martes, 28 de mayo de 2019

... And don't forget the JOKER (Jolly Joker + Systemia + Frequency + Rockbender (Forjando Leyendas Valencia), Sábado 25-05-19, Sala 16 Toneladas)

Diez años, se dice pronto, han pasado ya desde que los Jolly Joker sacaron a la venta el “Sex, Booze and Tattoos”, un disco que para mí marcó un antes y un después en el ámbito hardrockero nacional. Desde la primera vez que lo escuché, sabía que esta banda no iba a ser una más y pasar desapercibida entre la gran cantidad de ellas que lo han intentado. Sabía que nacían para quedarse, triunfar, y reventar la escena. Desde Beethoven R en sus años de gracia, Atlas y alguna otra más, no recordaba nada que me hubiese enganchado de esa forma, y los sucesivos discos que han sacado hasta la fecha y los bestiales conciertos que se marcan no me han hecho sino ser todavía más adicto a ellos. Precisamente por esto sabía que el pasado sábado iba a ser algo ya no solo grande, sino inolvidable. Reconozco que este año a nivel de conciertos está yendo muy bien. Por El Antro del Metal han pasado bandazas nacionales en este 2019 como Hamlet, Balmog, Wasteland Riders, Angelus Apatrida, Barbarian Prophecies… y un larguísimo etc. Pero los que me conocéis sabéis que ningún estilo me pone tan burraco como el Hard Rock, y este pasado día 25 iba a estallar en Valencia el gran bombazo con unos Jolly Joker en la cumbre de su carrera (y eso por el momento…) que lejos de decepcionar en ningún concierto que les haya visto, van superándose a sí mismos. Además, especialmente atractivo era el lema ’10 years of Sex, Booze and Tattoos’ y por supuesto, estar dentro del ciclo del Forjando Leyendas, el concurso organizado por el Leyendas del Rock para determinar qué banda pasará a engrosar el cartel final del festival. En este caso, apadrinados por los rockeros valencianos, teníamos a los participantes Frequency, Systemia y Rockbender.

Absolutamente todos ellos se dejaron la piel en el escenario, y fueron finalmente Rockbender los escogidos ganadores, de forma unánime por jurado y público, aunque para mí personalmente, el gran aliciente a parte de los cabeza de cartel fueron los también locales Systemia, una banda a la que le tenía unas ganas que ni os cuento… porque me los perdí hace poco en el Paberse, pero este iba a ser mi estreno frente a ellos. Una banda que cuenta con dos trabajos extremadamente cuidados a nivel técnico y que muy pronto deberían empezar a tener el reconocimiento serio que merecen. Porque señores… hay que verlos tocar. Para mí gusto personal, el problema de algunas bandas nacionales que tienden hacia el progresivo lo hacen también hacia sonidos más modernos, excesivamente engrosados y saltarines que les acercan demasiado al Metalcore y demás. Pero Systemia en mi opinión tiende más hacia bandas como Symphony X o los mismísimos Dream Theater, sin esconder algún que otro punto moderno pero centrándose más en esa mezcla de Heavy Metal y Rock Progresivo. En resumen, me encantaron desde la primera escucha, y sabía que iba a disfrutar mucho con ellos, pero no imaginé hasta que punto. Fueron la banda encargada de abrir la noche, una papeleta un tanto delicada. La gente aun no estaba por la labor de desmelenarse y fuimos relativamente pocos viéndoles. Para mí, obviamente, uno de los mayores alicientes era ver en acción a José Broseta, sencillamente uno de mis ídolos a nivel vocal, el mejor cantante melódico que existe hoy por hoy en este país. Pero una vez en marcha, descubrí cuatro alicientes más: Carlos a la batería, Nacho a las teclas, Juan a la guitarra y sobre todo, Miguel al bajo, IMPRESIONANTE, que me dejó boquiabierto y babeando en el primer tema que llegamos a ver, que fue la misma S(Y)Stema. Procedente de su último trabajo, un EP llamado “Evasión”, en él se han adentrado todavía más si cabe al progresivo más ostentoso, solo posible con unos músicos tan meticulosos y con tanto nivel.

