lunes, 8 de diciembre de 2025

Fuel to Live (Jolly Joker + White Coast Rebels + Blue Cheese, Sábado 06-12-2025, Sala Spectrum, Murcia)

El Antro del Metal - Jolly Joker portada
Para mí, la de este pasado sábado podría haber sido ‘solamente’ una noche más de desmadre, de fiesta, alegría y desfogue, con Rock’n’Roll a toda hostia en directo, y en una sala que hacía mucho tiempo que no visitaba como es la Spectrum de Murcia. Y, sin embargo, fue muchísimo más que eso, por dos motivos principales. Comenzando por el primero, supuso el gran colofón, el punto y final perfecto para un viaje de ensueño, una experiencia incomparablemente vital que nos llevó durante dos semanas, a mi chica y a mí, a recorrer un país tan increíble como Japón. El segundo motivo, sencillamente, es que se trataba de un concierto de los Jolly Joker, una de mis bandas favoritas de todos los tiempos en cualquier ámbito, y para los que me conocéis bien… aquí no hacen falta muchas más explicaciones. Solo decir que, tras 20 horas de avión, llegamos a España el mismo día 6 por la mañana, hechos una puta mierda, sobamos lo que buenamente pudimos en casa (unas tres o cuatro horas), y todavía medio aturdidos por el jet lag, pusimos rumbo hacia Murcia junto a nuestro amigo Kurro. Una pequeña locura, en el estado en que estábamos, que solo habría cometido por pequeño puñado de bandas, pero ellos se merecen eso y mucho más. Por otra parte, tras haberles visto ya cerca de una treintena de veces, uno ya sabe de sobra lo que hay, que su directo es un subidón adrenalínico, y garantía de que, en cuanto empieza a sonar el primer tema, cualquier cansancio físico o mental se desvanece como por arte de magia. Pero no es magia. Es trabajo y dedicación plena, es ese brutal empuje, actitud, pasión y electricidad que la banda es capaz de transmitir como muy pocas he conocido.

Pero ojo, no adelantemos acontecimientos, porque aquellos que compartieron escenario con ellos, también fueron crema de la buena, y solo consiguieron que la noche sumara todavía más enteros. Tal como llegamos a Murcia, fue fácil encontrar aparcamiento en la misma calle. No encontramos a nadie a las puertas de la sala, con lo que deducimos que el primer concierto había comenzado. Por desgracia, tampoco es que dentro hubiese mucha más gente…

Blue Cheese

Con una carrera todavía corta, pero con un sonido muy propio, Blue Cheese fueron los encargados de abrir la velada y lidiar con la escasa asistencia. La sala lucía muy desangelada en aquellos primeros compases de la noche y a lo sumo, una veintena nos plantábamos allí para presenciar una actuación con mucho que decir. Lo cierto es que desconocía completamente a la banda hasta aquella noche, y no es fácil encontrar información sobre ellos en la Red, pero su concierto me sorprendió para bien, me molaron a pesar de no ser exactamente mi rollo. Con el retraso a causa del viaje, entramos con el cuarto o quinto tema sonando. Los músicos habían hecho ya el primer rodaje, y se mostraban bastante sueltos sobre el escenario. Leo, su frontman, se encargaba solo de las voces (de momento), debido a un incidente con su guitarra, que poco después fue reemplazada. Ya con la sección instrumental al completo, seguían descargando cortes como My Sweet Girl, con mucha actitud punk, o Sleepless, en donde las guitarras de Leo y Joe cobraban mucho protagonismo. En su estilo convergen distintas influencias, pero sobre todo, se aprecia una fuerte inclinación por el Punk, el Rock, y en general, el grunge de los 90, con aura indie, y pequeños ramalazos de pop enérgico en algunas de sus melodías.

