Que ganas de que llegara este fin de semana, que como suele pasar con las cosas que esperas con más ansias, ha pasado más rápido de lo deseable, eso sí, dejando unos recuerdos intensos e inolvidables por haber podido ver unos conciertos de tal magnitud pero también por toda la gente que me acompañó y que hicieron que todo fuese aun más grande. Sonisphere 2013. Hacía muchos años que no acudía a un festival español grande. Juré no hacerlo después de tantas experiencias infames con las cutre-organizaciones made in Spain, pero particularmente esta ocasión era ineludible y tenía que hacer el esfuerzo sí o también. Eso sí, la organización como siempre petando por todas partes, a pesar de que hubo cosas positivas: el acceso a la entrada fue bastante fluido y sin aglomeraciones y el recinto me parece idóneo para realizar este tipo de eventos tan grandes. Quitando la zona del concierto, que estuvo continuamente abarrotada de peña, en el resto del recinto se podía descansar y reposar las cervicales tranquilamente, había grandes zonas de sombra (algo realmente impagable), muchos servicios bien distribuidos y varias carpas de bebida bastante grandes. La cara negativa, como siempre, son aspectos pendientes de pulir si alguna vez se quiere realizar aquí algo al mismo nivel o parecido al de los festivales internacionales. Las opciones de comida eran bastante escuetas; aunque había opción vegetariana, todo costaba 5 euros del ala, bocadillos hechos con pan de chicle de a saber cuanto tiempo, hamburguesas raquíticas y unos kebab que daban auténtica risa, todo a precio de oro. En el tema de la bebida la cosa ya era dramática. 3 euros por un vasito de cerveza, 2 euros por una botellita de 20 cl. de agua y nada menos que ¡¡¡8!!! Euros por un mini de calimocho (no un litro, no nos engañemos). Otra cosa que no me hizo ni puta gracia fue observar como el primer concierto ya había empezado cuando no había dentro del recinto ni la mitad de gente.
Para cualquier fan de cualquiera de las bandas que formaron parte de tan magna ocasión, es un sacrilegio imperdonable haberse perdido este festival, pero sobre todo para aquellos adoradores de Iron Maiden, que venían rememorando aquella mágica gira del “Maiden England” y fueron las estrellas absolutas de la noche. Sí le añadimos al mismo paquete unos imprescindibles del thrash metal como Megadeth o Anthrax, algunas curiosidades como Ghost o Newsted y la primera ocasión de ver a Avantasia en España perderse esto es un auténtico pecado para cualquier metalero que se precie. Ahora mismo (día 2 de Junio), con el cuello y la espalda hechos polvo, las piernas que no responden bien y cansancio a pesar de haber dormido más de 12 horas, me alegro de haber tomado la decisión correcta; allí vi cosas que probablemente solo sucedan una vez en la vida y no solo hablo de conciertos en concreto, o conversaciones interesantes, hablo de sensaciones incomparables en temas que marcaron la noche, del Whiplash de Newsted, del Afraid to Shoot Strangers de Maiden, de la voz de Belladona, de Eric Martin…. Vamos a ir poco a poco. Empecemos la movida.
Voodoo Six tuvieron el honor de inaugurar la cartelera de Sonisphere 2013, y ya adelanto que fue la banda que más me gusto de las tres primeras, las menos conocidas del cartel. Era la única de ellas de la cual había escuchado unos cuantos temas para ir sobre seguro. A pesar de su juventud como banda, demostraron mucha clase durante todo el concierto, con un sonido poderosamente setentero, palpable sobre todo en las guitarras y en la voz de su cantante, con un estilo muy clásico y un tono personal de los que dejan huella; sin ser una voz realmente espectacular, conseguía transmitir bastante fuerza en su estilo. Una lástima haberlos pillado ya empezados, pero de su corto setlist hubo temas que me llegaron bastante.
Como contrapartida, October File, que les siguieron encima del escenario, me dejaron bastante frío, a pesar de no poder emitir una crítica 100% fidedigna ya que los vimos desde bastante lejos. Se autodefinen como una banda de post-punk, practican un estilo tirando a moderno que no terminó de cuajarme, en ocasiones me daba la impresión de que los temas eran un tanto descontrolados y el estilo vocal tampoco fue lo mío, aunque como actuación no estuvo mal: hubo mucho ajetreo entre ellos y consiguieron reunir a un buen número de gente, ahora que la mayoría ya estaba dentro del recinto. Los amantes de la caña con toques modernos fueron los que más gustaron de su actuación.
Red Fang formaba parte también de las bandas destinadas a calentar los ánimos del festival en calidad de, digamos, teloneros, ya que las tres tenían una historia bastante corta, aunque esto no quiere decir que no demostraran calidad en sus respectivos estilos. Debido a que nos encontrábamos en la zona de la sombra, también les vi desde bastante lejos, pero viendo su estilo tampoco me llamaba meterme delante con todo el lorenzo que caía. El espíritu de los 90 estaba bien presente en ellos, algo que de primeras no me animaba mucho ni entra en mis gustos. Más concretamente, el stoner era lo suyo, unos riffs pesados y algo repetitivos y melodías vocales acordes a este género. En el escaso tiempo que tuvieron para tocar también congregaron a bastante peña, tocando temas (imagino) de sus dos discos sin ninguna versión conocida.
