martes, 20 de septiembre de 2022

Emotivo adiós (Barón Rojo + Viuda Negra, sábado 17-09-2022, Anella Mediterrània, Tarragona)

La noche anterior a esta, viernes, tuvimos ya una buena sesión de Rock en plena Barcelona, una noche de fiestaca que terminó para nosotros ya pasadas las 3:30 de la madrugada. Era el plan central por el que me desplacé aquel finde a tierras catalanas. Sin embargo, pocos días antes, un colega nos dio un buen soplo: como parte de la celebración de las fiestas de Sta. Tecla, en Tarragona, iba a tener lugar un concierto realmente especial que uniría en un mismo escenario a dos auténticas leyendas del Rock patrio, cada una en su ámbito: uno de los grandes representantes de nuestro Heavy / Rock como siempre han sido Barón Rojo, y los locales Viuda negra, formados nada menos que en 1982 (cuando yo era un recién nacido jeje), y transformados unos años después en una banda de sonido muy americanizado (y muy guapo, no dejéis de escuchar su disco homónimo) llamada Desire. Desde hace poco, recuperaron su nombre original para volver a la palestra, pero la pandemia, como les sucedió a la inmensa mayoría de bandas, truncó sus planes. Y lo que es muchísimo peor: el 31 de agosto del 2019, la banda recibió el durísimo golpe de la muerte de José Antonio Tomás, su bajista y amigo de toda la vida. Solo el hecho de poder ver a Viuda negra por primera vez ya era para mí todo un aliciente, pero además, el concierto tuvo una razón de ser tremendamente especial: no era solamente una actuación que llevaba posponiéndose desde el 2020 debido a la puta pandemia. Era, sobre todo, un sentido homenaje con todo el corazón hacia su querido compañero, un concierto plenamente dedicado a su memoria en el que, puedo dar fe, la banda brilló con luz propia en cada uno de los temas.

Saliendo desde Salou mi chica y yo, no nos tomó más de media hora llegar a la capital tarraconense, incluyendo aparcar en la zona destinada a ello y andar el tramo que nos separaba de la Anella Mediterrània, el recinto donde se celebraría el evento. Un lugar muy grande y amplio, al aire libre, ideal para realizar conciertos en estas fechas. El final del verano ya se hacía de notar, con buenas temperaturas pero algo frescas (y húmedas) conforme avanzaba la noche. Por suerte, muchísima gente había acudido a la cita, por lo que podríamos contar con el calor de la muchedumbre. No tuvimos que esperar demasiado para el inicio. Entre dar un vistazo a los puestos de merchandising y hacer una rueda de reconocimiento del recinto, a las 22:30, puntuales como un reloj, los Viuda negra saltaban al escenario con muchas ganas de comérselo.

Siempre lo he dicho. Utilizar como introducción el tema central de Terminator 2 ya es empezar con muy buen pie, y Viviré, el primer corte en sonar, lo corroboró, ofreciéndonos además un notable sonido, un volumen muy alto, bases potentes tanto en la batería como en el bajo (si acaso, este último un poco alto al principio) y por encima de todo, una banda repleta de energía y ganas de tocar y gustar. No faltaron los motivos para pensar esto, y el doble pedal a todo trapo de Xavier Gómez nos acercó a Al final, gracias al cual, y a los dos solos que se marcó Javier a la guitarra, ya se empezaron a ver los primeros headbangings entre un público algo parado de primeras. Sustituyendo a José Antonio Tomás, o mejor dicho, colaborando con su instrumento para interpretar sus pistas, Jaime Candel hacía las veces de bajista, y si hasta ahora había ocupado un humilde lugar más apartado de sus compañeros, con Noche a mil se venía al frente del escenario, y he de decir que un 10 para él, a nivel de técnica, pulsando con los dedos, se le adivina como un músico más que rodado, y tuvo detalles musicales que me gustaron mucho a lo largo del concierto. Con el máximo empeño en animar al respetable, nos incitaban a levantar los móviles (con lo bonitos que eran los mecheros…), presentaban a los componentes de la banda, y seguían dando caña con Sigue así, con Damián Chicano, vocalista también en Evil Hunter, al frente, dejándose la piel y la garganta, acompañado por coros que no eran los de Javier, ni los de Jaime, sino los que grabaron en su momento del fallecido José A. Tomás, un detalle precioso y que reforzaba ese sentimiento de homenaje hacia su persona. El vocalista tuvo una actuación impecable en todos y cada uno de los temas, luciendo un registro muy personal, un rango muy elevado pero muy clásico, sin apenas emplear falsete, que me encantó en Quiero seguir todo el ritmo (con ese solo en primera línea de Javier) y en Como la primera vez, un medio tiempo con un rollo muy guapo, y en la que el bajo de Jaime se escuchó de maravilla, con esas salidas melódicas anteriormente mencionadas.

