jueves, 11 de julio de 2019

Only for TRUE WARRIORS (Rock Fest Barcelona 2019, Sábado 06-07-19, Parc de Can Zam, Santa Coloma, Barcelona)

El sábado, salvo precisamente los que inauguraron para nosotros el cartel, había nombres de calidad pero ninguno que realmente supusiera una gran sorpresa, ninguna rara avis de esas que solo por su interés es capaz de atraerte hasta ella con solo escuchar pronunciar su nombre. Sí, nombres enormes como Krokus, Saxon o Angelus Apatrida, pero a pesar de lo que me gustan sus directos, son bandas a las que he visto (en algunos casos) en más de una decena de ocasiones, y tal como estaba el percal por distintas variables, me organicé junto con mi chica para hacer de esta jornada una, por no decir de descanso, más relajada que el resto. El viernes el calor dio cierta tregua en momentos muy puntuales de nubes que se iban tan pronto como llegaban, así que al menos esperábamos que la cosa funcionase igual este ya penúltimo día. Sin duda para ambos era el cartel más flojo, pero no por ello sin momentos disfrutables al 100%, también por supuesto con la gran compañía de varios colegas con quienes nos codeamos en la zona de las mesas, cubierta por una enorme lona que nos protegía del sol directo. Y es que estos momentos, aunque no estén ni mucho menos dentro de mis prioridades en un festival, también valen oro y en algunos casos como este, refuerzan viejas amistades. Sea como fuere, la cosa empezaba bien temprana, al poco de pasar las 15:00, así que os podéis imaginar cómo torraba el puto Lorenzo. Imprescindible un litro entero de protector si uno quería ver varios conciertos a primera hora, incluso alguna gorra o pañuelo para que no se prendiese fuego la melena. Si los artistas (algunos) se quejaban de las temperaturas, que se pongan en nuestra piel… Pero como siempre, a muerte, no existe otra forma.

Antes de entrar al trapo, pasamos por varios sitios clave. Uno de ellos son las fuentes que hay fuera del recinto, en la zona con árboles, que es una de las mayores maravillas del recinto en el parque de Can Zam. Solo por esto ya no vale la pena llevarse el festival a otro lugar (a no ser que mejore enormemente las condiciones…). Nos refrescamos y bebimos hasta que no pudimos más, cogiendo reservas y ánimos para los pocos conciertos imprescindibles del día y además, comimos un austero bocata que llevábamos preparado. Todo ello, por supuesto, tirados sobre la hierba y disfrutando de la tan necesaria sombra, con unas birras fresquitas, concienciándonos y preparándonos para la batalla. La segunda parada fue en los baños. Esto es algo que desde hace un año ha mejorado también notablemente, igualmente este año se ha ampliado la lona de hierba artificial hasta aquí. Los polyklyn de turno están bastante limpios (como siempre, dependiendo del momento, pero casi siempre), con gente dedicada en exclusiva a mantener su higiene y sobre todo… ¡¡papel higiénico!! Porque no nos engañemos… cagar y mear en un festival es algo que debería ser, ya no digo un placer… pero como mínimo un derecho y no un privilegio, y la mayoría de veces desgraciadamente es esto último cuando hay suerte… Aun queda muchísimo por mejorar, pero creo que el festival en este sentido va por el buen camino, al menos aquí no hay distintos wc para los burgueses que lo puedan pagar y para el resto de la plebe, como en el Leyendas.

Hecha esta aclaración que tenía en mente, y ya con todas las necesidades vitales básicas cubiertas, nos fuimos raudos hacia el centro del recinto tras haber escuchado en todo este rato la actuación de Leo Jiménez y los insufribles Avatar que no sé que pintaban exactamente en un festival de Metal… lo mismo que los posteriores Combichrist o Def Con Dos: absolutamente nada. Sea como sea, ante la elección del primer grupo, nosotros lo teníamos claro: los escoceses Gun. Para mucha gente no suponían una gran atracción por el hecho de que su formación ya poco tiene que ver con la de aquella banda de Hard Rock fundada a finales de los 80, teniendo tan solo a Giuliano Gizzi como superviviente en el seno de esta. Sin embargo, creo que a pesar de este detalle, la formación rejuvenecida desde finales de los ’00 dio un concierto muy digno, animado y con muy buenas maneras. Si en sus inicios mostraban influencias punk y glam, estas han sido sustituidas por la elegancia al máximo nivel, al menos en lo que al directo se refiere y en la forma, pero no en el fondo. Así Giuliano y los suyos, algunos relativamente jóvenes como el guitarrista Tommy C. o el propio vocalista Dante Gizzi, salieron on fire a escena (y no por hacer un chiste con las insoportables temperaturas), abriendo con She Knows, y se les veía radiantes y muy ilusionados con el concierto a pesar de las horas que les habían asignado. El carisma del vocalista, con sus gafas de sol y chaqueta de cuero (con dos cojones ahí) no tardó mucho en camelarnos, y sus saltos y carreras nos pusieron en marcha rápidamente en una de esas actuaciones que te incita a saltar casi de inmediato. Temas con mucha melodía como Don’t say it’s over o la más conocida Better days (quien más y quien menos habrá escuchado este tema aunque sea de rebote) fueron como un refresco para el calor, y más con la brisita que corría a ratos que le daba a uno la vida.

