domingo, 2 de febrero de 2020

Como una bala (13 Millas + Capitan Booster, Sábado 01-02-20, Sala 16 Toneladas, Valencia)

El día de ayer fue una auténtica locura, todo deprisa y corriendo. Muchísimas horas de coche y una gran paliza de esperas. Y no hablo precisamente del concierto, sino de los eventos que no vienen al caso. A pesar de que este mismo miércoles estuve en el inolvidable concierto que dieron los Dream Theater en Barcelona, insistí en llegar a tiempo a Valencia, ya que quería que el broche de la semana fuese aun más notable con esta movida organizada y anunciada ya desde hace tiempo en la sala 16 Toneladas de la “capi”, de la que tenía unas ganas terribles y que llevaba en mi mente desde hacía meses. Capitán Booster y 13 millas, las dos bandas que convertirían aquella noche en una auténtica y movidísima fiesta de Rock’n’Roll de gran calibre, son un perfecto ejemplo de la situación que atraviesa Valencia para los aficionados a este estilo (joder, no íbamos a quedarnos siempre con lo malo…), y es que existe una cantidad y calidad de bandas para quitarse el sombrero. Y la cosa suma y sigue, porque desde la sombra acechan muchas más que, con total seguridad, encontrarán su hueco en la escena a golpe de directo. Escindirse no siempre tiene por qué ser algo negativo (a ver si aprenden los politicuchos de mierda que tenemos…), y de grandes bandas como Uzzhuaïa, Babylon Rockets o Wicked Article (de quienes me flipó mucho aquel Wonderful Losers) van saliendo otras nuevas, algunas siguiendo otras sendas musicales, otras perpetuándolas pero añadiendo más personalidad todavía. Así, la movida sigue más hirviente que nunca, renovándose, apostando, subiendo y ganando más adeptos, al mismo tiempo que por suerte para quienes somos unos putos yonkis de los conciertos, estos cada vez se prodigan más y más por la zona. Afortunados de nosotros, y lástima siento del que no sepa verlo.

Llegamos a Valencia con mucho tiempo de antelación, quizás demasiado, aunque también es cierto que no hubo tiempo para el aburrimiento. Después de dar unas cuantas vueltas que casi me llevan a la locura (en serio, ODIO conducir por Valencia, es algo que me pone malo en el peor de los sentidos), llegamos a la ansiada 16 Toneladas y aparcamos justo allí. Una sala que cada vez me mola más, y es ideal para eventos como el que presenciamos este sábado. Perfecta en cuanto a aforo, muy guapa en cuanto a decoración (con las paredes petadas de entradas de conciertos de todos los estilos y épocas) y donde siempre se dan cita un buen puñado de greñudos y señoritas de la mejor calaña, siempre dispuestos a una velada de buen Rock’n’Roll. Sorprendentemente, antes de aquel al que nos dirigíamos, hubo otro concierto en la sala, pero como no teníamos intención de entrar, pasamos un gran rato (de casi dos horas) en el bar que hay junto a la entrada de la estación, a dos pasos mal contados de la sala, y que nos sirvió de perfecto cobijo para esperar al gran momento. Al volver hacia la sala, nos encontramos con nuestro amigo Popi, e hicimos alguno más, y desde entonces la noche tuvo un ritmo creciente sin fin. También tuvimos el placer de saludar a otros conocidos de muchos otros bolos y bandas, como Diego Harris y su señora, a los enormes Lane Lazy, Yannick y Álex de Jolly Joker (¡¡que alegrón!!) y a toda una celebridad como el mismísimo Pau Monteagudo. Imaginaos lo a gusto que se encontraba uno entre tan grata compañía. Y es que cada vez que me acerco a Valencia, sea solo o acompañado, (en este caso por mi chica) siempre vuelvo contento, y el concierto es el mayor motivo, pero no el único.

