lunes, 24 de febrero de 2020

Bats on the run!! (Fright Night Festival (Bloody Crom + Seven Sisters + Jolly Joker + Haunt), Sábado 22/02/2020, Sala 16 Toneladas, Valencia)

Aquellos que por vergonzosa pereza no os acercasteis el pasado sábado a la sala 16 Toneladas, sencillamente, perdisteis. Aquellos con huevos por estar allí apoyando la movida y a los músicos, seguro que estaréis de acuerdo en la crónica que ahora os voy a relatar. Y es que, sin lugar a dudas, fue algo apoteósico, digno de vivirse en toda su plenitud, un festival que ya olía, a kilómetros y meses antes de celebrarse a algo especial y tan rotundo que muchos nos mordíamos las uñas ya esperando a que llegase el día D. Una vez más, los Metal Bats triunfaron a lo grande con un festival de cosecha propia, bautizado como Fright Night, y nunca mejor dicho, porque lo que pasamos en Valencia el sábado fue de puto miedo a todos los niveles y el mejor sentido de la expresión. Cuatro eran las bandas que formaban este más que atractivo cartel. Desde fuera nos visitaban los ingleses Seven Sisters, que fueron una de las grandes sorpresas de la noche, y los americanos Haunt en su primerísima visita a nuestro país, una banda que nunca imaginé ver por estos lares cuando les conocí con su “If Icarus could fly”, uno de los principales ganchos para acudir aquella noche a la Baja California. Por otra parte, desde la misma ‘terreta’ estuvieron dando el callo Bloody Crom con su particular estilo Stoner / Metal / Punk y, con letras de oro, los que para mí fueron los grandes vencedores de la noche (y estoy convencido de que no soy el único que lo siente así), una garantía del 100%, sin lugar a error estadístico, de calidad, de directo explosivo, de actitud inmensa y de temazos como un castillo, como se empeñan en demostrar concierto tras concierto, los Jolly Joker, que nos dejaron a todos, para variar, con el culo absolutamente doblado.

Pero no solo las bandas, aunque fuesen el principal aliciente para mí, fueron las ‘culpables’ de que la noche fuese prácticamente perfecta en todos los aspectos. También el palpable buen rollo que se respiraba tanto dentro como fuera de la sala tuvo muchísimo que ver. Y es que todos los que siempre estamos ahí al pie del cañón, todos los que siempre nos encontramos de sala en sala, de fin de semana en fin de semana, estuvimos allí en comunión, y la incontable lista de colegas que tuve el placer de saludar y con los que pasé un rato allí fue la mejor compañía que uno puede desear para una velada tan especial, y contribuyeron enormemente a que el buen clima fuese de los que no se olvidan. Risas, conversaciones, descubrimientos de bandas, cubatas, desfase, intercambios de opiniones… estas son las cosas que ponen la guinda al pastel en cualquier festival o concierto de esta índole.

Así, entre movida y movida dio comienzo el show, siendo los encargados de abrir noche los valencianos Bloody Crom, lástima que al final entré tarde, casi a mitad de su actuación (cosa que no me gusta nada). Su sonido fue, sin duda, el más particular de la noche, y tengo que decir que, aunque no les conocía hasta que les anunciaron como parte del cartel, tuve tiempo a exprimirme bien sus dos EP, el “Bloody Crom” del 2019 y “High Quest” que data de este mismo año, con lo que ya se deduce que estamos ante una banda con una carrera muy joven. Pero a pesar de esto, yo les veo un sonido muy definido, y sobre todo una inspiración y una estética tanto en lo musical como en las portadas que me encanta, muy en la onda de los juegos de rol de tablero y los dungeon crawler para PC (aunque lo mío son más los J-RPG para consola jeje). En cuanto al sonido en sí, hacen gala de ambientaciones bastante oscuras y cavernosas, como cabe esperar de una banda con este rollo, baterías crudas, riffs toscos y machacones y una forma de cantar más cercana al punk que al Metal. De hecho, me encanta la forma en que ellos mismos se definen como Barbarian Epic Punk: no añadiría ni quitaría nada a la ‘etiqueta’ porque es perfecta para lo que uno se puede encontrar en su música. Alzamos nuestra hacha ensangrentada y nos metimos para adentro, y cuál fue mi sorpresa y mi gran alegría al verme una sala ya completamente abarrotada de gente viendo el bolo, sobre todo con unas primeras filas bastante animadas. Sonando Black Lords a base de guitarrazo limpio y cadencia Stoner, esta dejó paso a The Bridge of Khazad-Dum que forma parte de su segundo EP, que es el que más he disfrutado por tener un sonido todavía más afianzado, más sucio y mordiente.

