Ampollas en los pies, dolor de cuello y espalda, morados en varias partes, cansancio acumulado… pero felicidad en su estado máximo, tras un par de días de relax bien merecidos después de esta empalmada brutal que me llevó, junto con la mejor gente del mundo, a través de dos de los mejores festivales de Metal del mundo: Wacken y Metalcamp, seguiditos, tan solo con unas horas de viaje entre uno y otro. El ya habitual día en Ámsterdam previo a la llegada a Wacken fue revitalizante, visitas, cervezas, risas, canutos… pero el momento de llegar a tierra santa fue tan especial y deseado como cualquier otro año anterior. Una vez allí empezaba realmente lo bueno. Ya no había marcha atrás, y una vez plantadas tiendas, toldos y establecerse en el sitio, era hora de empezar esta gigantesca odisea de 9 días seguidos de agotador pero a la vez gratificante festival.
El día de apertura, como suele ser habitual, está reservado para las bandas ganadoras de la Metal Battle, algún otro grupo y poco más, por lo que lo dedicamos a conocer gente, aunque cada vez repetimos más y el ambiente fue muy familiar desde el principio. Tampoco viene mal, para airear la mente del cansado viaje, coger algunos litros de priva y echárselos entre pecho y espalda, con conversaciones absurdas, locuras varias y muchas risas y momentos de desfase, lo cual, bien pensado, es tan agotador como un día de conciertos.
Respecto a las actuaciones en sí, poca cosa que contar de este primer día, tan solo hacer un repaso al único concierto al que acudimos, el de los españoles (como viene siendo tradición). En esta ocasión fueron los Ravenblood, banda catalana de viking / death metal, ganadores del concurso de bandas como ya he dicho anteriormente.
La puesta en escena no estuvo nada mal, aparecieron vestidos con unos hábitos de monje y poco después empezaron a repartir caña. Los escasos veinte minutos que tenían para tocar no dieron para mucho, los temas estuvieron bastante bien, pero el horrendo sonido empañó por completo la actuación. Los temas que allí tocaron me sonaron bastante distintos a los que en su día escuché en el myspace de la banda, donde se apreciaban mucho más los toques folk de su sonido. La verdad es que no es plan de comparar porque son estilos totalmente distintos, pero los Exquisite Pus del año pasado se comieron literalmente a estos Ravenblood en cuanto a la calidad del concierto en general. También me di cuenta de lo nefasto de la idea de poner los escenarios bajo las carpas: el sonido de todas las bandas que vi actuar allí fue bastante malo.
Tras el concierto y unos cuantos cubatas más, fuimos al Metalplace, lugar de obligada visita para escuchar música a toda hostia (aunque aquella noche la tenían muy baja por ser la primera) y tomarse unas birras que serían las últimas del día, pero con un ambientazo genial, gracias al buen rollo que se respiraba entre la gente que allí estábamos.
_|,,| JaviMetal (Is The Law) |,,|_
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