Su batería Joserra se iba envalentonando conforme avanzaba el setlist, destacando sobre todo en las partes más machaconas, y dejando siempre su huella al final de cada canción. Este último se encargaba de abrir el siguiente tema, junto con esa patada de Joe a su pedalera, y no era otro que You get what you give, el único que, hasta el momento, han registrado. Seguramente, una buena muestra de lo que vendrá con su primer trabajo, que está actualmente en el horno, guitarras distorsionadas, detalles disonantes, bajos insistentes y una voz, a cargo de Leo, que se desgañitaba en esos gritos llenos de rabia y el punk por bandera, igual que sus movimientos. Me sorprendió que llevasen teclista en su formación dado su sonido, y fue Alex quien se encargó, tanto de dicho instrumento, como de los coros. Los redobles y cambios de Joserra contagiaban fogosidad, al tiempo que los punteos de Juan, su compañero en la base rítmica, golpeaban cada vez más en esa recta final en constante aceleración, que nos llevó hasta una conclusión de lo más ruidosa. Sin duda, van por el buen camino dentro de su movida, con un directo de cariz grave, agresivo y macarra que nos dejó buen sabor de boca.

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Salimos unos instantes de la sala, y allí me encontré con mi colega Marcel, con quien hacía algún tiempo que no coincidía, y también con otros como Leandro, Paula, Bill o Angelika, con quienes fue un sincero placer compartir aquella noche. Tras echar un pito, y unas agradables conversaciones, nos metimos para dentro a la espera del segundo round.

White Coast Rebels

Pese al acento inglés de su cantante, y a la plurinacionalidad que existe en su seno, que nadie se equivoque. White Coast Rebels es la banda más gamberra e impertinente que jamás ha habitado la costa blanca. Sitos en Benidorm, y con unos cuantos años de rodaje y cambios de formación a sus espaldas, en su paso por Murcia demostraron que se encuentran más fuertes y decididos que nunca. En este caso, hace ya varios años que les sigo, y no voy a negar que tenía muchas ganas de estrenarme con ellos en directo.

Tantas ganas, de hecho, como aquellas con las que ellos asaltaron el escenario, acompañados de un sonido y volumen muy potentes que hicieron retumbar la sala, tirando de Lock up your Daughters como primer cartucho. Entre coros y gritos, tanto Les Paul (bajista), como Ian Banger y Jonny Hellraizer (guitarrista y voz / guitarra / frontman respectivamente), alzaban sus mástiles a modo de bienvenida, empalmando minutos después con la aguerrida Fuel my Fire, sin permitirnos asumir el primer golpetazo, adelantándose Ian al borde del escenario para escupirnos el solo, y formando un excelente equipo junto a Jonny. Pura electricidad y contundencia a partes iguales que nos dejaron fritos ya con los primeros envites. Eran conscientes del escaso público que tenían delante, pero eso solo pareció envalentonarles más, pidiendo oes ellos mismos y dándolo todo en cada movimiento. Jonny pronunciaba unas palabras (en perfecto español) antes de meterle a I Just Want to Rock n’Roll, el último tema que grabaron allá por el 2020. Y es que precisamente de eso va la movida, de Rock’n’Roll sucio, ‘macarrónico’ y con sabor a bourbon del bueno, pero con un extra de potencia. En la parte central dispusieron una plataforma que dio mucho juego durante toda la noche, y el guitarrista argentino Ian Banger fue el primero en estrenarla, subiéndose encima durante su punteo, provocando y animando a tope, antes de descender a terrenos más melódicos con I Love You, Baby – Baby, una de mis favoritas, que no abandonó del todo su vena más rocanrolera.

Los aplausos desde el público eran cada vez mayores, acompañándoles con varios ‘¡eh, eh!’ en temas como The Way. Jonny no paraba de recorrerse las tablas, con headbanging casi continuo y ostentaciones de su mástil, tocando y cantando de lujo, al tiempo que Les Paul pisoteaba con fuerza el escenario, montando entre todos una fiesta del copón. Desde luego, no se podrá decir que no pusieron todo y más de su parte para levantar calor en la Spectrum. El escenario fue un torbellino constante. Riffs contundentes, saltos y giros, una batería imparable a cargo de David Sabas (el único español en la banda), y sobre todo, una actitud incontestable al nivel de los grandes. Sin embargo, el punto álgido del desmadre no llegó hasta Psycho, bestialmente cañera, y directa a la sien, llena de virguerías a cargo de Jonny y Ian, solos a cascoporro, y un David que se dejó la piel tras los parches, despabilando hasta al más aburrido. Con una intro de lo más motera, Hangin' with the Bad Boys fue otra de las grandes ganadoras del show, tremendamente bailable y descarada, con un solo de Jonny hasta los topes de pasión y unos movimientos de lo más enérgicos por parte de Les Paul, que siempre ponía su grano de arena a la hora de mantener encendido el fuego escénico.

