lunes, 17 de junio de 2013

Más Ginetarock, ¡¡por favor!! (Salón municipal, 15-Junio-2013, La Gineta, Albacete)

El tiempo no va a darme tregua. Llegué hace unas cuantas horas de un intenso festival, el ya tradicional Ginetarock, pero este mismo miércoles escucharé la llamada del Hellfest, así que antes de que las sensaciones vividas en el festival manchego pierdan intensidad, voy a contaros con todo detalle lo que fue aquella mágica velada de anoche, llena de momentos inolvidables, intensos, actuaciones para quitarse el sombrero con músicos deslumbrantes y colegas que se presentaron allí por sorpresa. Recuerdos especiales a Miguel Ángel, a los miembros de su banda X-trueno y a toda la peña que conocí, ¡gracias por acogerme y pasar unos ratos tan agradables con vosotros! Porque, desafortunadamente, una vez más me tocó acudir al festival con mi mejor compañero de fatigas metaleras: el GPS, y esto no es demasiado consuelo. Es lo que tiene tener colegas con tanta “vitalidad” y “ganas de fiesta” (nótese el descarado sarcasmo…) Pero bien, aparte de este detalle que tampoco es novedad, ya que es el 4º Ginetarock al que acudo solo, todo salió a pedir de boca. Una vez más olé tus huevos Gineta, uno de los festivales con más carácter, más actitud y a la vez más humildes y populares de cuantos se celebran en nuestro país, que se ha ido forjando su propia fama gracias a carteles llenos de sorpresas y grandes nombres sin tener que cobrar la entrada a 50 euros ni el litro de cerveza a 8. Desgraciadamente en este jodido país estas cosas no salen rentables, así que casi todo esto se monta por el puro rock’n’roll. Y además, no todos los días se presenta la ocasión de ver un cartel con cinco grupazos a los que nunca antes había visto pero conozco muy bien (especialmente Firewind, ¡¡si no los veía ya de una puta vez, reventaba!!) y Ankhara, a los que no veía desde el año de su separación (2004). El atractivo de todo esto compensa mil veces el hecho de tener que ir solo.

Celtibeerian. A pesar de que cualquiera diría que provienen de tierras gallegas o incluso irlandesas, no hace falta irse tan lejos para descubrir esta banda de folk metal con toques vikingos en la voz a pesar de que con tan solo un disco tengan un sonido tan definido. Tras darle unas cuantas escuchas a su disco aumentaron inmediatamente las ganas de verles en directo. Ellos fueron los encargados de abrir para mal o para bien, pero este año la sorpresa fue agradable cuando entré al Salón Municipal de La Gineta donde se celebra el festival todos los años al comprobar que la afluencia de gente era mucho mayor que otros años, al menos para ver la primera actuación. Lógicamente a estas horas la gente no puede responder igual que si fuesen las 9 o las 10 de la noche, pero aun así se formó una buena piña en las primeras filas. La banda no dejaba de animar, especialmente el cantante-bajista Gus, que además de saltar y bailar, no dejaba de pedir colaboración. Los sonidos folk fueron marca de la casa, aunque por lo visto, debido a una accidente de última hora su gaitero no pudo actuar, sustituyendo sus líneas instrumentales por las del violín de la guapa Patricia y del de el guitarra rítmica del grupo, un multiinstrumentista que lo mismo tocaba guitarra que violín eléctrico. Incluso llegaron a pedir un wall of death con el último tema, llamado The Great Feast (si no me falla la memoria) que interpretaron tras todo un himno a sus tierras. La gente andó algo perdida respecto a la “pared de la muerte” pero sin duda lo pasamos en grande saltando con los festivos ritmos de la banda. Por problemas a la hora de encontrar aparcamiento llegué con el concierto ya empezado, pero pude disfrutar de gran parte de su esencia. Puede que este estilo ya esté un poco desgastado por la cantidad de bandas que han salido en poco tiempo pero… ¿que mejor rollo para empezar a animar la fiesta que estos Celtibeerian?

