lunes, 14 de octubre de 2024

Tardeo del bueno (Alacrán + Destral + Frenzy. Sábado 12/10/24, Peter Rock Club, Valencia)

Hay conciertos que llegan casi de puro rebote, y este que paso a relatar, con todo el detalle habitual, fue uno de ellos. Una de esas noches (o tardes, en este caso) en las que, sencillamente, apetece de una forma irrefrenable pasar un gran rato, de los que siempre quedan en la memoria, con Heavy Metal sin tregua. Este sábado, las ganas de ver Alacrán, Destral, y Frenzy (una de mis bandas favoritas de la escena actual del Heavy Metal nacional) ganaron a esa vocecilla que me grita últimamente “no te lo puedes permitir”, para salir hacia Valencia repleto de ilusión (aunque eso nunca falta) y sobre todo, mucho síndrome de abstinencia tras un mes entero sin poder ir de concierto. Claro que, el hecho de ir acompañado por mi chica, compartir gastos, y el reducido precio del concierto (15 pavetes), también fueron de una ayuda considerable. Un cartel cojonudo, con nombres que aseguraban una buena sesión de fiesta de las que te recargan esa tan necesaria electricidad que nunca debe dejar de correr por las venas. Llegar a la capital valenciana fue, como siempre, cuestión de paciencia y buena música, pero aparcar ya fue otra historia. Meterse en pleno barrio del Carmen, donde se encuentra el Peter Rock Club, habría sido un suicidio para a mi descomunal ansiedad al volante, así que optamos por aparcar en los el otro lado del río (lo cual tampoco fue precisamente fácil…) y darnos un garbeo a pie hasta allí. Por desgracia, tanta puta vuelta, y el hecho de haber salido de casa con el tiempo pegado al culo, hicieron que llegásemos un poco tarde al primer bolo de la jornada, algo que siempre me da mucha rabia, aunque eso no nos impidió catar como se las gastan los zaragozanos Alacrán en directo durante aproximadamente medio concierto.

Alacrán:

Todo actitud. Esta sería una de las expresiones que más encajarían con su forma de ver su música y sus directos, según nos demostraron con creces sobre el escenario del Peter Rock Club. A una hora muy temprana, en comparación con los horarios habituales, arrancaron su actuación los Alacrán, aunque como digo, no pudimos ver la primera mitad del concierto. Este era uno de sus últimos shows programados en su actual gira, Luzifer Tour, que les ha llevado a festivales tan emblemáticos como el Castellhell, hace tan solo una semana, a salas como la Razzmatazz 3, o a tocar con bandas de la talla de Screamer y Skull Fist en la tierra que les vio nacer. A pesar de llevar a sus espaldas una carrera que supera la década, e incontables conciertos en poco tiempo, no se observó el más mínimo signo de desgaste, yendo a muerte, orgullosos de su música, sus temas, y en especial, de ese último EP titulado “Luzifer”, que les acerca un paso más a las más elevadas esferas del Speed / Heavy Metal nacional. Un Heavy Metal de barrio, en el que predomina la actitud sobre la técnica, crudo, protestón, callejero y afilado como una navaja, reduciendo el concepto hasta su mínimo común denominador, a su esencia más pura y visceral. Nos ofrecieron un setlist basado no solamente en lo que ya han registrado en sus tres EP (aunque obviaron el primero), sino también atípicas covers y temas nuevos que serán registrados en su próximo trabajo.

