…(CONTINÚA) Y señores, al día siguiente, tal como contaba en mi última entrada del domingo en Hellfest y tras un viaje de vuelta de Clisson que se hizo de lo más llevadero gracias al buen rollo que implica ir en autobús con una peña tan genial, llegamos a Barcelona con un tiempo bastante ajustado pero a una hora que todavía hacía factible el poder acudir al concierto que darían tan solo unos escasos minutos más tarde tres auténticas leyendas del rock internacional como Europe, Whitesnake o mis idolatrados Def Leppard. Por suerte, y al contrario que en otras ciudades, el concierto empezaba a las 19:30 de la tarde, media hora más tarde que en Madrid y en Santiago de Compostela, lo que todavía me daba más margen para acudir a la cita con garantías. Pocas semanas antes se hizo oficial que el concierto se trasladaba desde el Palau Olímpic de Badalona al Poble Espanyol, un recinto mucho más bonito y pintoresco, que se escapa de la clásica monotonía de las salas convencionales para situarnos en un entorno histórico, tanto como el propio concierto que iba a tener lugar allí. Desconozco el porqué de este cambio de recinto, aunque me huele a baja venta de entradas, también en parte por tratarse de un lunes. De todas formas, espero estar equivocado, porque si es así, con una gira tan monstruosa como esta (en lo que a nombres se refiere), los promotores pueden haber palmado muchísima pasta después del buen gesto de dignarse a traer a estas tres bandas de forma exclusiva a nuestro país (recordemos que esto no es una gira conjunta, es un concierto organizado solo para las tres ciudades que he nombrado anteriormente). En definitiva, un concierto casi onírico, para todo aquel que disfrute de la buena música pero especialmente para los adoradores del hard rock clásico sea de escuela sueca o inglesa, pero en cualquier caso con tres de los nombres más grandes que ha dado nunca esta escena. Un show sin escatimar en medios, por todo lo grande, de los que ya no se ven en estos tiempos. Algo tan especial y exclusivo que aquel que faltara a la cita ha de saber que jamás volveremos a ver algo así en este país.
Esperando a mi novia, acabé con todas mis uñas a mordiscos de los nervios y la tensión de no llegar tarde y, ante todo, de que aun quedasen entradas, algo de lo que no estaba nada seguro (y que por lógica deberían haberse agotado en seguida). A pesar de su retraso, salimos cagando leches en metro hacia el hostal, dejamos todos los bártulos ahí tirados a toda prisa y volando otra vez hacia la plaza del Poble Espanyol. No nos costó demasiado encontrarlo y ya llegando encontramos a Lyn y sus colegas, que se esperaron fuera un rato mientras nosotros corríamos a las taquillas en busca de las ansiadas entradas. Una vez allí parece que nos sonrió la suerte. Un hombre muy amable nos vendió la entrada de su mujer (que no pudo ir) por 10 euros menos de lo que costaba en taquilla y con gran alegría comprobamos que todavía estaban a la venta. Todo solucionado pues, nos metimos en el recinto, un recinto abarrotadísimo de gente en el que apenas pudimos entrar 4 o 5 metrosentre el barullo para ver a Europe, ya empezados.
Europe. Las prisas por llegar dieron su fruto, aunque visto como estaba aquello, nos tocaría ver a Europe desde bastante lejos, aunque en cualquier caso el recinto era más bien acogedor y mucho más reducido que el Palau Olímpic de Badalona o la Sant Jordi Club, por lo que aun estar lejos significaba poder vivir el concierto con buena visibilidad. Efectivamente, entramos ya tarde y con el concierto empezado, pero si los temas siguieron el mismo orden que en Hellfest, Superstitious debía ser la tercera canción, así que entramos bastante animados, con un ambiente de bastante buen rollo, y vibrante, lleno de gente con experiencia y muy poca juventud (algo que ya esperaba). Ya había visto a estas bandas hacía escasos tres días (entre otras ocasiones) pero una de las razones principales por las que decidí ir costase lo que costase a este concierto, a parte de ser algo histórico e irrepetible, era porque las tres bandas iban a hacer, si no un show completo, algo muy similar, así que ya comenzando por Europe hubo varias sorpresas. Los discursos de Joey Tempest, los numeritos y posturas de John Norum… etc, todo fue muy parecido al concierto del Hellfest, pero en el setlist sobre todo hubo algún cambio que marcó la diferencia entre festival y sala (o recinto cerrado, vaya). La lista de clásicos fue superior en detrimento de algunos temas actuales que no tocaron esta vez. Scream of Anger, fantástica, y muy bien cantada. Se nota que el sr. Tempest aun sigue en buena forma vocal y física, porque sus clásicos numeritos con su siempre blanco palo del micro no faltaron, lanzándolo, volteándolo, dando golpes con él… de verdad, como me recuerda en este sentido su actitud a los mágicos años 80, cuando recuerdo actuaciones suyas por la tele cuando yo solo tenía 4 o 5 años. Girl From Lebanon tranquilizó un poco a la banda y también al público, pero la siguieron tocando con la misma estabilidad, como se podía apreciar en John Levén, bajista, haciendo vibrar su instrumento con el pie encima del ampli, aunque siempre más discreto que el resto de músicos. Carrie abrió el saco de las sorpresas, no cayó en Francia, así que no la esperaba, pero cuando se anunció un tema del "The Final Countdown" y Mic comenzó con las primeras notas de teclado… temazo y momentazo se unieron, una de las grandes baladas de aquella noche y toda la gente con las manos levantadas y gritando como locos.