Delyriüm. Con lo joven que era la tarde y ya llegaba a escena una de las bandas que para mí eran plato fuerte. O al menos, uno de ellos, porque con un cartel así se puede tener problemas serios a la hora de elegir mejor actuación. Desde luego, Delyriüm no solo cumplieron mis expectativas con creces, sino que las desbordaron. No solo por su vocalista, que en estudio me suena bien pero es en directo donde se puede apreciar claramente su notable potencial y por supuesto sus dotes escénicas. Tampoco es solo por su guitarrista y creador de la banda Art Rodríguez, siempre concentrado en su instrumento para sacar lo mejor de él y dejarnos embobados especialmente en temas como Al Final Del Laberinto, fantástico temazo en el que se explayó a gusto con una demostración de técnica realmente memorable, movimientos suaves y rápidos y una cantidad de detalles incontable. Comenzaron con Tu Voluntad, donde ya despuntaron instrumentalmente, seguida de Nunca más que, a pesar de no haberla escuchado todavía, me pareció de lo mejorcito y por supuesto Forgotten Worlds, temazo de casi 10 minutos en donde Juan Antonio tuvo oportunidad de  utilizar todos y cada uno de sus registros vocales y fue aquí donde me convencí de que este hombre tiene futuro… No solo hace gala de un rango sorprendentemente alto, si no que tiene mucho más autodominio en su voz en directo de lo que demuestra en disco. Y… ¿para qué vamos a hablar ya de Roberto Cappa? Todos le conocemos de sobra por su banda principal, Dark Moor que, siendo mi banda de metal nacional favorita, le tengo muchísimo respeto, pero tenía ganas de ver hasta donde podía llegar en una banda de metal progresivo. De hecho, acaparó gran parte de mi atención en la mayoría de temas. Las baquetas parecían una prolongación de sus manos, en el doble bombo es un maestro y en cuanto a potencia de pegada tiene muy pocos rivales en esta país, así de sencillo. El teclado aportaba mucha más progresión a los temas que en su mayoría tenían una estructura bastante compleja, y gran trabajo también de Javier Palacios (ex-Centinela entre otros) con un guapísimo  bajo de seis cuerdas, que sustituye a Mario García en la anterior formación. Para la recta final, un sorpresón mayúsculo de la talla de Set the World on Fire (Symphony X), otra demostración de técnica y potencia, tanto vocal como instrumental, un solo clavado nota a nota (monstruoso Art Rodríguez) y un grito final de los que te taladran la cabeza. Cuando uno se enfrenta a músicos de esta talla y habiéndome maravillado con su disco, no se puede esperar menos en directo, bravo por ellos, y espero volverles a ver pronto.

Sinbreed. Así casi sin darnos cuenta, ya nos habíamos “comido” un par de actuaciones. Y es que con Miguel Ángel y sus colegas el tiempo pasó volando, si es que no pasa ya lo suficientemente rápido cuando estás disfrutando de unos conciertos de nivel como los de anoche. Sinbreed marcaron la salida al escenario de la primera banda extranjera de la noche. Los alemanes vienen precedidos por el renombre concretamente de dos de sus miembros concretamente de Marcus Siepen y Frederik Ehmke, guitarra y batería respectivamente de Blind Guardian. No se puede esperar otra cosa que batería trepidante y veloz y riffs clásicos de metal alemán, con un vocalista, Langhans que también está ya rodado por este mundo, y cuyo tono de voz me recuerda en ocasiones al de Andi Deris (Helloween) por ese timbre tan particular, que se vuelve más al estilo de, por ejemplo, Charlie Huhn (ex -Axel Rudi Pell) que es donde de verdad me encanta su estilo. Con esa característica simpatía tan “Made in Germany” no les fue muy complicado ganarse a la peña, especialmente a través de su vocalista. El running order del festival dio los primeros lugares a bandas noveles, y esta realmente lo es, ya que solo cuentan con un trabajo discográfico llamado “When Worlds Collide”. Realmente no supe de la existencia de esta banda hasta que la confirmaron en el cartel ya hace poco menos de un año. La sensación que tuve de su directo fue similar a la que tuve al escuchar su disco por primera vez. En las primeras oportunidades que le di me pareció un cd algo plano y falto de carisma, pero poco a poco sus estribillos y demás te atrapan irremediablemente. A la gente que no les conocía creo que le sucedió algo parecido, porque al final todo el mundo agitaba los pelos al ritmo de la aplastante batería de Frederik mientras el bajo se curraba unas melodías bastante coloristas (me gustó bastante la forma de tocar de este músico). Como ya he dicho, la simpatía y comunicación del vocalista Herbie estuvo siempre presente, pero también puso todo el corazón y la garganta en desgranar uno a uno los temas de su disco. Un pequeño interludio en Dust to Dust para que la gente colaborara y gritara varias veces su estribillo, primero chicas, luego chicas, luego todo el mundo… ¡y a muerte! Para mi gusto la selección estuvo muy acertada, especialmente con Newborn Tomorrow, la más  melódica  When Worlds Collide y ya para el final Book of Life, (una de las que más triunfó), mis temas favoritos del disco, e incluso nos dieron la oportunidad de escuchar algo de su próximo trabajo: Reborn se llama el tema.

