
A finales del pasado año, más concretamente, el 13 de noviembre, conocíamos de forma oficial una noticia que supuso un duro varapalo para la banda de Rock’n’Roll valenciana Corazones Eléctricos, y por supuesto, para sus fans acérrimos, entre quienes me encuentro desde los inicios. Pete Sala y Quique Cuquerella, quienes en los últimos años se han hecho cargo con tanta solvencia del bajo y la batería respectivamente, abandonaban el conjunto de forma definitiva, alegando circunstancias personales que se vieron agravadas por los trágicos sucesos provocados por la gota fría que sacudió a mi querida Valencia. Pero no había pasado ni un solo mes, y cuando todos temíamos por el futuro de la formación, Pau Monteagudo, junto a músicos que le echaron un cable de forma puntual, consiguió sacar a flote algunas de las fechas restantes de la gira en curso, que ya parecía abocada a la cancelación. Entre ellas, la de Valencia, que resultó en un conciertazo de auténtico órdago. A día de hoy, Corazones Eléctricos siguen sin tener una formación como tal, pero no dejan de latir con fuerza gracias a su alma matter, el grandísimo e incomparable Pau Monteagudo que, contra viento y marea, sigue empujando el carro. Un artista que nunca se ha dejado tumbar por los empujones de la vida, tirando siempre de su enorme talento, carisma, y devoción por el Rock’n’Roll. Y cuando a alguien le arde la música en las venas de esa manera, como es su caso, no puede parar ni aunque quiera, por muchos obstáculos que se pongan por delante. Y qué mejor forma de demostrarlo, que con su última propuesta: una gira tremendamente especial y única en la que Pau interpretará temas de la banda, guitarra acústica en mano, y de forma más íntima que nunca. Algunos, ineludibles en sus directos. Otros, inéditos.
La primera tanda de fechas consta de siete conciertos, como el autor anunció a través de sus redes sociales. Sus seguidores sabemos que, prácticamente cada fin de semana, Monteagudo actúa en distintos pubs de Valencia y alrededores en formato acústico, interpretando versiones de temas populares. Sin embargo, esta gira, se va a centrar al 100% en la música de sus Corazones Eléctricos. Una gira que, muy probablemente, no vuelva a repetirse en un formato tan personal, lo cual ya de por sí la convertía en algo obligatorio para el que suscribe. Afortunado de mí, una de esas fechas se iba a celebrar en la capital de mi tierra alicantina. Y a pesar de que para mí fue un día más bien atípico, con muchos más compromisos de lo habitual, al final todo es cuestión de prioridades, y la mía estaba rotundamente clara. Destino, el Rudy’s Pub, un garito de típica ambientación irlandesa, con un aforo máximo de 79 personas, perfecto para la ocasión. Y además,¡¡con entrada totalmente gratuita!!... aunque de buena gana la habría pagado, y habría merecido la pena cada céntimo.
Disfrutando de sendos mojitos a precio razonable y alguna birra, mi chica y yo (¡y mi suegro Enric, que también se apuntó al concierto!) esperábamos el inicio del concierto en la barra, disfrutando de la música de ambiente que sonaba, como no podía ser de otro modo, de los Corazones Eléctricos. Pau, por su parte, estrechaba manos, y se tomaba unos tragos con algunos de sus fans. Saludaba a todo el mundo, y unos minutos más tarde de la hora establecida, lo haría ya desde un pequeño escenario, sobre el cual, con su electro-acústica y su amplificador, se preparaba para arrancar, ante un caluroso recibimiento de palmas y voces de ánimo.
Para esta ocasión, como digo, tan especial, nos iba a regalar algunos temas que rara o ninguna vez habían sonado en directo. Y qué mayor sorpresa y alegría que comenzar con Intentando Respirar, la que durante mucho tiempo fue mi canción favorita de su primer álbum. La peña, entregada desde el primer momento, cantaba la letra, ya fuese asomándose entre las columnas del garito o todavía sentada en sus mesas. Ya más conocida en sus directos, pero igualmente bien recibida, El Coleccionista de Fronteras contó con un punteo a la guitarra, para proseguir con otro corte enormemente profundo como es A Contraluz, a la que Pau le dio una sonoridad muy melódica y emotiva con sus cuerdas. De momento, toneladas de feeling, y es que no se puede esperar otra cosa de un artista de tal magnitud, empatizando rápidamente con su público, e incluso cantando y tocando el ‘cumpleañós feliz’ a las tres personas allí presente que cumplían años esa misma noche. Un detallazo que le valió más aplausos, y todavía más cariño. Y allá que todos la emprendíamos a palmas, acompañando al artista en Aullar Contigo, que subió exponencialmente el calor en el lugar, y fue la más cantada hasta el momento. Imposible, en esos acordes finales, no ver reflejada en Pau Monteagudo la figura inmortal de su idolatrado Kurt Cobain, mientras batía a gusto su melena. No todas las canciones fueron las que uno espera, tratándose de un formato tan distinto como el que nos tiene acostumbrados.