La sincronización y comunión fue total, coros muy bien ejecutados, y una piña constante entre los músicos. Tras unas frases de agradecimiento, anunciaban el último tema (¡¿ya?!), dedicándolo a los políticos, a la policía, y en general, a toda esa gente que nos quiere joder día a día. No fue otra que la ardiente Burn in Hell, afilada como un cuchillo. Jonny cantó como un auténtico diablo, poniendo a prueba su resistencia vocal, arropada por buenos coros de David, Les Paul y Ian, e incitándonos a todos a pegarnos al escenario, donde colaboramos y nos dejamos el cuello con ella. Por suerte, todavía quedaba un último asalto con Power Inside, en donde brillaron especialmente las tres voces delanteras. Incluso hicieron un pequeño ensayo con nosotros para asegurarse de que íbamos a dar el 100% en el tema. Un desmelene total que tuvo su conclusión en un final explosivo, pura dinamita, con David reventando su batería y las guitarras dejándonos los tímpanos hechos papilla. El reprís, que ellos mismos titulan Jingle Balls, puso ese simpático toque navideño, tras el cual, los músicos se colocaban en línea para decir adiós, aclamados con fuertes y merecidos aplausos.

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Nos hicieron sudar como cabrones, por lo que fue un gustazo poder salir a la calle a tomar un poco el aire en la fresquita (que no fría) noche murciana. No nos hicimos demasiado los remolones, pues no nos podíamos perder ni un segundo del que para mí era el plato fuerte de la noche. Y lejos de estar agotado por la paliza de día que llevábamos encima, me encontraba híper motivado ante su regreso a estos lares. Incluso más de lo normal, diría, por el hecho de que este concierto debería haberse celebrado en abril, pero finalmente fue cancelado, lo que implicaba muchas ganas acumuladas. Sí, les he visto dos veces ya en los últimos seis meses, pero cuando se trata de Jolly Joker… ¿qué queréis que os diga? Nunca tengo suficiente.

Jolly Joker

La sala todavía no estaba precisamente llena, aunque más que al principio. Cuando una buena recua de Polinyà del Xúquer (un saludo a todos, i visca la Ribera!) invadió la sala, la temperatura se elevó de golpe, pero el subidón definitivo llegó con la intro que anunciaba el comienzo inminente del show. A partir de aquí, del momento en el que Yannick hizo rugir sus cuerdas para arrancar Sky is so High, todo fue un flujo constante de adrenalina en erupción. Con pantalón y chaleco de terciopelo negro, sombrero, gafas de sol, su aro, y una chulería que se sale de cualquier puto gráfico, Lane Lazy abordaba el escenario, lanzando alaridos y desafiando, pisoteando y dando tumbos. A su izquierda, Andi se dejaba el cuello ante nosotros, con una entrega indiscutible, y muchas ganas de recorrerse el escenario de punta a punta. Está claro que, o empiezan a lo grande, o no empiezan. Otro trabucazo como es Shotgun, primera en sonar de su más reciente “Jolly Joker”, puso las cosas en su sitio, volviendo a transformar el escenario en un hervidero de pasión, utilizando Yannick la plataforma para dar el solo, Andi dando vueltas sobre sí mismo, y Lazy liándose a patadas. La apatía entre el respetable desaparecía de golpe, y cada vez más gente se acercaba para sentir de cerca el calor y el sudor. Tampoco iban a darnos tregua con la siguiente The Chance, una de las grandes sorpresas del set.

