lunes, 10 de diciembre de 2018

¡¡Fuego en la sala!! (parte 1) (The Dead Daisies, Jueves 06/12/18, Sala Salamandra, Hospitalet de Llobregat, Barcelona)

Las sensaciones y recuerdos de algún evento en particular siempre son la suma de varios momentazos que al final terminan marcando y convirtiendo una noche de Hard Rock en algo incluso más intenso. Si hablamos de Barcelona, mi ciudad favorita por excelencia, empezamos bien, pero si además le sumamos grandes momentos junto a colegas a quienes veo menos de lo que me gustaría, la cosa gana unos cuantos enteros. Pero no sería lo mismo sin el gran colofón, una de las bandas que más me ha sorprendido y enamorado en estos últimos años, una súper formación con nombre y apellidos llamada a convertirse en algo muy grande, en uno de los pilares del Hard Rock con toques sureños y que aúna una clase y una técnica exquisitas, de forma general y en particular en cada uno de sus integrantes. Me estoy refiriendo a The Dead Daisies, a quienes ya tuve el privilegio de ver en directo este mismo año en el Rock Fest Barcelona, y que en esta ocasión regresaban con más fuerza y con un repertorio más amplio a la sala Salamandra, en Hospitalet de Llobregat. Y es que tras la grata sensación de fiesta y desparrame que me dejaron en Santa Coloma, no podía dejar pasar la ocasión de verles en plena sala, una sala que además llevaba muchos años sin visitar. Su último trabajo, el “Burn it down” ha sido para mí uno de los discos del año, así con mayúsculas, la culminación por el momento de una banda que todavía tiene muchísimo que decir y que con esta su formación actual, está más fuerte que nunca, contando desde hace un año aproximadamente con la batería de un Deen Castronovo absolutamente impresionante que se ha convertido ya en un miembro imprescindible y (para mi gusto) insustituible.

Lejos de ser un concierto ‘aperitivo’, era uno de los más esperados de esta ultimísima rama del 2018 que casi ya se nos va, no sin antes dejarnos un fin de semana que sin duda será uno de los más recordados del año. Es curioso como en casi todos los años me sucede lo mismo, los últimos son los que más chicha y buenos recuerdos dejan dentro de uno. Continuad leyendo y sabréis porque lo de aquella noche fue antológico. Pero para ponernos en situación, llegamos con algunos minutos de antelación, vía metro, a Hospitalet de Llobregat, en donde poco después se nos uniría Elena, que también se marcó un fin de semana de auténtico Hard Rock con nosotros y otros colegas. Para el que conozca el cartel, sabrá que antes de la banda principal actuaban los Catstrike, banda madrileña de Hard Rock a quienes lamentablemente llegamos tarde, de hecho, un poco más y nos perdemos el primer tema de los Dead Daisies, tal fue la extrema puntualidad con la que el concierto se llevó a cabo, excesiva, de hecho, ya que a las 20:30 estábamos literalmente entrando por la puerta y ya estaban en marca los americanos.

En cualquier caso, tras unos cubatas brutales en el clásico bar Pepe (o Manolo) de Hospitalet, nos dirigimos con el tiempo bastante pegado al culo hacia la Salamandra, la cual por suerte teníamos bien cerca. La primera impresión no pudo ser mejor: la sala literalmente a reventar, toda la peña amontonada y no se podía apenas avanzar entre ella, un gran éxito en la venta de entradas que me hizo pensar que se podría haber celebrado en otra sala más grande e igualmente hubiesen triunfado. ¡¡Bien por ellos!!

