domingo, 8 de noviembre de 2015

Chute de Anthrax (Lunes 02-11-2015, Sala Repvblicca, P.I. de Mislata, Valencia)

No sé porque a veces en la Comunidad Valenciana siempre nos llegan las cosas a medias o, directamente, no nos llegan en absoluto. Es por eso que al menos puedo dar gracias por haber vivido el lunes pasado un gran concierto como el que dieron los legendarios Anthrax en mi siempre bien recordada sala Repvblicca, en el polígono industrial de Mislata, Valencia. Ante esto podrían caber dudas de porque me quejo de ciertas cosas, pero es que no traer a Slayer es literalmente mutilar un concierto de una gira que, por lo escuchado, está arrasando el país entero. Eso, y el hecho de que el concierto de Valencia tuviese que ser en lunes. Este día precisamente fue horrible en el trabajo, pero eso no iba a ser impedimento para que saliera cagando ostias y me fuese levantando el asfalto hacia Mislata acompañado por mi chica, con todas las ansias, energías y deseos de evasión de toda esa mierda del trabajo que solo un concierto de estas características puede hacer realidad. A parte de todo esto, ocasión remarcada y especial para volver a decir hola a mi querida Repvblicca (después de, ojo, más de 10 años sin pisarla) y comprobar, ante mi gran sorpresa, que el lugar estaba a reventar de gente con las mismas ganas que yo de ver a la banda, a pesar del día de la semana. Cuando pensaba que no iba a encontrar ni la mitad de ambiente que en aquel Lunes de Cannibal Corpse, me sorprendo al comprobar que Anthrax, por suerte, sigue conservando todo el gancho del mundo y siguen siendo capaces de llenar allá a donde vayan. Pero cuidado, que la cosa no se quedó solo en un gran nombre viviendo de rentas, si no en cinco músicos fuera de serie que se dejaron la piel sobre el escenario.

Y antes que nada, voy a pedir disculpas por no hacer ninguna reseña de los grandísimos Angelus Apatrida, obviamente, porque no puedo inventármela. No pude luchar contra el asqueroso horario que tengo ni contra el hecho de ser lunes, y siendo así (aparte de un pequeño despiste en el trayecto que hizo que llegáramos más tardes) no pudimos ver ni un solo tema de su concierto. Y ya he dicho que Slayer no estuvieron en este cartel, pero nunca hay que despreciar el poder y la calidad de los manchegos sobre el escenario, así que más me jodió a mí perdérmelos, pues cada una de las veces que les he visto, más de 10 y sin excepción, han sido pura destrucción para gustazo de la peña. Lo único que puedo comentar es que (según la información de mi colega Lobo, al que fue un placer encontrarme allí) desafortunadamente no tuvieron su mejor noche con un audio pésimo que concentraba todos los instrumentos en un verdadero pelotón inaudible de sonido. Al menos tampoco nos perdimos ninguna maravilla… ya que según escuché, verles así era más sufrir por ellos que otra cosa, y merecen muchísimo más.

Por suerte no supe esto hasta que terminó el concierto de los americanos Anthrax, si no me hubiese acojonado bastante. Ya llegamos al lugar con apenas 20 minutos de antelación, lo justito para tomar unos birrazos y eliminar el poquito cansancio que quedara del viaje. Por otra parte, el agotamiento de la jornada de trabajo no es nada comparado con un buen concierto para mí, no hay día tan jodido que pueda impedirme esto. Así pues, nos metimos entre el público, buscando un sitio por el centro, sin demasiado traqueteo pero con una buena visibilidad. El escenario lucía sobrio, con un telón de fondo con unos pentagramas invertidos y poca decoración más, aparte del brillante juego de luces que acompañó a la banda ya desde el principio, cuando encendieron la mecha con A.I.R. a toda hostia. Comenzar con algo de su “Spreading the Disease” ya no es ninguna broma, y el sonido era alto a rabiar. Hasta ahí lo positivo, pero la verdad es que, a pesar de que la batería sonaba altísima y tremendamente potente, el resto de los instrumentos, incluida la voz, quedaban excesivamente por debajo. De todas formas, y sin cambiar de disco, con la macarra Madhouse el tarro de las esencias había sido destapado y la peña se mostraba muy eufórica y receptiva, cantando a grito “pelao”, el sonido iba siendo mejor poco a poco y los humos se iban calentando. Y es que claramente los temas antiguos eran los que más pasiones despertaban, a pesar de que hay que estar al loro con su más reciente discografía porque estos Anthrax actuales han renacido claramente de sus cenizas.