Firewind. Personalmente Sinbreed me dejaron encantado. Algunos comentaron incluso que los Firewind lo iban a tener complicado para superar una actuación tan movidita. Sin embargo, yo creo que pocos (por no decir nadie) se esperaban el concierto tan brutalmente estremecedor que nos iban a deparar estos. De verdad, no podéis imaginaros las ganas que tenía de, en primer lugar (obviamente) verles en directo y en segundo escribir una crónica sobre ellos. Desde que les conocí, con el “Alliegance” en 2006, ya era fácil adivinar que esta gente iba a llegar muy lejos. Pero ni aun siguiéndolos tanto tiempo, ni conociendo todos sus discos, la mayoría tremendos, me esperaba un concierto así. Ya tuvieron su telón de fondo durante todo el festival (algo que no se si me llegó a gustar por las otras bandas…) y la espera, realmente, no se hizo larga porque pudimos disfrutar de actuaciones de nivel hasta ese momento. Pese a que su último trabajo no me parece lo mejor que han hecho, creo que el tema que se marcaron para abrir fuego fue ideal, Wall of Sound, batería galopante (a cargo de Johan Nunez, el miembro más reciente de la banda) para empezar a armarla por todo lo alto. Gus G de momento ocupaba la parte izquierda del escenario, como medio en la sombra, sin hacer demasiado ruido. Pero conforme fue llegando el momento de los solos, en Head Up High y sobre todo en Destination Forever, que puso a la peña a parir, empezó a tomar casi todo el protagonismo del concierto. Cuando Gus tocaba, nosotros callábamos, nos limpiábamos bien las orejas, y escuchábamos. Es lo único que se puede y se debe hacer ante tanta maestría, ante esos retorcidos solos, esa velocidad fulgurante y sobre todo, esa pasión eléctrica de Gus cuando hace hablar a su instrumento, hace brotar de él auténticas maravillas de las que uno no sabe muy bien como calificar, verle en directo es estar ante una potencia atronadora y una pasión desbordante. Un fuera de serie sin ninguna duda, realmente impresionante e impactante. Algunos temas más tarde, entre ellos World on Fire si no me equivoco, llegó, ahora sí de verdad, su momento triunfal, y donde todos, por pura obligación, irremediablemente nos tuvimos que arrodillar ante él con The Fire and the Fury, tema instrumental de su segundo disco que no esperaba ni de lejos y fue uno de los mejores momentos de todo el festival. Lo único que me jode de esos momentos es como la gente puede estar más pendiente de grabarlo con el móvil que de babear con cada una de las notas, porque pocas veces se tiene el privilegio de ver algo tan bestial como fue aquel solo, precedido por otro improvisado. El estribillo de Till the End of Time resonó tan fuerte entre nosotros que la nave entera parecía colapsarse.

