Jodida,
muy jodida está la cosa en general, pero especialmente negra en particular para
los amantes de la música en directo y el Heavy Metal, que estamos siendo uno de
los grupos sociales más castigados por la deprimente situación que nos está
tocando vivir, fruto de lo mal que se están gestionando las cosas desde arriba
y resultando en la total marginación que estamos sufriendo. Y aunque no me
gustaría que esta crónica exprés transmitiese vibraciones negativas, es algo
que no se puede negar. Entre el tira y afloja de abrir / cerrar nuestros
garitos, el meter la cultura de directo en el mismo saco que el alcoholismo nocturno,
y el pasotismo ante las manifestaciones y quejas del sector y también ante las
medidas de seguridad y prevención que SÍ pueden devolvernos la música en
directo y estabilizar su situación, lo que era parte indispensable y
fundamental en la vida de algunos de nosotros se ha convertido en un lujo ya casi
inalcanzable por culpa de la tozudez e ignorancia de otros. Para la mayoría ha
sido un 2020 horrible por muchos motivos; en mi caso la ausencia casi total de conciertos
desde Marzo me ha afectado mucho más de lo que cualquiera podría pensar, y al
final, por desgracia, hay que agarrarse a lo que sea, cuando sea y del modo que
sea, ya que nadie da un duro por nosotros. Porque a mí el “no queda otra que
tener paciencia” no me vale, necesito mis conciertos, y los necesito YA, así
que toca mover el culo por la mínima oportunidad que se presente,
independientemente de la distancia, la pasta y las condiciones. Si no dejan
otra opción, es lo que hay y habrá que buscarse la vida incluso mucho más que
antes. Yo desde luego no me voy a resignar.
En fin,
movidas varias y opiniones que ya he expresado en mis anteriores crónicas y
artículos, no voy a repetirme más. Toca comerse la rabia y apretar los puños.
Para mí, haber acudido a cuatro conciertos desde Marzo es casi una tragedia.
Pero por suerte, cuando la desesperación llama con fuerza a la puerta, siempre
sale alguna bendición de esas que te devuelven la alegría de vivir y la esperanza,
como si se tratase de un pilar emocional hasta el próximo evento. En este caso,
además, fue un concierto de esos en los que sabes de antemano que, si todo sale
bien, puede quedarse para el recuerdo una noche de nunca olvidarlo. Y por
suerte, aunque no todo jugaba a favor, así fue. No es que este blog se haya
convertido en el oficial de Jolly Joker
(aunque sería un honor jajaja), pero lo cierto es que hoy por hoy es una de las
bandas en todo el estado que más se mueve y pelea por tocar en directo pese a
las adversidades, y solo por esto, si desde hace muchos años ya tienen mi
devoción absoluta, ahora el respeto que siento por ellos es infinito. Y por
supuesto, no pienso dejar correr una sola oportunidad de verles en vivo. Si en
Julio ya nos obsequiaron con un concierto que para mí sigue siendo casi
legendario (por el momento, por la forma, por el sentido…), la noche de este
pasado sábado volvían a la carga, pero en distinto formato, solo Yannick Lane “desenchufados”.
Aunque no nos engañemos. Sea como sea y hagan lo que hagan, a la fuerza va a
ser un valor seguro. Ya les había visto en formato acústico en streaming, pero
nunca al natural. Y claro, no es lo mismo.
Así que,
les pese lo que les pese a quienes nos quieren quitar la libertad, con una hora
y media de camino por delante y con un absurdo toque de queda en vigor, nos
lanzamos a la carretera sin pensarlo demasiado pero con muchísima ilusión por
nuestro destino, en plan “pase lo que pase y cueste lo que cueste”. Mi tercer
gran agradecimiento (aparte de a la banda y a mi chica), es para el Café
Cultural L’Ermità de Valencia, un garito fantástico que nunca había visitado y
que acogió el evento de la noche con dos cojones bien puestos. Con un ligero
retraso, arrancaron el motor Lane Lazy (con sus gafas de sol “calzadas”) y
Yannick, que nos tenían preparada una suculenta sesión de clásicos muy
selectos, basados en sus más íntimos gustos musicales e interpretados con un
gusto y clase de nivel superior, como ya nos tiene acostumbrados el dúo en todo
lo que tocan. Un setlist plagado de calidad y grandes sorpresas, nada de topicazos,
pero sí muchísimos recuerdos en lo musical como los que me transmitieron algunos
cortes. Dear Lover (Social Distortion) fue el perfecto ejemplo de lo que
digo (cuáaaaanto tiempo hará que no escucho ese disco), cantidad de feeling en
la apertura que fue proseguida con Laugh ‘n’ a ½ (D.A.D.) y Free
Fallin’ (Tom Petty), sonando esta última genial, muy coreada y esperada, y tratándose
además una de las bandas favoritas de Yannick.