A parte de su enérgica actuación, la voz de Dante también ralla a un buen nivel, no tiene el toque distintivo de la que grabó los temas originales pero diría que les aporta un toque de frescura innata. Tienen un disco reciente del que también extrajeron unos cuantos cortes, como la que da título al disco Favourite Pleasures, o Take me down, el que viene a ser el single, y la verdad es que sonaron muy bien, respetando sobre todo la parte hard-rockera, gracias sobre todo a los solos que se marcaron tanto Giuliano y Tommy. Este último, pese a que su imagen es un poco chocante, también le echó ganas y actitud salvando algunos aspectos. 30 años han pasado ya desde la formación original, y la banda quiso hacer homenaje tocando Taking on the world, uno de los hits de aquellos tiempos que impulsó su carrera y les proporcionó la oportunidad de ser teloneros de bandas gigantescas, aunque luego por desgracia su legado se fue perdiendo en el anonimato… La gente alzaba sus voces sobre todo en los temas que más se agarraban a los oídos, en estribillos como el de Inside out o Steal your fire (que casi aun resuena en mi memoria) 100% de directo, mientras tanto el batería Paul McManus sudaba la gota gorda pero mantuvo el tipo como un metrónomo, afín en su forma de tocar a la elegancia que destilaba la banda. Nos enseñaban el nuevo disco y nos instaban a pillarlo en el merchan antes de despedirse con Shame on you y una versión de las que no te esperas, el (You Gotta) Fight for Your Right (To Party!) de los ochenteros Beastie Boys que a fin de cuentas tampoco quedó mal y animó bastante el cotarro.

Entre Cradle of Filth, que no me apetecía nada verlos a plena luz del sol (ya si eso en el Leyendas, tampoco me dicen demasiado hoy en día) y Def Con Dos, que me sigo preguntando qué pintaban en este festival, teníamos un buen paréntesis para tomarnos un merecido descanso como hacía ya días que no nos dábamos y prepararnos para la batalla de hacha y martillo que iba a suponer la de la actuación de los suecos Hammerfall. En esas, buscando mesa, nos encontramos de nuevo con Johnny y su mujer que tomaban algo tranquilamente, nos quedamos un rato con ellos, pero la hora de afilar las armas estaba bien marcada.

Y Hammerfall, la máquina imparable de Heavy Metal, renacidos, reinventados pero manteniendo el estilo que les ha hecho tan grandes y reforzándolo gracias a un último disco que vuelve hacia sus raíces, el “Built to last”, aunque ciertamente le queda poco tiempo de ocupar esta posición, ya que a mediados de Agosto podremos darle cera a su próxima creación, que se titulará “Dominion”. El título al menos va por buen camino. Hacía mucho tiempo que no la escuchaba, y curiosamente la escogieron para destapar el tarro de las esencias: Legion hacía las veces de apertura para el show de estos guerreros que, si bien ya abandonaron las armaduras en directo hace muchos años, siguen mostrando una actitud 100% convincente forjada en el acero del auténtico Metal del que a día de hoy son uno de los grandes abanderados. Riders of the Storm abría la caja de los clásicos de siempre, que continuó con Renegade, en la que ambos guitarristas, tanto Oscar como Pontus Norgren, se salieron de madre ocupando la pasarela y combinando solos a la velocidad del rayo, vaya par de hachas con las que cuenta la banda, un valor seguro. Lo único que de momento se echaba en falta era un par de puntos más de volumen.

