lunes, 21 de noviembre de 2022

Glam Slam (Enuff Z’Nuff + Highway + The Midnight Devils, Domingo 20-11-22, Sala 16 Toneladas, Valencia)

La gira española de los glammers estadounidenses Enuff Z’Nuff se anunció en el 2020 y se programó para el otoño del 2021. Posteriormente, ya en ese año, se modificaron las fechas, y finalmente, antes de celebrarse, se pospusieron hasta noviembre del presente 2022 debido a la puta pandemia. En estos dos años han sucedido muchas cosas, tanto en lo referente al concierto como en el seno de la banda. Si inicialmente fueron anunciados solamente los franceses Highway como teloneros, con el tiempo se sumaron a la cita los americanos The Midnight Devils, puro Sleaze/Galm desde Chicago, y hubo cambios en la alineación de Enuff Z’Nuff. Alex Kane, guitarrista de los primeros tiempos de la banda, que volvió entre el 2019 y 2022, ha dejado paso a otro miembro que también militó con ellos: Tony Fennell, reincorporado a la formación hace un mes escaso. También ha habido de por medio no uno, sino dos trabajos como son “Hardrock Nite” (2021) y “Finer than Sin” (2022). Todos estas vueltas y cambios no eran sino nuevos alicientes para poder ver, por fin, a la banda en directo, después de dos largos años esperando el momento que, ¡aleluya!, por fin tuvo lugar, como no podía ser de otra forma, en mi queridísima sala 16 Toneladas de Valencia. ¿Qué otra sala podía albergar aquí este tipo de concierto, si no esta? A parte de las típicas Madrid y Barcelona, Valencia ha sido la tercera ciudad en discordia que ha acogido esta gran gira. Se podría decir prácticamente lo mismo que comenté con el bolo de hace un mes de Hardline, uno de esos acontecimientos, inusuales de cojones, (recordemos que banda de Hard Rock + americana = pastizal para los promotores) que había que apoyar casi obligatoriamente. El hecho de que se celebrase en domingo fue, por otra parte, un hándicap.

El concierto de Hardline, que también cayó en domingo, tuvo una entrada más que satisfactoria. Sin embargo, no sucedió lo mismo con este que nos ocupa. Durante las dos primeras actuaciones, la sala presentaba grandes vacíos, algo que esperaba que cambiase en el transcurso de la noche, pero lamentablemente no fue así. Eso no fue óbice para encontrarme, a pesar de todo, con unas cuantas caras conocidas y nuevas amistades. Cenamos en un kebab cercano a la sala, mi chica y yo, con nuestro amigo Popi, que se unió casi de rebote a la fiesta (eso SÍ son ganas de concierto, y lo demás son tonterías), y también, al poco rato, Carlos y Nicole, un encanto de personas, con quienes pasamos un rato de fábula. Comenzar así la noche es un placer cósmico. Y ya dentro de la sala, más colegas como Juan, y el gran Lane Lazy y su chica Judy, que tampoco quisieron perderse uno de los más selectos eventos de esta recta final del año, y a quienes me alegré un montonazo de ver.