Los últimos compases de Kamikaze incendiaban ya la sala con su ritmo desbocado y su energía cuando entramos. Rápidamente, buscamos y encontramos un punto con buena visibilidad, algo realmente difícil en el Peter. Desde allí, no pudimos resistirnos a empezar a tirar de headbanging, contagiados por la enloquecida tralla que despertaban las baterías de Roberto, mientras Cachorro, empuñando el micro, se hacía el amo del escenario, descamisado, pavoneándose, y rebotando de un lado a otro, ya empapado en sudor, mientras sonaba No es más Fuerte. El sonido, como cabía esperar, era bastante ‘localero’, pero al mismo tiempo, no encajaba del todo mal con la estética y estilo de la banda. Nos deleitaban a continuación, sin perder demasiado tiempo, con el que si no me equivoco fue un cover de los ochenteros donostiarras Thor, llamado No Puedes Perder. La arrancaba Roberto, a través de un corto pero intenso solo de batería… y al trapo, con mucha caña, y luciendo toda la banda una estética tan clásica como auténtica. La peña ya estaba bastante animada a estas alturas, la sala registraba una buena entrada, y la banda se encontraba como en casa, con todos sus músicos visiblemente entregados y muy contentos de estar allí dando leña. No me digas que no lo ves fue, para mí, el tema más especial de su setlist. Cachorro seguía paseándose con mucha gustera por el escenario, esforzándose en sus gritos constantes, y conquistando al público.

Pero lo que más me gustó fue esa parte casi instrumental, destacando aquí un mayor lucimiento por parte de su guitarrista Christian, un crack de las seis cuerdas. Un auténtico baño de 70s con un rollo que me trajo a la mente al Zappa más rockero. En ella, también el vocalista aprovechó para lanzar, a gritos y con mucho énfasis, un mensaje de libertad y desobediencia, de esos que tanta falta nos hacen a día de hoy. Destacar también en lo musical, los detalles en la batería, y las poses y forma de tocar de su bajista, tan entusiasmado con los temas como lo estuvieron sus compañeros. Para la recta final, nos reservaron dos de los temas que componen su recentísimo EP “Luzifer”. De nuevo, Heavy Metal espitoso a tope, sin concesiones, doble bombo a piñón (que no sonaba tan contundente como debería) y old school a raudales con Halcones de la Noche, que nos transportaban a los tiempos de los inicios del género. Para poner también el toque de humor, interpretaron un fragmento de un conocido hit bailable, que sirvió para ambientar la presentación de los músicos, y como preámbulo del envite final que supuso Síndrome. El bajista Diego, ante el estruendo, decidió darse un rulo por entre el público con su instrumento, y ya en los últimos compases, tanto él como Christian y Cachorro terminaron tirados por el suelo, en otro alarde de comportamiento ejemplar sobre un escenario.

Destral:

Jugando en casa, ante el calor de un público bastante numeroso, y con muchas ganas de liarla, salieron a la palestra los valencianos Destral, de cuyo directo ya he disfrutado en alguna otra ocasión. Los cinco músicos apenas cabían en el limitado escenario de la Peter, pero eso no iba a frenar una actuación que prometía fuego, energía y Heavy Metal a borbotones, en la que presentarían, orgullosos, su reciente creación discográfica llamada “Alça la destral”, con la que en mi opinión se han superado a sí mismos. Contrastaba lo impecablemente ataviado que saltó su vocalista Manuel Girón “Gero” (no cabe más cuero y tachuelas en una sola persona) con la sencillez que mostraban sus compañeros, pero detalles estéticos aparte, la banda salió a por todas, y eso quedó más que claro desde el primer tema. Exterminación golpeó duro, a ritmo de baterías pesadas y unos agudos ya muy consistentes por parte de Gero, cuya voz ya mostró bien caliente en los primeros temas, con esos registros que pueden recordar a cantantes como Tete Novoa, Juan Gallardo o al mismísimo Rob Halford. De hecho, este fue uno de los cortes más exigentes del setlist, y lo resolvió con una nota muy alta. Una de las mayores (y para mí, mejores) particularidades del grupo es alternar, tanto en disco como en directo, temas en castellano y en valenciano. Así, en mi lengua natal, sonaba Allibera’t, en la que el cantante reapareció en el escenario levantando una hacha, en toda una declaración de intenciones.

