lunes, 22 de julio de 2019

Desde el Underground... (Kilem + Taipan (USA) (Sábado 20-07-19, Pub Morgul, Caudete))

Entre quedarme en el pueblo este pasado sábado sufriendo la típica verbena para abuelas y varios actos más ruidosos o largarme al Pub Morgul de concierto, para mí no había color, y además con una compañía de lujo formada por el Kolega, Tere y Javi Gremlin con quienes es imposible no disfrutar aun más de los conciertos de un tiempo a esta parte. Además, el ambiente familiar del Morgul también es un enorme aliciente, pese a que aquella noche no estuviesen demasiado inspirados a la hora de pinchar buenos temas (mucha gente joven y ajena al rollo, supongo…), lo cual fue un detalle que no me gustó demasiado, porque me flipa ir “calentándome” con buen Metal antes de meterme de lleno en un concierto. Uno, además, de calidad, con los americanos Taipan (aunque hay miembros de otros orígenes) y la apertura de los locales Kilem. Los internacionales han estado desarrollando una extensa gira por nuestro país que comprendía ciudades como Murcia, Valencia o esta en Caudete, que era la que más cerca nos quedaba. En todas ellas han contado con distintos grupos para actuar junto a ellos, y precisamente Kilem es una banda que ha sonado ya alguna que otra vez en MetalManiacs, el programa de radio que hago junto a un amigo, así que era la ocasión perfecta para comprobar cómo se desenvuelven en directo, y lo de los Taipan era un éxito asegurado antes siquiera de que comenzara el show, pues ya nos frotábamos las manos con la absoluta contundencia con la que suenan en estudio. Tal vez el garito que albergaba el concierto no era el más amplio ni el que mejor sonoridad tiene, pero a cambio, como suele ser habitual en el lugar, ganamos una noche de Metal con muy buenas vibraciones, priva a precio decente y mucha familiaridad.

Así pues, tras recoger a nuestro colega Javi en el pueblo, salimos como alma que lleva el diablo a la cercana localidad de Caudete, que además me trae muy buenos recuerdos (y va ganando otros tantos con cada noche que acudimos) ya que por circunstancias ajenas íbamos con el tiempo pegado al culo, y nos negábamos a perdernos ni un minuto de la actuación de los Kilem. Y todo esto, como de costumbre… ¡gratis!

Llegamos, nos sirvieron unos copazos para ir entonándonos, y a los pocos minutos ya estábamos haciendo bulto en la parte del pub donde se celebran los bolos, mientras la banda, todavía sin el cantante sobre el escenario, se dedicaban a afinar y a soltar unas cuantas paridas para amenizar la espera. Por fin apareció el extraviado Fran y dio comienzo la introducción, con sirenas y sonidos de guerra para ir desgranando uno tras otro los temas, algunos de ellos ya disponibles para su escucha en Youtube, otros que no había escuchado todavía como Dicotomía o Animal, que es básicamente lo que nos dedicamos a hacer durante el show jeje, ya poniéndonos bastante a caldo con el cañero estilo de la banda, cuyos miembros sí tardaron un poco en entrar en calor, mención especial para el bajista Alex que fue quien más se movió y ganas le puso, además de tener una buena velocidad a la hora de tocar. Conforme se fue calentando el ambiente (con El eje del mal o Hijos de la revolución) la cosa cambió, y el batería Salva parecía meterle más candela a su instrumento, con momentos muy intensos, o Fran ya tirando de headbanging y dando ánimos al público. Su estilo de cantar suena más “seco” en directo, sin parte de la melodía ya de por sí escasa que se le puede apreciar en los temas disponibles. Con una buena técnica, no dudó en desmelenarse cada vez más en los temas.

El sonido en general no fue gran cosa, debido en parte a las limitaciones de la sala, sobre todo el de la batería, demasiado ‘noisy’, pero dentro de lo habitual. Mi favorita de las que he podido escuchar también estuvo bien representada, Negras tormentas, con clara alusión a hechos de la segunda república en su título y en parte de sus letras, y que Fran se encargó de confirmarlo al presentarla. ¡Me encanta ese rollo antifascista, chicos! Un corte que disfruté con bastante movimiento, al igual que la banda. Buscando grupos y sonidos afines al de los caudetanos, creo que para nada fue una mala elección el cover del Territory de Sepultura que se marcaron, incluso con un puntito extra de velocidad, destacando el trabajo de Salva a los palos, muy contundente y a buen volumen. Si ya comulgué con la ideología y letras de alguno de los anteriores temas, Cobarde, dedicado a esos malnacidos asesinos de animales por diversión, me llenó todavía más, con riffs pesados y entrecortados y letras llenas de conciencia. Por supuesto que no fue un concierto perfecto, pero estoy seguro de que esto tiene solución a medida que esta gente gane tablas y se forje un buen nombre en la escena, y ya están en ese proceso moviéndose por distintas provincias con shows tan potentes como este.

