lunes, 12 de agosto de 2019

Leyendas: No Pain, No Gain (Leyendas del Rock 2019, miércoles 07-08-19, Villena, Alicante)

Cuando todavía tengo el cuello hecho trizas… cuando todavía estoy medio sordo, con los huesos molidos por los 28 conciertos que me he comido (la gran mayoría enteros) en esta edición 2019 del Leyendas del Rock. Cuando el agotamiento extremo derivado de estos cuatro días de mandanga sin descanso me tiene postrado en el sofá de mi casa casi sin capacidad de moverme y las sensaciones brutales, intensas y variadas aúnrecorren mi cabeza, es el momento de ponerme las pilas y empezar a darle caña al teclado para iniciar lo que va a ser la crónica de la primera de las cuatro jornadas que formaron parte de este festival que es desde hace unos años y será si nada cambia uno de los grandes del territorio nacional en cuanto a Rock y Metal se refiere. Mucho ha llovido ya desde aquella primera edición del año 2006 de un evento que todavía se encontraba en pañales, un festival bastante casposo y humilde pero con grandes maneras, intenciones y motivaciones a sus espaldas y un trabajo que le permitió, año tras año, ir consolidándose como uno de los grandes nombres de referencia para todo metalero que se precie de serlo. Primero fue Mazarrón, luego San Javier, Beniel y desde el 2013 en la ciudad que más ha visto evolucionar al Leyendas y pasar de ser un festival del montón a ser uno de los más reconocidos, cuyo nombre ya suena incluso en Europa y se internacionaliza cada vez más. Ha sufrido las más duras penurias, e incluso en alguna edición que recuerdo, estuvo a punto de cancelarse por distintos motivos, pero por inmensa suerte, sigue formando parte de Villena, y así debe ser por los siglos de los siglos. Señoritas y caballeros, con ustedes: LEYENDAS DEL ROCK 2019.

Como es habitual, no pude dormir casi lanoche anterior, y eso que ya había entrado en calor a base de bien con el pedazo de concierto que dieron los murcianos S.N.A.K.E. en el Pub Valhalla en la misma Villena el martes (un grupo 100% recomendable). La espera del día se hizo casi insoportable. Un año sin Leyendas del Rock es excesivo. Se tendría que celebrar dos veces al año. Esa misma mañana, mis colegas Kurro, Momo y yo nos desplazamos hasta la zona de acampada, concretamente hasta la de las furgonetas, para montar allí nuestro particular fortín, que incluía la furgoneta, un gran toldo para sombra y hasta un jodido sofá, pasando de nivel profesional a nivel Dios. Tomamos unas birras allí celebrando la llegada de estas esperadísimas fechas y volvimos al pueblo en un suspiro. Pero ya habíamos catado la felicidad que supone estar allí.

Por la tarde, yo ya estaba preparado para matar o morir. Como nadie más quiso apuntarse a primerísima hora, quedé con mi amigo Juanma y juntos nos fuimos para allá para ver si con un poco de suerte llegábamos a ver algo del tributo a Black Sabbath / Judas Priest que se marcarían los Helstar, banda americana de Heavy Metal que actuarían al día siguiente con temas propios. Entre llegar, aparcar, coger priva, palique y tal, llegamos ya justo para ver dos temas, el último de ellos The mob rules. Imagino que tirarían del repertorio más clásico de ambas bandas. Una lástima porque podría haber sido muy divertido.

El comienzo de este Leyendas fue, sin duda, el más flojo para mí de la historia, con los madrileños Megara. Una banda que no pensaba ver bajo ningún concepto, pero al ir con mi colega les di la oportunidad, aunque sin ninguna gana. Pero ya me temía yo que aquello no me iba a gustar nada, así que no me voy a extender demasiado en la crónica porque ni me interesan ni les conozco más que para saber que aborrezco su música. De hecho, no sé que pintaban en un festival de Metal / Rock, aunque había muchas bandas que podrían suscitar las mismas dudas…