Sonaban muy bien, pero faltaba rabia en la ecualización final, que ya se encargaron de ponerla en parte otros temas que sonaron, como la novísima Sweden Rock (que aunque me parece algo genérica, creo que va a pasar muuucho tiempo formando parte de sus setlist) y Any means necessary, de su época más oscura con tres discos que me dejaron bastante frío. Aunque hay que reconocer que en directo funciona de cojones. Algo más guerrera, Bloodbound gana en contundencia y Joacim fue a muerte con ella, yendo de un extremo a otro del escenario y asomándose al respetable, que respondía enfervorecido. Y es que es otra de las bandas a las que se les adora en esta tierra. También hacía cacho que no me encontraba con Hero’s Return, del “Crimson thunder”, probablemente el disco que les llevo hasta todos los hogares. Pontus, Oscar y el bajista Fredrik ponían especial empeño con los coros de Last man standing, otro de esos temas que a mi parecer son algo extraños pero que rinden mucho en directo y levantan muchas pasiones a la hora de cantar. Joacim volvía una y otra vez a interactuar con nosotros, preguntando quienes era la primera vez que les veían en vivo y quienes no, pidiéndonos ayuda y guiñándonos gestos continuamente. Su presencia y solvencia como frontman, desde luego, ha mejorado muchísimo ya no solo desde el principio del grupo, sino desde que yo empecé a verles en la gira del “Renegade”. Como siempre, defendiendo el auténtico Metal a golpe de martillo, Let the Hammer fall se convierte en una imprescindible, pero eso también va indicando el final del concierto, lo cual me dejó loco, ya que había perdido completamente la noción del tiempo. También golpeó con fuerza Hammer high, un himno de guerra de su “Built to last” flipante en directo, creada para tocarla en vivo frente a cientos de fans que alzan el puño. El martillo de la verdad, como siempre, aplastando a las bandas de falso Metal. El mismo Joacim se despidió amablemente de nosotros, diciendo que su corazón estaba ardiendo gracias a nuestro calor. No tardamos mucho en coger el símil, y el riff iniciado por Oscar para Hearts of Fire supuso un aluvión incalculable de alegría ante un tema tan legendario que cantamos hasta reventarnos la tráquea. Y es cierto que ese día nos perdimos más actuaciones de lo habitual, o puede ser que fuese por la emoción de terminar con dicho himno, pero la actuación de Hammerfall terminó con uno de los griteríos más intensos y extensos que recuerdo en todo el festival. Dar el callo como la gente espera de ti al final tiene su recompensa en gestos como estos. Siempre enormes Hammerfall.

Como decían los Gun anteriormente analizados, Shame on you. Y es que me avergüenzo bastante de, siendo la gira de despedida, haberme perdido a los Krokus aquella misma tarde (aunque en verdad ya les he visto un par de veces). A pesar de que el sonido no era demasiado bueno y no habían creado toda la expectación que se suponía para tan señalado evento, sé que debería haber estado allí dándolo todo. Pero cuando estábamos ya situados para verles, una brutal y desmesurada tromba de agua cayó de repente, con gotas como escupitajos enormes, que nos obligó inmediatamente a buscar refugio. De repente, todo se encharcó y las goteras caían a chorros desde los bordes de las carpas. Fue algo tan inesperado como intensivo, y lo cierto es que no duró mucho (por suerte), pero nos apalancamos de mala manera con nuestros colegas catalanes y a base de mojitos, long islands, kaipiriñas y unos canutos, la cosa pasó a mayores y casi sin darnos cuenta habían pasado, no solo la actuación de los suizos, sino también la de Angelus Apatrida, que me dolió en el alma, suerte que les vi hace unos meses en Alicante, pero mientras sonaba el Sharpen the gillotine apenas podía contenerme de saltar e ir hacia su concierto arrasando con todo lo que pillara de por medio. Lo de Venom ya me dio más igual. Ninguna de las veces que les he visto me han llegado totalmente, y era una banda prescindible en mi running order personal. Además, se notaba a la legua que por muy estruendosos que sonaran, la calidad era una mierda como un camión.

Pero por muy perjudicados que fuésemos, por mucho que pesara ya el cansancio de casi tres días, había una banda por la que moriría cada vez que les veo en directo. Da igual que tenga más o menos ganas de verles, da igual que casi siempre formen parte de los carteles españoles, porque son un valor tan seguro que al final siempre terminan atrapándome irremisiblemente. No fallan, y no lo digo yo, sino todo el mundo que sabe apreciarles, saben que lo de Saxon es una fuerza sobrenatural, un torbellino de puro Heavy Metal que arrasa de punta a punta el mundo. El águila aterrizaba de nuevo sobre el Can Zam con energías renovadas. Para ir abriendo boca, tuvimos un repaso en imágenes de su carrera, con espacio dedicado a los fans con fotos, tatuajes (incluido el de mi colega Juanmi jeje), etc. para poco después, disparar a piñón la movida con Motorcycle man, y no podían haber escogido una más explosiva, sin preámbulos y sin presentaciones, directa a la nuca, seguida de otra no menos cañera, Battering Ram, con la batería frenética de Nigel Glocker que se salió por todos los lados en este concierto. La impresionante águila que llevaban presidiendo el escenario se puso en horizontal en un despliegue de medios pocas veces visto para acoger nuevos trallazos, uno de ellos Wheels of steel cuyo riff de guitarra me vuelve jodidamente loco en vivo, ¡no puedo parar! Empezamos ya con los guiños a los fans, demostrando que a pesar de su inmensa grandeza siguen siendo ese grupo humilde que coquetea con el underground, y Biff, que estuvo increíble en todos y cada uno de los temas, se calzó el chaleco de un fan para cantarse con todas sus fuerzas uno de mis temas favoritos, Strong arm of the law… ¡es puta LEY!, enganchando con otro clásico inmortal como Denim and Leather, así que imaginaos cómo estaba el ambiente, la gente aplaudiendo como cosacos, gritando y a pesar de las horas, bailando y pasándolo teta.