Como comenté muy brevemente con Broseta al terminar su actuación… es que el tío se rodea siempre de lo mejorcito, y no es para menos… porque estuvo absolutamente pletórico en concierto, en unos tonos que domina de sobra, con una entonación perfecta y su siempre presente teatralidad sobre el escenario, y es que no sabe parar quieto entre agudos y partes más rasgadas, siempre sorprendiendo con sus registros y potencia. Evasión nos trajo otra buena dosis de contratiempos, ritmos de locura de la mano de Carlos y la precisión de las partes de guitarra de Juan, con unos solos espectaculares tanto en el plano musical como a la vista, velocidad brutal y además en plan sobradísimo. A pesar de todo, todavía no se había creado el clima idóneo, ya que salvo yo (que ya estaba desmelenándome a piñón) y alguien más, todos permanecían muy estáticos. De todas formas, mi manera de disfrutar de este tipo de bandas es centrarme en la forma de tocar, y junto a las notas de Nacho, lo del bajista Miguel fue para quitarse el sombrero. De su instrumento de seis cuerdas salían unas melodías y un virtuosismo que me dejaron totalmente loco, una precisión y virtuosismo asombrosas. Un espectáculo para quienes sepan apreciar lo que este instrumento puede dar de sí en directo que, por suerte, se escuchaba bastante bien y además muy alto (en general) desde mi posición en las primeras filas. Sin duda si el aspecto más pesado en cuanto a la valoración del concurso fuese la técnica musical, Systemia se hubiesen llevado el premio de calle, pero el espectáculo también cuenta y lo cierto es que salvo el vocalista el resto estuvieron algo parados. De todas formas, su concentración dio sus frutos, como digo, en un espectáculo de mil notas por minuto que me encantó. Guardaron sus más conocidas para el final, comenzando con Ahora te conozco, especialmente brillante Broseta, que se come el escenario y para rematar esa camiseta de FUCK VOX que me encantó, y El despertar, posiblemente mi favorita, en la que todos ellos dieron rienda suelta a sus grandiosas habilidades desarrollando esa base tan contundente mezclada con la inigualable voz de Broseta, ante quien me arrodillo una vez más, porque el talento que tiene este hombre no es ni medio normal… Vaya bestia… aunque es de justicia decir que tanto en Opera Magna como en Systemia tiene gente a su alrededor de su misma talla.

Evidentemente (y más habiéndonos perdido el primer tema) fue un concierto cortísimo que nos dejó con la miel en los labios y más después de haber visto a esos musicazos en el escenario… Creo que no flipaba tanto con una banda nacional dentro de este estilo desde que conocí a los murcianos Shadows Theory.

Convencidos con que la próxima banda en sonar serían los Frequency, de quienes queríamos ver solo parte, nos fuimos a privar a un kebap cercano. Sí, vodka marca ‘su puta madre’, resaca 100% garantizada, pero a un precio que queda muy lejos del abuso de salas como esta. Es lo que hay. Aprovechamos ya para echarnos algo sólido al estómago (ya puestos…).