Mucho teatrillo, disfraces, y mucha base electrónica que me aburrió solemnemente desde el minuto 1. Fue mejor la escenografía y coreografías que el concierto en sí. Músicos bastante simplones (tal vez el batería el mejor de ellos) con una vocalista de escuela claramente moderna y numetalera, con mucho grito, mucha pataleta y cierto carisma que, sin embargo, a duras penas consiguieron mover a nadie. Su concierto tuvo un trasfondo basado en la película de Tim Burton Alicia en el país de las maravillas, una peli de por sí bastante mala e infantil (como la propia banda, les venía al pelo). A nivel de espectáculo, entretenido, pero a nivel musical, soporífero, música para niños de ocho años. Lo mejor del concierto, aparte de la presentación, el morreo que se dio una de las actrices con la vocalista, ya que el sonido tampoco estuvo a la altura, con bastantes fallos como la ausencia de coros por culpa de los micros hasta mitad de concierto. Tampoco estoy de acuerdo, para nada, con su actitud según la cual el Metal también tiene que ser bailable. 1.- porque lo que hacen ellos no tiene nada que ver con el Metal y 2.- porque si todos pensaran así al final todo se convertiría en una puta discoteca. En fin… pasemos a cosas interesantes.

Cosas, de hecho, infinitamente más interesantes, como el que fue el concierto que por sí solo me hizo estar tan temprano en el Leyendas, el de las suizas llamadas Burning Witches, toda una fuerza, una banda de Heavy Metal tradicional que poco a poco se va comiendo los escenarios de todos los grandes festivales a golpe de sonidos duros, potentes y gran actitud. Lamentablemente, el inicio del concierto me devolvió mis peores terrores en cuanto al festival: el Leyendas vuelve a las andadas, a los peores años en cuanto a sonido. El volumen era ridículo, la voz sonaba tan dispersa que era complicado hasta reconocer los temas y algunas partes, como la caja, sencillamente no se escuchaban. Con Executed comenzó de verdad (para mí) el Leyendas, ese Leyendas del Rock y del Metal, y no de bandas freaks. En Metal Demons, pese a los esfuerzos por animar a la peña por parte de la banda eran notables, creo que el pobre sonido (peor aun que en Megara) mataba gran parte de las energías. Pese a que las guitarras sonaban relativamente potentes y el bajo extrañamente sí se podía apreciar bien, el resto era indigno de una banda de tamaña calidad. Por suerte, pese al infierno de muerte y destrucción de calor que se esperaba para estos cuatro días, las nubes cubrían el sol en aquellos momentos, así que pudimos emplearnos más a fondo todavía con los siguientes temas, como We eat your children o Bloody Rose, en la que la gente empezó ya a levantar los puños en serio y a meter headbanging (el sonido mejoraba muy poco a poco y ligeramente, pero algo es algo…). Su batería, la asiática Lala Frischknecht, destacó con su instrumento, a pesar de su evidente timidez no tenía escrúpulos para soltarnos encima una buena lluvia de doble pedal cuando la situación lo requería, yya sonaron más contundentes Hexenhammer, coreada por todos, y Black Widow, junto a Open your mind, con una de mis letras favoritas de toda su carrera contra (literalmente) la incompetencia humana. El primer cover de la tarde llegó con el Jawbreaker de los Judas (que me costó reconocer al principio), aunque tras su última grabación, Wings of Steel, ya con su nueva y novata vocalista Laura Guldemond, también nos obsequiaron con el Holy Diver entero, dedicado como no al gran Ronnie James. Hablando de la vocalista, y salvando el tema del volumen / sonido, debo decir que aún le falta mucho para ser considerada una gran cantante. Los fallos a nivel de afinación, mantener y llegar a las notas difíciles fueron más que evidentes. Eché más de menos de lo que creía a su anterior frontwoman Seraina Telli. Pusieron el motor a tope, las guitarras más rápidas y el bajo más penetrante para Burning Witches con el cual, con una declaración de principios, nos dijeron adiós.