Tierra Santa. Con muchas ganas esperaba la actuación de los riojanos. Recuerdo la última vez que les vi en Leyendas de hace un par de años y la gran actuación que se marcaron. Y es que reconozco que siempre he sido devoto de esta banda desde que les conocí con el Tierras de Leyenda hace ya bastantes años. Sin destacar en absoluto como músicos, si que han establecido un estilo muy personal que con los años han ido modificando pero sin perder la esencia. Aunque desafortunadamente no puedo decir lo mismo de su último trabajo, que me ha dejado con un sabor de boca demasiado agridulce. Todavía hacía mucho calor cuando empezaron su concierto, y el tema elegido fue Más Allá de la Vida. Mal, muy mal. Tema lento, descolorido y sobre todo, mal elegido para comenzar. La gente totalmente estática salvo algunos tímidos ánimos, que mejoraron un poco con Indomable, aunque se nota que tampoco es precisamente el tema preferido de la peña que fue a verles. Como digo, no me gustó un principio demasiado soso, pero la cosa fue arreglándose con temas más representativos de su carrera como La Sombra de la Bestia. Tuvieron que recurrir a sus armas pesadas para empezar a levantar polvareda: Legendario sonó bastante antes de lo que suele ser habitual y además fue interpretada con muchas ganas por parte de toda la banda, especialmente de David, batería que lleva con ellos desde el 2006 y me sorprendió gratamente añadiendo algunos detalles de batería que no están en los temas originales, sobre todo en lo que al doble bombo respecta. Como única intervención de su anterior disco, “Caminos de Fuego” El Holandés Errante fue una magnífica elección. El sonido no acompañó demasiado… a veces iba y venía como el viento y la banda no sonó realmente compacta en ningún momento, las guitarras unas veces se escuchaban demasiado, otras muy poco, la de Ángel sobresalía a veces y después la de Arturo otras… Supongo que esto no fue culpa de la banda, ya que su larga trayectoria implica experiencia en este sentido. Cuando nombraron La Canción del Pirata (tema con letra del poeta José de Espronceda) sabíamos que se acercaba el final. Sin duda la parte que más disfruté del concierto fue su segunda parte, con ese estallido de intensidad a mitad tema hizo saltar literalmente a la gente. La banda se despedía y yo supuse que todavía quedaba por sonar su mejor tema…. Pero Pegaso nunca llegó. ¿Por qué? No lo entiendo en absoluto. Otra cosa mal hecha. Un tema que tiene lo que hay que tener para poner a la peña a parir y lo dejan fuera del setlist. Lo siento pero esta vez no tuvieron mi sobresaliente (aprobado y por los pelos).
Newsted. En principio más por curiosidad que otra cosa, nos situamos mejor para ver a todo un genio y figura del Metal, Jason Newsted, con su actual banda en solitario. A pleno solano todavía y con un telón de fondo algo simple, congregó a muchos curiosos que se apilaban para ver si show. Su primer EP, titulado simplemente Metal me ha gustado bastante, Jason es quien es, uno de los miembros más auténticos que ha tenido Metallica y su reputación como músico está fuera de toda duda, aunque es algo distinto a lo que hizo con los legendarios thrashers. De hecho, si recuerda a alguna época, es a la de los 90, pero aportando un extra de caña y sonido más duro, machacón, que a veces se hizo un tanto monótono. Lo vi bastante calmado pero con actitud, apoyado por una banda de buenos músicos entre los que destacaba el guitarrista Jessie Farnsworth que se mantuvo siempre a su diestra, con grandes riffs y solos y sin parar de moverse y dar caña, pero atento al público en todo momento, aunque la comunicación corría a cargo del propio Newsted, abierto a la gente, pero no tan enloquecido como en sus viejos tiempos, donde parecía que tenía el cuello de goma. Estuvo más comedido en sus actos y más concentrado en su instrumento. Aunque la hora del día todavía no era su mejor aliada, recibió bastante apoyo, pero todos estábamos pensando en lo mismo: Metallica. Tenía que caer aunque fuese algún tema mítico y a modo de regalo hacia la parte final se descargaron un trallazo del tamaño de ¡¡¡Whiplash!!! Fue sin duda el gran momento, aunque a nivel vocal Newsted no es nada del otro mundo, (con una voz rasgada, casi ronca, que parece cercana a la afonía), la traca que metieron afectó seriamente sobre todo a las primeras filas que se volvieron locas.