No
podían faltar los clásicos más añejos como los Zeppelin, y apartándose un poco
de lo que alguno podría esperar (un Rock’n’Roll o un Black Dog) escogieron Ramble
On, y la falta de distorsión en la guitarra le dio un rollo muy especial
sin olvidar el inmenso feeling setentero que fluía en la voz de Lazy. El buen clima
se extendió rápidamente por todo el local, y ambos se sentían como en casa (y
también aquellos que lo pisábamos por primera vez). Siendo así, era el momento
de un bombazo, para mí uno de los TEMAZOS del show, con Edie (Ciao Baby)
de sus adorados The Cult, a quienes en un formato u otro siempre suelen
versionar, sin olvidar por supuesto otro de sus fetiches, los Motley Crue, de
quienes aquella noche sonó un medley compuesto por Home sweet home y Don’t
go away mad (just go away), esta última
ya interpretada en directos anteriores con los cuatro componentes y Lane con la
rítmica. El toque más southern y country de la noche vino a cargo de Bad
Moon (Creedence Clearwater Revival), divertidísima y muy animada, seguida
del pepinazo que se marcaron con el Back from Cali de Slash.
Especialmente soberbio estuvo el vocalista modulando la voz con los altibajos
de tono y emulando nada menos que a Myles Keneddy.
Entre
el buen ambiente que se respiraba, la sorpresa que supusieron la mayoría de
temas, los cubatitas, la compañía (un enorme placer saludar a mi colega Popi y
a Andi, después de tanto tiempo…) y, porque no decirlo, los disparates que no
paraban de salir por el micro de los artistas entre tema y tema (con los que me
partí la espalda de risa), la noche estaba tomando un cariz de dulce irrealidad,
es decir, algo así como si los buenos tiempos que tuvimos hasta Marzo en
cualquier garito o sala hubiesen vuelto tan cual, por arte de magia,
haciéndonos olvidar durante más de una hora la pesadilla en la que muchos
estamos sumidos. Una noche de esas que uno desearía que durase eternamente, y
cuya sensación se acentuaba aun más con temas como Pink (Aerosmith), que
era una de las que esperaba con más ganas. Lástima que casi al final se
rompiera una cuerda de la guitarra de Yannick y no la pudiésemos terminar de
escuchar, pero el genuino buen rollo que transmite el tema quedó patente en
todos, incluso en aquellos que vociferaban pidiendo algún clásico de Skid Row
insistentemente jeje. Tiempo ahora de recuperar un tema de cosecha propia, perfecta
para tocar en acústico como God´s Kidding, así que con el rollazo tan
enorme que tiene el tema, solo quedaba cerrar los ojos y evadirse de nuevo a un
lugar y situación mejores. Entre grandes aplausos (no se puede negar el respeto
que se han ganado en su tierra) dieron marcha a Civil War de los Guns ‘n’
Roses, otra que quedó más que clavada tanto a la guitarra como a la voz, y el
mismo Lane entonó unos compases a capela del I Remember You para complacer al
fan “Skidrowniano”. Eso es atención al fan, y lo demás son tonterías jeje.
Entre
el calor de la noche, el ambientazo y las barbaridades humorísticas, continuaba
la sesión de clásicos en formato acústico, con dos que disfruté especialmente,
puede que porque no las esperaba para nada, como fueron The Flame, de
los exquisitos Cheap Trick, y más todavía el Cuts like a knife del gran
Bryan Adams, en la línea de buscar temas refrescantes y sorprendentes.
Totalmente sólida la guitarra de Yannick, suelto desde el minuto 1, y
desbordante carisma y talento vocal por parte de Lane (y es que me cuesta
pensar ahora mismo en algún vocalista en nuestro país que transmita como él). Y
ya la excelente compenetración entre ambos, tanto anímica y rítmica como
musical…es algo que no admite la menor duda. Si existiese un medidor de buen
rollo y juerga, en el momento en que sonaron los primeros acordes de Nomadic
(Backyard Babies), este habría estallado. Me trajo grandes recuerdos de aquella
noche en Mislata, cuando los valencianos tocaron con los suecos en una noche
brutal en todos los sentidos. Pero si podía haber algo que me molase todavía
más, fue Way back home, no solamente una de mis favoritas de los Joker,
sino de toda la velada. Aunque suprimieron la parte con arpegios (que me
encanta), quedó muy íntegra para el directo acústico, muy disfrutada y coreada
por sus fans… y una despedida perfecta en nuestro caso concreto… aunque el
concierto prosiguió, mientras nos despedíamos de toda la peña, con la archiconocida
You got it de Roy Orbison.
Me
sentí cantidad de raro. Contadísimas veces en toda mi vida he abandonado un
concierto antes de terminarse, y nunca jamás, bajo ningún concepto, si se trata
de alguno de mis artistas favoritos. Pero desgraciadamente, aquella noche
íbamos bajo presión y con el tiempo controladísimo por el puto toque de queda.
Así que se podría decir que fue una despedida prematura, pero no necesariamente
triste. No había más cojones. La vuelta a casa fue una jodida película. Nos
perdimos por el barrio del Carmen buscando el coche, corriendo de aquí para
allá, salimos bastante más tarde de lo planeado y tuvimos que ir a toda hostia
tanto por Valencia como por la autopista, robándole minutos al tiempo para
llegar antes de la hora fatídica (al fin y al cabo, más valía una multa por
exceso de velocidad que una por violar la otra estúpida ley). Y conseguir
entrar al pueblo a las 23:55 y aparcar el coche a las 00:00 en punto, añadiéndole
la intensidad con la que vivimos aquella noche valenciana de Rock’n’Roll, supuso
una sensación de satisfacción, desafío y adrenalina que no se puede expresar en
palabras.
_|,,| JaviMetal (Is The Law) |,,|_
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Si te ha gustado la crónica, estuviste allí o quieres sugerir alguna corrección, ¡comenta!