Vamos al turrón. Como he dicho antes, cuando entramos a la colmada Salamandra, ya sonaba a piñón fijo Midnight Moses, un tema muy representativo de su estilo (aunque realmente es un cover de The Sensational Alex Harvey Band), con ese rollo sureño bien presente, mientras la peña disfrutaba y se veían decenas de móviles grabando la apertura. Nos situamos cerca de la barra en un lugar con buena perspectiva y… ¡¡a gozar de este súper grupo!! Lo próximo en llegar sería Evil, con Marco Mendoza subido en la tarima y Dave Lowi y Doug Aldrich flanqueando el escenario, este último ya dando una sobrada muestra de su talento en el solo, con sus ademanes y sus contoneos… no os voy a engañar, fue el puto amo del concierto por varias razones, pero su sola presencia ya fue una muy importante. No se puede menospreciar ni mucho menos el trabajo de Corabi a la hora de animar y prender fuego a la sala cuando empezaba a pedir palmas y gritos para… ¡¡Make some noise!! mientras Doug le metía caña al wah wah de su micro o presentando Rise up, el primer tema de la noche en caer de su último gran disco, el “Burn it down”, que llevó el concierto a otro nivel. De nuevo Aldrich nos deslumbró a todos con sus filigranas, su inmensa clase y su fuerza escénica. Corabi nos contaba que estaban muy contentos de volver y de nuevo pedía ánimos y ayuda para cantar, en esta ocasión, los coros de Dead and gone, metiéndose a la peña un poco más en el bolsillo. Hasta ahora, salvo un par de irregularidades en los primeros temas, estaba cantando fenomenal, su voz está fuerte, se nota en temas como este y no falla a la hora de afinar en otros como What goes around, una de mis favoritas de toda su carrera. Vaya feeling más brutal tiene, esas guitarras y sobre todo, la contundente batería de ese monstruo llamado Deen Castronovo, a quien era difícil dejar de observar. Por nuestra parte (y por la de toda la sala) ya estábamos muy metidos en el concierto, cada vez disfrutando más, y es que no todos los días se puede ver en directo a una formación con ese nivelón tan impresionante. Ya mirarasa Marco, o a Aldrich, siempre te sorprendían con detalles técnicos y visuales, señal de su incomparable estilo.

El propio vocalista nos hizo un pequeño discurso sobre cómo pensaba que su carrera estaba acabada y muchos le dijeron que desapareciera, pero ahí estaba él, en el momento álgido de su carrera como músico, con su propia banda y unos temazos del nivel de Resurrected, que precisamente hace referencia a todo esto que nos contaba, al ritmo imparable que marcaban las bases de Marco y especialmente Deen, pura pegada, pura energía tras los palos. Y que gustazo ver a ambos guitarristas juntos, compenetrados y con gestos de complicidad. Aldrich se marcó un pequeño solo de guitarra, justo para empalmar con Last time I saw the sun, mientras John Corabi cogía sus maracas, acto que repetiría en más de una ocasión para darle esa ‘salsa’ extra a las canciones. Esta gente puede tocar lo que le salga del nabo, así de claro, y la próxima en ser versionada fue Join together, comenzando de nuevo con wah wah, y en la que todos salvo Deen, que tocaba la base, terminaron en primera línea del escenario de pie y haciendo palmas, sin instrumentos, simplemente dedicándose a animar al público mientras Corabi nos marcaba el ritmo vocal. Esto da muestra de la dedicación a sus fans, y solo es una muestra de lo que se puede ver en sus conciertos, porque aparte tienen su propio club de fans y sus exclusividades con ellos. No solo cuidan los detalles encima del escenario, sino también debajo de él. Sencillamente, adoro que las bandas tengan esta clase de dedicación con la gente que les apoya. Esto marcó, aproximadamente, la primera mitad del concierto.

Poco tardó el cantante en volver a pronunciarse, con un breve discurso, muy emotivo, sobre la historia de la banda. Bastante emocionado, comenzó a entonar Set me free, junto al resto de la banda junto a él, con instrumentos acústicos (incluyendo a Castronovo con su aro de sonajas). Fue un momento menos intenso a nivel musical, pero muchísimo más a nivel emocional, ya que tanto esta como las que la siguieron rezumaban feeling por los cuatro costados. Fueron dos más, Maggie May (Rod Stewart) y la archiconocida Let it be (The Beatles), con la particularidad de que la primera fue cantada por Deen Castronovo (presentado como ‘el nuevo Daisie’) de una forma increíble, nunca hubiese pensado que pudiese cantar así, con una voz cálida, rota y muy personal que me recordó en ciertos momentos a la de Peter Criss (KISS). Yo al menos quedé rendido a su talento. Corabi, literalmente, se salió cantando la de los Beatles, en una de sus mejores interpretaciones de la noche. Como digo, un fragmento acústico digno de quitarse el sombrero.