Ya tuve el gran placer de verles en otra ocasión, concretamente hace dos años en el Sonisphere 2013 en Barcelona, y mentiría si dijese que me dejaron indiferente. De hecho, diría más. Comparar hoy por hoy a Anthrax con algunos de los otros tres big four… hace que sobre todo Metallica y Megadeth y en mucha menor medida, Slayer, queden a sus pies. La banda conserva una energía y un entusiasmo increíble, que parece haber sobrevivido no solo a tantos años, sino también a tantos cambios de formación, con unos músicos (la mayoría pertenecientes a las primeras formaciones) que siguen siendo unos verdaderos hachas, y demostrando unas ganas de comerse el escenario que son difíciles de ver en bandas con una carrera tan longeva. Las miradas tras los primeros temas (ahí seguiríamos con la trepidante Got the Time) obviamente se centraban en una leyenda como Scott Ian, que sigue al frente de la banda tras casi 35 años (que poco cuesta decirlo…), tan divertido y metido en su papel como siempre, dando esos cabezazos al ritmo de las notas de su guitarra, con esa sonrisa provocadora y malévola por momentos, y sobre todo demostrando con el sudor de su frente que el tiempo no pasa por él. Pero el otro protagonista, un nombre que no se puede pasar por alto ni en la historia del grupo, ni en la del Thrash Metal en general, ese gran Joey Belladonna, también se llevó casi la otra mitad de la atención del respetable. Comparadme el estado físico de Hetfield, Mustaine o incluso Araya… yo creo que no hay color. El bueno de Belladonna, a parte de conservar una voz en muy buen estado, está en su plenitud en cuanto a subirse a un escenario se refiere. Y así lo demostró por ejemplo en Caught in a Mosh, que vino para mí mucho antes de lo esperado. Se tomaron con calma el comienzo, mientras Frank Bello torturaba su bajo, pero una vez sonaron los primeros guitarrazos fue un punto de referencia en el concierto, el tema más rápido y “mala leche” hasta el momento, lo que hizo que las primeras filas empezaran a darse manteca ya en plan serio. Desde nuestra posición seguíamos sin demasiados agobios, y al ir dispersándose la peña cada vez podíamos ir viendo mejor. Y el mencionado bajista… joder, ¡si es que no ha cambiado nada! Físicamente se conserva, y nos ofrece también un gran espectáculo con su constante headbanging. Lástima que su instrumento no sonara todo lo claro que debiera. Volviendo al “Among the Living”, que sin duda fue el disco en el que más se centraron, vino ese cañonazo llamado I am the Law, clásico donde los haya y una de las primeras canciones del Thrash Metal que escuché, por lo cual siempre es un inmenso placer gritarla hasta caer en directo. El torbellino Belladonna seguía y seguía, de un lado para otro, chafardeando entre tema y tema con el público, bromeando pero a la vez tomándose muy en serio su trabajo, cantando y afinando muy bien. Incluso tuvo detalles tan simpáticos y afines como sacar a escena la senyera del país valencià, que causó un gran aplauso.

Por momentos, decidí fijarme bien en la más reciente incorporación de la banda, el guitarra solista Jonathan Donais, más conocido casi por ser el guitarra de la banda estadounidense de Death melódico Shadows Fall. Y la verdad, flipé. Pensaba que echaría más de menos a Rob Caggiano, que ocupaba el puesto anteriormente (y a quien ya vi en el antes citando Sonisphere, a parte de con Volbeat), pero este hombre es una auténtica bestia, a los solos deslumbra, pero también en el plano artístico / escénico le da un nuevo color a la banda. Así que, por mí, por mucho tiempo. Fight 'Em 'Til You Can't ya parece ser conocida por todo el mundo, de su más reciente álbum, igual que más tarde atacarían con In the End, aunque sí es cierto que bajaban un poco el ritmo general. A mí personalmente el “Worship Music” es un disco que me encanta, y que se deshace por fin de ese tufillo tan noventero y desagradable que tenían sus discos con la época de John Bush (que nunca fue precisamente mi ídolo, la verdad) y que durante tanto tiempo han arrastrado. Como ya digo, vuelven los Anthrax de verdad, y este su más reciente disco no será, parece, una excepción, ya que entre los dos últimos temas citados se metieron un temita nuevo que saldrá en su próximo disco (a día de hoy sin título) llamado Evil Twin. Las acertadas y elegantes palabras textuales del propio Joey fueron “os vais a cagar en los pantalones con este nuevo tema” y la verdad es que sonó cojonudo (y ahora que lo he vuelto a escuchar, mejor todavía) pero sobre todo me alegré de que continúen por la senda clásica. Y es que Anthrax y Belladonna (junto al resto de la formación original) se necesitaban mutuamente. La mayor sorpresa para mí en cuanto a repertorio fue la trallera Medusa, thrasher hasta los huevos, donde incluso Jonathan Donais lo dio todo con sus molinillos sin parar, haciendo una gran pareja con Frank Bello (estuvieron codo con codo casi todo el concierto) y demostrando una técnica pasmosa. Scott Ian seguía entusiasmado, dirigiendo de vez en cuando miradas hacia el público, y Belladonna… ¡¡parecía encarar la última parte del concierto con más ganas incluso que al principio!! Obviando los agudos aquellos de los 80, que le quedan un poco grandes, hizo un show fantástico en este sentido.