Por ejemplo, Por ti fue una de las más atrevidas, ingeniosamente adaptada, improvisando él mismo los coros, y lanzando al viento algunos acordes sordos antes de culminarla. Y si no empalmaba más canciones, era porque entre una y otra, los enfervorizados aplausos y gritos del público no se lo permitían. La siempre emocionante En las Estrellas (de verdad, cautivadora al límite), fue proseguida por otra a la que las cuerdas acústicas le sentaron de maravilla, como fue Sangre y Revolución, muy tranquila y sentida, en la que Pau acariciaba las cuerdas con la misma suavidad con la que ejecutaba otro punteo marca de la casa. Pero volvían a subir las revoluciones, y aunque no existiesen compases de batería, ni potentes bajos respaldándola, Camino al Sur sonó como un tiro, acabó siendo otra de las más coreadas de la noche… ¡y el solo de guitarra fue interpretado a viva voz! Aunque ya lo podéis imaginar, he de resaltar el ambientazo que a estas alturas se vivía en el Rudy’s. La gente se iba soltando cada vez más, cantando a grito pelao sin complejos. La efusiva forma de tocar de Pau, su voz en plena forma, y su mirada directa y sincera hacia el público, nos motivaba a hacerlo sin descanso. Las primeras y tímidas asomadas se convirtieron en un compacto grupo de fans en las primera filas, bailando, gritando y levantando las manos en cada tema. Y es que con algunos como Rockawilly, era muy difícil no hacer todo esto al mismo tiempo. Otra que echaba de menos en directo, y a la que Pau le dio un aire muy distinguido, muy sureño y auténtico, con uno de sus mejores trabajos a la guitarra.
Sin pensarlo, llegó ese torbellino llamado Todo por el Aire, a raíz de la reacción del gentío, la favorita de muchos, y la segunda en sonar hasta el momento de su último trabajo “De Amor y Rabia”. Cada vez estábamos más y más cerca de él, y no me refiero solo a la posición, sino también en alma e implicación por el concierto. Las palmas a destajo no cesaron en toda su duración. Otra que ni recordaba haberla visto en directo fue Despierta, perfectamente acoplada a esas sonoridades acústicas, al igual que Tú, que el gran artista dedicó a todos aquellos que estamos enamorados, resaltando además, con maestría, las distintas intensidades que laten en el tema. Pero como ya he comentado, para mí las sorpresas mayúsculas vinieron sobre todo desde su primer disco (cuya gira no llegué a ver en su día), y Océanos de Flores era una de las que no vi venir. ¡Qué maravilla! Y además, con una entonación intensamente ‘southern’ que le vino al pelo. Imposible no bailar con ella a todo trapo. La ovación, tras ella, fue especialmente estruendosa y prolongada, al tiempo que Pau nos agradecía todo el calor que le estábamos brindando, y nos recordaba que había algo de ‘merchan’ disponible. A pesar de lo narrado hasta ahora, aún no había llegado el momento más especial de la noche, que al menos para mí, se destapó con una Balada del Difunto Vivo sencillamente estremecedora, de esas para cerrar los ojos y viajar allá a donde te lleven sus notas. A destacar que Pau contaba con una especie de caja de ritmos que le marcaba el compás, pero ese solo de trompeta que escuchamos en disco, fue él mismo quien lo cantó, imitando el sonido a la perfección.
Una lástima que, mientras nos explicaba su historia de esta y otras canciones, la gente no se callase ni a la de tres. Creo que en un evento así, tan de cortas distancias, hay que mostrar más respeto en forma de silencio para dejar transmitir al artista. Lo que sí se escuchó a tope fue esa incitación que nos lanzó: ¡espero que con esta os rompáis la garganta! Y vaya si lo hicimos. Canción Urgente puso el local a arder, y a todos a bailar, al ritmo al que el pie de Monteagudo no paraba de sacudirse. En la recta final de sus directos, Valentina suele ser una de las fijas. ¿Sonaría aquí? Pues aunque con un tempo muy alejado del original, y una energía muy distinta, también estuvo presente, levantando todas las manos del público, que enfatizábamos su estribillo a pleno pulmón, ante la perenne sonrisa del cantante. Puestos a darlo todo ya, La Destilería fue la última apuesta de la noche. La forma tan enérgica de Pau a la hora de rasgar las cuerdas era un último grito al desmelene general, una petición final para que sudásemos hasta la última gota… pero aún nos aguardaba una última sorpresa. Aunque nos avisó de que iba a ser algo improvisado, más bien clavó la popular What's Up, de 4 Non Blondes, con una fantástica adaptación a su rango, y uno de los mejores ejercicios vocales de la noche, resultando en mil voces al unísono en el estribillo, y en un último pero multitudinario aplauso, que bien se ganó a pulso.
Me habría gustado pillar algo del ‘merchandising’, o haber felicitado personalmente al artista por aquella noche tan intensa y magnífica, pero nada más terminar la actuación, tuvimos que salir echando hostias de allí, ya que de vuelta en mi pueblo teníamos una cena programada… a la que llegamos como 30 minutos tarde jeje. Pero lo primero es lo primero, y en cualquier caso, aquel retraso fue sobradamente compensado por el privilegio de haberme podido deleitar con temas que tanta huella han dejado en mí, y además, en un formato tan cercano, distinto, y al mismo tiempo, emocionante. Un millón de gracias por esto, Pau.
_|,,| JaviMetal (Is The Law) |,,|_
Tremenda y acertada crónica de aquella noche.
ResponderEliminarSe notaba que la gente quería más caña y Pau aumento hasta donde pudo su solo con la guitarra. ¡Si son como estas, que vengan muchas!
Ehhh Joaquín, ¡muchas gracias tío! Pau es puro Rock'n'Roll, yo le admiro muchísimo desde los tiempos de Uzzhuaïa. Me transmite muchísimo su forma de cantar, y tocar, sus letras, su actitud... y aunque en esta ocasión fue un formato mucho menos movido, cuando se lleva el Rock en la sangre, no se puede fallar, y mucho menos un artista de su talla. Me encantaría repetir. Un placer haberte conocido allí. ¡Saludos!
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