Antes de continuar, una advertencia, no confundáis a los Taipan que iban a actuar a continuación con la mítica banda australiana formada en la década de los 70, porque ni por estilo ni por procedencia tienen nada que ver. Es comparar el Thrash/core de los que vimos con el Heavy Metal clásico de los australianos. Y ciertamente, apetecía un poco de caña burra para aquella noche, por lo que todos estuvimos contentos de que sonaran los americanos. Su música está llena de solos rapidísimos y riffs bastante bestias y virtuosos, además algunos de sus miembros son conocidos por haber militado en otras bandas de más renombre, por lo que pensamos que tanto el escenario como la sala se les iba a quedar pequeña. Acertamos.

La cantidad de gente que esperaba su actuación era bastante reducida, pero eso cambio rápidamente en los dos primeros temas. Nosotros, empanaos de la vida, llegamos unos minutos tarde a su show, lo que dice mucho del nivel de insonorización del Morgul, ya que no se escucha absolutamente nada en la calle. Fue llegar y besar el santo, ya que nos sorprendieron con una versión extra-trallera del Creeping Death de Metallica, con la misma velocidad pero más salvaje gracias a los guturales desmedidos de su vocalista Michael Black, que con su estética ponía el toque más moderno al conjunto junto a su compañero al bajo Drew Petropoulos, y es que ambos parecían venir de un estilo mucho más cercano al Nu metal que al Thrash. Sin embargo, aunque sin querer deshacerse totalmente de ese estilo más actual, la sangre de bandas como Exodus o los Megadeth más potente corre también por sus venas, ofreciendo una interesante y agresiva propuesta que satisfará tanto a los amantes del rollo clásico como a los modernos que buscan un punto más saltón y comercial. El mismo Michael Black fue el encargado de dirigirse a nosotros, y lo hizo con grandes esfuerzos de hablar nuestro idioma, lo que hizo que cayera en gracia más todavía y la gente, escuchando un mensaje más comprensible, estuvo mucho más animada, mientras caían sin vaselina unas cuantas como White fog of Bhopal, de su primer disco “Straight from the underground”, mucho más representado de lo que pensé, o Nine Battlegrounds que da título a su hasta ahora segundo y último trabajo. La pequeñez del escenario se hacía más patente todavía al ver a Cory Llewellyn ejecutando sus frenéticos y rabiosos solos, despatarrado y castigando su cuello, o en su mismo cantante, que no dudaba en arrodillarse, saltar o acercarse al público hasta límites casi peligrosos. Este último tuvo la ocasión de descansar (lo cierto es que a pesar de la energía que desprendía, se le veía un tanto cansado) en la instrumental Apathea y volvió como un toro a la carga con Low life.

En la parte trasera veíamos a un Drew con su bajo de cinco cuerdas con ganas de mostrarse más activo, algo aprisionado, aunque les sacaba una cabeza de altura a sus compañeros, y un batería que cada vez se iba ensanguinando progresivamente, y es que los temas daban para eso y mucho más. Como muestra, un Straight from the underground que incendió la sala con su potente ritmo y los solos eléctricos y abrumadores de Cory, a quien su compañero Zak se unió en alguna ocasión. Un tipo majísimo, por cierto, para el poco rato que estuve hablando con él al terminar el concierto. Nos anunciaban que solo quedaba tiempo para un par de temas, ante lo que pensábamos que bromeaban, pero lo cierto es que el bolo fue muy corto y más aun, se nos pasó como si hubiese durado cinco minutos. Pero se despidieron por la puerta grande, con otro gran cover que puso a todo el mundo puño en alto como Symphony of Destruction (Megadeth). ¡Cómo lo gozamos partiéndonos el cuello con el mítico riff! Y es que en su segundo trabajo, la banda ha contado con colaboraciones muy ilustres, desde músicos de Ill Niño hasta algún ex–componente de Megadeth, sin contar con que parte de la formación actual rodó durante mucho tiempo con otra banda conocida para algunos, los groovers / alternativos Black Oil. Por último, terminaron con un tema que fue un auténtico torbellino, con algunos de los ritmos más tralleros de la noche que nos dejó empapados en sudor y deseando más tiempo, que finalmente no nos concedieron. En cualquier caso, una nota bien alta para los americanos, que en espacio y tiempo comprimido demostraron moverse estupendamente bien y que organizaron un follón a todo volumen y mucha, mucha caña a base de gritos y cambios de ritmo descolocantes del que salimos con gran sabor de boca.

Y poco más, noche cortita pero muy movida. Unas últimas birras y cigarritos mientras comentábamos la jugada bajo el notable calor de Caudete a pesar de las horas. Volver con grandes clásicos a toda hostia en el coche nos hizo el ratito mucho más agradable, y es que es un auténtico placer disponer de un garito tan guapo a pocos kilómetros de casa, que en un finde dado te puede sacar de un apuro como fue la ocasión. Y es que, como suelo decir, el Metal siempre prevalece para mí ante cualquier otra alternativa.

_|,,| JaviMetal (Is The Law) |,,|_

P.D. Las fotos de Taipan son “robadas” del Facebook de mi colega Javi, pero seguro que me las cede de buen gusto jejeje.

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