Y para no perder el ritmo, Let The Good Times Rock nos puso a tono de nuevo, otra inesperada del todo, supongo que a la banda le debe traer grandes recuerdos este tema, pero también el que protagonizó la sorpresa mayúscula de la noche, Paradize Bay un tema de su primer disco, de tesituras más heavys y pesadas, con la que vi disfrutar mucho sobre todo a John Norum tocándola. ¡Yo casi ya no me acordaba de este tema! Rock The Night marcaba inevitablemente el principio del fin de un gran concierto, el primero de los tres (como pasaría con todos) que me gustó bastante más que en Hellfest. No creo que nunca dejen de tocarla en directo porque es un valor seguro todavía. Al ser de día, aun había algo de timidez entre la gente, se notó en Last Look at Eden, pese a ser el penúltimo tema, no hizo reaccionar demasiado al público, aunque a mí es uno de los temas que más me molan de su segunda época. Pero, amigos, con ese The Final Countdown, que además empezó a sonar sin previo aviso, si que rompieron del todo con la apatía general y todo el mundo cantó desde el sonido del teclado hasta incluso el genial punteo de Norum (como harían los infames Gigatron…). Más que un aperitivo como pensaba, fue un conciertazo de altos vuelos en el que tuvimos un gran repaso por sus 4 grandes discos clásicos (incluido el primero, cosa más rara) y pequeños atisbos de su nueva época, pero sobre todo una actuación muy profesional y divertida.
Whitesnake. Todavía no oscurecía, pero ya empezaron a probar las luces del escenario. Con la mítica The Final Countdown todavía sonando en la cabeza, faltaba solo media horita, poco más, para que saliesen a escena una de las bandas más calientes del planeta, que ha soportado el paso del tiempo con más clase que muchísimas otras y que si lo que quieres es hard / glam del bueno, pocos te lo pueden ofrecer con tanta pasión en pleno 2013. Ellos son Whitesnake, por supuesto. Y es que solo hay que fijarse en ciertos detalles para darse cuenta de todo la esencia que desprende esta gente. Un dato que no he mencionado es que, del centro del escenario aproximadamente había una especie de pasarela que se adentraba entre el público. Pues bien, al primer toque ya teníamos ahí delante al Sr. Coverdale, con toda la clase y buenas maneras del mundo, cantándonos el Give Me All Your Love, grandísima, llena de los contorneos del cantante y de la sensualidad con que siempre han compuesto. La banda salió a tope, aunque de momento se reservaron en sus posiciones habituales sobre el escenario. Si en el bolo de Europe he comentado que hubo novedades respecto al del Hellfest, todo lo contrario ocurrió con los Whitesnake, concierto prácticamente clavado al de hacía pocos días. Para otros esto podría significar algo aburrido, predecible, con los mismos defectos y virtudes. Para mí, sencillamente otra oportunidad de volver a disfrutar de uno de los mejores conciertos que se vieron en todo Hellfest. También tocaron Ready an’ Willing, muy setentera y rítmica ella, con Dave que se nos acercaba casi a hurtadillas, y una combinación explosiva entre Can You Hear the Wind Blow (de algo más contemporáneo como “Good To Be Bad”) y Don’t Break My Heart Again del “Come an’ Get It” tan llena de teclas, donde además esa pareja de hachas infernales formada por Doug Aldrich y Reb Beach demostraron la complicidad que existe entre ellos, lo que luego repetirían de forma más intensa si cabe en un memorable solo sobre la pasarela en la zona del público. La mayor pega de este concierto: el sonido. Europe sonaron de puta madre, algo bajo para mi gusto pero bastante claros. Y Def Leppard… bueno… sencillamente si buscas en el diccionario “sonido PERFECTO” es muy probable que aparezca su concierto en Barcelona. Pero a los de Tommy, Doug y Coverdale les faltó en todo momento muchísima definición, más claridad a las guitarras y al bajo de Devin.