Disfrutando sin parar y todavía quedaba mucha juerga, mucho virtuosismo y muchísimo headbanging. Porque en realidad, a pesar de que Gus G. acaparaba la gran mayoría de las miradas, había alguien que también requería mucha atención. Hablo del nuevo vocalista que sustituye a Apollo, vocalista en los 4 últimos álbumes. Yo ya conocía a Kelly Sundown de una banda de metal con tintes progresivos llamada Darkology y sabía que vocalmente era una máquina de matar, con un vozarrón penetrante y con un rango enorme. El problema era como se adaptaría a los temas, todos ellos escritos antes de su llegada. Pero las dudas fueron efímeras. En cuanto vi como se movía como pez en el agua sobre el escenario, con esa clase, actitud y seguridad en sí mismo, sabía que no fallaría. Puede que algunos temas sonasen algo raros por el cambio (como por ejemplo la reciente Losing my Mind, muy “hecha” para la voz de Apollo). Pero por todo lo demás, y lo digo sinceramente después de haber vivido aquello, creo que la elección ha sido perfecta y es posible que hablemos del mejor vocalista que ha pasado por el grupo. Y por otra parte, y sin olvidarnos de Petros Christo (bajista) que también hizo un trabajo fenomenal, trasladémonos a la parte derecha del escenario. Bob Katsionis. Madre mía… y madre mía. Y todos pensábamos que Gus G. iba a eclipsar totalmente la parte rítmica de las guitarras. En cuanto Bob comenzó a soltarse… se nos cayeron a todos los cojones al suelo. De la parte solista no participó tanto como su colega, pero cuando lo hizo… que bestia es ese hombre. He visto teclistas y guitarristas rítmicos grandiosos, pero en la vida que llevo de conciertos había visto a alguien tocar con tanta maestría… ¡¡los dos instrumentos a la vez!! ¡¡Y además, unos solos tremendos a dos manos!! Pffff… que bárbaro. Creo que ya os he dado detalles suficientes para que os podáis hacer una ligera idea de lo que fue aquel concierto, pero ni aun así llegáis a imaginar ni la sombra. Simple y llanamente, uno de los mejores conciertos que he visto nunca, con uno de los mejores guitarristas de de este jodido universo. Fueron demasiadas emociones, demasiado virtuosismo y pasión para un concierto cruelmente corto.

Puestos a pedir, algo del “Forged by Fire” (si me llegan a tocar Tyranny, uno de mis temas favoritos del grupo, ya es que la palmo allí vamos) o algo más de protagonismo de un discazo algo olvidado como el “Days of Defiance” (un Heading for the Dawn, sin ir más lejos, hubiese partido). Como colofón final, otra sorpresita que no esperaba, su particular versión del clásico tema Maniac (de Michael Sembello, uno de esas canciones que todo el mundo ha escuchado en alguna ocasión) incluido en su disco “The Premonition” para acabar de reventar aquel jodido pabellón cantando alto y fuerte (hasta la mismísima afonía) Falling to Pieces, donde todos los músicos se quedaron bien a gusto. Increíble ver de primera mano lo sobradísimo que llegó Kelly hasta el final del concierto. Ahora si que puedo decir que quien no haya visto este concierto no tiene ni idea de lo que se ha perdido. Si tenéis la oportunidad alguna vez, haceros ese gran favor e id a verles.