Damián intentaba meternos la fiesta en el cuerpo, animándonos a gritar y a acompañarles en los temas, y volvía a lucirse, tanto vocalmente como a nivel escénico, con la ‘obusera’ y macarra Más volumen, que en verdad despertó exponencialmente la energía del público. Se apagaron de repente las luces, quedando una ambientación muy tenue para Princesa de la oscuridad, en la que volvieron a destacar las cuatro cuerdas de Jaime, con unos dibujos muy chulos. El Heavy Metal más clásico de la banda llegaba con Muertos y enterrados. Batería potente y guitarras destacadas igualmente en Guitarra infernal que, como nos contaba Damián, los miembros originales de Viuda negra compusieron cuando eran unos críos de 15 años… fantástica, muy cañera, contrastando con el hard melódico que desprendió Siempre huyendo, sin duda una de mis favoritas del set (aunque me faltaron ahí unos teclados pregrabados), con mucha elegancia y saber estar por parte del vocalista, que se adaptaba a cualquier registro y tempo posible. A partir de este momento, llegaba la recta final, con un carácter todavía más marcado de homenaje a José Tomás, en donde desgranaron una serie de versiones que a él le habría encantado tocar en directo, empezando por una de las grandes sorpresas de la noche, una versión admirable y eléctrica del Me quedo contigo, de Los Chunguitos (que servidor conocía del film Deprisa Deprisa), cuyas pistas terminó de grabar el bajista original horas antes de su fallecimiento. A pesar de su gran ausencia, Show must go on, como anunciaba el propio Javier Gómez, con esa versión de Queen, que nos transportaría ya a los bises, más versiones, muy conocidas y disfrutables, como el Jump de Van Halen, muy bien interpretada, con teclas disparadas, destacando a todos los niveles el vocalista Damián Chicano, con esa voz tan versátil, o la mil veces versionada Rebel Yell de Billy Idol. Give me all your love, de una de mis bandas favoritas como es Whitesnake, fue una de las que más me tocó la fibra, clavada incluso con partes de bajo improvisadas a mitad de tema (genial Jaime, una vez más) y terminaron a lo grande, con el Shoot to thrill de los AC/DC, metiendo al final del tema algunas estrofas de su Más volumen para regocijo de sus fans.

Si lo que pretendían era dar un conciertazo y al mismo tiempo, un verdadero homenaje a su amigo José Antonio, objetivo sobradamente cumplido. No sé cuál será el futuro de la banda, desconozco si tienen planes de futuro o si, tras este sentido concierto de recuerdo, colgarán ya los hábitos (nunca mejor dicho). Pero desde luego, me encantaría volver a verles algún día sobre un escenario.

Comentando las grandes sensaciones que nos había dejado el bolo, mi chica y yo fuimos a darnos un garbeo y a pedir algo a las barras. Para ser un evento gratuito y en conmemoración de unas fiestas patronales… los precios eran un auténtico escándalo. Pasen los 7 euros por cubata, pero que una puta botella de agua de 50cl. valga 2,5€ me parece un auténtico robo. Encima nos cobraron un vaso, no retornable, y sin ninguna inscripción que le diese algún valor. De mala gana, pillamos un par de birras… tras comernos una cola espantosa. A la próxima, petaca llena de alcohol escondida en los huevos, no me cabe duda. Y a la barra, ni un solo céntimo más.