Pero cuál fue nuestra decepción al entrar que nos encontramos con una sala que se había transformado en un infierno (en el mejor de los sentidos) de manos alzadas, calor humano, gritos y aplausos al ritmo de un rock’n’roll enérgico y clásico que por fuerza y por lo escuchado, tenía que ser de los Rockbender… Nos fuimos bien adelante a ver si aun podíamos pillar un buen trozo de concierto, pero era improbable. Lo cierto es que el carisma, la electricidad y la complicidad que desprendía la banda era de poca broma. Soltaba alto y claro, haciendo honor al nombre de Sube el volumen, el último tema que caería aquella noche. Increíble cómo, solamente haciéndonos cantar el estribillo y con algunos buenos solos de guitarra, conquistaron a los que acabábamos de llegar. Alguien me dijo: ‘solo con este tema, ya tengo claro a quién voy a votar’. Y es que el espectáculo también vende mucho, todo hay que decirlo. Y de esto nos ofrecieron a toneladas. Su vocalista Belo fue una máquina provocadora e imparable, moviendo la melena de un lado a otro, que no dudó en bajarse del escenario e incluso a subirse al guitarrista Alberto a hombros quien, con su clásica SG continuaba tocando como si nada pasara hasta llegar a subirse encima de la barra, donde culminó aquel aplaudido espectáculo que seguramente contribuyó a que resultaran los grandes ganadores de la noche en cuanto a votaciones. Continuaron con una parte instrumental alargada en la que Carlos y Alejandro, este último con su peculiar aspecto, continuaron en gran sincronía caldeando los ánimos e incluso llenando el aire de confeti en una explosión inesperada de color. Una delicia ver a todo el mundo cantando a puño levantado, ávidos de fiesta y Rock’n’Roll radiante como lo que sonaba. Y de verdad… que LÁSTIMA no haber llegado antes… En un estilo que cada vez está más en boga gracias a bandas como Airbourne o Thundermother, estos Rockbender apuntan muy buenas maneras para convertirse en uno de los estandartes españoles, y lo mejor es que parece ser que todos estuvimos de acuerdo.

Solamente con pensar que se acercaban las 00:00, la hora J (de los Jokers) ya me ponía hasta nervioso. Los minutos pasaban como segundos entre colegas, con todo el buen rollo del mundo. Allí nos encontramos con mucha peña conocida, comenzando por Popi, a quien agradezco que nos reservara las entradas, y Álvaro, el loco Mauricio y sus colegas, y con los mismísimos Yannick y Lane de Jolly Joker, con quienes tuvimos la inmensa suerte de coincidir nada más llegar a Valencia y pudimos saludar y desearles suerte. Esto ya fue un buen presagio desde el principio jeje. Pero no olvidemos que todavía quedaba una banda, los manchegos Frequency.

Hablamos ahora de una banda que se desmarcó de una forma bastante acusada de los sonidos más melódicos que hasta ahora habían inundado la 16 Toneladas, una sala que por cierto fue perfecta para alojar el evento. Posiblemente los más curtidos como banda de las tres primeras, salieron también a comerse la sala entera, con una agresividad que se hizo de notar haciendo temblar la sala entera. Desafortunadamente, solo les vimos durante unos temas, pero la idea quedó bien clara. Un Groove con toques de Death melódico y ritmos algo modernos, contundencia en las guitarras, sobre todo en esos riffs toscos y pesados, y una batería muy personal y variada en cuanto a ritmos. Con un estilo tan machacón e internacional, creo que pueden tener mucho futuro (en mi humilde opinión, claro está) en circuitos internacionales, ya que su actitud es absolutamente arrolladora. Santiago, su cantante, no dejaba lugar a dudas e iba a por todas, pateando a gusto el escenario y desenvolviéndose en él como pez en el agua, sincronizándose con sus compañeros y mostrando mucha complicidad con todos ellos, que al mismo tiempo se estaban dejando el cuello mientras tocaban sus instrumentos. No tardaron mucho en encender de nuevo a la gente; a algunos incluso se les veía un tanto descolocados ante tanta caña. Sin embargo, se agradeció también este cambio de intensidad. Más allá de su variedad y de la contundencia de su batería o de su espectacularidad sobre las tablas, lo que más me llegó del concierto fue, sin duda, la voz. Desde los tonos más graves pasaba a otros más suaves y melódicos, o se quedaba a medias, rasgando, y volvía a cambiar para la siguiente estrofa, demostrando una habilidad y versatilidad vocal que me impresionó a pesar de que no es mi estilo favorito, pero me recordó al poder que poseía en su día Phil Anselmo antes de quemarse la voz por completo, salvando las diferencias estilísticas. Además, estando continuamente en primera línea del escenario, consiguió llevarse al público de calle, mientras el resto de la banda no se quedaba corta, manteniéndose en perpetuo movimiento.