Volvíamos a la caña habitual con otro tema de su último redondo, en este caso la que le da título: Burn it down. Todas ellas estuvieron muy bien repartidas a lo largo del concierto, dándole el protagonismo merecido a un disco que, como ya he dicho antes, es de lo mejor que he escuchado este año. Buen segundo arranque junto a All the same… y señores… que PUTO ROLLAZO tiene este tema, ¡¡brutal!! Salvo los tonos más elevados, fue interpretada en escala 1:1 con el disco, esto es, rozando la perfección más absoluta en lo musical, pero añadiendo ese saber estar y técnica de los músicos sobre las tablas, Doug y sus casi sexuales movimientos, Corabi encarándose a nosotros y sabiéndose el puto amo, Marco mirando desde arriba con picardía… la banda de nuevo en estado de gracia, energías renovadas y ni siquiera habían llegado a los bises. De hecho, se ganaron una buena tanda de aplausos y oes, realmente ensordecedores, tras With you and I (un tema que habla sobre la esperanza) por el bestial concierto que se estaban metiendo. El guitarrista Doug Aldrich brindaba justo tras terminar el tiempo de descanso (que fue mínimo) por nosotros

No fueron las primeras ni tampoco las últimas, hasta 7 covers completos cayeron en su setlist, sin contar las que la banda tocó mientras Corabi presentaba a sus miembros, como Highway to Hell (AC/DC), I Love Rock’n’Roll (Patty Smith), School’s Out (Alice Cooper), Long live Rock’n’Roll (Rainbow) y It’s only Rock’n’Roll (The Rolling Stones) y, temas que de seguro han influenciado a más de uno de ellos y de paso, avivaron el fuego de la fiesta hasta límites insospechados, tremendamente divertido. Tras una de las más cañeras, Leave me alone (un desmelene absoluto), otro cover, también de la mano de los ‘Stones’ con Bitch, muy coreada y reconocida. El calor se extendía a toda la sala, y no hablo de temperatura, sino de pasión por el Rock, de ganas de más música, y sobre todo, de comunión con una banda que lo dio absolutamente todo. Seguramente influenciada por Aerosmith, la melodía de Song and a prayer, volvió a los registros más sureños, mientras que Long way to go, sin salir de ellos, es un tema perfecto para dejarse llevar en directo, lo conozcas o no, es sencillamente para cerrar los ojos y dejar que el ritmo te transporte, ese es el espíritu The Dead Daisies, puro sentimiento, puro rollo. Helter Skelter fue la penúltima versión de la noche. Muchos opinarán que la banda se entretuvo mucho hablando con el público o perdió muchas oportunidades con demasiadas covers, pero cuando están tan bien interpretadas, rebosantes de tanta clase, es un gustazo inmenso escucharlas y vivirlas en directo, y por mi parte, ninguna queja, ya que esta gente nos ofreció un conciertazo de más de dos horas apabullantes. Volvieron a estallar las guitarras de David y Doug con la fiestera y descalabrante Mexico, y de nuevo el ex–guitarrista de Whitesnake, Bad rising moon o Dio se exhibió con un descaro casi impertinente, lleno de chulería y personalidad, y una forma de tocar que de nuevo puso la sala a sus pies. Corabi se encargó de alabar a las grandes bandas de la historia del Rock (y mandar a tomar por culo a Tommy Lee jejeje) para presentar el último caramelito de la noche, una Highway star completo con el que terminaría adaptando su característica voz, bordando el tema y con un solo de Aldrich que no dejó lugar a dudas: es un jodido DIOS de la guitarra, así de simple, tocando hasta de rodillas. Personalmente esperaba algún otro tema, pero en verdad, habían superado ya las dos horas y no se podía pedir más.

Tras esta grandiosa demostración de calidad, salimos de la sala para encontrarnos con algunos miembros de la banda, como John Corabi, que nos firmó el último disco, y Doug Aldrich, que además se hizo una foto con nosotros. Consideración y amabilidad hasta el final, una auténtica pasada, un colofón dorado para un concierto memorable, plagado de intensidad, grandes nombres pero por encima de todo, grandísimos músicos.

Pero la fiesta, por supuesto, continuó, y nos fuimos derechos al metro y al Hell Awaits, posiblemente el mejor garito de Barcelona a día de hoy, donde fuimos atendidos como siempre con total dedicación, unos precios más que asumibles, una decoración exquisita, una música de lo más selecto y a un volumen considerable y claro, unos cuantos cubatas, siendo el broche perfecto para aquella noche. Pero lo mejor de todo era pensar que al día siguiente nos esperaba otra gran fiesta de Rock’n’Roll con más bandas, más colegas, más Hard, más garitos y más desfase.

_|,,| JaviMetal (Is The Law) |,,|_

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