Acabo de volver hace solo unas horas de San Fulgencio cuando escribo estas líneas, en donde se celebraba la segunda edición del Rock Arena, un festival que desapareció hace un tiempo y ha resurgido con mucha fuerza y con una actitud que espero que mantengan en el futuro. El año pasado fue gratis, y este año por solo 10 míseros euros pudimos disfrutar de bandazas de alto calibre como Hamlet, Ankhara, Vita Imana u Obús, un cartel que bien podría pertenecer a cualquier festival español ya consagrado. Además, en lo relativo a precios de barra, es algo muy a tener en cuenta y que muchos otros festivales con más ingresos por entrada deberían revisar. Merchandising, zonas de sombra (algo escasas, eso sí), una zona para refrescarse (que convendría mejorar en un futuro) y un recinto para acampar superior en comodidad y prestaciones a la media de festivales nacionales. Si contamos el jueves, llevo 3 días por el mundo con tan solo 4 horas de sueño en total, por lo que estoy bastante reventado, pero es un cansancio muy gratificante cuando he compartido tantas horas de metal y risas con gente de puta madre. Especialmente gracias a Josele (que grande eres joder) y su colega Alberto por hacerse 400 kilómetros solo para venir a este Rock Arena, que apuesto valieron la pena para ambos y por supuesto para mí. También al resto de la gente con la que tuve ocasión de compartir momentos, Toni, Belén, Ángel, Vicky y Alicia. A casi todos vosotros os vuelvo a ver en el Leyendas :). Sin embargo, la gran lacra de este festival (sin contar los pobres escenarios o la superficie asfaltada en donde están) es la inhumana distancia que hay entre la zona de acampada y el festival, 2 kilómetros y medio sin ningún tipo de transporte para la ocasión (salvo taxis de pago, muy listos ellos), que en el mejor de los casos se recorría a pie en 35-40 minutos si no te pierdes por el laberinto mal indicado de San Fulgencio, y todo eso con un calor insoportable que ha azotado la zona durante los dos días de fiesta metalera. Aun así, repito, ha valido la pena de sobra, pero es algo para lo que convendría urgentemente buscar solución…
En parte debido a esto, y en parte porque estuvimos echando unos cubatitas en la acampada para entrar ya bien fuertes a los escenarios, nos perdimos a las dos primeras bandas, Oniria e Ira de las que por otra parte yo nunca había escuchado hablar (tan solo los segundos me sonaban de referencias). A pesar de que los dos días contaban con grandes exponentes en sus respectivos running orders, de lejos me quedo con el que tuvimos este primer día, con unos platos tan fuertes (o mejor dicho, auténticos manjares) como Hamlet o Ankhara, las dos bandas que, a priori, más ganas tenía de ver. Pero había que saborear sin prisas aquellos primeros momentos de contacto con los escenarios / carpas de merchandising / barra… etc. así que Delirion abrieron para nosotros el día.
Delirion. Una banda que ya poco les queda por demostrarme después de aquella interesantísima actuación en Ginetarock 2012 en la que se descubrieron ante mí como uno de los grupos de power metal más a tener en cuenta de la movida actual. Actual y no tan actual, porque ya van por su segundo disco que data del 2010 (yo creo que ya va tocando otro en breves, a ver si se animan) llamado “Lotus” del que tocaron un buen puñado de temas que me sé de buena tinta. Su power metal de corte europeo da mucho peso a las melodías, esas melodías que se te clavan en el cerebro incluso a las pocas escuchas, particularmente técnicos (sin llegar al rollo progresivo pero con algún amago que otro) en especial su guitarrista y baterista, unas ambientaciones que se mueven, gracias entre otras cosas el gran trabajo de su guapa teclista Ana de Miguel, entre Dark Moor y Kamelot por poner dos ejemplos (también podríamos citar Nightwish por ejemplo sin salirnos del estilo). De hecho, a parte de temas de su último trabajo, buenísimos todos ellos, como Lotus para empezar (precedido de la intro 1.1.1) o Unpredictable, que suena mucho a Kamelot) pero con más rango en todos los sentidos, llena de tralla, con una sección de batería impecable y unos toques progresivos deliciosos, hay que ver como domina Germán su instrumento, pero sobre todo el doble bombo… ¡alto nivel! También se pudieron jactar a gusto de sus habilidades en Strangers in Life, dejando sorprendido a más de uno con las impresionantes combinaciones entre teclados y sección de cuerdas, con un solo guitarrista que es capaz de llenar todo el espacio del mundo con sus solos y riffs. Si en Ginetarock nos sorprendieron con un cover del Amaranth de los Nightwish, esta vez fue la grandiosa Forever de Kamelot la que cayó al poco de comenzar la actuación, casi obligándonos a formar parte de las primeras filas ipso facto. Mother, muy Dark Moor en su primera época, para flipar con el registro de Christopher Ripoll, cuyo timbre curiosamente me parece un punto medio entre Elisa y Alfred y que mantiene siempre unos tonos bastante altos sin problemas, es de los mejores músicos de la banda y eso ya es decir. Si no me equivoco, terminaron con Delirion, dejando un excelente sabor de boca entre el público. ¡¡Que buenos son, la hostia!!