Desde luego, el cartel había ofrecido tanta variedad que nos había puesto las cosas realmente difíciles a la hora de escoger, aunque como ya he dicho, por estilo y talento musical me quedé con Systemia.

Fuera de la sala hacía un clima estupendo. Le dábamos al palique vaso en mano en un ambiente cojonudo entre muy buena gente… pero sin descuidar la hora en absoluto ya que quería ir guardando sitio en breve en las primeras filas. Entramos a ver cómo estaba el tema de las votaciones y he de decir que la organización no estuvo muy allá en este sentido. En aquel momento buscamos el lugar donde depositar los papeles que nos repartieron al entrar a la sala por primera vez, pero solo conseguimos dar bandazos al mismo tiempo que preguntábamos. La verdad es que aunque no habíamos visto las tres actuaciones al completo, el cansancio se iba acumulando poco a poco (eso y el vodka del kebap), pero aun así estaba ya preparado para darlo absolutamente todo ante una banda que me ha roto todos los esquemas en los últimos años. Era para mí uno de los conciertos más esperados del año y no me iba a permitir ni un segundo para respirar. Pensaba vivir cada tema y cada segundo como si fuese el último de la Tierra.

Y aun así, aunque las expectativas fuesen altísimas, casi insuperables de hecho, la banda consiguió lo imposible y las pulverizó por completo. Cuesta expresar y describir con palabras (incluso para mí, que llevo 14 años con esto de las crónicas y más de 20 yendo a conciertos) lo que vivimos este pasado sábado en la 16 Toneladas. Un espectáculo acojonante, casi sin precedentes y en todos los sentidos, y desde luego la mejor actuación para mi gusto en esta primera mitad de año, aunque pueda sonar exagerado, os aseguro que hacía mucho tiempo que no sudaba, disfrutaba y enloquecía tanto en un concierto. Esperaba muchísimo, pero no tanto. La banda aun se quedó corta cuando anunciaba muchas sorpresas, un espectáculo tremendo y un setlist de miedo, porque aquello fue jodidamente galáctico. Si hasta ahora les adoraba, ahora me podéis considerar un absoluto devoto de Jolly Joker, porque son sencillamente insuperables, y les queda toda una vida por delante para seguir demostrándolo y superándose.

La espera se hizo bastante insoportable entre el pequeño retraso y la brutal impaciencia que me carcomía. Llevaba muchísimos meses esperando esta gran noche. Dentro de mí me repetía ‘vamos joder, empezad ya que me va a dar algo, jeje’. Los cuatro, mi chica, el Kolega, Tere y yo entre las primeras filas acechando, esperando cualquier señal, cuando de pronto, ante el griterío generalizado y la intro que usan desde hace un tiempo (Jolly Joker, de la artista Conny Froboess) apareció el bajista Andy (de la primera formación del grupo) y Yannick agitando el puño, saludando a la peña y sonriendo en plan ‘ahora os vais a enterar de lo que es bueno’. ¡¡Y vaya si nos enteramos!! Ya con la formación al completo sobre el escenario, incluyendo al batería Kike “Kikstarter”, otro de los Jokers originales, la emprendieron, así sin vaselina ni nada con… ¡¡D.A.M.A.G.E.!! ¡¡La hossssssstia que ganas tenía de escuchar este tema en directo!! Me volví, literalmente, loco con este, especialmente en las dos partes en que Yannick coge el timón con esos grandes solos, con una actitud rebosante de carisma y el escenario metafóricamente en llamas de la intensidad. No podía aguantarme más, y no pude reprimir el impulso de saltar y gritar al mismo tiempo que el guitarrista hacía los coros en She Starts, también de su primer disco “Sex, Booze and Tattoos”. Precisamente por el nombre del show, estaba claro que más de una iba a caer de este discazo, ¡¡pero no esperaba este inicio tan demoledor!! Tanto Andy como Kike venían con la lección bien aprendida. Tuvieron el placer de salir en la primera parte del bolo y estaban enormemente motivados. Yo por mi parte nunca les llegué a ver en directo y fue un detalle brutal por parte de la banda. Otra inesperada que fue directa a la sien fue Givin’it Up… joder, ¡¡qué pasada!! Creo que tampoco la había visto nunca en vivo, y esos coros sonaron geniales, un tema que me sube la adrenalina hasta límites peligrosos, bordado por un Yannick que se volvió a adueñar del centro del escenario con solos apasionados que muy pocos interpretan como él, se nota que tiene una alta concentración de Rock N Roll en sus venas. Y por si fuese poco para redondear este primer cuadruplete mortal, Fuck it all, le acabó de prender fuego a la 16 toneladas, con un Lane Lazy pletórico vocalmente que vivió el tema con mucha fuerza y sobre todo, lo cantó con mucha inteligencia, ahorrando en partes complicadas para darlo todo en esos gritos desgarrados marca de la casa. Chaparon este primer tramo del bolo con una versión que ya han interpretado anteriormente y que les queda clavada, 100% Hard Rock angelino que es lo suyo, el Rip and Tear de los L.A. Guns en la que tanto Kike como Yannick se lucieron con un estilazo bestial. No quisieron pasar por alto la oportunidad de saludar a su guitarra rítmica original, Eddie, que desafortunadamente no pudo estar allí esa noche por causas de fuerza mayor, explicaba el vocalista antes de volver a ponerse en posición de ataque, ahora con algo más pausado como fue el I Remember you de los Skid Row que le quedó clavadísima, y es que el timbre de Lazy siempre me ha recordado mucho al de Bach.