Tras cuarenta laaaargos minutos, las luces del escenario se encendieron, precediendo a la salida de los hermanos de Castro y su excelente equipo de músicos. Después de haberles visto no hace ni un mes en Alzira, y con las grandes sensaciones que me dejaron allí, esperaba algo realmente grande para las supuestas dos horas y tres cuartos que tenían para desplegar su setlist. Y es que de todos es sabido que, si Barón Rojo se propone hacer un buen concierto, te pueden dejar con la boca abierta, y lo dice alguien que les ha visto más de 20 veces, pero desafortunadamente, por causas propias y ajenas, este no fue el caso. A parte del hecho de que el sonido no era ni la mitad de bueno de lo que lo fue en Viuda negra, el inicio me pareció realmente flojo, con dos temas como Seguimos vivos (que no estuvo mal del todo) del muy cuestionable “Obstinato” y Fugitivos, del horrible “Arma secreta”, sin duda dos de los peores discos de toda su discografía. A resaltar que, tanto Armando como Carlos, cumplieron muy bien a las voces, al contrario de lo que suele pasar en los primeros temas de sus conciertos. Armando calificó estos temas como ‘las caras B ocultas de Barón’. Para seguir calentando, los músicos optaron por tocar dos temas instrumentales seguidos, siendo la última de ellas la más disfrutada, la clásica El barón vuela sobre Inglaterra. Lo que nunca se puede dudar en un concierto de Barón Rojo es sobre su calidad como músicos, y ahí nos dieron un buen repaso. Especialmente, siempre es un placer inmenso ver tocar a Armando, un verdadero maestro de las seis cuerdas que tiene un dominio absoluto de su instrumento, junto con el ex–Easy Rider Rafa Díaz y el bajista José Luis Morán, cuyas actuaciones fueron de lo mejorcito de la noche. Ahora bien, ¿es adecuada la decisión de tocar dos instrumentales seguidas, más la que vendría poco después? Yo creo que no. Los ánimos del público durante toda la noche no fueron precisamente la alegría de la huerta, y casi nadie parecía saber apreciar las virtudes estrictamente musicales de la banda en ese plano. Hacía falta darle más chicha al concierto para ver esos puños en alto.

El malo casi lo consiguió, especialmente con su estribillo, escuchándose por fin las primeras voces desde el respetable mientras Carlos y Armando compartían estrofas al cantar, y Chica de la ciudad, a pesar de que sonó muy descafeinada y falta de punch, fue también de las más reconocidas. José Luis ponía toda su pasión sobre las tablas. Es un tío que nunca para de moverse, salta, da palmas, y nos mira siempre con una enorme sonrisa, señal de lo que disfruta allá arriba. Me habría encantado que su instrumento se hubiese escuchado mejor, porque da gusto verle tocar. Ahora sí que sí, con Incomunicación se ganaron al personal, guitarras heavys y un solo (aunque excesivamente alargado) de esos aplastantes, eléctricos, con un Rafa Díaz en su versión más metalera, rápido y letal. El tema instrumental que siguió (con el que abrieron en Alzira, junto a la banda sinfónica local), con aires de música clásica, fue la antesala de otro gran hit, Con botas sucias. Buenas voces de Carlos (aunque se perdió algo con el ritmo) y una parte que alargaron a base de bajo y batería. La gente comenzaba a coger una buena dinámica de cantar y disfrutar… hasta que desgraciadamente en este punto tuvieron que parar el concierto, y de no haber sido porque la suerte estuvo más tarde de su parte, habría sido el último tema de la noche. La lluvia, que minutos antes era algo prácticamente anecdótico, comenzó a coger fuerza, y el escenario estaba ya empapado, por lo que los músicos decidieron hacer un alto ante el riesgo de electrocución. Cubrieron el escenario y los instrumentos con lonas, y nos dejaron con la miel en los labios, ahora que el ritmo del concierto y del setlist parecía imparable. Pasaban los minutos, y fuimos a sentar el culo, temiéndonos lo peor, aunque cosas de la vida, justo cuando la banda había dejado de tocar, también había cesado la lluvia. Esperamos veinticinco minutos, al día siguiente se curraba, y ya nos estábamos levantando para irnos a casa, cuando justamente dos personas del staff salieron y volvieron a descubrir el escenario. Parecía que todo iba a continuar. De nuevo, Show must go on!! Y la verdad, me alegré cantidad, ya que es muy posible que sea la última vez (aunque quien sabe…) que pueda verles en directo.