Oker. Ya totalmente de noche y muy animados entre colegas, así si que se vive a gusto. Llegaba ya la hora de ver un grupo con el que tengo una cuenta pendiente desde que les vi unos minutos en un Leyendas (no recuerdo si fue hace dos o tres años), heavy metal clásico, 100% nacional, un viaje en el tiempo a la época de los 80 en la que estas bandas predominaban con un estilo muy característico, riffs facilotes pero muy rockeros y que enganchaban, al igual que pasaba con las líneas vocales, letras no demasiado complicadas con cierta tendencia al estilo combativo y protestón pero que también eran declaraciones de intenciones en sí mismas. Estos atributos se pueden asociar mismamente a temas como Oker, Yo Mismo que sonaron a tope, con un ritmo a veces algo plano pero sólido y cañero al fin y al cabo que es lo que se busca, algo parecido pasa en los riffs de temas similares a Burlando a la Muerte a cargo de Álvaro y Lolo, algo sencillos y repetidos, pero aun así te acaban atrapando en disco y más todavía en directo, la verdad es que no esperaba tanta caña por parte de la banda. Pero sinceramente, ninguno de sus instrumentistas destaca especialmente, quizá algún solo de guitarra o algunos dibujos del bajo (en Hora de Actuar tal vez). Aquí el peso recae casi por completo, como música y frontwoman, de Carmen “Xina”, un portento vocal de los que ya es complicado ver y un bombón sobre el escenario, moviéndose a tope, con headbanging continuo y con muchísima actitud, acercándose a sus compañeros, mirando a su batería y conquistándonos con el chorro de voz que sale de su garganta sin aparentar el más mínimo cansancio. Prestaron atención tanto a su primer EP como a su disco “Burlando a la Muerte", cuyas letras vienen de perilla a la banda con ese aspecto tan rockero / macarra que presentan todos y esa actitud tan chulesca. Con Héroe Perdido abrieron la veda a ese momento que debe haber en todo concierto de mecheros y manos levantadas, una balada muy bonita, la verdad. Reservaron para sus últimos minutos Rebeldes de Acero, otra macarrada guapísima a golpe de doble bombo y pies levantados sobre los monitores.
Hamlet. Con el retraso de Oker la impaciencia por ver a los madrileños Hamlet, que son una de mis bandas favoritas desde hace muchísimo tiempo y también una de mis excepciones en cuanto a estilos se refiere. Han conservado siempre tal integridad, coherencia consigo mismos y sobre todo, una independencia a la hora de hacer música y evolucionar su carrera de las que muy pocas bandas nacionales pueden presumir y solo por eso mi respeto hacia ellos no ha hecho sino aumentar desde que les conocí a mediados de los 90 con su atronador “Revolución 12111”. Cuando vi que incluían en su decorado las dos telas con la portada del Insomnio, comprendí que este volvería a ser protagonista del setlist tal como están llevándolo a cabo en las diferentes fechas de su gira para rememorar este disco tan mítico (y mágico en lo personal). Casi me siguen temblando las piernas aun de recordar la descarga tan brutal que se arrearon en Valencia hace unos meses tan solo y delante del escenario del Rock Arena volví a tener esa sensación de recordar unos temas de hace nada menos que 15 añazos, rememorar esas locuras mentales de chaval con este disco de fondo. Y es que, además, yo formé parte de su público en la gira original de presentación en 1998 / 1999, con lo que el valor sentimental de esta gira se dispara. De hecho, espero que repitan en Aupa Lumbreiras, porque en Rock Arena, literalmente, se salieron, dieron uno de los mejores recitales de los dos días (por no decir el mejor de todos, ya está, ya lo he dicho). Volver de nuevo a partirme el cuello con Tortura Vision, o ¿Quién cree que Raquel se suicidó? (vaya tela como parte este tema en vivo) o machacar las rodillas saltando hacia el final de Tu Medicina o en Muérdesela. Y para colmo, con una energía que parecía inagotable por parte de todos los miembros de la banda. Tárraga, pasó casi más tiempo sobre los monitores y dando saltos que en el propio escenario, como su compañero Alberto Marín, una bestia parda y no solo por la cara de mala hostia que pone, si no porque es un jodido máquina de la guitarra con una actitud indomable.