En pleno culebrón con las desafortunadas declaraciones de ambas partes de Barón Rojo (el juego de niños de siempre desde que se separaron…), Sherpa y Hermes Calabria pisaban el escenario principal del Leyendas del Rock con su nueva y casi recién estrenada formación, llamada en un arrebato de originalidad Los Barones. Los dos ex–Barón Rojo, acompañados por los guitarristas Marcelo Valdés y Sergio Rivas (que lo hicieron bastante bien en general, estaba claro que malos músicos no se iban a buscar) prometieron nuevas canciones y otras de su banda madre que eran menos comunes en directo, cosa que quedó reflejada solo a medias, pero esto no quiere decir que fuese un concierto menos disfrutable. De hecho, tengo que reconocer que, con las bajas expectativas que tenía, terminé disfrutando, incluso emocionándome cantando con su concierto, uno que ocupó nada menos que 80 minutos que se me pasaron de forma mucho más rápida y llevadera de lo que pensaba. Cuando escuché Barón Rojo desde lejos, se me activaron las pilas en seguida, y es cierto que no es un tema raro de escuchar en vivo, pero sí muy bienvenido, y no menos otros como Son como hormigas o Breakthoven. Además, fue un gran momento de buen rollo entre mi colega Juanma y yo, disfrutando de temas clásicos y más que conocidos que habremos disfrutado y cantado juntos incontables veces. Entre medias, Vive hoy, el único tema nuevo hasta la fecha del grupo (con la colaboración de Cristina Cortés), sonó ciertamente fresco a la par que clásico. La pantalla emitía imágenes acordes al concierto, tanto de este mismo como del viejo avión rojo que sigue siendo la marca de la casa, aunque un tanto feo el hecho de que hicieran gritar a todos el nombre de Los Barones en plan, según lo vi yo, un tanto ególatra.

Sin embargo, no se puede ningunear la inmensa clase que desprenden tanto Hermes como Sherpa en directo, el sonido de la batería y esa voz inconfundible volviendo a cantar temas como Se escapa el tiempo o Tierra de nadie, que particularmente se me hizo un poco larga, pero al menos aportó novedades al directo. A partir de este punto, todo fueron obras maestras, bien seleccionadas, bien distribuidas para mantener un ritmo impecable en el concierto. Cuerdas de acero levantó muchísimo los ánimos de la multitud, aunque se echaron de menos muchos detalles a las guitarras e incluso la voz de Carlos (llamadme loco), y la emotiva Siempre estás allí, una de las baladas por antonomasia del Heavy Metal nacional consiguió ponerme los pelos de punta en toda su duración. Atención con el detallazo, mientras nos fuimos a pillar un litro a la barra, tras el personal estaba el mismísimo James Rivera… ¡moviéndose y hasta cantando algunas partes de los temas! Concierto para ellos y Larga vida al Rock’n’Roll no sirvieron sino para perpetuar la lista de clásicos con los que muchos hemos crecido musicalmente, pero si algo fue especialmente grande fue la interpretación vocal del Sherpa de una Hijos de Caín maravillosa y estremecedora que, sin demasiados preámbulos, culminaron con esa canción inmortal, Los rockeros van al infierno. Mi amigo y yo hicimos nuestra particular apuesta y ganamos, no podían largarse sin meterle caña a Resistiré, con notables coros que se escucharon muy bien. Un concierto que superó ampliamente todas mis expectativas.

Lo he dicho en las dos anteriores ediciones y vuelvo a decir lo mismo: un verdadero placer compartir momentos de un festival así con mis padres, y es que gracias a su música, a lo que mamé de ella de pequeño, tengo estas raíces tan solidas y un gusto musical que considero bastante bueno. Y de una parte importante de este forma parte, sin duda, Medina Azahara, la banda del cartel del miércoles que más me gustaba y con la que más disfruté. Como siempre, para gustos los colores, pero nadie, repito, nadie puede negar la influencia y la calidad que los cordobeses han ejercido en el Rock español desde su formación a finales de los años 70, lo que les carga a las espaldas una carrera de 40 añazos. Y le dieron a su público justo lo que esperaba de ellos, un setlist impresionante, el mejor sonido del día y lo mejor de todo: Paseando por la mezquita, posiblemente el tema más conocido, celebrado y mitificado que han compuesto jamás. El rollo folk / rock andaluz de Palabras de libertad, también muy conocida, levantó a todo el mundo a saltar, apoyado por los incansables saltos y frases de ánimo de Manuel Martínez, que salió a escena hecho un chaval, precisamente para hacernos cantar, tanto a jóvenes con buen gusto como a mayores, clásicos inolvidables como Velocidad y la melodiosa y adictiva Qué difícil es soñar, tras la que llegó el primer paroncete, con Manuel saludando, sonriendo, animando, lleno de vida y alegría… qué pedazo de frontman es, y en este concierto precisamente se salió en todas sus labores, lo que le faltó de voz en algunos momentos puntuales, lo lanzó al viento en forma de motivación para el cansado público. Siguió la fiesta con Tierra de la libertad, un canto contra el racismo cuya letra me encanta, o La tierra perdida, muy sorprendente Trece Rosas, otra oda a la libertad y contra el fascismo de su último disco (que aun no he escuchado), y es que Medina Azahara siempre ha tenido ese punto combativo, quizá muy escondido en su música pero más patente en sus letras que siempre me ha encantado. Además, esa aura de música clásica la hizo perfecta para el directo.