Ghost. Sin duda, concierto extraño donde los haya. Hace algún tiempo he venido escuchando parte de su discografía, debido principalmente a que es una banda que ha ido creciendo en popularidad, supuestamente por algo más que por sus atuendos a la hora de salir a escena y quise comprobar el por qué. Mis impresiones sobre esta banda son bastante variadas, al igual que lo puede llegar a ser su música. Tan solo verles en imágenes o en videos (sin volumen claro jeje) surgen muchas preguntas. ¿Black Metal? ¿Música cristiana?.... em…. ¿¿Thrash metal?? Fallo, fallo, y tres veces fallo. Ghost no es, desde luego, una banda al uso. Ataviados con sus vestiduras, el Papa Emeritus II y los fantasmas sin nombre (que así se hacen llamar los componentes, como si renegaran de una identidad) sorprendieron a primer golpe de vista para quien no conociera de nada a la banda. Sonoramente también lo hicieron, y aquí crearon muchas y variadas opiniones al respecto. Tocar justo antes de Iron Maiden era un arma de doble filo. Por una parte, todo el mundo se apiñaba ya para no quedar en mal lugar ante la inminente actuación de La Dama de Hierro pero por otro, las ansias por dicha actuación podrían hacer que no se disfrutara plenamente de estos suecos. Es realmente complicado encasillar su música, ya que tienen influencias de todas partes, desde rock / metal de los años 70 (sí es que se podía llamar así), una pizca de stoner, un hilillo de sonido sludge a veces, pero también mucho de pop británico que se hace especialmente patente en las armonías vocales presentes a lo largo de casi todos sus temas, lo que crea una mezcla con buenas melodías y ritmos intrigantes al no saber por donde pueden salir. En directo he de decir que los temas ganaron mucha potencia, pero siempre manteniendo la presencia de las melodías, unas melodías, por cierto, que llegaban a enganchar bastante. De todas formas, algunos temas se me hicieron algo largos sin poderlo evitar, aunque tuvieron toda mi atención, algunos momentos fueron difíciles de llevar. Supongo (y espero) que es cuestión de escuchar más de su música, porque creo que realmente tienen algo muy especial en sus melodías y coros, especialmente en el último de los temas que tocaron, Ritual, muy bien interpretado por toda la banda, especialmente como ya digo en los coros, que a pesar de no encontrarnos con el mejor sonido del festival, se escucharon bastante compactos y homogéneos. El setlist fue bastante de mi agrado ya que tocaron la mayoría de temas que conozco, en gran parte basado en su disco de hace tres años “Opus Eponymous”, que de momento a falta de escuchar el más reciente, es el que más me ha gustado.
Iron Maiden. Máxima expectación. No es por decirlo así ni menospreciar al resto, pero todos teníamos bastante claro que Iron Maiden eran las más grandes y fulgurantes estrellas del festival, prácticamente su razón de ser. Me cuesta imaginar hoy por hoy alguna banda más grande dentro del Heavy Metal en cuanto a atracción de público y por propio nombre, algo que se han labrado ellos mismos con una carrera impecable. Les he visto ya unas cuantas veces y no debería ser algo especialmente sorprendente, pero esta gira era tremendamente especial. 25 años después, los ingleses se traen consigo una gira absolutamente imprescindible para cualquier fan del metal que se precie de serlo, un evento único y tremendamente emotivo para quienes les seguimos desde que éramos unos simples críos, precisamente el “Seventh Son of a Seventh Son” fue el primer disco que escuché de ellos y uno de mis primeros discos de Metal. El montaje se veía impresionante a simple vista, un mar de colores azul en tono de la portada del disco recubriendo todo el escenario. Tan solo faltaba comprobar como luciría la iluminación cuando cayese la noche del todo. Se había quedado una tarde / noche de auténtico lujo, cuando al poco de estar situados empezó a sonar el Doctor Doctor de los UFO a modo de introducción, como lo fue en la gira del 1988 que vienen rememorando (en especial su VHS “Maiden England”). La tensión era máxima cuando comenzó la intro del disco en sí. Seven Deadly Sins, Seven Ways to Win…. Buah… ya sabéis como sigue la cosa... Impresionante. Arrancó Moonchild con una fuerza arrolladora, un auténtico pelotazo para abrir a ritmo de batería rápida y un Dickinson que salió hecho una auténtica rabieta al escenario, lo recorrió entero en centésimas de segundo, mientras contemplaba ante el un público absolutamente fuera de sí, cantando cada puta sílaba de cada tema. Estaba claro que, de este concierto, cada tema iba a reventarlo todo, viendo los setlist de anteriores actuaciones, y así lo demostró Can I Play With Madness, otro sueño en forma de tema en directo. Las armonías del estribillo sonaron cojonudas, y si no me equivoco Bruce cantaba la parte alta siempre y sin demasiados esfuerzos, y eso que todavía no tenía la voz caliente del todo. Ya empezaron a escucharse hasta solos cantados por la peña, que veía emocionada la descarga de estos auténticos dioses del heavy metal.