Mencionar como curiosidad (aunque para algunos será algo más que eso) que el gran Charlie Benante no pudo acompañar a la banda en esta gira europea por su enfermedad del túnel carpiano, un músico imprescindible y un gigantesco batería, que fue sustituido con excelentes resultados por Jon Dette, que ya estuvo en la banda anteriormente, y cuyo trabajo fue exquisito. A parte, contó con la ventaja de que el sonido de su instrumento fue el más potente de todos. De hecho, me gustó tanto su pegada y su destreza a los palos que estaba deseando ver algo que hacía mucho tiempo que no veía en sala: un buen solo de batería… y por suerte, aunque muy corto, ¡¡hubo uno casi al final del show!! Como veréis ya en los últimos temas, el repertorio estuvo basado (por suerte) en la faceta más thrasher de la banda, obviando todos sus discos de los 90, aunque joder… ¡¡tampoco del “State of Euphoria” cayó ni una!!.... salvo Antisocial, que a pesar de ser un cover, es imposible después de tanto tiempo llevándola a sus directos no relacionarla directamente a Anthrax como si fuese un hijo bastardo. Aquí si que se desbocó el personal, y los empujones llegaban a todos los rincones de la sala, que cobró una vida inusitada. ¿Y que decir de cuando comenzaron esos primitivos tambores de Indians? Que al poco rato, cuando la canción cobra ese ritmo a la velocidad de la luz, ¡¡la peña se volvió absolutamente loca!! Especialmente en las primeras filas, tan solo con alzar un poco la cabeza se veía un mogollón que daba hasta miedo. Todos y cada uno de los que estuvimos allí disfrutamos como cerdos de este himno, a puño alzado en el estribillo y dejándonos las clavículas con su veloz esquema. Traca de la buena con Among the Living. El que se estuviese preguntando qué nos depararían para el final, ya sale de dudas. Espectacular y rapidísima, casi acelerada, para no permitir que nadie se quede empanado, brutal Belladonna con este tema, su voz guapísima y su actitud tan macarra y divertida como siempre, apoyados al 100% por la peña, que gritaba a pleno pulmón aquello de ¡Among, among among! entre empujones, fiesta y puños en el aire.

Conclusiones varias del concierto. Mi primera alegría al terminar el bolo, y como ya dije antes, fue encontrarme con todo un ilustre como el Lobo, con el que tuve el gusto de conversar un buen rato (aunque no pudiéramos vivir el concierto juntos). Para ser lunes, la verdad es que había muchísima gente, casi tanta como la Repvblicca podía albergar. Nada más llegar nos las vimos canutas para aparcar y entrar a la sala, pero siempre es un placer llegar entre semana y ver esa entrada registrada (aunque con Anthrax, era previsible). El sonido bien en general, aunque con muchos peros, diferencias demasiado notorias entre el volumen de los instrumentos y demasiado mogollón sonoro en las partes rápidas. Buen ambiente en mi esperada visita a la Repvblicca (después de perderme el reciente bolo de Stratovarius allí) y un concierto corto (hora y media si llega) pero muy intenso, unos Anthrax que vuelven a pisar fuerte y demostrando el porqué son leyenda.

Un detalle al que quizá no le debería dar tanta importancia, pero me toca bastante los cojones. Cuando vi mi entrada (genérica y muy fea, por cierto), donde figura el nombre de la banda (escrito a BOLÍGRAFO) se podía leer Anthnax. Pienso: será un error, aunque ya les vale. Pero cual es mi repulsa cuando veo que en todas las entradas ponía Anthnax… ¡¡¡ANTHNAX!!! ¡¡Dios!! ¿¿Por qué?? ¡¡Si está escrito con un puto boli, no fue un error de imprenta!! Esto, a parte de las manos a la cabeza, me lleva a pensar en el poco interés y la suprema ignorancia del personal de la sala, o de quien quiera que fuese la culpa de este cochino detalle. Facepalm de nuevo. Por favor hombre, un poco de respeto que hablamos de una de las bandas más grandes que ha dado la historia del Metal… Y por 25 euros quiero una entrada que aunque sea horrorosa al menos ponga el nombre bien escrito…

Para terminar, bastante polémica en este concierto por no haber traído también a Slayer (supongo que por el precio del pack). Sinceramente, si a día de hoy me dan a elegir, prefiero quedarme con Anthrax. Y no son palabras de autocompasión ni chorradas por el estilo. ¿Qué habría sido la hostia que estuviese Slayer también? Pues sí, pero como la mayoría podrá comprender, no puedo pirarme ni un domingo a Madrid ni un martes a Barcelona. Desde luego y por desgracia yo al día siguiente trabajo, por lo cual para mí fue una oportunidad de oro poder ver a estos genios del thrash aunque fuese en solitario. Tampoco se puede despreciar de ninguna forma el acompañamiento de Angelus Apatrida, que es una de las bandas más grandes que ha dado nunca este jodido país (aunque no pudiese llegar a verles).

_|,,| JaviMetal (Is The Law) |,,|_

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