Ankhara. Precisamente ellos eran la otra gran razón por la que estuve allí esa noche. Y es que ha sido una banda que tuvo una carrera injustamente corta para la incalculable calidad que atesoraban como banda. Desde aquel viñarock del 2004 cuando les vi han llovido nada menos que 9 años, y por fin, desde que anunciaron su gira de reunión, supe que en Ginetarock sería mi primera oportunidad para verles de las tres que voy a tener este verano (Rock Arena y Leyendas del Rock). Llegado el día, ya haré una valoración global y comparativas entre cada una de las fechas, pero como todos los conciertos sean igual que el que dieron anoche… esto va a ser espectacular señores. Imagino lo que tendría que ser para Cecilio, mítico solista de la banda, volver a estar arriba de las tablas con Ankhara después de tanto tiempo, o para el más regordete Chechu que ocupaba la batería… en definitiva, tenían que demostrar que su vuelta iba a dejar huella, que estaban felices de estar ahí otra vez y  que esto puede ir para largo. Yo espero que así sea, porque lo demostraron con creces. Pacho Brea ha continuado en activo con su banda Hybris, así que su voz no se ha quedado helada precisamente, de hecho sorprendió y mucho como su voz aun conserva esa fuerza. Dieron mucho protagonismo a su primer álbum, en contra de todo pronóstico, al menos del mío. Yo apostaba más por el “Sombras del Pasado”, del que me quedé con muchísimas ganas. Empezaron siguiendo el orden del “Dueño del Tiempo”, con los tres primeros temas, crecientes en intensidad tanto musical como en respuesta del público. Sorprende también que la mayoría de peña se supiera las letras de pe a pa después de tanto tiempo. No tardo mucho en llegar el momentazo del concierto, que digo del concierto, podría decir uno de los MOMENTAZOS de todo el festival con Jamás. En cuanto empezaron los primeros arpegios, más lentos de lo normal, se me pusieron de punta hasta los pelos de la barriga... Y es que este tema guarda un significado muy especial y personal para mí. Pacho lanzó aquí sus primeros agudos “serios” demostrando que su voz se encuentra en un estado envidiable, aunque noté que algunos temas han sido bajados algún que otro tonillo para facilitarle las cosas.

Por ejemplo Océanos de Lágrimas, otra elegida del disco “II”, mi favorito. Aquí puso al límite su garganta y salió muy bien parado, llegando hasta notas altísimas. Aunque yo creo que a quien más ganas había de ver era al gran Cecilio, un virtuoso empedernido que ya dejó huella en su día y dio mucho que hablar. Es complicado compararlo con muchos guitarristas… su técnica me pareció única, muy personal y característica. Viéndolo tocar, te das cuenta lo complejos que pueden llegar a ser algunos temas de Ankhara en realidad. Los dedos quietos ni un solo segundo. Y encima, con la complementación de otro guitarrista soberbio como es Alberto Marín (Hamlet) quien lejos de limitarse a desempeñar funciones de “simple” guitarrista rítmica, se marcó unos solos para mearse encima, mano a mano con Cecilio. A pesar de que estuvo en Ankhara en sus primeros años y no en los últimos, fue el elegido para la reunión, y la verdad es que fue un gustazo comprobar el nivel que puede llegar a tener… ¡¡menudo pedazo de máquina!! Seguían cayendo temas del primer álbum (Hasta el Fin y Mente Atormentada) y la gente cantándolos a pleno pulmón mientras Pacho no paraba de animar y pedir palmas y gritos, aunque en ocasiones estuvo quizá demasiado exigente con la peña, que ya estaba rota por el cansancio, pero que aun así respondió maravillosamente. Otro tema que siempre me ha encantado, No Digas Nunca, un estribillo lleno de fuerza, rítmica muy virtuosa y con mucho mensaje. Hicieron una versión, aunque desafortunadamente no era la que yo esperaba, su conocida versión de Toto del Hold the Line. En su lugar, hicieron el Night Crawler de los Priest, otro temazo por supuesto, pero me quedé con ganas de la otra para rematar el trabajo. Para los bises, No mires atrás estuvo genial (comentar el detalle de que tuvieron que empezarla dos veces jeje), gran tema de su, una vez más, “Dueño del Tiempo”, y como único representante de su “Sombras del Pasado”, Acordes mágicos, que por otra parte estaba claro que iba a caer, y que fue coreada con fuerza por la gente ya totalmente exhausta. Pues tal cual fue, ni más ni menos, un conciertazo en toda regla. Si mi pequeña queja sobre el setlist fuese considerada, les quedaría algo todavía más redondo. Si alguien quiere verlo, yo mismo lo subí aquí.