La verdad es que en este aspecto precisamente, en el concierto todo sonaba como debía sonar. La cabalgante batería de Lucas y su buen uso del doble bombo con unos toques de bajo por parte de Carlos, escondidos pero que se apreciaban más o menos bien se complementaban a la perfección con los tajantes riffs de Guille ‘Gorm’ y su voz con eco, quien por cierto, me doy cuenta de que también es quien lleva las riendas de Double Horse, otra banda valenciana que sí conozco por encima y que puede dar que hablar en el futuro. Las raíces Stoner se notan aquí mucho, prácticamente en cualquier tema, como por ejemplo, Glamdring, Warlock o Realms of Chaos, esta última una de mis favoritas tanto en disco como en su directo. Moló el detalle de que la mayor parte de la peña se quedase a verles hasta el final, y es que se notaba que había muchas ganas de apoyar. Hubo a esta altura un pequeño parón debido a algún problema técnico (¿algo relacionado con el instrumento de Guille?) pero nada dramático, y continuaron dando cera con la guerrera Knight of doom, en la que ahora sí destacó bastante un bajo súper distorsionado, arrastrado y con personalidad, aunque no apto para todos los oídos, algo que también se puede aplicar al estilo general del grupo. Fue un concierto que, a pesar de todo, distó de ser perfecto. El escaso movimiento sobre el escenario y la estética de sus músicos no ayudó demasiado a identificarse con el poderoso y épico rollo que se esconde en cada uno de sus temas, con lo que considero que son aspectos a mejorar en un futuro, y creo que pueden contribuir en gran medida a endurecer todavía más su directo. Arrancaba Lucas ahora a muerte con una trallera batería, presentando y despidiéndose ya con I, stormbringer, uno de los cortes más rápidos y agresivos de la noche. Muy agradecidos, se despidieron ante el merecido aplauso de casi toda la sala. Espero volver a verles pronto en un concierto que luzca algo mejor ya que, como digo, me mola cantidad su rollo y creo que tienen potencial para dar mucho más de sí.

Más y más colegas nos saludábamos en las puertas de la 16 Toneladas, y al rato, piramos al coche donde teníamos guardado el ‘alpiste’ para animar un poco más, si cabe, el cotarro, y otra vez la cosa se alargó más de lo debido, pero lo cierto es que estaba uno tan a gusto entre tan buena gente…

Para más detalles, el running order iba con más retraso de lo esperado. Bloody Crom comenzaron tarde (no digo que fuese su culpa, ojo) y a partir de aquí cada banda se comió algunos minutos más, a lo que hay que añadir los cambios alargados.