Un millón de aplausos para ellos y primeras palabras hacia nosotros, los de abajo, los fans que devoramos todo lo que tiene que ver con ellos (o casi todo, tampoco hay que pasarse). Hasta la ambientación oscura del disco estaba perfectamente recreada por los elementos del decorado, que cambió de telón con The Prisioner, un tema muy difícil de ver en directo y un aliciente más para verles en esta gira. Hasta ahora el sonido no había precisamente perfecto. No se si es por la banda, pero Iron Maiden siempre me han sonado bastante flojos en vivo (hablo del volumen por supuesto). Puede que fuera por nuestra situación, pero le faltaba algo de potencia e intensidad al sonido. En este tema, por ejemplo, se hubiese agradecido algo más de presencia en el bajo de Harris: esos arreglos tan espectaculares lo merecen. Cambiando de nuevo de tercio, y aunque todavía faltaba mucho para las 12, 2 Minutes to Midnight fue otra locura absoluta de momento, donde el grupo se soltó la melena al viento y también nosotros. La pasión que emanaba el público solo era comparable a la de esos tres auténticos monstruos de la guitarra, Smith, Murray y Gers alternando solos y comiéndose el escenario conforme sonaban los temas. Tienen tanto clásico…. que debe de ser una tortura elegir setlist para una gira clásica, aunque en esta ocasión lo basaron en el video de “Maiden England”, sin ser idéntico (faltaban varias como Infinite Dreams o Heaven Can Wait) sí que contenía temas siempre imprescindibles. Sin embargo, también eligieron algunos posteriores a aquella gira, como mucho del “Fear of the Dark”. Y entre ellas… una joya inconmensurable del tamaño de Afraid to Shoot Strangers. Este tema supuso, entre otras cosas, la gran sorpresa de la noche, otro tema que no se suele ver en sus directos. Tiene un rollo perfecto, la gente cantando a pleno pulmón cada estrofa (aunque había alguno que parecía no enterarse de nada…..) hasta que comenzaron los solo de guitarra y fue cogiendo cuerpo en la parte cañera….que momentazo más increíble, os juro que fue uno de los momentos más épicos de mi vida… vivir eso en directo no tiene precio, cuando no puedes esconder el ansia que te quema por dentro ni la emoción de escuchar esas melodías, un subidón de pura adrenalina a chorros que para mí fue el mejor momento de todo el festival. Un 10, además, para Bruce Dickinson, que se movió como pez en el agua en todos los sentidos.
Fue un auténtico chute para todos los sentidos de los que te dejan medio desubicado, pero no había tiempo para pararse a pensar, llegaba The Trooper y con ella otro de los grandes momentos (y todavía no llevábamos ni la mitad del bolo…). Esta sí que fue bastante jodida para Dickinson, el vocalista utilizó muy sabiamente sus recursos vocales pero quedó corto en algunos puntos. También noté que Murray (¿o fue Adrian?) se perdió un poco con el solo… pero salvando estos detalles… ¿a quién coño le importa cuando hablamos de un tema que puede hacerte disfrutar tantísimo? La intro de The Number of the Beast dio paso al desmadre más absoluto, sin dar un segundo de descanso. Utilizaron bastante bien el tiempo que tenían, no hicieron parones largos ni discursos innecesarios. Obviamente fue el concierto más largo del día y para que engañarnos, el mejor. Recordaron sus primeros tiempos con Phantom of the Opera, muy bien acogida e interpretada por todos los músicos, y su primer videoclip con Run to the Hills, en la que el vocalista tuvo otro de sus momentos al límite. Salió bastante bien del paso, pero su voz escaseaba por momentos. Desde la última vez que le vi en directo, ha dado un ligero bajón, y aunque ya le cueste mucho subir a las notas más salvajes, sigo pensando que es un vocalista que ha mejorado con los años una barbaridad sus técnicas vocales a la hora de modular su voz. Con todo, sigue siendo uno de los mejores vocalistas de su generación sin duda. Y como frontman, sin palabras. Energía y vitalidad en estado pudo, corriendo sin parar, saltando y subiendo cada dos por tres a la parte alta del escenario. Wasted Years, un tema que siempre me ha parecido de lo más mágico que han hecho, por el solo, por el estribillo y sobre todo por la letra, y es que Maiden siempre ha hecho todo lo que ha hecho con un estilo y una personalidad que les aparta del resto de bandas del planeta. Decenas de bandas han versionado el tema, pero solo sus compositores saben darle el aire perfecto. Punto de inflexión sin duda de la noche, Seventh Son of a Seventh Son marcó con sangre otro de los momentos más increíbles y mágicos de mi historia festivalera. No podían dejarme sin ella. Otro tema que he soñado toda la vida ver en directo. Los primeros acordes, acompañados por esos tenebrosos coros, podrían haber hecho perfectamente que el cielo se volviese más negro todavía y la noche más satánica, que lloviese sangre mientras la banda interpretaba esta colosal obra maestra de casi 10 minutos, incluida la parte central narrada. Cantar esto a pleno pulmón, letra por letra, y estar rodeado de gente tan de puta madre como la que me acompañaba fue indescriptible, un momento del concierto que me trasladó casi a otro mundo. Para completar el repertorio antes de los bises, The Clairvoyant con ese riff tan inconfundible y esas melodías tan brutalmente épicas volvió a hacer las delicias de todos los amantes del disco del 88. Con tanto cambio de escenario, muñecos de Eddie gigantes por todo el escenario… aquello se había convertido en un espectáculo vibrante, con una iluminación de colores tan intensos entre los cuales la banda se movía fugazmente sin que para ninguno de ellos parezca que ha pasado el tiempo. Pero sin duda la canción más coreada por todo el mundo, tanto estribillos, puentes, incluso solos, fue Fear of the Dark, un barullo que casi eclipsaba el sonido de la banda, tal era su potencia. Siempre te encuentras al típico empanado que se pasa el concierto entero grabándolo en video. Eso es patético. Pero la mayoría de gente estaba disfrutando de lo lindo con la actuación, que con Iron Maiden llegó a su fin… hasta los bises.