Capitan Booster es una banda que, la primera (y única por el momento) vez que les vi me encantaron, y resulta que Rafa, su guitarrista, también formó parte de la familia Joker, así que entró al escenario ocupando su lugar de honor para, con mucha alegría y emoción que se le notaba por estar allí, comenzar el crescendo rítmico de Perfect Life con el reverb incluido. También comentar que en este punto también entraron al escenario Luke y Álex Rayder, los actuales integrantes al bajo y batería respectivamente. Estos cambios no hicieron sino darle nueva vida a cada una de las partes del show. Y Lane seguía tan campante, pletórico de fuerzas y una actitud totalmente macarra y provocadora, yéndose de un lado a otro del escenario y doblando el cuello hasta el extremo en las partes más cañeras. Prácticamente empalmada con la anterior nos avasallaron con Full of Beans, uno de los temas más cañeros, melódicos y gamberrazos que han compuesto nunca, con una letra y un estribillo que me vuelven jodidamente loco. Esta sí me la esperaba, pero es que nunca jamás puede faltar en su setlist, y cada vez que la tocan… ¡¡pierdo los putos papeleeeeeeees!! Un pasote también ver a Álex metiéndole cera a la batería, vaya energía y vaya bestia de tío. Uno de los mejores fichajes de su carrera. Y al loro, porque la caña en estado puro llegaba con No way out. Joder, ¡¡parecía que me habían hecho el setlist a medida!! Junto a Fuck it all, es uno de los temas más intensos y rabiosos que han compuesto, con Álex destruyendo la batería a palos y Yannick completamente alborotado y desmelenado. Y lo mejor de todo es que transmiten con exactitud su empuje hacia abajo del escenario, creando un ambientazo espectacular y un calor humano que muy pocas bandas son capaces de conseguir.

Menuda fiesta tan increíble se estaban marcando los valencianos, con cambios, brutal setlist y una energía desbocada que también se vio reflejada en la voz de Lane Lazy, cada vez que le veo (y ya van unas cuantas jeje) canta mejor y sin duda es una referencia dentro del estilo, pero en cuanto a actitud… es sencillamente único e insuperable. Porque la grandeza de un grupo, su camino hacia la mitificación, empieza por que ellos mismos se crean y vacilen de lo que están haciendo, y los Jolly Joker no pierden ni un segundo en este sentido, por eso son tan enormes, porque se creen y se crecen a saco sobre el escenario, porque da igual que toquen ante 20 o ante las más de 200 personas de anoche, son IMPARABLES. El futuro del Hard Rock en España ya se ha transformado desde hace tiempo en el presente gracias a ellos, no os quepa ninguna duda. Si hubiesen celebrado este pedazo de concierto en la otra punta del país me hubiese ido a verles igualmente con los ojos cerrados. Jolly Joker deben ser, por fuerza, profetas en su tierra y lo han demostrado sobradamente.