Así pues, entramos a ver a los Seven Sisters con la sala de nuevo bastante llena, aunque diría que algo menos que con la banda anterior. Esto nos permitió pillar a mi chica y a mí posiciones más adelantadas para disfrutar mejor del concierto en la que fue, sin lugar a dudas, la mayor sorpresa para mí de toda la noche. Un concierto que, en su segundo tema ya presentaba un ritmo de lo más frenético, dejándonos alucinados a quienes no les conocíamos demasiado y a buen seguro, deleitando también a quienes ya venían con los deberes hechos. Blood and fire y Once and future King eran perfectas cartas de presentación que abarcan en gran medida la esencia del grupo, medios tiempos en el caso del primero y batería más a la carrera en el caso del segundo, pero en cualquier caso, formados por grandes melodías y geniales estribillos que vienen a ser marca de la casa, junto a sus destacadas armonías de guitarras que ejecutaban mano a mano, y en ocasiones apoyándose el uno en el otro, Kyle McNeill y Graeme Farmer, pareja que demostró sobradamente tener una compenetración y una técnica plausible sobre el escenario, pero no podemos olvidar tampoco al que fue uno de los músicos más sonados, el bajista Gareth Martin que, pese al poco tiempo que lleva en el grupo, pisó fuerte y se convirtió de principio a final en un auténtico torbellino viviente al que a veces incluso costaba verle la cara por lo emocionado que estuvo durante toda la actuación. A las deliciosas armonías de guitarra se le añadía un bajo bastante más técnico de lo que esperé en un principio. Como detalle curioso, las camisas que vestían tanto Kyle como Graeme hubiesen encajado más con un sonido más setentero que con el rollo New Wave que llevaban estos Seven Sister.

Si no recuerdo mal, en este punto nos dedicaron un tema de reciente cosecha como es The crystal temple, con una batería bastante contundente por cierto, que abrió la puerta para Turning of the tide, con un Gareth Martin completamente enloquecido, tirando de carreras y headbanging por doquier, sin dejar el culo quieto ni un segundo, arrodillándose y levantando el mástil de su bajo en toda una demostración de pasión y energía (también con buenos detalles como la forma de extender las manos). Ambos guitarristas alternaron aquí en el solo, que fue de lo mejorcito que escuchamos. Solos que no eran excesivamente complicados, pero con la suficiente pegada como para enganchar a unos espectadores cada vez más metidos en el bolo. Y es que en la intensidad creciente e imparable que tuvo el concierto, las armonías continuaban siendo las protagonistas en unas partes instrumentales sobre todo influenciadas por los primeros Maiden tal como comentaba en las puertas de la sala con mi buen colega Sergio, que asimismo pudimos disfrutar en A land in darkness (que me encantó a lo bestia, muy dada a la colaboración con el público). Bromeaba Kyle y hacía buenas migas con el público entre tema y tema, y presentada como una ‘canción’ romántica’, se curraron nada más y nada menos que las dos partes de The cauldron and the cross, que ocupó un lugar importante y especial durante su tiempo de actuación, con muchos cambios de tempo, desde las introducciones más limpias hasta las partes en las que la batería de Steve Loftin se desmadraba galopando. Músico que, por cierto, abandonará la banda en tan solo unos días, así que fue nuestra última ocasión de verle con ellos. No estamos ante un grupo especialmente virtuoso, ni con canciones demasiado recargadas, ni con las voces más agudas del mundo: esto es Heavy Metal con sabor muy clásico aunque en algunas partes muy concretas se adivinen toques ligeramente progresivos o en otras algunas melodías cercanas al Power Metal… pero enganchan cosa mala y con su directo nos dejaron una buena y profunda huella, sorprendente y refrescante, y no nos permitieron relajar el ritmo, encantados con todos sus músicos y con la sólida actitud puesta en escena. Como colofón, una de las que más me gustó de todo el concierto, Lost in Time, que creó un clima vibrante con su gran melodía y ritmo. ¡Guapísima! ¡Y cojonudos estos Seven Sisters, toda una revelación!

Esta vez el descanso entre grupo y grupo fue más corto por nuestra parte. De nuevo en el coche de Pablo, que nos hizo el gran favor de guardarnos la priva, y junto con colegas de todas partes, su chica Ángela, Cris, Roge, Julián, Edu… gente de puta madre con quienes pasé muy buenos momentos, también andaban por las afueras de la sala los Jolly Joker, a quienes aparte de admirar a más no poder, siempre he de agradecer su amabilidad, mis grandes colegas Manu y Porti, a quienes siempre es un gustazo encontrarme, Sergio, guitarrista de los ingleses Primitai (¡¡¡cuánto tiempo tío!!!) y por supuesto, Popi, el hombre de los mil conciertos (RESPECT a saco) y su chica Bea. De vuelta entre el calor de la gente en la 16 Toneladas, también me crucé con mi amiga Ana (que más tarde formaría parte del desmadre total jeje) y con Vicent, ¡¡siempre al pie del cañón!! Y por supuesto, disculpas por anticipado a la gente que se me olvide nombrar, pero segurísimo que fue un puto placer veros por allí, eso garantizado.