Si bien en ningún momento se escucharon con la claridad deseada, los solos de Carlos Simón ganaron bastante fuerza en ella, y también vimos, tras los parches, a un Fernando "Sigui" viviendo cada golpe como si fuese el último. Brevemente, Gero nos hablaba sobre el nuevo disco de la banda, aunque la Venganza que sonaría a continuación formó parte de su primer EP, “No hay Vuelta Atrás”, del 2020. Volvían a rugir las guitarras, y los músicos mostraban una gran compenetración entre ellos, Gero juntando hombros con Carlos, y después este último, mano a mano, clavando esas armonías junto a su compañero Dani Montesinos. También lograban conectar continuamente con su público, a base de constantes gestos de ánimo y esos temas con sabor a himno, como también lo fue Fembres Pecadrius, que atesora una de sus mejores letras. Carlos saltaba a primera línea de ataque con su solo, mientras al bajo, también Alberto se iba animando exponencialmente. Muy bien esos susurros iniciales de Gero en Lobos, a los que prosiguió otro verdadero torrente de puro Heavy Metal, con un estribillo de lo más contagioso, y cantada de auténtico lujo. Lo mismo se puede decir de Fantasmas, en la que además, aprecié un buen trabajo de Fernando con los platos, a pesar de que su instrumento tampoco se escuchaba con la potencia merecida. A pesar de dichas deficiencias sonoras inherentes a la sala Peter, las bases de Silenci per al malferit sonaron bastante contundentes, y sobre todo, muy bien compenetradas entre Alberto y Fernando.

Un auténtico temazo, primer single de su “Alça la Destral”, que nos puso a caldo, y en donde volvió a sobresalir un rápido solo de Carlos. Por nuestra parte, desde el público, seguíamos dejándonos la voz en cada tema, y todo crecía visiblemente en intensidad en temas como Condenado, y una muy emotiva Història Sense Final, que levantó unos cuantos “¡eh, eh!” desde el público a petición de Gero. Como muchas otras, es una canción con fuertes influencias ‘maidenianas’, y con una buena variedad de registros y ritmos que hicieron las delicias de los allí presentes. El sonido, aunque poco compacto, se escuchaba algo mejor ecualizado ahora. El vocalista nos preguntaba si queríamos una más, y la respuesta fue unánime: seguiríamos apoyándoles con nuestro calor. Así pues, aceleraban el pulso con No hay Vuelta Atrás, aprovechando para presentar a los miembros de la banda a mitad de tema. Pero a pesar de lo dicho, todavía quedaba un último tema, uno que no puede faltar en sus directos como es la desternillante Barrejat. No solo su cachonda (pero realista) letra nos llevó hasta el desmadre: esa botella de cazalla, cuyos tragos Gero repartió entre el respetable, también contribuyeron a los moshpits finales. Creo que como banda y como directo, han mejorado notablemente desde la última vez que les vi, y en una carrera todavía tan corta como la suya, eso es muy buena señal. Una de las bandas con más futuro de la escena del Heavy Metal valenciano. O como rezaban sus carteles laterales, de la New Wave of ‘Valencian’ Heavy Metal.

Aunque aquella tarde / noche me faltaron algunos de los grandes colegas habituales en todo concierto habido y por haber, sí me encontré con muy buena peña (y no menos auténtica) que hacía tiempo que no veía, como mi colega festivalero Manu, Porti, Marta, Guillermo o Mel. Por supuesto, también estaba por allí dando el callo y disfrutando al mismo tiempo todo el personal de la asociación Metal Bats, sin cuyo esfuerzo no hubiese sido posible la celebración de este pequeño festival. Es cierto que a nivel de presupuesto y condiciones, este evento no fue tan espectacular como otros anteriores, pero no se puede negar la ilusión y el empeño que esta gente pone siempre de lleno en todo lo que organiza.