Pero también les gusta mucho hablar de su tierra, y en Cordoba ese sentimiento queda increíblemente bien plasmado. Difícil contener las emociones con una canción tan preciosa y ensoñadora como esta. Tan exageradamente perfectos fueron los coros, tan impecables durante todo el concierto que llegué incluso a dudar si eran reales o disparados, pero el feeling que le dio a los temas ese excelente sonido fue una brutalidad. Hasta ahora, el setlist fue casi a pedir de boca, pero aun no habían entrado en su fase de covers (extraídas todas ellas de su disco “Versión original)”, como la grandísima El Lago o Abre la puerta, una de mis canciones favoritas de todos los tiempos, aunque he de decir que la original me gusta muchísimo más que esta. Para terminar la retahíla, tuvimos ese clásico de toda la vida llamado Al padre de Roma, cuya composición original corrió a cargo de la banda Flamenco. Como comentaba con mi amigo Juanma, si algo me flipa a rabiar de Medina Azahara es sencillamente Paco Ventura, uno de los GUITARRISTAS de nuestro Rock, acojonante, un virtuoso impresionante con una técnica casi incomparable (y no solo a nivel nacional…). Solo por él y también por el teclista Manuel Ibáñez ya vale la pena ir a uno de sus shows aunque no conozcas ni un solo tema. La parte más enérgica la pone el bajista Juanjo Cobacho, literalmente desatado y enloquecido durante la hora y media de concierto, con headbanging, saltos, giros… un espectáculo, pero no podemos olvidar tampoco al músico que junto al guitarrista más me impresionó, Samurai a la batería, una auténtica apisonadora que le da un toque más duro a las canciones. Y por supuesto, con Necesito respirar, aparte de pedir la colaboración de todo el mundo con las palmas y los saltos de Manuel, saciaron las ansias de todo el mundo con el tema más clásico, que sonó junto a otras en forma de regalo para los oídos como Todo tiene su fin (ese tema de Los Modulos que hicieron suyo hace ya muchos años) y A toda esa gente, otro tema que destila buen rollo por todas sus notas. Al ritmo de fragmentos de Michael Jackson, Deep Purple, Europe o Thin Lizzy, Manuel presentó a su banda, sabiéndose triunfador con el colosal concierto que acababan de ofrecer, y nos dijeron que… ¡hasta la próxima!

Todavía quedaba una banda que me interesaba ligeramente. Hace unos años, ni me hubiese planteado el quedarme, cuando me molaban a rabiar, cuando todavía creía en ellos al 100%... pero francamente, las incursiones de estos últimos años de Fortu en la telebasura más repugnante, programas de esos que solo ven los putos retrasados, me ha hecho perderle casi todo el respeto, y no puedo ver a una banda y disfrutarla si no les respeto. Por otra parte, la hora y media (nada menos…) que el festival les había dado a los Mojinos Escocíos dinamitó definitivamente mis ganas de verles. Lo siento, pero yo no tengo estómago para este tipo de gilipolleces, quiero ver bandas de Rock y Metal que se lo tomen en serio, no a bufones que basen su actuación en decir tonterías al público. No me vi con fuerzas psicológicas… ni yo ni mi colega, así que decidimos pirarnos a casa sin más. Además, tras el conciertazo de los Medina… difícilmente nadie iba a poder superar aquello esa noche, así que satisfechos al 100%, pensamos que mañana sería otro día.

_|,,| JaviMetal (Is The Law) |,,|_

Leyendas del Rock 2019 (miércoles 07-08-2019, Villena, Alicante)

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