Pero no todo podía ser perfecto. Ante un cruce en las actuaciones de Highway (quienes llegué a pensar que habían caído del cartel) y The Midnight Devils, estos últimos actuaron primero, y desafortunadamente nos perdimos gran parte de su actuación por llegar tarde de la cena. ¡Para una vez que los conciertos empiezan 100% puntuales! Cuando entramos a la sala, rapidito para no perdernos los últimos temas, la liada estaba ya servida encima del escenario. El power trío, procedente de Chicago, estaba montando una que ni os cuento. Maquillajes, vestidos estrafalarios y grotescos, muchísimo ambiente de fiesta y un sonido potente inundaban la 16 Toneladas. Como animales salvajes, devoraban cada centímetro del escenario, dando vueltas, con saltos coordinados, headbanging y una actitud tan entregada como insolente, y rendían homenaje, en el primer tema que vimos (el tercero ya por la cola), al legendario Van Halen con Panama. Desmelene total y mucha interacción con el poco público que había en la sala, aunque esto también dio pie a que la banda se lo currase mucho más. Sam Spade al bajo y a las voces, Sniper a las seis cuerdas y Jimmy Mess golpeando la batería forman un trío imparable, hambrientos de ese Rock’n’Roll crudo, canalla y guitarrero que es lo que mejor saben hacer. Y aunque fueron tan solo unos pocos temas, lo que vimos fue algo que no se olvida fácilmente. Con Highway 69 sacaron a la palestra su último trabajo de estudio, “Never beg for it” cuya escucha recomiendo encarecidamente (producido, por cierto, por Chip Z’Nuff), un puñado de buenos temas de los que rápidamente se te meten en la sangre y te la calientan de lo lindo. Aunque para sangre caliente, la de su frontman. Mientras Sniper se curtía la melena, escupiendo esos riffs desde el borde del escenario, y Jimmy se descamisaba para seguir aporreando su instrumento, ni corto ni perezoso, Sam Spade bajaba del escenario con su palo de micro para interpretar el último tema, Memphis mile, entre la gente, cantando y retorciéndose como un descosido, incluso llegando a subirse sobre un taburete mientras dejó su bajo en manos de una muchacha del público. Un corte en el que lució esa vena más punk y desatada de la banda, cuyo sonido bebe desde los mismísimos Hanoi Rocks hasta Pretty Boy Floyd. Una verdadera lástima haber llegado tan tarde. A la próxima que nos visiten (y esto es una promesa), pienso disfrutarles desde el primer riff.

Durante el cambio de banda, estuvimos charlando y bromeando, largo y tendido, con Jimmy, el batería, un ‘person’ de mucho cuidado, más colgao que una gamba, con el que nos reímos de lo lindo, nos hicimos fotos, y otras cosas que no se pueden nombrar por aquí jeje.

Pero no queríamos perdernos el comienzo de los Highway. Me llegaron rumores de que se habían caído del cartel, de hecho yo esperaba encontrarme ya directamente con los Enuff Z’Nuff, pero por suerte, todavía podríamos amortizar un poco más la entrada de la mano de los franceses, que dieron un señor conciertazo, sorprendiendo a propios y extraños, a mí el primero. Les había escuchado brevemente, unos días antes del concierto, pero a veces ver a un grupo en directo puede cambiarte muchísimo la concepción sobre él, y creo que este fue uno de esos casos. Con mucho wah wah, mucho deje sureño y unos músicos que demostraron su calidad sobre el escenario desde el primer segundo, Knock it off fue el primer tema que vimos entero (tan solo pasaban unos minutos de la hora estipulada). Intentaron meterse al público en el bolsillo rápidamente, no solamente con su talento como instrumentistas (los fantásticos slaps de bajo, o esos solos de Ben Chambert en Wake up), sino también haciéndonos partícipes de muchos momentos de sus temas. Los saltos, intercambios de posiciones y melenas al viento fueron una constante durante el concierto, en temas como Action, dando mucha sensación de energía y movimiento, una banda que a pesar de sus ya veteranos 20 años sobre los escenarios, y a pesar del escaso público ante ellos, mostró muchísimo esfuerzo por agradar.