A estas alturas de la noche, ya no podía esconder mi inquietud por lo que venía a continuación, así que aun faltando varios minutos para arrancar el concierto de los Jolly Joker, ya nos situamos en primera fila para no perder detalle. Y es que con esta banda, hay que estar muy al loro precisamente por la gran cantidad de detalles que se suceden en sus conciertos, porque cuando las cosas se hacen así de bien, al final el resultado es indiscutiblemente genial incluidos los imprevistos que puedan venir, el buen rollo se contagia inevitablemente y la adrenalina del espectador se dispara de forma natural e involuntaria, sube la tensión de forma exponencial cuando Lane / Yannick se apoyan el uno contra el otro para desplegar feeling a borbotones. De todos los que les hemos visto es sabido de sobra como se las gastan y, aun así, no dejan de abrirnos más y más los ojos en cada uno de sus espectáculos. Los 10 minutos que esperé a que todo empezara se me hicieron eternos, pero una vez Álex se situó en su batería, ya no había vuelta atrás, los nervios se disiparon y este dio caña a saco para abrir con I am Rock n’Roll, con la que llevan ya tiempo abriendo… y es puta maravilla para caldear el ambiente, para que la voz de Lane se ponga a tono poco a poco, para que la máquina Yannick se engrase a tope… y además, no se puede decir otra cosa de Jolly Joker que ellos son el puto Rock ‘n’ Roll, un Rock’n’Roll donde encontramos multitud de influencias pero siempre bajo el paraguas de ese rollo macarra y tremendamente descarado. Así, con el vocalista ‘esprintando’ sobre el escenario (y armándose un pequeño lío con el cable del micro que solventó rápidamente jeje), sonaba Sidewalks y al loro, ojo cómo entró Alex en el tema… ¡¡devorando su batería a manos llenas, a piñón fijo!!

Mientras, Andi, que se encontraba en toda su plenitud, se asomaba a un lado y al otro del escenario agitando su larga melena y protagonizaba la parte media en un tema con un punch enorme en directo y con una gran contundencia en la parte final por parte de Yannick… y todavía más Hey You, con la que todo el mundo nos pusimos a gritar como locos su estribillo, otro valor seguro en sus conciertos, al tiempo que Lane Lazy pateaba al aire y se derramaba una botella de agua por su cabeza, y es que como todos sabemos, la actitud de este hombre es descomunal, ya no solo por su desparpajo, ya no solo por sus gestos, es su impresionante labor de frontman en general que te hace sumergirte en el concierto como si no hubiese nada más alrededor. Por lo que nos comentó antes del concierto, temía que no pudiese dar el 100% a nivel vocal pero… incrédulo de mí, estuvo absolutamente fantástico, tanto en partes altas como en aquellas más melódicas, en un trallazo que me mola a rabiar como Full of Beans, donde los bailes locos y el desmadre se hacen los dueños bajo el escenario pero también arriba, cuando Yannick se queda solo en medio del escenario con su guitarra a dos palmos de nuestras narices, retorciéndose y dándole caña a ese solo, tan explosivo que me vuelve loco… ¡pura adrenalinaaaaa! que ni de coña daba el bajón, ya que empalmada cayó Fuck it all, el que sin duda es su tema más agresivo, tanto en lo musical (la batería de Álex nuevamente abrió el tema y fue una locura) como en letra, poniendo a todo el mundo con los dedos levantados y reventando la sala hasta los cimientos, Lane de rodillas dando absolutamente todas las notas altas mientras Yannick se le acercaba con toda la chulería posible y os juro que en esos momentos puedo ver un reflejo de lo que en su día fue el dúo Tyler / Perry en toda su esencia. Un rollazo único e indiscutible, para mí eso es actitud pura y dura, es vivir el Rock desde las tripas. No tardaron en llegar tampoco esas agradecidas cataratas de whisky que el cantante derramaba sobre el público mientras se deleitaba con Nasty Habits (muy apropiada jeje) y al momento cambiaba de tercio, cogiendo su aro para entonar Believe. Mientras se metía al público en el bolsillo de calle con su estilazo, Andi y Yannick se cruzaban entre ellos de punta a punta de escenario haciendo el célebre paso del pato. Un último trallazo llamado Stay Behind, otra de las que no deja a nadie indiferente (¡ni a nuestras vértebras!), con Yannick clavando el solo y haciendo el molinillo con su brazo en otro alarde de esa chulería tan necesaria, dio paso a unas palabras de agradecimiento de Lane (en nombre de toda la banda) hacia la asociación Metal Bats, agradecimiento al que me uno por haber contado con estas bestias en su cartel, y en general por montar estas movidas que a mí personalmente me dan la vida.