En esta gira, de hecho, gracias a esos cambios tan espontáneos e inesperados en sus repertorios, estoy disfrutando de ellos como nunca. Los contundentes riffs de Yannick empastaban de maravilla, tanto con los rudos punteos de Andi, como con la pesadez de la batería, de nuevo comandada por Joan Chilet, que les está echando una mano ante la ausencia de Dani. Como cabía esperar de alguien de su talento, su trabajo fue una rotunda exquisitez durante toda la noche. Momento para Lane Lazy de cargarse a hombros su Les Paul, y contarnos algunas ‘perlas’, con su habitual descaro, antes de arrancar a piñón fijo con World Collapse, y dejar el pabellón vocal altísimo, tocando también de maravilla junto a su amigo Yannick. Con la explosiva entrada de su solo, y la batería de Joan a toda hostia, el concierto llegó a su cenit en este sentido, y para que no decayera la fiesta, nos estamparon esa D.A.M.A.G.E. en toda la cara, felizmente rescatada de su primer “Sex, Booze & Tattoos”. Y vaya putísimo temazo. Absolutamente demoledor con dos guitarras, con la cera que repartió Joan, y especialmente, con esos estallidos en los solos de Yannick, que se erigió como uno de los grandes protagonistas. Personalmente, me voló la cabeza. Formando equipo sin parar entre ellos, dejaban claro el buen clima que se vive en la banda, el gran rodaje escénico, y las ganas de darlo todo, ya sea para 50 o para 2000 personas.

Enough pegó fuerte desde el inicio, con los músicos intercambiando posiciones y luciendo palmito en primera línea. Los perfectos coros entre Yannick y Andi le dieron mucho cuerpo, y Lane se subía a la plataforma para dejar paso a su compañero, con un solo desde las alturas que nos volvió a flipar. La curva ascendente era imparable, y tocó techo (otra vez), con la cabreada Fuck it All. Regalándonos sus mejores poses, el vocalista se comía a bocados el escenario, acercándose, agachándose y arqueando la espalda, con mirada siempre desafiante, y un torrente de voz que ya quisieran tener otros. Hay muchas buenas bandas de Hard Rock en este país… pero no tienen a Lane Lazy, y eso hay que afrontarlo. El ¡eh eh! generalizado y los puños en alto del público, antes de ese descomunal solo de Yannick, hablaron por sí solos. Nos estaban regalando un setlist implacable, increíblemente fogoso, que fue perfecto para mantener arriba el calor de una más bien escasa audiencia. Personalmente, era justo lo que necesitaba para quitarme de encima el cansancio, y los empujones vinieron por todos los lados, con esa Perfect Life más sleazy (mira que llegan a tener poca vergüenza sobre las tablas, jeje), o la más rocanrolera Little Cadillac, cuyo trabajo a la batería fue impecable, pero no más que el solo de Yannick, con un estilazo, porte, clase y elegancia para caerse de espaldas, incluido ese paso del pato que nos regaló. Insisto. Hay un puñado de buenas bandas hardrockeras en la península… pero les falta Yannick.

Calzándose de nuevo su sombrero durante Motor, Lane Lazy se acercaba vacilón, contoneándose y dando vueltas, hasta el límite del escenario, con ese desparpajo que le convierte en un frontman insuperable, sin recortar en espectáculo aunque la sala presentase un aspecto algo tristón. Si eso no es sentir hasta el tuétano lo que haces, que alguien me diga qué es. Tras algunos temas sin ella, el cantante se colgó de nuevo su guitarra. Era algo que repercutía considerablemente en el sonido, pese a que no tuvieron el mejor que les he visto. Joan avisó en repetidas ocasiones de que su bombo petardeaba, y las voces sonaban a ratos demasiado bajas, mientras que, por el contrario, el bajo de Andi gozó de mayor presencia de lo habitual. Pero la experiencia siempre es un grado, y sortearon con mucha holgura cualquier problemilla que se les presentó. Con Broken Glass, además de otra sorpresa mayúscula, llegó para mí el momento más profundo del show, que llevó mis emociones hasta el límite. No podéis imaginar cuántas ganas tenía de escucharla en directo, siendo para mí, y de lejos, el mejor medio tiempo que han compuesto nunca. Unos instantes de reflexión, donde las poses y las impertinencias habituales dejaron paso al recuerdo de quienes ya no están. Bajó el ritmo, pero en ningún caso la intensidad.