Por ejemplo, durante el inicio casi góspel de Separate Ways (no, no era una versión de Journey), nos hicieron chascar a todos los dedos al envolvente y sutil ritmo que marcaba Romain Champert a la batería, a lo que siguieron buenos coros y armonías vocales, en uno de los temas que más me recordó a bandas como Little Caesar, sobre todo por ese rollo southern tan guapo y adictivo en las melodías de guitarra, en los efectos, o en las voces de Benjamin que, sombrero en ristre, estuvo espectacular durante toda la actuación, haciendo gala de unos dotes, tanto vocales como escénicos, más que notables. También nos presentaron, orgullosos, su último tema, esa Like a Rockstar que hace poco que ha visto la luz, de nuevo con muchos coros y muy bien ejecutados, el batería sintiendo cada golpe, y un reprís más envalentonado que arrancó algún que otro headbanging entre la peña. Más caña rapidita de la mano de Only Rock’n’Roll, incitándonos Benjamin a corear varias partes de un tema en el que, sobre todo, se salieron esas guitarras de Ben Chambert, continuamente intercambiándose, mediante saltos y carreras, con su compañero Sam. No dejaron un solo minuto de descanso, y exprimieron el tiempo que tuvieron al 100%, continuando con uno de los primeros temas de toda su carrera, Have a beer! (gran comunión entre público y banda en ese comienzo) y terminar con Leave me alone, con las vueltas de Ben Chambert y ese solo final, tocado de rodillas al frente del escenario. Lo digo y no exagero: para muchos fue la mejor actuación de la noche, por encima incluso del plato principal, que llegaría en unos minutos.

Y es que, según a quien preguntases, el bolo de Enuff Z’Nuff generó opiniones un tanto encontradas. Un setlist que sonó bastante suave (y os aseguro que, dentro de su discografía y estilo, escogieron bastante caña) y un montón de versiones que suplantaron a los que podrían haber sido más temas de cosecha propia. A mí personalmente, lo digo ya de primeras, me gustaron mucho, disfruté un capazo con cada uno de sus temas, vi una ejecución más que correcta y bastante apasionada, con momentos muy punteros tanto a mitad como a final del bolo, y sobre todo, es un concierto que destiló, por medio de la presencia y comunicación del grandísimo Chip Z’Nuff, mucho cariño, mucha empatía con el público, y mucho espíritu positivo sobre vivir la vida y sentir el momento. Y creo que esa capacidad para transmitir el mensaje también es parte de un concierto. La salida de la banda al escenario, valga decirlo, fue algo fría, y comenzaron con una de las muchas covers que poblaron el setlist de principio a fin, Magical Mistery Tour, precedida por la misma música circense de la introducción, con múltiples cambios de ritmo y armonías de voz. Su primer y sentido tributo a los Beatles. Continuaron con Kiss the clown, subiendo revoluciones y conquistando, ahora sí, a la mayor parte del público. No se puede decir que fuésemos muchos, pero ya se notaba mucho más calorcillo que en los primeros conciertos. A nivel de formación, la banda presenta a Chip, eterno bajista y ahora también cantante, como único miembro original, acompañado por el ya veterano Tory Stoffregen a la guitarra solista, Dan Hill a las baquetas, y al reincorporado Tony Fenelle a la guitarra rítmica. A pesar de la poca coherencia histórica, he de decir que sonaron bastante engrasados, y se respiró muy buen clima entre ellos a nivel de compañerismo y coordinación musical.

Lujazo de temas como Heaven and Hell (favorita, tanto mía como del bajista Chip), de lo más potente de todo el repertorio, con un sonido de batería aplastante que fue sin duda el mejor de toda la noche. No así, por desgracia, el de las guitarras de Fennell / Stoffregen, que sonaron algo emborronadas. Otra que reconocimos desde la primera nota fue Eleanor Rigby, versionada en su disco de estudio (primer single de este), “Hardrock Nite”, que no es, ni más ni menos, que un álbum dedicado enteramente a la banda que más les influyó durante toda su carrera, y las referencias, tanto a nivel de setlist como de similitudes musicales, estructuras, armonías, etc. son más que evidentes. Otras, como Baby loves you (joder, me encanta este tema), marcaron para mí algunos de los momentos más especiales del concierto, todavía tengo ese estribillo en la cabeza, excelentemente adornado con los coros por parte de Tony Fenelle y Tory Stoffregen. Ambos hicieron todo un trabajazo a los micros, apoyando a Chip. Y es que, por mucho que se quiera, por mucho que nos pese, su rango vocal poco o nada tiene que ver con el del fugado hace ya 9 años, y vocalista de la banda de toda la vida, Donnie Vie. Aun con todo, defendió los temas bastante bien, en la medida de lo posible, como por ejemplo, The love train, la única en sonar de su “Animals with human intelligence” (con ese tren sonando en la lejanía) o viajando más atrás todavía, hasta el primerísimo disco, con In the groove, muy bluesy, abriendo todavía más su espectro de influencias musicales, y por cierto, totalmente disfrutable, casi hipnótica en vivo, con buen sonido de bajo y sobre todo, de batería, desatando la pasión de Tony Fenelle, que se encorvaba entonando sus riffs. Un detallazo para terminar de clavar el tema, que me dejó completamente boquiabierto: el mismísimo Chip se marcó un solo cojonudo en la guitarra de Tony, pasando las manos por detrás de su compañero, ¡¡y además, sin usar púa!!