Y llegó el momento de la sorpresa que me comentaron en su momento aunque sin especificar. Imaginaba que sería una versión guapa como las que suelen hacer… ¡¡pero directamente se salieron de madre con el You've got another thing coming de los Priest!! ¡¡Vaya telón!! Guapísima y excelentemente adaptada, Lane hizo gala de todos los registros habidos y por haber, incluyendo grandes agudos, y el guitarrista de nuevo desbordaba pasión en un solo que clavó hasta la última nota. Esto no fue sino otro momento más de subidón hacia el cielo del Rock’n’Roll al que estos valencianos nos hacen subir con cada concierto. Allí, en medio de todo el meollo, me encontré con mi colega Vicent y compartimos unas buenas series de cabezazos y es que se nota que él también es fan a muerte de esta gente. Y sé de alguna (¿eh Cris?) que esperaba con muchísimas ansias ese corte de su tercer trabajo “Never say forever” llamado Set my soul on fire y es que no es para menos, porque creo que es de lo más especial que han compuesto y con la que uno no puede dejar de moverse al ritmo con que Lane hace sonar su aro, y ni que decir tiene que también aguantó como una bestia los envites de las partes más agudas. Imprescindible también fijarse tanto en el hábil juego de platos de Álex como en las partes más contundentes, y es que su instrumento le da muchísimo corazón al tema. ¡Y más chorros de whisky a go go para la peña! Disfrutando a tope Lane Lazy (es que son cosas que saltan a la vista) con Sucker, cantada a pleno pulmón por sus fieles fans y con un Andi que parecía acabar de salir a escena, con toda su energía y la sonrisa siempre puesta.

Gran combinación de temas de entre sus tres discos, desde las partes más frenéticas de su “Sex, Booze and Tatoos” pasando por la fiesta desmadrada de los cortes de su Here comes... the Jokers! hasta traernos algunas de las mejores de su “Never say forever”, con toda la elegancia y contundencia que ello supone, y en este último grupo se encontraba I wanna go, un jodido TE-MA-ZO que me pone cardíaco perdido, ya sea haciendo retumbar los cristales de mis ventanas o en directo donde, a pesar de la ausencia de teclados, es asombrosamente efectiva y desde luego mantiene todo ese rollo tan canalla y chulo. Fácilmente, una de mis favoritas de toda su discografía y que por ley nunca deberían quitar de su setlist. Aquí fue ya donde la cosa se empezó a ir de las manos, precisamente con Rockin’ in Stereo, que siempre es una de las más deseadas, y pudimos ver a toda una avalancha de tías guapas subir al escenario, a cada cual más calentorra y voluptuosa (jeje), que llevaron aquella gran fiesta a otro nivel de puto desmadre, si es que eso era posible ¡Bravo por todas ellas! Pero no paró ahí la cosa, porque en la tremenda Dressed to kill, Rock’n’Roll de muchísimos quilates, del que se te mete bajo la piel, la peña siguió subiendo arriba (incluso lanzándose alguno del escenario), invadiendo las tablas y causando algún que otro desbarajuste en la pedalera de Yannick del que por suerte salió bastante airoso interpretando el solo. Birra derramada por el suelo, tropezones, bailes locos… un final de película para un concierto ante el cual, por cojones, me tengo que quitar el sombrero, y del cual salimos sudando como cerdos y con la lengua fuera. Yo no sé los que me leéis… pero yo desde luego me voy el viernes que viene a verles otra vez a Murcia. No seré yo quien me pierda otro espectáculo como este. Como siempre… mi más sincera enhorabuena. Sin rival.