El teclado tampoco sonó muy allá, y todo sonó bastante confuso en Is This Love un tema muy esperado que el sonido deslució un poco, más que nada porque hubo momentos en los que no supe si David Coverdale desafinaba mucho o era cosa del enmarañado sonido que llegaba hasta nosotros. Tampoco se escuchó demasiado bien el teclado en los primeros compases de Gambler (algo mejor en el solo) aunque el tema en sí fue un puntazo, al pelo para Coverdale, que se defiende muchísimo mejor en tonos medios. Este tema formó otro dúo antiguo / reciente con Love Will Set You Free, vuelvo a repetir, para mí un bombazo de canción, de lo que más me ha enganchado de su última época. Y es que en lo que a componer temas deliciosamente comerciales, Whitesnake siguen siendo unos maestros inigualables, con ese feeling lleno de rock y a la vez tan adictivo y pegadizo. Pero atención aquí porque hay un hombre, un icono del rock que este mismo año ha vuelto con la banda, alguien con quien no se como se las arreglaron para sobrevivir. TOMMY ALDRIDGE. Para mí, sencillamente, el gran nombre de toda la noche. Su estilo para tocar la batería es increíble y directamente, no se puede comparar con nadie. Batería 100% de vieja escuela, uno de mis ídolos a los palos, que no tiene piedad con ninguna parte de su instrumento, golpea sin compasión con una pegada colosal, y ofrece un espectáculo visual tan puramente ochentero que en estos días prácticamente ha desaparecido. Cuando llegó su solo, a mucha gente se nos cayeron los huevos al suelo, así, tal cual. A su velocidad, su clase, su estatus incomparable tras la batería hay que añadir su desmesurada pasión, que le llevó incluso a tocar parte del solo… ¡con las manos! Así, a zarpazo vivo.
Seguimos en el trozo instrumental del concierto, con ese duelo de guitarras a media tarde (nunca mejor dicho) entre Doug y Reb Beach magistral, alternando punteos, contoneándose entre ellos y desprendiendo chulería barata (de esa que tanto nos gusta) y clase a partes iguales y poco después Coverdale cantaría a capella el estribillo de la conocida Ain’t no Love in the Heart of the City, engañándonos unos segundos y pasando a ponerse romántico con Forevermore, y es que si en con otra cosa tienen mano de oro estos ingleses es con las baladas, aunque no se porque la melodía inicial me recordó a Sailing Ships. Si llega a ser así, os juro que se me caen las lágrimas, pero de todas formas Forevermore es un pedazo de balada que a pesar de ser de su último disco fue muy coreada. La sorpresa con Bad Boys esta vez fue menor por menos esperada, pero no menos deseada, que son cosas distintas. A puño cerrado y dejándome la garganta, fue uno de los momentos que más disfruté de la noche, junto Fool For Your Loving, uno de sus mayores éxitos que reservaron para el casi final. Nuevamente, el trabajo del sr. TOMMY (y lo pongo siempre en mayúsculas porque fue algo tremendo aquella noche) fue brillante, esa pegada, ese dibujo sobre su cabeza con las baquetas antes de dar el golpetazo, ese pelo cardado, esa puta clase insuperable… joder, que GRANDE, ¡¡¡gracias por volver a Whitesnake!!! No está Rudy Sarzo ni John Skies, pero con TOMMY volvemos a tener algo muy parecido a la superbanda de músicos que fue. La mecha se iba quemando y el concierto llegaba a su fin con un sonido algo más apañado que al principio pero sin ser 100% bueno, con Here I Go, sin duda el tema más cantado de la noche (cantado, saltado y bailado, como poco) como siempre en su versión ochentena (con el “drifter” en la letra) que es la más conocida y un petardazo final con Still of the Night que fue un desboque general para partirse el cuello, con Reb y Doug súper animados y Dave de nuevo en primera fila, a pecho descubierto, aunque fue bastante infernal para su voz, que claro, ya no está al nivel de su época grande, pero que aun así maneja con efectividad. A pesar del mejorable sonido, este concierto también superó mis expectativas pese a haberles visto tres días antes. Solo con lo que llevábamos ya había salido rentable la entrada. Pero claro, lo mejor aun estaba por llegar, y fue tan inolvidable que nueve días después aun tengo el concierto grabado a fuego en la cabeza.
