martyr creo que supuso el primer punto de inflexión del concierto, tanto a nivel de sonido como de entusiasmo en el público, pero también porque fue uno de tantos en poner a las claras que Septicflesh no es una banda de Death Metal más. La precisión de sus riffs, la suprema elegancia de todas y cada una de sus composiciones, los cambios, las estructuras, los cambios… todo da la impresión de haberse estudiado cuidadosamente, sin dejar un solo detalle al azar. Las guitarras sonaban crudas y sucias, más incluso que en disco, en temas como Enemy of truth o en la que es una de mis favoritas de toda su carrera, y fue un subidón enorme, esa grandiosa Prototype, que creo que es una de las que mejor resume todas las características que diferencian a Septicflesh de casi cualquier banda del estilo a nivel mundial. Y hablando de nivel… pfffff… el de los músicos era para volverse loco, por ejemplo, el de Christos, que tampoco es precisamente un guitarrista normal y corriente. Tiene una formación clásica que pondría en ridículo a músicos más conocidos o reputados, compone la orquestación de la banda, hace coros, y además sea cual sea el tema que estén tocando, se parte el puto lomo a base de headbanging, del primero hasta el último. Que gustazo inmenso verle tocar… rápido, milimétricamente preciso, apasionado… por no mencionar su tan particular estilo de manejar la guitarra. Impresionante.

Precisamente, en Communion las partes disparadas (orquestales) sonaron de lujo, sin desmerecer en calidad respecto al disco al que este tema pertenece, el “Communion”, que probablemente no sea el mejor de toda su carrera (aunque a mí me encanta), pero sucede igual que con todos: cada uno tiene su propia alma, pero sin perder el estilo inconfundible del grupo. Las explicaciones por parte de Spiros se alargaban y hacían los temas más interesantes si cabe, como sucedió con la maravillosa The vampire from Nazareth, al que se sumó la aportación del público con gritos de ¡Ey! ¡Ey! a brazo levantado. Y es que la banda se metió a la peña en el bolsillo a base de buen hacer y un, de momento, setlist impecable, del que conocí absolutamente todos los temas, a cada cual más épica y cautivadora. De dioses fue la cosa a partir de ahora, comenzando con uno de su propia tierra, Prometheus, que sonó a las mil maravillas con el sonido muy mejorado ya y las partes ambientales incluidas, seguida de su personal tributo a la divina comedia con Dante’s Inferno, esperada y celebrada a partes iguales. Fue un concierto que a nivel musical y técnico rozó la perfección más apabullante, en el que no faltó ni sobró una sola nota. Se despedían Spiros y los suyos, para volver con unos bises que fueron la guinda de este delicioso pastel. Anubis, de mi querido “Communion” fue subiendo otra vez la intensidad con sus riffs machacones y el contundente doble bombo de Kerim mientras todo el mundo tarareaba en alto la melodía principal, y coronaron con Dark Art, en verdad pura definición del estilo y la calidad de la banda, un temazo en toda regla extraído de su último LP hasta la fecha, un “Codex Omega” que solo se puede tildar de obra maestra incontestable a todas luces. Krisiun dejaron el pabellón altísimo, y un nivel que en principio me pareció insuperable incluso para Septicflesh pero, sin querer caer en comparaciones, terminaron consiguiéndolo destilando a chorros calidad, elegancia suprema, entrega y un setlist casi perfecto.

Así que dicho lo dicho, sobran más palabras. Una noche acojonante, de una intensidad y un nivelón fuera de este puto planeta, que no solo cumplió, sino que superó nuestras ya de por sí elevadas expectativas. Tardaremos mucho en volver a tener por aquí un cartel tan suculento como el de aquella noche, pero a nosotros ya no nos lo va a contar nadie.

_|,,| JaviMetal (Is The Law) |,,|_

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