Y menudos bises. Aces High para empezar, volvió a poner las cosas en su sitio, aunque la encontré un poco bajada de tempo, a nadie pareció importante, y es que hablamos de un himno del Metal en mayúsculas. Otro estribillo realmente jodido para Bruce, que solventó bastante bien aunque se notaron ciertas limitaciones. También hay que contar que nos encontrábamos en la recta finalísima del concierto. Eso sí, Harris a lo suyo, con esa tensión que siempre lleva, cantando los temas para él mismo y repicando el bajo con un estilazo que solo el posee. Fue otro de los grandes protagonistas del concierto, corriendo con su melena al viento, aunque el sonido de su instrumento no llegase a escucharse demasiado fuerte en ningún momento. Eso sí, el sonido en general mejoró una barbaridad en el transcurso de la actuación. Quedaban las dudas de qué temas cerrarían el concierto. Uno de ellos fue The Evil that Men Do, otro de esos temas olvidados en directo, ya con el Eddie gigante sobresaliente en la parte alta del escenario lanzando llamas por la cabeza, impresionante. Y también, para cerrar ya, Running Free, tama de estribillo facilón, cañero, adecuado para todos los gustos y también para ponérselo fácil a la pobre garganta de Dickinson que a pesar de tener algún momento difícil, hizo un conciertazo memorable, igual que el resto de músicos, desde McBrain, ese batería de acero en la parte central, pasando por el cerebro del grupo, Harris, y por esos tres jodidos hachas que rodean a Dickinson a las seis cuerdas. Realmente impresiona ver cuan viva puede llegar a mantenerse en directo una banda con tantos años y éxitos a sus espaldas, dando conciertos de una calidad inigualable y contando con el respaldo de unos fans totalmente entregados, listos para morir en cualquiera de sus conciertos. Uno de los 3 mejores conciertos de Maiden de mi vida.
Anthrax. Sin quererlo me he extendido una burrada con la crónica de Iron Maiden, pero es que el concierto dio para eso y mucho más. Pero no fueron los únicos que despuntaron en toda la noche. A pesar de la auténtica reventada física que me pegué con estos, Anthrax eran unas vacas absolutamente sagradas para mí que tenía que ver a cualquier precio y en cualquier estado. Eran una espina gigantesca que tenía que quitarme de una vez por todas, uno de los big four y por tanto una de las bandas más importantes del mundo en su estilo. A veces cuando tienes muchísimas expectativas para una banda, estas se quedan grandes y no se cumplen del todo. Eso NO ocurrió con Anthrax, de hecho, fue todo lo contrario. Empezar con la legendaria Among the Living ya fue un auténtico bofetón en toda la jeta, perfecta para saltar haciendo el bestia y a la vez gritar hasta quedarse afónico. Si el comienzo fue fuerte, la cosa continuó en crescendo con Caught in a Mosh, y aquí es donde deberían haber exigido al público que se pusiera gamberro, aunque en realidad no hizo ninguna falta, porque los mosh en las primeras filas se veían a metros de distancia. El tema sonó brutal y lleno de energía, el maestro Scott Ian estuvo espléndido (joder, que ganas tenía de verle y poder decir esto en una crónica…) a la rítmica mientras que a la guitarra solista le acompañaba Jonathan Donais (guitarrista de Shadows Fall), que por su actitud parecía formar parte de la banda desde toda la vida. La verdad es que hubiese preferido a Rob Caggiano, pero se largó de la banda repentinamente por la cara. Mientras el resto de los colegas descansaban, Yoli y yo fuimos a darlo todo con los neoyorquinos, con unas ganas tremendas de disfrutar de su directo, como digo. Esto tenía una pinta inmejorable, fue increíble el subidón de empezar el concierto con tres temas del “Among the Living”, uno de los discos más legendarios de la historia. A las dos que habían sonado ya se unió I’m The Law. Me encantó el trabajo de Charlie Benante a la batería, y eso que tuvo aun muchos temas para demostrar mejor que es una máquina de matar sentada en un taburete. Pero de verdad con quien más flipé en directo fue con Joey Belladonna, vocalista de la formación más clásica de la banda. Su forma de moverse sobre el escenario y de encandilar al público era magnífica, pero me refiero más puntualmente a su voz. Como cantaba el jodido, tremenda voz por la que parece que no ha corrido el tiempo, ¡¡incluso en los temas más exigentes se quedaba tan ancho!! Y todo ello, como digo, sin parar de comerse el escenario con carreras de aquí para allá. Está en una forma excepcional, y fue el verdadero jefe de aquel bolo con permiso del incomparable Scott Ian, genio en sí mismo. Siempre lo he considerado uno de los mejores rítmicas, pero en directo me lo terminó de demostrar.