José Rubio’s Nova Era. Conocido últimamente por su poca estabilidad y corta duración dentro de los proyectos en los que se ha embarcado (Warcry, Dunedain… etc) y, por supuesto, porque dentro de lo nacional hay que reconocer que José Rubio es un guitarrista con una calidad y un nivel tremendo, parece que por fin ha encontrado la estabilidad que tanto se merecía y buscaba. Su primer disco con esta su propia banda data del 2012, muy reciente, pero ya ha dado muchísimo que hablar. Parte de “culpa” la tiene el propio José. Su inspiración en este disco se ha desbordado literalmente, y ha sacado al mercado una auténtica joya cuyos temas, todos ellos, son una auténtica pasada, tanto los instrumentales como los cantados por Ronnie Romero. Quien no conozca a este hombre todavía, que se vaya tatuando su nombre desde ya mismo, porque es uno de los mejores vocalistas latinos que he escuchado en mi vida. De la escuela de los maestros del do de pecho, Ronnie posee un timbre sencillamente espectacular, un cruce con un estilo arrasador entre las voces de Dio, D. Coverdale, Johnny Gioeli, Mark Boals…y os aseguro que no exagero en absoluto. De todas formas, también era la primera vez que veía a la banda en vivo, así que tenía que demostrar cara a cara frente a su público sus geniales dotes. A pesar de que Pains of Hell sonó como un auténtico trueno, mucha gente parecía no enterarse de que había comenzado el concierto ni de que pedazo de banda tenían enfrente. Con Necromancer empezó todo a coger color, los pocos que quedábamos en primeras filas nos dejábamos la voz en un fútil intento de imitar al sr. Romero y dar caña hasta caer de rodillas. Les costó Dios y ayuda levantar los ánimos pero poco a poco lo iban consiguiendo y a la par que la voz de Ronnie se iba calentando, ganando poco a poco en potencia y definición, el bajista Emilio siempre en primera fila y sonriente (y demostrando una gran habilidad también) y a los teclados José Manuel Valugo creando las soberbias ambientaciones que podemos apreciar ya en disco. No tardó en aparecer la primera versión de la noche, aunque primero nos hizo dudar si sería Heaven and Hell, al final para sorpresa y jolgorio de los fans del gran guitarrista, sonó The Masquerade Ball de Axel Rudi Pell, muy apropiada para el sonido de la banda pero sobre todo para el poderoso vozarrón de Ronnie, quien la interpretó a la perfección, al igual que haría poco más tarde en la potentísima My Own God, para casi terminar ya el concierto con To the End. Pero no nos precipitemos, porque todavía quedaba la versión del In the Still of the Night (Whitesnake) que fue la que más hizo vibrar al público. Cuando se acercaba la hora de terminar, anunciaron que iban a tocar el por ahora único tema desvelado de su próximo disco, llamado After All, que ya conozco casi de memoria y cada día que lo escucho me gusta más, un Ronnie totalmente suelto y como no, un gran solo de José Rubio. Como el inminente cd siga esa línea… ¡¡nuevo discazo a la vista!! Una pequeña parte solista por parte de Jose para mostrar una vez su talento, el Rock You Like a Hurricane (Scorpions) y por supuesto, Lights and Shadows, su mejor tema a mi entender, donde incluso apareció un gran amigo de la banda para tocar las partes de violín, puso el broche de oro a una actuación cuya mayor desventaja fue ser presentada a unas horas tan avanzadas, pero pese a todo la banda, a base de buen hacer y mucha energía supo ganarnos del todo.

¡Nos vemos el año que viene sin falta, Ginetarock!

_|,,| JaviMetal (Is The Law) |,,|_

Javimetal666's Ginetarock 2013 album on Photobucket

2 comentarios:

  1. OLE Y OLE LOS QUE ADORAMOS ESTE PEDAZO DE FESTIVAL TE DAMOS LAS GRACIASSSSSSS 1BESAZO DE LAS ESTANQUERAS..........

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  2. Gracias a vosotras "estanqueras" por leerme :D yo también adoro este festival y espero poder seguir yendo por muuuuuchos años!

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