Necesitábamos salir, tomar el aire y un buen trago mientras comentábamos y asumíamos la magnitud de lo visto. Gente que hasta aquel momento no había visto a Jolly Joker en acción quedó ojiplática, y es que no es para menos con ese puto directazo que tienen. Para mí era la principal atracción de la noche, pero la fiesta todavía estaba lejos de terminar, ya que todavía aguardábamos la llegada de Haunt, una banda a la que, como he dicho al principio, le tenía muchas ganas, porque me engancharon cosa mala con su “If Icarus could fly” y su recentísimo trabajo “Mind Freeze” sigue por la misma senda: temas muy pegadizos, excelentes guitarras y una voz enormemente personal que es su seña de identidad principal.

Lástima que, con el despiste general de la noche y el baile de horarios, también entrásemos algo tarde. La sala presentaba un aspecto más vacío que en anteriores bolos, pero aun así el calor de la gente se hacía de notar. Para la emotiva Frozen in time ya estábamos preparados para el último asalto, recordándome por momentos al Shots in the dark de Ozzy, con una de esas melodías tan guapas que se te quedan en la cabeza durante mucho tiempo y con un Trevor William al frente que me transmitió muy buenas sensaciones de primeras, destilando mucho feeling al cantar y totalmente entregado a su banda, más incluso que sus compañeros, algo reservados al principio. El sonido no me terminó de encajar. O mi sordera aumento con el transcurso de la noche, o es que realmente sonaban demasiado bajos, faltaba un poquito de fuerza, lo cual tampoco restó poder a otros cortes que cayeron a continuación, pero sí se hubiese agradecido algo más de caña en este aspecto porque el nivel compositivo de la banda así lo merece, solo hace falta deleitarse con Run and hide, una de mis favoritas que temía haberme perdido, 100% Haunt, con ese solazo en el que John Trucker levantaba su mástil en vertical, o Winds of destiny, repitiendo con un gran solo y en esta ocasión destacando el trabajo del bajista. Y es que el sonido no era malo en absoluto, tan solo echaba yo de menos algo más de volumen. De hecho, hubo momentos muy Heavy como el protagonizado por el tema In show of flames en el que más de uno volvimos a castigar a lo bestia nuestro cuello. No dejaba de hablar y comunicarse, aunque sin llegar al exceso, el vocalista y guitarra rítmica Trevor, con mucha simpatía. Comentaba a veces lo que había tras cada tema, título, disco al que pertenecía… etc. y eso siempre es de agradecer.