También hubo un huequito para temas de su último disco, que por cierto, me encanta, recuperando la vena más thrasher con la dureza del sonido actual. Las elegidas fueron In the End y Fight 'Em 'Til You Can't casi para el final. Pero Anthrax no nos tenían preparado un show al uso. Encontramos gran variedad de versiones, la más sorprendente el TNT de AC/DC. Ojito como sonó este tema… la voz de Bon Scott fue emulada por Belladonna con tal fidelidad que si cerrabas los ojos parecía que hubiese subido el mismo fantasma de Scott. Finalizaron con los acordes de Back in Black, que tampoco hubiese estado nada mal jejeje. Otra versión, aunque esta prácticamente la hicieron suya hace mucho tiempo fue la endiablada Got the Time (original del músico Joe Jackson) de su “Persistence of Time”. Fue un poco extraño que se centraran solo en la época Belladonna, no tocando nada del Fistful of Metal ni de la época Bush, pero bueno, no voy a mentir, para mí mejor, ya que es mi época favorita. Se que hay gente que incluso prefiere los discos del segundo vocalista. Yo rotundamente NO. Indians no fue sorpresa precisamente, ya que estaba claro que la iban a tocar, y ese “cry for the indians” fue una de las frases más coreadas de toda la noche, un himno imprescindible. Scott vivió a tope este tema y Charlie Benante se volvió a salir, incluso hizo un mini-solo de batería. Seguidamente hicieron una especie de mezcla rara entre la cachonda I’m the Man y el principio de Rainning Blood en homenaje al fallecido recientemente Jeff Hanneman. Pero no fue el único recordado. Durante la primera mitad del concierto más o menos hubo dos grandes imágenes de dos grandes nombres, a un lado la de Ronnie James Dio y al otro Dimebag Darrel, un detalle que les honra. El final, con Antisocial (en realidad otro tema que han hecho suyo con el tiempo) absolutamente BRUTAL, con Belladonna saltando, Ian dejándose el cuello y todo el mundo gritando a puño levantado este emblemático temazo. Cuando terminó este concierto salí destrozado pero realmente feliz: por haberme quitado un gran peso de encima y porque, sencillamente, fue un pedazo de concierto tremendo, totalmente compacto y con una vitalidad por parte de todos los integrantes que ya quisieran para sí bandas 20 años más jóvenes.
Megadeth. Uno de los grandes momentos (teóricamente) del festival se acercaba. Las huestes de Mustaine a punto de salir a escena, como siempre cada una de las veces que les he visto con una formación cambiada. Lo de esta banda con las formaciones es de órdago, hay que coger lupa para poder distinguir a todos y cada uno de los músicos que han pasado por ella. En esta ocasión a mi entender el Sr. Dave M. lleva una excelente acompañamiento. Dave Ellefson es el bajista más clásico de la banda, Shawn Drover ya lleva unos cuantos años y está totalmente acoplado, pero para mí la novedad más esperada a la hora del directo radicaba en la presencia de Chris Broderick, un auténtico monstruo de las seis cuerdas, un espectáculo visual por sí solo, un músico brutalmente técnico con la guitarra al que no podía esperar ni un minuto más para ver. Sobre él no había dudas, pero sí sobre el estado vocal de Mustaine debido a problemas recientes con su garganta. El penúltimo concierto de la velada empezó de forma un tanto inadecuada con Trust, tema que es sobradamente conocido, clásico en su repertorio, pero que me parece desubicado en el setlist. Mustaine salió al escenario con actitud moderada pero demostrando mucha clase, eso sí. Aunque quizá esto sea más un problema que una ventaja, en una banda así hay que demostrar fiereza, y en este sentido no tuvo su mejor noche. Hangar 18, ahora sí, con unas espectaculares imágenes de fondo puso las cosas en su sitio y el mismísimo Broderick empezó a crear magia con las cuerdas. Temita nuevo de su “Super Collider” (que ha salido recientemente), llamado Kingmaker, que al igual que la propia Super Collider (que ya se ha podido escuchar últimamente por Internet) no emocionó ni mucho menos a un público deseoso de un mayor nivel de traca, y más cuando ya era bastante tarde y el cansancio después de un montón de horas de calor y headbanging ya picaba. Parecía que la alternancia de temas llevaba su propio ritmo, con She Wolf la gente pareció volver a resurgir de su letargo en un concierto que daba la impresión de ser poco compacto en cuanto a ritmo.
Ellefson ponía pasión y hacía maravillas con su instrumento, casi siempre a la diestra de Mustaine. Broderick siempre mirando al público e impresionándonos con su buen hacer. Creo, sinceramente, que es el mejor guitarrista que ha tenido la banda con permiso de un Marty Friedman que nunca jamás será superado. A Tout le Monde, otro tema que nunca me ha convencido demasiado, pero que tiene mucha pegada y gancho en directo. Más imágenes espectaculares seguían apareciendo por las pantallas de fondo, un espectáculo visual sin precedentes, fue sin duda una de las actuaciones más atractivas visualmente debido al colosal montaje. La gran sorpresa de la noche: Countdown to Extinction, totalmente inesperada. Cierto es que obviaron muchos temas mejores del mismo disco, pero al no ser esperada para nada, tuvo mayor impacto. En mi opinión uno de los problemas es que dieron demasiado peso a un disco algo infames (para mí) como “Cryptic Writings” con el poco tiempo de actuación que tenían en vez de aprovechar al sr. Broderick con temas del United Abominations o Endgame con unos solos bestiales que hubiesen lucido mucho mejor en directo. La recta final se presentó de lo más interesante, con Symphony of Destruction, que la noté bastante bajada de tono (y a alguna más también) pero sonó igual de contundente que siempre, con ese riff que enamora a todo el público que lo dio todo por momentos, y ya sin parar de hecho, porque Peace Sells (único tema de este disco… no entiendo el por qué) y lo mejor del concierto, Holy Wars... (The Punishment Due), para mí uno de los mejores temas que han compuesto nunca, técnico, rápido y heavy hasta los huesos. También fue una actuación que se hizo tremendamente corta, posiblemente porque esperábamos mucho más de ella que no llegó, como por ejemplo, Tornado of Souls, para mí un tema IMPRESCINDIBLE en sus shows donde una vez más Broderick podría haber sacado fuego de su solo. Me dio una impresión similar al concierto de Tierra Santa por estructura (no por ningún otro tipo de comparación, ojo). Empezaron flojos, tuvo un ritmo muy irregular y se dejaron fuera temas que no pueden ni deberían faltar jamás.