Def Leppard. Que ganas tenía ya de tener tiempo para escribir esta crónica. Y es que si hace tan solo unos meses alguien viene y me dice que estaría viendo a Def Leppard en Barcelona le mando a freír espárragos. Motivos tendría de sobra, ya que han pasado, agárrense ustedes, 18 añazos desde su última visita a la península. Yo aquí, media vida muriendo por verles y de repente llega el momento en que les veo, no una, sino dos veces y encima casi consecutivas con tan solo 3 días entre ellas. Y otra que les volvería a ver, y mil más, después del soberano espectáculo en Hellfest y sobre todo un conciertazo inolvidable en Barcelona (aunque en ambos sitios hubo de todo ello) del que aun me siguen llegando imágenes aleatorias directas al cerebro. Si en Hellfest ya me dejaron maravillado, en parte por ser la primera vez que los veía, en Barcelona ya fue un concierto, para mi gusto, simplemente perfecto, ni más, ni menos, donde estuvo lo poco que faltó en Francia, mejor ritmo y sonido si cabe, músicos todavía más animados, y un setlist que no fue el correspondiente a su gira Viva Hysteria!, lo que para mí fue algo muy positivo, ya que pude ver dos conciertos distintos en cuanto a concepción y listado de temas y la entrada rentó más todavía, un show incluso más compacto y perfeccionista que el anterior. Si además en Hellfest empezaron de forma un tanto confusa que descolocó bastante, aquí fueron directos al grano, segundos después de salir a escena, con alboroto general, la gran pregunta dio paso a Let’s Get Rocked. ¡¡Y vaya si fuimos “rockeados”!! Sonido perfecto a nivel de claridad y sobre todo de potencia y una puesta en escena impecable, digna solo de unos auténticos monstruos del rock como Def Leppard.
Mi novia y yo, que ya estábamos mucho mejor situados que al principio, vivimos de cerca este comienzo que fue de una intensidad pocas veces antes vividas aquí por el menda, saltando a un metro del suelo, incluso después a un punto más de velocidad en Action, un cover de la banda Sweet. La gente literalmente alucinaba con todo aquello: una pantalla gigantesca cubría todo el fondo del escenario mostrando imágenes de la banda en ocasiones y en otras sencillamente cosas raras por que sí, como mini pantallas, bombillas, una cuenta atrás… espectáculo en vivo, que por suerte es igual al que llevan en su gira especial del “Hysteria”. Otro single no tardó en aparecer, precisamente Women aclararía finalmente si nos encontrábamos ante un show normal o que formaba parte de su reciente gira por Las Vegas. Maestría de Phil Collen, otro de los grandes nombres de la noche, que no solo sigue siendo un pedazo de guitarrista increíble encargándose de casi todos los solos, sino que también es de los que más actitud conserva en la banda, tocando descamisado y haciendo una demostración de saber estar, algo que otros, por ejemplo Vivian, han perdido parcialmente (aunque musicalmente hablemos de otro puto jefazo). De todas formas, a Hysteria fue el disco al que más tiempo dedicaron, nada menos que ocho temas, pero no olvidaron sus primeros clásicos, ampliando la lista respecto al show de Hellfest con Mirror Mirror (Look Into My Eyes) que fácilmente fue la sorpresa más inesperada de la noche. Una vez más, aplaudir con fuerza la labor de los coros por parte de toda la banda, muy fieles al disco.