Temas tan personales (para la banda y para mí también) como 1998, Dementes Cobardes o Odio fueron de lo mejor del concierto, aunque en esta primera Molly hizo los gritos de FE de forma melódica. Eso no quiere decir que no pusiera toda la carne (y más) en el asador, porque fue un torbellino descontrolado durante todo el concierto, ganándose al público desde el minuto uno, desgañitándose en los gritos de Mal y teniendo más cojones que el puto caballo de Espartero metiéndose en medio de un hueco de peña (que el mismo creó) para hacer un mosh tremendo con la peña en La Cabra. Casi nada… no pudo apenas ni cantarla, pero nos lo pasamos de putísima madre. ¡¡A ver quien más fue capaz de hacer eso en Rock Arena!! Aunque Paco y Álvaro escénicamente destaquen algo menos, son también piezas clave de Hamlet, cada vez que les veo mejores. Obviamente no disponían de tanto tiempo como en anteriores conciertos, así que dejaron parcialmente a un lado la segunda parte (la de El Inferno) pero aun así empezaron los bises con El Mejor Amigo de Nadie, por si las vértebras se habían enfriado lo más mínimo, los afilados gritos de Molly destrozaban nuestros tímpanos de parte a parte. Los temas elegidos no por más conocidos fueron menos especiales. De su “Amnesia” rescataron Un Mundo en Pausa, con un mensaje que deberíamos aplicar… Y de hecho, en Valencia me quedé con muchas ganas de Egoísmo, que aquí fue sencillamente una delicia. J. Molly desatado, gritando como una bestia todas y cada una de las frases sin pararse ni a respirar. Eché de menos más volumen en su solo (que siempre me ha encantado) pero luego llegó Irracional, un tema no para pensar, sino para actuar, a hostia limpia con todo el mundo en lo que se convirtió en una fiesta desmadrada. ¡BUAH! Ya espero impaciente su actuación en Villena.
Tete Novoa. No lo entiendo. No entiendo, por mucho cantante de Saratoga que sea, o por mucho renombre que tenga como cantante (que él mismo se ha ganado con todas las de la ley, no nos engañemos ni un segundo…) pongan a un artista con un solo EP que creo que ni ha salido todavía entre los dos platos fuertes de la noche. Y no porque tenga otro estilo, o porque sus músicos sean malos, no, no, nada de eso. Me refiero, sencillamente, a que su proyecto en solitario se puede encasillar fácilmente dentro del pop más comercial y normalito. Su actuación no fue decepcionante por dos motivos. Primero y principal porque ya me olía yo la tostada… Tete descamisado en plan mojabragas, sonido de batería pop, mucha guitarra acústica, y melodías para vomitar arco iris por su excesiva melosidad. El segundo motivo por el que aguanté toda la actuación (al igual que imagino que les pasó a mis colegas Ángel, Alicia y Vicky) fue por las covers, en este caso si que fueron muy sorprendentes, muy bien elegidas y por supuesto, muy bien interpretadas, tanto por Andi, que sí que sudó en alguna de ellas (como por ejemplo la grandiosa Burn de los Purple en la que todos dieron el callo a base de bien con caña de la buena) como por la colosal voz de Tete, que se adaptó perfectamente a la inicial (buen detalle) We Rock, de Ronnie J. Dio e incluso a otra que le dio más quebraderos de cabeza pero que quedó igualmente solventada con maestría: Separate Ways de Journey, emocionante poder verla aunque sea en plan cover rodeada de temas muy poperos (ni siquiera AOR). Es posible que me deje alguna versión en el tintero (¿hicieron la de Queen al final o no?) pero recuerdo que Volvamos a Empezar, su single de adelante, fue el final del concierto más pasteloso de todo Rock Arena. Y ojo, repito, que nadie se equivoque, considero a Tete un gran vocalista y por algo está donde está, le respeto y si quiere hacer pop pues hombre… yo no seré quien compre su disco (acabáramos…) ni quien lo escuche, pero al menos que tengan un poco de cabeza los organizadores y le pongan a horas más apropiadas. Sin embargo, por supuesto, como se llenó de niñas y niños, aun podrá venir alguien y quitarme la razón…