Doblete de versiones que se venían. Para empezar, la marchosa Jet, de Wings y compuesta por Paul McCartney, exactamente igual que la célebre Live and let die, que subió algunos puntos el calor de la sala. Como hizo durante todos y cada uno de los temas del concierto, el solista Tory Stoffregen (con su siempre elegante sombrero) se adelantaba hasta primera línea de escenario para ‘acercarnos’ sus solos. El mismo Chip desprendía carisma y buen rollo por los poros, con su gorra militar y sus gafas rollo Janis Joplin (aunque sin cardados ni maquillaje), situándose también al borde del escenario, lanzándonos sus golpes de pie y agitando el mástil de su bajo de cuerdas multicolor. Más tarde, presentaría a su banda actual, dedicándonos también unas palabras con su voz cazallera. Estuvo comunicativo, pero sin caer en el tedio, y al menos a mí, su actuación me dejó buen sabor de boca. Al escuchar los primeros acordes de esa inconfundible, entrañable, y MÁGICA Fly high Michelle, ya me olía que el final estaba cerca, así que agudicé todavía más la percepción del disfrute. Tenía unas ganas indescriptibles de escucharla en vivo, sobre todo desde que me los perdí en el Monsters of Rock Cruise ‘22, por partida doble, para poder ver a otras bandas, contando ya con este concierto de Valencia. Momento muy, muy emocionante con ese pedazo de hit de la historia del Hard Rock americano… ¡y con los músicos de Highway sobre el escenario haciendo coros! Ante esto, claramente no podía faltar la definitiva, que fue New things, explicándonos el vocalista que mañana les tocaba coger un vuelo muy temprano hacia Bélgica y despidiéndose, tras embelesarnos a todos con su melódico estribillo, con mucho amor y cordialidad. Fue un final predecible, pero creo que bastante bordado, aunque ni que decir tiene que me quedé con muchas ganas de más tras la escasa hora que tuvieron de actuación.

Después del concierto, tuvimos el placer y privilegio de intercambiar algunas palabras con el líder de la banda, que se mostró tremendamente cercano, nada de distancias en plan Rockstar, contándonos anécdotas y haciéndose fotos con todos sus fans, firmando fotos, y en general, mostrando mucha amabilidad y simpatía por todos los allí presentes. Al igual que dije que fue la mejor forma de empezar una noche de concierto, terminarla de esa manera tampoco se quedó atrás. Despedidas y abrazos con la peña con la que compartimos aquella noche genial, y hasta la próxima, emprendimos la horita y media de vuelta a casa. Una vez más, mi eterno agradecimiento y elogio a la sala 16 Toneladas por montar movidas de este calibre, que aunque dudo que fuese algo rentable, nos hicieron muy felices a unos cuantos.

_|,,| JaviMetal (Is The Law) |,,|_


Enuff Z’Nuff + Highway + The Midnight Devils (Domingo 20-11-22, Sala 16 Toneladas, Valencia)

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