Las actuaciones de Alacrán y Destral ya eran lo suficientemente atractivas como para acudir a la cita, pero no negaré que la presencia de Frenzy en el cartel fue lo que definitivamente me animó a ello. Con esta ya van tres veces que les veo en directo, y también son tres las ocasiones en las que los Metal Bats han contado con ellos, una banda a la que hemos visto crecer en Valencia gracias a ellos, desde el lanzamiento de su primer EP, allá por el 2016. Su formación se ha renovado en numerosas ocasiones, pero aquella con la que se presentaron en la sala Peter, es probablemente la más sólida y solvente que han tenido nunca. A los hechos me remito.

Frenzy:

Esta vez entramos a la sala un buen rato antes de que empezara el concierto para coger buen sitio (cosa, como digo, complicada en este garito), pensando que, si en Destral ya estaba bastante lleno, durante la siguiente actuación terminaría de petarse. Lamentablemente… no fue así, y esto me lleva a dejar constancia de un detalle muy, pero que muy feo y vergonzoso, y es que mucha gente (seguramente, amiguetes de la banda), se piraron para no volver tras terminar la actuación de Destral, dejando la sala bastante desangelada ante una bandaza de primera división como son los madrileños Frenzy.

Sin embargo, la banda pisó fuerte el escenario desde el primer minuto, sin amedrentarse ante el desolador panorama. Por otra parte, esto me permitió ver el concierto de lujo, en las primeras filas, sin apretujones ni agobios, y disfrutar como un condenado de este. Primer temazo de última tarde sonando ya, ese Blind Justice con el que todos los músicos se entregaron a muerte. Destacaba, de primeras, la implacable presencia y actitud del bajista Ángel “Choco”, empeñado a toda costa en hacernos blandir la melena a todos los presentes, mientras aporreaba con ganas las cuerdas de su bajo y metía unos coros que se escucharon bien, con una ecualización bastante mejorada respecto a los dos anteriores bolos. Pero precisamente eran los bajos, al menos desde mi posición, los que peor parados salieron en cuanto a sonido. Los pocos que nos quedamos a verles nos íbamos creciendo poco a poco ante cortes como From Hell, cantándolos a pleno pulmón y a puño levantado. Choco nos apuntaba constantemente con su instrumento, y el vocalista Anthony Stephen daba sus primeras muestras de simpatía e incomparable talento vocal, presentando casi todos los temas, como la siguiente Where Is the Joke?, una de las más adictivas de su último LP “Of Hoods and Masks”, que tantísimo me enganchó. Al mismo tiempo, fue otro de los estribillos más coreados.

Al guitarrista Luis Pinedo le tocó el rincón más apartado del escenario, pero fue un músico imprescindible en cada uno de los temas, inundándolos de detalles con sus arreglos, riffs, y solos, compartidos o no, con su compañero Billy Banzai. Continuaban dándole cancha, sin desfallecer los ánimos, a Spectre of Love. Si ya se apreciaba a la legua su enorme pasión, en ella Anthony terminaba de soltarse por completo, acercándose cada vez más a las primeras filas y ofreciéndonos esos gestos tan particulares que son santo y seña en sus actuaciones. Choco tampoco perdía una sola ocasión de animar al respetable con continuos ademanes, y tras él, veíamos a un siempre activo Pablo “Tato”, un batería excelente y muy habilidoso, tanto con el doble bombo, como con los platos, cruzando los brazos en los golpes con mucho entusiasmo. El solazo de Billy, con incursiones de palanca, puso el resto, para continuar con otra de mis grandes favoritas del “Of Hoods and Masks”, Uncompromised. Otro solo vertiginoso por parte de Billy, el encomiable aguante vocal de Anthony y sobre todo, la perfección a la hora de plasmar en directo esos geniales cambios melódicos del tema, fueron los grandes highlights. El vocalista se tomaba unos segundos para saludar y bromear frente al público, teniendo incluso unas palabras de recuerdo para sus anterior banda, Steel Horse. Sabiendo de sobra la inmensa actitud que despliegan en directo, también era de esperar que no se achantasen ante el escaso público, pero el resultado fue todavía mejor de lo que esperaba.