Se podría decir que Foolin’ cambió el clima del concierto, pasando a ser algo más serio por esa tesitura agridulce que tiene en sus notas, aunque sonó bastante pesada, todo lo contrario que una extraña elección, Promises del “Euphoria” mucho más light, y por que no decirlo, una de las más poperas, aunque que nadie se asuste, porque esto fue lo más moderno que se escuchó esa noche, aunque me fastidió un poco que eligieran esa en vez de un temazo como podría haber sido Demolition Man. La clave para que un concierto llegue de verdad está, entre otras cosas, en que tenga buen ritmo, seleccionando bien los temas, y este caso fue un magnífico ejemplo: Rocket cayó como un cohete sobre nuestras cabezas, incluyendo esas extrañas voces pregrabadas del principio. Rick Allen le dio buena caña, otro que estuvo mucho más sonriente y animado de cara al público. Para este tema los coros son imprescindibles, al igual que para la siguiente Love Bites, otro momento marcado a fuego, baladón que te pone la carne de gallina cuando sea, mostrando la faceta más sentimental de Joe Elliot, del que hay que decir que tanto escénicamente como vocalmente hizo un gran concierto. Otra cosa es que su voz, obviamente, ya no es lo que era. En tonos naturales sigue conservando su encanto y fuerza, pero cuando tira de falsillo su voz se transforma en un hilito que en ciertos momentos incluso afea los temas, pero es algo muy puntual gracias a los coros, que le dan el soporte necesario. Pero vamos, como cantar, cantó fenomenal. Wasted y Gods of War volvieron a subir de tono el concierto, junto a un genial solo entre Phil Collen y Vivian Campbell, demostrando que musicalmente sigue en plena forma a pesar de sus problemas de salud actuales. Y es que las pocas veces que se marca el solo de los temas, se nota que ahí hay calidad suprema, no es un guitarrista cualquiera aunque se encargue básicamente de la parte rítmica.
Que nadie se me tire encima, pero yo eché de menos alguna balada más suya como When Love and Hate Collide o Have You Ever Needed Someone So Bad. Y eso que el repertorio no estuvo mal surtido, Bringin’ on the Heartbreak y tras unos minutos Hysteria se encargaron de llenar bien el hueco, y me encantan, pero ya que iba en pareja, esperaba alguna que otra más, sobre todo cuando la banda tiene tantas y tan buenas. De hecho Hysteria es una de mis power ballads favoritas de todos los tiempos y fue como caída del cielo. Ya dije que en su mayor parte tocaron el disco “Hysteria”, pero es que además ni yo mismo hubiese diseñado un setlist mejor para mi gusto, dejaron fuera las que (en mi opinión) menos gancho de directo tienen y solo dejaron las fundamentales, como la divertidísima y “felizoide” Animal, mucho bailoteo entre el público y Joe Elliot marcando el puente a base de palmas (también lo pasó en grande) y sin parar de llamar a la gente y de animar el cotarro. Lo estaba pasando como hacía tiempo que no lo pasaba en un concierto. Armageddon It siguió con esas melodías tan alegre que Def Leppard imprime a sus canciones: para mí ganó una infinidad de fuerza en directo, sobre todo el estribillo. Desafortunadamente ya solo quedaban unos pocos temas para cerrar, pero esta vez sí Pour Some Sugar on Me vino justo cuando más la necesitaba el concierto, para no bajar el pistón y mantener a un público que parecía en su mayoría encantado con la actuación de la banda, el sonido, el setlist y la forma de interpretar los temas, una banda muy sonriente (la mayoría se conservan bastante bien) y llena de ganas, algo que quizá falló un pelín en Hellfest.
Para mí es en su “Pyromania” donde guardan sus pesos más pesados, es el primer disco que escuché de ellos y mi favorito, y hasta ahora se me quedaba corto el material, pero Rock of Ages pegó fuerte tras un pequeño descanso de la banda, todo un himno para ellos y para nosotros, pero fue con Photograph, con ese increíble riff ultra rockero, con la que ya terminaron definitivamente de consagrarse como los reyes absolutos de la noche. “I don’t want you” sonó muy fuerte y “I don’t need you” muy debilucho, pero Elliot le ponía toda la pasión del mundo para un tema que la requiere a borbotones. Serían las ganas de más, pero me pareció que la batería de Allen sonó más fuerte que nunca. Y es que cuando se vive un concierto así… uno no quiere que termine nunca. Llevaba meses (desde que se anunció) esperando este momento que ha pasado tan rápido, aunque estas tres actuaciones seguidas las recordaré siempre, especialmente la de Def Leppard. ¡¡Grandes no, ENORMES!! Ojala tarden menos en volver la próxima vez…
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