‘¿Estamos los que quedamos? Vamos a continuar y a hacer lo que podamos’, nos decía Armando De Castro, que seguidamente abría junto a su hermano con esos guitarreos el Concierto para ellos, deleitándonos Carlos con esos gritos tan particulares y encargándose del solo. Se les notaba con ganas de continuar, más allá del simple compromiso, y eso era una buena señal. No sé si siguieron con el setlist planeado inicialmente o lo cambiaron por las circunstancias, pero lo cierto es que nos esperaba una seguidilla de clásicos de la hostia, que convirtieron esta segunda parte en la mejor de la actuación. José Luis, tan inquieto como de costumbre, pedía palmas saltando para remover un poco el ambiente, y por suerte resultó, claro que temazos como Caso perdido y sobre todo, Los rockeros van al infierno tuvieron parte de la culpa, y es que, al menos yo, siempre que suena esta última en directo me vuelvo loco, es un tema que llevo escuchando literalmente toda mi vida y es uno de esos que me representa aún 40 años después. Por suerte no alargaron hasta la saciedad la parte central como es habitual, aunque Armando si nos invitó a cantar con él varias melodías. Desde luego, el tío está en buena forma física, saltando, despatarrándose, moviendo la melena dando alguna que otra patada, además de contar algún ‘chiste’ de los suyos. Cambiaba este último de guitarra para, tras ofrecernos un solo, continuar con la siempre intensa Satánico plan (Volumen brutal), con unos buenos mamporros de Rafa a la batería, que fue una de las estrellas del show en esta parte final. Increíble también el currazo que se metió en Cuerdas de acero, envalentonando todavía más a los que nos habíamos quedado en el recinto, y que ahora cantábamos a pleno pulmón ese verdadero himno y homenaje al Rock.

Parecía que los temas del “Volumen brutal” se estaban adueñando del setlist, algo positivo a todas luces, y si en mi anterior vez con ellos hubo un tema que eché de menos, ese fue sin duda Hermano del rock 'n' roll, tan animada, que tanto Carlos, como Armando y José Luis saltaban al unísono en el escenario. Los últimos temas fueron, sin duda, los más emotivos, los más llenos de recuerdos y por supuesto, algunos de los mejores de toda su carrera, como la tan especial Hijos de Caín, bajo un escenario completamente teñido de rojo y con la gente volcada con ellos, o ese relámpago de Heavy Rock llamado Resistiré, lleno de denuncia social ya desde principios de los años 80… y como poco ha cambiado la cosa desde entonces, su letra sigue bien vigente. De nuevo, restallaba a gusto la batería de Rafa, dándole un cuerpo impresionante al tema, y hasta Armando se curró el inicio con ese efecto violín. Gran contraste entre esta última y Siempre estás allí, pero sarna con gusto no pica: es una de esas baladas que consigue ponerte los pelos de punta sin importar cuántas veces la hayas escuchado, sobre todo si la interpretación es tan buena como lo fue. Con la banda dando todo de sí mismos, el gran colofón fue esa deseadísima Barón Rojo, clásico entre clásicos, con guitarras sublimes (dejando a un lado el irregular sonido) y una interpretación vocal más que decente para la altura del bolo. Yo desde luego la disfruté muchísimo. Lamentablemente no pudieron cumplir con la duración planeada inicialmente, y con segundas mitades así, es imposible no quedarse con las ganas, pero al menos, pudimos ver terminar el concierto, que lo hacía tocando ya las 3:00 de la madrugada.

Eso significaba hora de ir al sobre, y muchos de los asistentes siguieron la misma tendencia (otros se quedaron practicando la barra fija). Por suerte estábamos muy cerca de casa, y la vuelta fue rápida. De los dos bolos, por cohesión, ganas y actitud me quedo con el de Viuda negra, pero en general fue una noche bastante disfrutada. Está genial que en fiestas patronales se organicen movidas de este tipo, y todavía más si la entrada es libre. Y aunque eso a veces pueda alterar el ambiente normal de un concierto de nuestro rollo, no se puede negar que el clima con la peña en términos generales fue muy agradable, con muchas generaciones distintas gozando de dos bandas míticas y un único rollo: el Heavy Metal nacional más clásico.

_|,,| JaviMetal (Is The Law) |,,|_



Barón Rojo + Viuda Negra (Sábado 17-09-22, Anella Mediterrània, Tarragona)

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