Echándole un ojo a su “Blind Justice”, nos regalaban a continuación Killing with a Smile, que volvió a levantar los humos a tope, deslumbrando ese solo a medias entre Luis Pinedo y Billy Banzai… ¡menuda pareja de hachas! Absolutamente letales. Tampoco el bajista se tomaba un segundo de descanso, asomándose a un lado y a otro del escenario, y haciendo piña con todos sus compañeros. Uno de los estribillos más cantados, sin duda, fue el de We Are the Future, en donde Anthony la emprendió con un frenético headbanging ante la tralla desatada por su colega Tato a los parches. Cada vez más voces, manos y puños en alto para celebrar aquella magnífica actuación, que insuflaban mucha vida extra a la sala. Casi como si de una fiesta entre amigos se tratase, Anthony nos hacía reír con sus ocurrencias y gran carisma, pero en cuanto a su trabajo, no se tomaba precisamente a broma aspectos como agudos, afinación, o aguante vocal, cualidades que llevó hasta el límite en Change to Green, uno de los pocos exponentes que salieron de su “Lethal Protector”. No se centraron exclusivamente en su más reciente disco, sino que hicieron un set bastante equilibrado, con la caña y las más trabajadas melodías por bandera, algo totalmente inherente a su música.

Esas guitarras tan heavys a cargo de Billy y Luis (que también puso los coros) sentaron la base perfecta para la potente Doomsday, junto a una poderosa batería que Tato golpeaba con saña. Eso sí, podría haber tenido un poco más de tiento a la hora de lanzar esas peligrosas baquetas al público jeje. Lethal Protector nos devolvía el primer EP, aquel con el que llegaron con mucha contundencia para quedarse, interpretada a toda hostia, doble bombo a saco, y solos de infarto, elevando el termómetro considerablemente. No todo fue absolutamente perfecto: un desliz en el inicio de Fear the Hood les obligó a recomenzar el tema, aunque quedó más bien como una divertida anécdota, incluso una muestra más del buen clima que se respira entre los músicos. Llegábamos al último sprint del show, y Choco continuaba implacable, haciendo lo imposible para que no bajase la intensidad, levantando la mano continuamente y agitando su bajo con mucho empeño. Así, en Save Me rindieron a pleno poder, dándolo absolutamente todo. Antes del remate final, hicieron subir al escenario a Víctor de los Metal Bats, uno de los grandes artífices de la noche, que dio un pequeño discurso de agradecimiento. Shred or Die es pura ideología de Frenzy en sí misma, y como tal la interpretaron, destacando, como no, esos solos frenéticos, pulcramente ejecutados por Billy, y esos tonos tan altos de Anthony, que se lució particularmente en ella, aunque en general, mostró un nivel por las nubes. A pesar de que los gritos pidiendo otro tema más no cesaban, la banda se arrejuntó para despedirse y echarse una última foto con sus fans.

Un gustazo enorme volver a verles, y por supuesto, no puedo dejar de recomendarles a todo el mundo. Es verdad que me faltaron muchos temas (por mí, podrían haber estado tocando hasta la madrugada) como Sin City Calls (mi gran favorita), Betrayal in Cold Blood o Velocity, pero a pesar de eso, y de las carencias en cuanto a espacio, sonido y asistencia, fue una actuación de auténtico 10 por parte de todos los músicos. No os digo más, que desde ya mismo vuelvo a tener unas ganas enromes de verles de nuevo.

Respecto a los horarios del concierto, al contrario de lo que muchos opinan, para mí fue perfecto. Gozamos de un tardeo espectacular, e incluso contando el viaje de vuelta, todavía llegamos a casa a una hora más que aceptable. Pero antes de coger el coche, y para llenar el estómago, nos pasamos por el Easy Pizza de Dani (amigo, y batería de los Jolly Joker), donde además de tener el placer de saludarle, nos zampamos unas porciones exquisitas que nos supieron a gloria bendita. Sin duda, la mejor forma de rematar una noche de Metal.

_|,,| JaviMetal (Is The Law) |,,|_


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