Directamente desde el año 1979 (ojo…) un tema que creo no haber visto nunca antes, de su “Saxon” (primer disco), Backs to the wall, que la gente tardó en reconocer y por supuesto, otra que últimamente si han hecho fija en sus setlist y que dedican siempre a los miembros caídos de Motorhead: They played Rock’n’Roll, de su última creación “Thunderbolt”. Estaba claro que el repertorio estaba enfocado a los clásicos, ya que solamente cayeron dos de este, pero los guitarras Paul Quinn y Doug Scarratt lo viven igual de intensamente, da igual que hayan tocado algunos temas miles de veces, que les ves a uno concentrado pero muy apasionado y al otro dando brincos y carreras con ese estilo ochentero que no puede quitarse de encima. Ahora sí, literalmente el águila aterrizaba y sonaba The Eagle has landed. Tal vez por su longitud rompió un poquito el ritmo del concierto, aunque me encantó ver a Byford subido a la plataforma de la batería esforzándose al máximo con las partes altas a pesar de la impresionante sudada que llevaba encima. En esta media parte cayeron temas más recientes, como Batallions of Steel y Dogs of War mientras salían llamaradas de fuego del escenario que nos daban más calor todavía, aunque no era necesaria, ya que solo con ver al frontman a uno le ardía la sangre. Metal es lo que corre por la suya, eso se nota a la legua, porque su pasión y entrega no conocen límites. Quien crea que no eran merecedores de ser los cabezas de cartel… poco saben apreciarles, ya que solo hacía falta vivir temas como Solid ball of Rock o la clasiquísima And the band played on (en la que Doug salió un rato fuera de escena) para darse cuenta de que su estatus está sobradamente justificado.

Con el águila oscilando de un lado para el otro sobre las cabezas de los músicos, hicieron honor a una de las pintadas de su escenario con Power and the glory, otra de mis favoritas que recuperaron hace muchos años ya. Biff seguía recibiendo cada vez más y más chalecos de sus fans que iba acumulando sobre el escenario o probándose el bueno de Nibbs Carter, que también curró de lo lindo sin parar todo el concierto, haciendo headbanging por aquí, corriendo por allá… dejándose el cuello y el culo. Como un trueno, así sonó precisamente Heavy Metal Thunder, y es que estuvo amparada por un sonido demoledor, digno de tan grandes titanes y del horario de su actuación, al igual que lo fue el bestial montaje que llevaron. Pareja de ases para despedir la noche, cantadísimas Crusader y 747 (Strangers in the night) que a pesar de su relajada cadencia en ciertas partes, encaja siempre de maravilla en las últimas posiciones, para dar el estocazo final con Princess of the night (por supuesto), que enloqueció a todos los fans, mientras el gigantesco águila de luces seguía sobrevolando el escenario. Todos salieron a la pasarela en escuadrón para terminar el tema, y antes el vocalista nos dijo que tenían un nuevo directo a la venta (“The Eagle Has Landed 40 (live)”) y que si no podíamos costeárnoslo… ¡lo robáramos! ¡A ver que otra banda con 40 años de existencia hace semejante afirmación!

Pocas por no decir ninguna gana de ver a Arch Enemy. Hace tiempo que me aburrí de ellos y no he escuchado sus discos desde hace casi una década, así que me suscitaban bastante poco interés, lo que unido al devastador dolor en la planta de mis pies me hizo plantearme definitivamente la vuelta a casa, que aquella noche iba a ser la más rápida, barata y sencilla, ya que el metro permanecía abierto toda la madrugada. Aunque era temprano (no llegaría a la una y media) prefería reservar bien las pocas fuerzas que me quedaban. El domingo era el día por excelencia del Rock Fest de este 2019 y las bandas que tocaban bien merecían el sacrificio de retirarme a una hora moderada (algunas de ellas auténticos DIOSES para mí, como Dream Theater o Def Leppard, es lo que tiene que te apasionen todos los estilos del Rock y del Metal jeje).

_|,,| JaviMetal (Is The Law) |,,|_

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