Luminous eyes provenía de su primer trabajo, un EP llamado del mismo modo que tiene tan solo tres añitos de existencia… y en todo ese tiempo, la banda ha parido otro EP y nada menos que tres discos de estudio, a cada cual mejor, con lo que nos podemos hacer una idea de lo activos que son en su discografía… ¡Y por muchos años! Porque si algo me encanta en esta banda es su gran personalidad, sin buscar un Heavy Metal demasiado duro, dan prioridad a melodías más bien accesibles y ritmos que se pueden paladear con calma sin abusar de baterías recargadas, lo cual no significa que Daniel Wilson no tuviese sus momentos de desmelenarse y trabajarse en plan más duro su instrumento, haciendo gala de mucho fuelle hasta el final. Me despisté por unos momentos para felicitar a Lane Lazy y a Álex por su concierto (y encima me regalaron una de sus nuevas púas con la imagen de la criatura del lago… ¡¡toma esa!!). Ya de vuelta con el concierto, los americanos, plenamente metidos en faena, se dispusieron a presentaron varios temas enlazados de su último trabajo, del que seguro han de estar bien orgullosos, a mí al menos me ha flipado, empezando por la cañera Fight of flight (uno de ‘esos’ momentos de Wilson en los que pegó con ganas) y otro medio tiempo de su último trabajo, la homónima Mind Freeze y a pesar de su más relajada cadencia, Trevor gesticulaba y vivía cada momento de esta, casi como queriendo comerse el micro y dando severos rasgados a su instrumento.

Tras un pequeño guiño al Painkiller de los Judas por parte del batería, y con un sonido ya más amoldado (al menos a mis oídos jeje), todo se escuchaba mucho mejor, aunque puede ser que por el hecho de habernos acostumbrado al nivel de decibelios, la cuestión es que Hearts on Fire, a toda hostia, caña a saco, me supo a gloria, y seguro que también a la gente que levantaba sus puños en primera fila. En este momento vimos a todos los músicos muy sueltos, activos y centrados al mismo tiempo, y se siguieron creciendo tras presentar Trevor el tema Light the Beacon, que abre su nuevo “Mind Freeze” y que según nos contaba, tiene un significado muy especial para todos ellos. De hecho, su melodía es muy evocadora y teóricamente cerraba un show que, quitando los dos o tres temas que me perdí, se me hizo terriblemente corto… aunque por suerte aun quedaban un par de cortes para seguir disfrutando los últimos coletazos de aquella noche mágica. Y ya me extrañaba que no cayese Looking glass, que desborda personalidad a cada nota, desde ese comienzo armónico hasta la parte final épica. Ante los gritos de ‘one more song’ por parte del público, alentados por el bajista Taylor Hollman, que salió a pegar cuatro gritos al escenario cuando ya se suponía el final del show, volvieron a salir de nuevo alegrando nuestros oídos con It’s in my hands, que incomprensiblemente estuvo a punto de no sonar cuando yo pensaba que caería en la primera parte. En este tema hay partes que me recuerdan a otras bandas que poco tienen que ver con su estilo, y ahí está precisamente la gracia en la mezcolanza de matices que esta banda inyecta en cada una de sus composiciones. Personalmente me convencieron del todo, aunque eché de menos, como dije al principio, un sonido con más pegada que transmitiese mejor la intensidad de los temas. De todas formas, haciendo un ejercicio de memoria, las cuatro bandas sonaron muy bien, los técnicos hicieron un buen trabajo y la 16 Toneladas es una sala que rara vez defrauda en este sentido.

De nuevo, mandar un abrazo bien fuerte a toda esa gente que se dejó el culo el pasado sábado allí, ya fuese organizando, tocando o trabajando en otras tareas para que todo saliese de la forma en que salió. El resultado de todo este buen hacer siempre suele desembocar en una noche de Heavy Metal inolvidable, a lo que he de añadir en lo personal al gran número de colegas con los que me encontré (a algunos hacía mogollón de tiempo que no les veía)… y siempre es una alegría añadida. La noche en este sentido se quedó incluso corta, porque me gustaría haber pasado más tiempo con algunos de vosotros, pero por suerte (sabéis quien sois) a muchos os veo muy pronto en las salas, apoyando y dándolo todo a muerte, como siempre, y es que al final esta es la única actitud válida en una escena tan fuerte y a la vez tan frágil y necesitada de soporte como la nuestra.

_|,,| JaviMetal (Is The Law) |,,|_

Fright Night: Bloody Crom + Seven Sisters + Jolly Joker + Haunt (Sábado 22-02-20, Sala 16 Toneladas, Valencia)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si te ha gustado la crónica, estuviste allí o quieres sugerir alguna corrección, ¡comenta!

2