Si en anteriores bolos uno de los momentos que más me llegaba era cuando sonaba God’s kidding, esta vez no pudimos escucharla, pero fue sustituida (por así decirlo) por la otra “lenta”, como la presentó el guitarrista, una Way back home que siempre había querido ver que tal funcionaba en directo. Para mí fue una auténtica pasada, un kitkat entre tanta caña y sudor, un momento de feeling en el que la parte instrumental se convirtió en una especie de trance, de lo bien hecha que está y lo bien que quedó en vivo, especialmente por los golpes de Luke a sus cuerdas, que resaltaron especialmente junto al arpegio de Yannick. Dándole un poco más de ritmo, otro cover de lo más interesante, Who will save Rock and Roll? de The Dictators (banda donde militó el jefe Ross the Boss). Salía del escenario Rafa, abrazado por todos los músicos y despedido con honores por su gran entrega, y parecía que con él terminaba el segundo tercio del concierto al grito de ‘amunt ixos cuernos!’, pasada ya la hora larga de actuación. Todavía no habíamos tenido la ocasión de catar nada de esa obra espléndida llamada “Never say forever”, pero en esta última parte iban a caer varias, comenzando por I’am Rock N Roll, con un Lane de nuevo saliendo a por todas, lleno de ganas y fiereza, con mucha hambre de escenario como siempre y con una gran complicidad con su compañero y amigo Yannick que da gusto ver. Alternadas con otras que ya son un clásico en sus directos, como Sidewalks o Hey You, en la que el vocalista no se cortó a la hora de echar Jack Daniels a chorros en el gaznate de los asistentes, la intensidad no dejaba de crecer y crecer, las primeras filas nos apelotonábamos al pie de los escenarios y el colegueo no dejaba de aflorar, el buen rollo que sus temas son capaces de inculcar al personal con solo empezar a sonar. Lazy tuvo unas palabras de recuerdo para todos esos grandísimos músicos que nos han dejado en estos últimos años y volvió a la carga con Stay Behind, en la que se volvió completamente loco con el headbanging al trepidante ritmo que marcaba Álex Rayder a su batería, como siempre un trabajo impecable y además con un estilo que siempre deja boquiabierto. La compacta y cachonda Nasty Habits dejó paso al single de su último disco, Believe, donde fueron Luke y Yannick quienes dieron la nota, llegando a rodar a saltos los dos en medio de la parte del solo, y es que el bajista estuvo muy activo durante toda la parte de actuación, incluso más que de costumbre, moviéndose de lado a lado y terminando, literalmente, empapado en sudor, sin desmerecer al desmelene de sus colegas.