La apertura de puertas para el bolo que nos concernía se realizó a las 23:00, una hora ya de por sí tardía, pero no fue hasta una hora después cuando los rugidos de las guitarras, furiosas de impaciencia, comenzaron a sonar. Y la primera banda que tuvimos cara a cara fueron los 13 Millas, a quienes sigo desde hace ya un tiempo, deleitándome sobre todo con la escucha de su EP homónimo, pero a quienes todavía no había tenido la oportunidad de ver hasta esta noche en vivo. Una banda que me recuerda especialmente a los ya citados Wicked Article, de donde provienen algunos de sus miembros, con un rollo tal vez más clásico en su Rock’n’Roll pero sin renunciar del todo a aquel sonido próximo al de la década de los 90. ¡¡Muchísimas ganas de comprobar cómo rodaban en directo!! Y el resultado fue de todo menos decepcionante, ya que me hicieron mover la cabeza sin parar desde el primer tema con el que abrieron, Quieres, punta de lanza de su EP “13 Millas” y en donde ya pudimos ir apreciando el buen sonido del que siempre suele gozar esta sala. Con una ambiente sorprendentemente caldeado desde los primeros acordes, se notaba que la peña había ido allí a disfrutar de ambas bandas por igual. Y el nivel de asistencia me volvió a llenar de alegría, porque esta es la forma más eficaz y auténtica que existe para apoyar a nuestras bandas.

A parte de su EP, están ya metidos en faena de lo que será su próximo trabajo, y desde luego, los temas que sonaron no hicieron sino ponernos los dientes más largos. Algunos como Sin Destino y Tú y yo, siguientes en sonar, dieron la impresión de ser incluso más compactos de los que ya tienen grabados. En primera línea, Rubén se ponía serio con su guitarra y se balanceaba de un lado al otro con la mirada fija puesta en su público. 13 Millas es un tema que me encanta por su riff, su melodía y su fuerza a la hora de meterse por el oído para no volver a salir de él. En directo les quedó ‘chapeau’, aumentando incluso la potencia gracias al sólido sonido, y volvieron a subir unos cuantos (¿alrededor de 13?) grados en la temperatura general. Actitud y voz elegante e impecable por parte de Dai, quien se cargaba gran parte del peso de la banda a la espalda, manteniendo unos tonos muy estables y retumbando un bajo muy grueso y con gran presencia, algo casi imprescindible para el rollo que hacen. Fácilmente mi tema favorito de cuantos tienen grabados. Esas guitarras nos dieron caña directa al cuello, pero incluso diría que más las de Silencio, con esa parte media tan contundente en la que Dai y Rubén siguieron el duro ritmo que marcaba Jose a la batería, el tercer musicazo en discordia de este power trió. El guitarrista, de nuevo, moviéndose y disfrutando al borde del escenario. Por cierto, que gustazo encontrarse con músicos que pertenecen a otras bandas pero que están ahí al pie del cañón, en las primeras filas, apoyando y dando caña. Eso se llama apoyo y compañerismo.

Tuvimos el privilegio de escuchar por primera vez en directo, en esta ocasión tan especial, Mil palabras, otro título que formará parte de su próximo redondo, que casi enlazaron con Tiempo, de las más rockeras y reconocibles de la banda, cantada por casi todo el mundo con mucha ilusión, ¡y es que su estribillo es todo un subidón! Y cuánto motivaba observar el buen rollo y la coordinación que existe entre sus tres integrantes. Entre Dai y Rubén, los gestos no cesaban, los acercamientos y el alterne de sus instrumentos, mientras Jose, que demostró ser un batería con una energía a raudales, dejó más que satisfechos a sus fans con su gran trabajo y una pegada que tampoco pasó desapercibida. Claro que sabiendo del puto grupazo del que procede… no es nada de extrañar. La medida, como ellos mismos dijeron, ya lleva un tiempo siendo tocada en directo, de ahí a que muchos de los asistentes ya corearan su letra, aunque para mí fue mi primera vez. Pronto tendremos la versión estudio, estoy deseando escucharla. Más conocida, Déjame vivir cerró su repertorio de temas propios, durante la cual no dejaron de animar al mismo tiempo que se deshacían dando las gracias por el apoyo y la asistencia. Pero aun nos esperaba una buena sorpresa, y es que el riff inicial de Rain fue captado en décimas de segundo, y puso a toda la sala a botar. La estupenda emulación de aquellos legendarios y monumentales The Cult puso, por última vez en su concierto, la sala entera a botar, a acercarse a las primeras filas y a darlo todo levantando los brazos al son del estribillo antes del último adiós. La verdad es que el tiempo se me pasó en un pestañeo. Mi primer encuentro con ellos en directo difícilmente habría podido ser mejor.