Avantasia. Ya casi exhaustos por todo un día de batalla, con el cuello medio roto debido a las tremendas descargas de Metal recibidas, nos enfrentábamos precisamente al que era, junto a Iron Maiden, uno de los platos fuertes del festival para mí. Nadie, y digo NADIE, te guste más o menos su estilo, debería perderse este irrepetible acto, este evento insuperable que de la mano del siempre genial Tobias Sammet pone a nuestro alcance el poder disfrutar de más de una hora de grandes músicos de la élite, ya no solo del Power Metal, sino nombres ya casi legendarios como Oliver Hartmann, Bob Catley, Michel Kiske, Ronnie Atkins, Amanda Somerville… y mi gran ilusión hasta esa noche incumplida: una de las mejores voces de la historia del rock, el incomparable Eric Martin. Desafortunadamente, y este era el peor inconveniente, los promotores no han contratado un concierto entero, por lo que a buen seguro nos íbamos a perder gran parte de los clásicos de esta gira que además nunca habían sido tocados en directo, como The Seven Angels completa o In Quest For, algo que realmente me irritaba y me causaba un tremendo bajón. Por supuesto a pesar de este handicap intenté disfrutar al máximo de esta majestuosa ópera metal y dejarme la vida si hacía falta. Y de hecho, ya al comienzo, tras una épica intro, que mejor pieza para abrir un concierto tan especial que Also Sprach Zarathustra de Richard Strauss, más conocida por formar parte de la OST de la película 2001 Una Odisea en el Espacio, un comienzo grandioso y épico en el que Josele y yo despegamos de nuestro corto letargo a la velocidad de la luz para situarnos lo mejor posible, ya para entrar a saco con Spectres, que fue un auténtico subidón de alegría en su estribillo, haciéndome olvidar el cansancio y el hecho de que después tendría que vagar 12 horas por Barcelona sin rumbo. Y es que temas tan buenos son capaces de quitarte todos los males, destacando también el brutal grito que se marcó Sammet que llegó hasta las nubes; era una forma de decirnos que se encontraba en plena forma y así lo demostró. Pero realmente el jolgorio me invadió al 100% con la introducción de The Scarecrow, con la que ya casi no contaba debido a su duración. Quizá para este trozo le faltó algo más de percusión que acompañase a Felix Bohnke, excelente batería que llevan para la gira (también batería de Edguy), pero el resto fue prácticamente perfecto. Me extraña mucho que Tobi haya prescindido esta vez de Jorn Lande tanto para el disco como para la gira. Interpretando sus partes apareció Ronnie Atkins (Pretty Maids) cuyo timbre era el más adecuado. Obviamente, aunque me encante Ronnie como vocalista, no es Jorn Lande, esto es de cajón, pero hizo lo que estuvo en sus manos y salió del paso más que dignamente. Y ya veréis hasta que punto se fueron encendiendo las cosas.