Ankhara. Segundo concierto que dan Ankhara en, pongamos, 9 o 10 años. Esto solo puede significar ocasión especial. Aunque reconozco que venía algo descolocado por el show tan blandengue de Tete y compañía, pronto encontré mi lugar en primeras filas cuando ya Cecilio probaba él mismo su instrumento y poco a poco (también Chechu con una gran sonrisa) iban apareciendo los componentes del grupo. Para aquel que les hubiese visto en su primer concierto de reunión, el setlist estuvo totalmente carente de sorpresas. No obstante, yo quería volver a verlo todo entero y disfrutarlo como si fuese el último, porque no estoy seguro de si esta gira es algo puntual o tienen planes a largo plazo (sacar disco, giras más grandes, etc.). Los que más disfrutaron, sin duda, los fans de su primer álbum “Dueño del Tiempo” al que dieron una preferencia absoluta, empezando con la heavymetalera 3:40 y el gran Pacho ya dándolo todo, en sus gritos astronómicos y en estribillos que fueron cantados a lo largo y ancho de todo el recinto en Un Paso Más y por supuesto en una de mis favoritas, Demasiado Tarde. La concentración de Cecilio en su instrumento a la hora de ejecutar complejos movimientos (mira que es bueno el jodido…) contrastaba con la energía a raudales que desprende, una vez más y por segunda vez en el día, ese animalaco llamado Alberto Marín, un tío que me hace disfrutar muchísimo en directo por su forma de tocar y actuar, encargándose él mismo de muchos de los solos. Cuando sonaron los primeros acordes lentos de Jamás, esta vez no me pilló desprevenido y me puso los pelos de punta desde el primer segundo, pero sobre todo cuando TODO el mundo empezó a cantar aquello de “Mares de amargo desorden”. ¡¡¡Bestial!!! Poco después, otra del "II", otro temazo en su discografía llamado Océanos de Lágrimas que pone al límite de la resistencia la voz de Pacho que lo hizo más que bien durante las partes más altas, siempre sin perder la simpatía con su gente, aunque con menos cachondeo del que mostró en Ginetarock. Mi amigo Toni se acercó también a primeras filas para poder disfrutar de su disco favorito con Hasta el Fin o Mente Atormentada, temas que de nuevo encandilaron al público. A estas alturas más o menos ya sabía lo que iba quedando. La fuerza de No Digas Nunca siempre golpea en su estribillo para gritar hasta que te salga el páncreas por la boca, pura contundencia y principios. Esta vez fue mi colega Josele quien, como fan acérrimo de los Priest, disfrutó como un chaval con la versión de Night Crawler con ese solazo tocado a la perfección. No hubo apenas descanso hasta que todo el mundo volviese a saltar por los aires con No Mires Atrás, otro gran himno de los principios de la banda y encima con colaboración especial de Tete Novoa, para dar fin a la actuación con uno de sus singles más exitosos, Acordes Mágicos, sin que nos deleitaran con Mantente Firme, su versión del Hold the Line de Toto. A ver si en Leyendas se animan, porque me encantaría escuchar un repertorio algo distinto y que hicieran más caso a sus dos discos posteriores (a pesar de que Dueño del Tiempo me parece un gran disco eh…).
Mentiría si dijese que el cansancio no empezaba a hacer mella seria ya. Y eso que todavía quedaba lo más duro de Rock Arena, un sábado cuyos conciertos empezarían a las 14:00 de la tarde con un calor absolutamente infernal sobre esa parrilla de asfalto que era el recinto de los conciertos. Lo bueno es que, ni cortos ni perezosos, aun estiramos la noche hasta casi las 6:30, cuando yo decidí irme a la piltra (y otros a seguir la fiesta por ahí) para dormir un par de insípidas horas, lo justo y necesario para sobrevivir.
_|,,| JaviMetal (Is The Law) |,,|_
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