Salimos a tomar el aire en la cada vez menos calurosa noche valenciana, aunque a pesar de todo, la temperatura que está haciendo estos días no es ni medio normal para las fechas en las que estamos. Echamos unos cuantos cigarros conversando con la peña, saludando a otros que se incorporaban y en general disfrutando de esa insuperable sensación de estar en un concierto como llevo disfrutando desde hace más de 20 años (incluso cada vez más). El sabor de boca que me dejó el concierto de los 13 Millas fue exquisito, pero no lo iba a ser menos el de Capitán Booster. Un detalle enorme que he visto en muy pocas salas el de que salga alguien del personal a avisarnos a los que estamos fuera de que el concierto está a punto de comenzar, y es algo que se agradece muchísimo, la verdad, porque uno se lía a hablar y al final pierde la noción del tiempo.

De esta forma, con la sala prácticamente a tope (repito, qué puto placer), los de Alex Simón, Izzra y Rafa Bonet abrieron arrasando ya de primeras con Baby Zombie, con un Alex especialmente motivado, como siempre que le he visto, viviendo cada estrofa al límite y forzando un headbanging completamente loco y desmelenado… y eso siempre transmite muchísima euforia al público. Cañera y con ese punto divertido que también tuvo la anterior, con Suerte y sus coros magníficamente llevados, siguieron la senda de su reciente trabajo, que me parece puta canela en rama después de haberlo escuchado ya incontables veces y saberme los temas de memoria. Ningún aficionado al Rock duro debería dejarlo de lado. Y es que dentro de este rollo nos encontramos con una de las bandas más prometedoras aunque tan solo tengan dos trabajos en circulación. Por estilo, por actitud, por sonido y por calidad musical. Ya lo demostraron de sobra en su primer EP de seis temas y, como es natural, también iba a ser protagonista de la velada, con un jodido temazo que desborda chulería barata y macarra de la buena como Tacones y carmín, donde perdí los estribos y empecé a sudar la camiseta como un gorrino. Tanto Alex como Izzra mantenían una posición altiva, orgullosa y despatarrada en sus puestos, flanqueando el escenario mientras Rafa al bajo no dejaba de danzar de un lado al otro casi siempre con una sonrisa en el rostro. Más tarde tendría su momento de mayor protagonismo, pero ahora seguimos con otro gran hit, descarado y cabronazo, de su primer EP, San Francisco, con los primeros tonos más sufridos para Rafa Rocamora a la voz. Me encanta el rollazo que tiene este corte, que además gana muchísimo con las escuchas y se pega como una lapa. El bajo de Rafa destacó bastante en ciertas partes de No sabes, pura esencia de la banda con esa inconfundible actitud antes descrita. Rafa aferrado a su micro y ya sudando la gota gorda, se esforzaba notablemente para hacernos llegar no solo la letra, sino esa macarrería marca de la casa. El mismo nos recordó e invitó a acudir al puesto de merchan si queríamos pillar algo y tras un mínimo parón, 6 puñaladas tuvieron la culpa de que todos volviésemos a vibrar en las primeras filas, acercándonos al grupo en proximidad y también en afinidad, porque hacía ya tiempo que se nos habían metido en el bolsillo.