The Story Ain’t Over en directo funciona terriblemente bien, con un Bob Catley a las voces enorme, talentoso y lleno de un feeling que si no te llega, mejor háztelo mirar porque el tío es pura alma, un estribillo emocionante de los que te pone la sonrisa y la sangre a hervir al mismo tiempo. Miro Rodenberg, teclista acompañante en la gira, se encargó de interpretar la Intro que todos conocíamos, para los amantes del power metal no puede existir momento más intenso que poder ver en vivo Reach Out For The Light, sencillamente una de las mejores canciones de Power Metal jamás compuestas. Dueto impresionante entre Tobias y Michel Kiske, que hacía su primera aparición para triunfar inmediatamente e irremediablemente. El solo de guitarra fue pura adrenalina, pique entre Sascha Paeth y Oliver Hartmann, y el final emocionante a más no poder con Kiske estirando ese chorro infinito de voz que solo el posee. Grandes ovaciones para todos. Quizá no me haya fijado bien en las dos anteriores veces que les he visto, pero Oliver tiene una presencia muy destacable, tanto en riffs como en solos, eso sí, creo que habría estado bien aprovechar más esa pedazo de voz que tiene. Momento casi lacrimógeno cuando, así por las buenas, se anuncia Breaking Away, sorpresón mayúsculo y enésimo subidón del concierto, nunca antes (que yo sepa) tocada en vivo y ahora a punto de sonar en un auténtico ballet de luces, teclados y virtuosas guitarras, con Kiske y Sammet sobre el escenario alternando frases y haciendo armonías vocales entre ellos. Son dos voces que no se pueden comparar, evidentemente, Sammet ha perdido mucho en poco tiempo y Kiske lejos de perder, ha mejorado notablemente en sus 30 años de carrera (algo casi sobrehumano, a decir verdad) pero que se complementaron muy bien. Es justo decir que a veces noté, sobre todo al principio, como Kiske a veces se pasaba un pelín a la hora de alcanzar ciertos tonos y tenía que rectificar, aunque puede que fuese el sonido, aunque lo dudo, ya que fue, con diferencia abismal, el mejor de todo el festival, algo bien merecido porque la ocasión así lo merecía: primera vez de Avantasia en España tras aquel intento en el catastrófico Metalwäy 2008. Farewell significa en directo pura emoción, notas que traspasan la piel y además momento de lucimiento para la gran Amanda Somerville, que interpretó la parte que hace Sharon (Within Temptation) en el disco con una frescura y una clase totalmente sobresalientes, dando un toque extra de melodía que sorprende. Aunque la original es inigualable, la versión en vivo que siempre llevan en su setlist es digna de escuchar. La iluminación, como ocurrió durante todo el concierto, fue de lo más vistosa, con focos de pie que lanzaban unos rayos de luz muy espectaculares y formaban toda clase de figuras.
Descanso para Kiske y Amanda y entrada en el escenario de una figura que a penas podía creerme ver. Para mí (al contrario que para los futboleros…) fue la presentación más increíble de la semana, el sensacional Eric Martin (de los clásicos Mr. Big, una de mis bandas favoritas dentro del hard rock) que fue elegido para interpretar Dying for an Angel y lo hizo junto con Tobias Sammet. Quizá no sea la voz perfecta para suplir a Klaus Meine, pero no podía fallar con ese tono tan aterciopelado y especial que tiene. Repito que para mí, a falta de haber visto a Mr. Big en directo, fue casi un sueño ver a su vocalista. Quizá las partes que cantó de la siguiente Twisted Mind le quedaron aun mejor, cuando él mismo nos anunció el próximo tema y en donde también colaboró Ronnie Atkins, que estuvo formidable. Hasta aquí, no tengo más remedio que quitarme el sombrero y aplaudir la política de Tobias de recortar en temas del último disco en pos de los clásicos de los primeros tres discos. Probablemente mucha gente fuese para escuchar el último en vivo (del que solo cayó la primera Spectres) pero la gente que los seguimos desde el primer disco ya sabemos lo que queremos, y Tobi nos hizo ese gran favor. Al igual que digo esto, creo que también la gran mayoría estará de acuerdo conmigo en que en vez de tocar Lost In Space, que es un tema enfocado al directo, muy coreable sí, pero creo que prescindible, podrían haber tocado algo más, por ejemplo, ese In Quest For que definitivamente muy a mi pesar se quedó fuera…. En cualquier caso, repito, bien por el setlist que me hizo disfrutar mucho más de lo que pensaba, muy poco nuevo y mucho clásico. Shelter From the Rain por ejemplo, ya es un clásico inmortal para mí, además en esta ocasión aprovecharon al límite las capacidades de Kiske, que estuvo acompañado por Bob Catley, quien hizo también uno de los mejores papeles de todo el concierto. Para el gran final, desgraciadamente a falta de más tiempo, interpretaron el clásico medley que vienen haciendo desde su primera gira (salvo en esta, que tocan ambas enteras en un show completo) Sign of the Cross hasta la parte rápida en donde entra Kai Hansen para enlazarla con el estribillo de The Seven Angels, que al mismo tiempo me dolió no poder verla entera pero me alegró de sobremanera poder escuchar aunque fuese unos minutos de esa melodía llena de júbilo y energía positiva y saltar como hacía tiempo que no saltaba, pero también me apenaba la idea del fin de festival.
Ahora, que era el momento de salir de fiesta y rematar una velada perfecta, repentinamente desapareció todo el mundo por diversas causas. Para más inri, siendo aproximadamente las 3 de la madrugada, mi tren de vuelta a casa no saldría hasta las 15:00, lo que me dejaba 12 horas de agonía por delante. Suerte que mi gran colega Josele se quedó conmigo contra viendo y marea, vagabundeando durante toda la noche por Barcelona sin saber donde cojones ir, pero pasándolo en grande y riéndonos contra todo pronóstico. Tío, de verdad, te debo una y grande. Saludos y abrazos para ti y para toda la gente que hizo que todo fuese mejor y más grande: Rafa, Helena, David, Yoli, Esther, Marc, Cinta, Laura, Alfredo, (la chica americana cuyo nombre no recuerdo)… y todos los nombres y personas que se me olvidan, todos y cada uno con los que traté (o casi todos, que imbéciles siempre hay en todas partes) un placer conoceros y os echare de menos a TODOS. Nos vemos en la próxima movida sin falta. Sin putas excusas. ¡A MUERTE, JODER!
_|,,| JaviMetal (Is The Law) |,,|_
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