Sin duda, entre muchas otras desde L.A. Guns, Skid Row, Pretty Boy Floyd o incluso WASP, es innegable que Motley Crue son una de sus principales influencias a nivel musical (aunque cada vez se desmarquen más de su rollo para crecer en cuanto a personalidad), y por supuesto no podía faltar una versión que también cayó por sorpresa al no escoger una entre las más típicas y tocar Don’t go away mad (just go away), con un final a toda hostia y como aliciente, Lane Lazy y su guitarra acústica colgada. Otra sorpresa más para el montón. Y aun quedaban unas cuantas más que caerían, sobre todo en la recta final. Los chorretones de Jackie se sucedían desde el escenario, y la gente cada vez más contenta y desfasada. El ritmo del concierto seguía siendo fulgurante. Álex machacando la batería a golpes con Sucker (¡¡otra letra que es demasiao!!) con cara de mala leche, y de repente, otro invitado MUY especial, nada más y nada menos que… ¡¡Pau Monteagudo de Uzzhuaïa!! Buah… esto sí que fue fuerte colegas. Se cantó con ellos varios temas como Set my soul on fire, compenetrándose a la perfección con Lazy, siempre cogidos y haciéndose guiños. El mismo Pau llegó a decir una verdad absoluta: ‘Qué suerte tiene esta ciudad por tener una banda como esta’, y desde luego, que nadie lo dude. Casi coincidiendo con esto, Frank Suz (alias Suzuki Samurai) entró al escenario, aparte de cómo músico, cómo el gran showman que es, amigo y colaborador de la banda, no dudó en entregarse al 100% en el rato que estuvo, fue coger el teclado y liarla inmediatamente. Aportó base a temas cañeros como su reciente I wanna go y ante todo demostró un dominio total del instrumento, que manejaba como le salía de los huevos, tumbándolo, girándolo… dando el espectáculo a lo bestia. Estábamos de celebración, ¿no? ¡¡Pues a muerteeeeee!! El cantante abrió una botella de birra y salpicó, esparciendo toda la espuma por nuestras cabezas (y por la suya jejeje) mientras saltábamos como descosidos ante el divertido y juguetón estribillo de Rockin’ in Stereo (una pieza clave en todos sus directos jeje) pero fue ya una verdadera locura cuando Yannick tocó las primeras notas de Dressed to kill, un tema que me saca de mis casillas y me pone burrísimo, así que tocaba darlo todo a base de saltos, palmas, vueltas, incluso a empujones… otra vez las pulsaciones a 1000 por hora y la adrenalina a chorros… qué puta delicia, señores. Tuvieron un rato al público dando palmas mientras empezaron a subir a mogollón de chicas guapas sobre el escenario, rematando la fiesta por todo lo alto y dándose su particular homenaje de este décimo aniversario que tan a pulso se han ganado.

¿He dicho rematar? Eso sería si la cosa hubiese terminado ahí, cosa que no fue así. No llegaron a irse del escenario cuando, muy agradecidos, se dirigieron a nosotros (sobre todo Lane) para decirnos que se largaban ya ‘que ya llevamos más de dos horas tocando cabrones’, pero por último, el colofón perfecto, la guinda de oro con un tema que puede resumir perfectamente el desmadre, la fiesta y la gran celebración que vivimos allí en la 16 Toneladas un sábado inolvidable por muchos años que pasen, y su regalo hacia nosotros fue esa Lit up de Buckcherry. ¡No se me ocurre otra mejor! El griterío y las voces casi eclipsaban al cantante, que se desquitó a gusto con ella cantando ese estribillo tan… adictivo, jejeje. Álex se vino arriba con el final, cogió un plato y ante nosotros comenzó a darle de hostias, con una sonrisa de lo más canalla en su rostro, para terminar lanzándolo a mala leche contra la batería en un momento de desfase máximo.

Un concierto con esta intensidad puede hacerte polvo, sobre todo si lo vives como lo hago yo siempre, y doy fe… al día siguiente estaba como si me hubiese pasado un tráiler por encima, con los huesos molidos y el cuello al borde del colapso, pero me desperté con el concierto aun presente y eso sin duda fue un buen presagio. Y es que espectáculos como el que nos dieron los valencianos… no se ven todas las noches. Creo que aun se quedaron cortos anunciando sorpresas y creo que muchos no podíamos ni imaginarnos el cariz tan demoledor que iba a coger la noche, que acabó transformándose en algo mágico.

La sala se fue vaciando poco a poco y finalmente conseguí mí púa (gracias al Kolega). Esperamos un rato en la puerta para relajarnos un poco y asimilar lo vivido, comentando temas, momentos y locuras varias, para finalmente despedirnos de toda esa gente que también formó una parte indispensable de la noche y decidirnos a emprender la hora y media de marcha que nos quedaba por delante.

Lane, Yannick, Luke, Álex… sois jodidamente GIGANTESCOS. Gracias.

_|,,| JaviMetal (Is The Law) |,,|_


No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si te ha gustado la crónica, estuviste allí o quieres sugerir alguna corrección, ¡comenta!

2