A pesar de la cadencia más a medio tiempo de este tema, fue una de las que más triunfaron, y no es para menos que así llamasen a su primer EP. Hacía mucho calor en esos momentos en la sala, pero el mogollón de peña no se dispersaba. Tarde o temprano siempre llegaba un tema de esos en el que todos nos desgañitábamos. Un ejemplo fue Uno de los nuestros, tal vez buque insignia del disco homónimo. Aquí resaltar el ritmo y control que tuvo con esas bases tan geniales (y adictivas, porque no decirlo) de percusión su batería Alex (curioso que en un grupo de cinco personas haya dos Alex y dos Rafa, ¿verdad?), y por supuesto Dee Dee, que fue el primer adelanto del disco y cuya melodía me estuvo volviendo loco durante días y días. No hace falta que diga las ganas tremendas que tenía de escucharla en directo, también para ver cómo respondería la voz de Rafa a tonos tan exigentes, y el resultado fue notable, desde luego, y en todo momento sin perder ese aura de misterio que le rodea. Porque tal vez no será el mejor comunicador del mundo ni el frontman más inquieto, pero tiene una personalidad arrebatadora sobre el escenario y un carisma brutal que además encaja a las mil maravillas con el rollo de estos Capitan Booster. Por no hablar de su voz tan única, para mí uno de los grandes baluartes del grupo. El vocalista salió de escena unos minutos, dejando el testigo vocal a Rafa Bonet y uno de sus grandes momentos, quien interpretó junto a su retumbante bajo el clásico punk de los Turbonegro Get it on, también con gran carisma a la hora de dirigirse a la peña y animar, pidiendo palmas y griterío. Nos pegamos unos cuantos saltos con ella, y aquí llegó una de las que me enamoró a primera escucha la primera y hasta ahora única vez que les había visto (en un cartelón de lujo junto a Jolly Joker y Backyard Babies), Galway City Gales, que aúna en sí misma ese toque punk de la banda, esa onda festiva que nos hizo saltar y gritar hasta la extenuación y esas partes altísimas que Rafa sacó casi de forma impecable. Un tema para dejarse la garganta bien a gusto, y una flipada para bailar hasta no poder más.

Se apoyaban los dos compañeros de Uzzhuaïa espalda contra espalda en la melódica Mátame, demostrando cómo fluye el buen rollo entre ellos, encargándose también Izzra y Rafa Bonet de unos coros que durante todo el concierto quedaron muy marcados y audibles, algo que le dio a los temas muchísima vida. Después, fue Alex y su guitarra quienes se acercaron a Bonet, apoyándose mutuamente en Rockin’ Militia. Tras vacilar unos segundos, que no supusieron apenas parón, a cargo de Alex surgió el riff de Hierve la sangre, que es otra de mis favoritas, con la que disfruté un cojón y medio. Y es que justo esa melodía es tan 100% Capitán Booster que se reconocería al momento. Al final, éramos todo un grupo compacto de personas gritando frente al escenario, haciendo piña y pidiendo más y más. El calor continuaba subiendo. La intensidad no daba concesiones, y de nuevo un Alex desbocado se desmelenaba a tope con De nuevo en pie, esta vez también apoyando firmemente unos coros muy guerrilleros que me pusieron a 100. Anunciaron que el concierto llegaba a su fin y me pareció una broma de mal gusto, pero cuando miré la hora vi que efectivamente el tiempo de show había terminado. Sin embargo, para regocijo de los asistentes (nadie había movido un dedo todavía) y con el apoyo de su compañero Dany (de Babylon Rockets) se tocaron una versión de Los Ramones que además cierra también su “Uno de los nuestros” como es Bonzo goes to Bitburg. A lo mejor la batería no quedó tan clavada como hasta entonces (tal vez por el cambio repentino), pero lo cierto es que los mamporrazos que metía el músico eran para terminar el bolo por todo lo alto y, por supuesto, con la gente aún liada al máximo, saltando y casi enloqueciendo con este último arranque del grupo, que dejaron un listón altísimo y demostraron también porqué vienen de donde vienen. A dónde van es la pregunta que queda por resolver, pero yo estoy convencido de que les queda aun muchísimo camino por recorrer siempre que este mundillo y la gente que forma parte de él sean (seamos) justos con ellos y les apoyemos todo lo que merecen.

A pesar del ambientazo que se respiraba en los exteriores de la sala, estábamos cansados como burros, y no quisimos alargar demasiado el momento porque aun nos quedaba horita y media para llegar a casa. Una lástima a veces tener que depender del coche, pero es lo que hay. En cualquier caso, lo vivido aquella noche fue lo suficientemente bestial como para volver a casa con una gran sonrisa, aunque el camino se hiciese bastante largo. ¡Hasta la próxima! (muy pronto).

_|,,| JaviMetal (Is The Law) |,,|_

13 Millas + Capitan Booster (Sábado 01-02-20, Sala 16 Toneladas, Valencia)

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