Recuperando la cadencia de golpe y porrazo, siempre es un puto placer vibrar al ritmo de Blood Velvet. La electricidad volvió a adueñarse del escenario, las constantes poses y movimientos de Yannick me recordaban a Dregen (Backyard Babies), y este, ni corto ni perezoso, volvía a subirse de un salto a la plataforma, con los humos muy subidos y la actitud siempre por encima de todo. También cambiaba de guitarra justo antes de anunciar I Just (Wanna Kiss You), un corte tremendamente especial para mí. Pero antes de arremeter con ella, dedicamos una sentida y multitudinaria felicitación a la siempre adorable Angelika en el día de su aniversario. Unos chupitos sobre el escenario, y a continuar la fiesta con armonías vocales muy guapas, desparrame de clase y gamberrismo. I Don’t Care, es sacarle a la vida el ‘middle finger’. Tal cual. El tema me sonó especialmente potente, sobre todo en lo que a las guitarras respecta, y Yannick no hizo sino bordarlo con su solo de rodillas. Por su parte, I Wanna Go nos puso las pulsaciones a 100 por hora. Otro bofetón de puro sleazy, ruidosa, macarra, desafiante, con Andi pasándoselo teta con el headbanging, Lazy maltratando su micro, y Yannick completamente tirado por los suelos, haciendo gala de su infinita y contagiosa pasión. Sin ni siquiera despedirse, salieron escopetados hacia los camerinos… pero aquello estaba (por suerte) lejos de terminar.

Con las siempre tronchantes palabras del guitarrista, la emprendían a saco con otro temazo de la talla de I Am Rock N Roll, petado de actitud, desmelene y patadas en el aire, continuando sin casi respirar con Hey You, haciéndonos gritar de lo lindo. Saltos, despatarres, provocación sin límites… lo de esta gente es un no parar, hasta el punto de que es antinatural tenerlos delante y quedarse quieto. Y cuando ves a Yannick y a Lane juntos, codo con codo, juntando hombros o espaldas, o usando el mismo micrófono… joder, ESO es esencia de Rock’n’Roll en su máxima expresión. En esta última, además, Lazy nos brindó los mejores gritos de la noche, antesala idónea para el gran final protagonizado por la liante y guitarrera Rockin' in Stereo, con todo lo que ello conlleva. Casi toda la gente se acercaba hasta primera fila, acompañando al vocalista en esos últimos alardes de resistencia física y cantando con él, mientras a su diestra, Yannick descargaba su solo, elevando el mástil, tirando de tapping y luciéndose a lo bestia con un entusiasmo que parecía no tener fin. Entre peticiones de ‘otra, otra’ llegó la despedida definitiva de los grandes triunfadores de la noche.

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Así es un concierto de Jolly Joker, y da completamente igual que toquen en un festival, ante miles de personas, o en una sala que debería haber estado mucho más concurrida, porque al final, la ilusión y el empeño que ponen en cada tema, y hasta el último segundo del show, siempre va a ser el mismo. Nunca van a dar menos del 100%, y solo este hecho, ya les hace merecedores de todo el respeto y devoción que pueda tener hacia ellos. Son sencillamente insuperables.

Posiblemente sea mi último concierto de este 2025, pero si es así, no podría haber deseado nada mejor. Con la descarga eléctrica todavía corriendo por las venas, aún tuvimos el gran placer de compartir un rato con ello (la dedicación hacia sus fans es otra de sus muchas virtudes) después del concierto, y con la gente tan simpática de Polinyà. Entre unas cosas y otras, llegábamos a casa pasadas las 5 de la mañana, reventados hasta el límite, con las fuerzas justas para mantenernos de pie. Y ahora sí, AL FIN, tocaba un merecido descanso, después de dos semanas durmiendo 5 o 6 horas por noche.

_|,,| JaviMetal (Is The Law) |,,|_

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