viernes, 9 de abril de 2021

Aire para respirar... (Alberto Rionda + Alirio Netto (Avalanch)) (Jueves 08/04/2021, Sala 16 Toneladas, Valencia)

Uf… más de cuatro meses sin escribir una nueva crónica para este blog. Ni en mis peores pesadillas. Y por descontado, no ha sido por falta de ganas, sino una abstinencia forzada, lejos de mis directos, de mis bandas, de mis salas…de mi forma de vida. Ya sea por miedo de algunas de las partes o por las cochinas leyes y restricciones que poco a poco están acabando con la escena del Rock y el Metal, lo cierto es que en estos últimos meses, la proliferación de conciertos ha sido prácticamente cero, y ya no hablemos de nuestro rollo, que agoniza sin que a los de arriba les importe una mierda. En fin, no voy a enzarzarme más (ya lo he hecho bastante en anteriores entradas) con la forma en que se está llevando todo esto, pero lo cierto es que en lo personal esta ausencia de música en directo ha machacado mi estado anímico hasta niveles bastante… peligrosos. Por eso, ni os podéis imaginar la inmensa alegría que supuso para mí ver anunciadas nuevas fechas con bastante proximidad en fecha y geografía como este concierto que paso a describir a continuación. Cuando vi que me había quedado sin entrada, casi se me cae el mundo encima, pero por suerte el anuncio de un segundo pase me devolvió la ilusión y a los dos minutos ya tenía mi “pasaporte”. Con esto, ya se puede uno imaginar la demanda que tuvo la actuación, y no es para menos, pues a pesar del formato acústico que tendría, Alberto Rionda nos iba a presentar en ella al que será el nuevo vocalista de Avalanch (y quién sabe si también de Alquimia, ante la marcha de Isra Ramos). Los afortunados que acudimos aquella tarde a Valencia tuvimos el privilegio de ver la que sería la primerísima actuación “oficial” del vocalista con la banda (o al menos, con su líder).

Alirio Netto, que así se llama el nuevo y flamante vocalista, tiene a sus espaldas una larga y promiscua carrera, habiendo estado en bandas como Age of Artemis (tremendamente recomendables) o Khallice, y militando actualmente, además de en Avalanch, en los brasileños Shaman, a quienes tendré que volver a seguir la pista tras unos cuantos años. Su relación con Alberto Rionda va más allá de los últimos días, y de hecho ya nos dejaron ambos una colaboración: el tema Almas unidas, de Alquimia, en donde ya se apreciaba la química (nunca mejor dicho) entre ambos talentos. Y creo que, puestos a convertir a Avalanch en una All-star band (algo sobre lo que tengo opiniones encontradas, pero no vienen al caso), Alirio Netto va a ser una entrada muy notable y acertada en la banda. Creo que la opinión de todo aquel que pudo verles ayer en Valencia fue rotundamente unánime: Alirio es una auténtica bestia. Un rango increíble, cantidad de registros, una voz profunda, muy personal y sólida, presencia, carisma… Pero incluso antes, con esa grabación de Vientos del sur haciéndose cargo también de los pianos, creo que ya nos dejó a todos boquiabiertos con su interpretación, así que estaba claro que íbamos a disfrutar de lo lindo y a corroborar lo que todos ya suponíamos acerca de su calidad como cantante (y teclista).

Normalmente lo es, pero en este caso, la puntualidad era algo especialmente imprescindible, ya que el doble pase obligaba a llevar los horarios a rajatabla debido, sobre todo en el segundo, a la imposición del puto toque de queda. Por suerte para mí, pude ir sin prisas, y llegué a la sala con casi media hora de antelación, más que suficiente para buscar un buen sitio (aunque las primeras filas ya estaban a tope), un taburete elevado para tener mejor visibilidad. La espera se hizo larguísima, aunque… ¿qué es media hora comparada con cuatro amargos y desesperantes meses sin pisar una sala? Os juro que cuando cogí asiento y me vi frente a un escenario de nuevo, casi se me saltan las lágrimas, pero esta vez de alegría, sensación que se repetiría en varios temas de los que sonaron aquella noche, ya que la combinación de formato acústico y canciones de Avalanch auguraban una tarde muy emotiva.

Todos estábamos, seguramente, más expectantes de Alirio Netto que del maestro Rionda, de comprobar cómo lucía su potente voz por primera vez sobre un escenario junto a uno de los mejores guitarristas y compositores que tenemos en este país. Y de hecho, tuvo que demostrar sus grandes dotes especialmente ya de primeras, porque comenzaron con uno de los cortes más complejos, vocalmente hablando, de toda la tarde como fue Vientos del Sur, que por supuesto nos hizo estallar de emoción a todos, como no podía ser de otra forma. La demostración de Netto fue absolutamente soberbia: entonación perfecta, adaptación sublime a su voz y todas, absolutamente todas las partes bien registradas, hasta los agudos más imposibles. Si bordó de aquella manera tan complicado tema, seguro que haría lo propio con el resto. Habiendo ya roto el hielo al presentarse ante nosotros con bromas, contando la historia detrás del anterior tema y una sincera comunicación, continuaron con una sorpresa de nombre El príncipe feliz, tema incluido como novedad en su recopilatorio del 2005 “Un paso más”, y esta vez me pareció más destacada incluso la actuación de Alberto, con una sutileza pasmosa en sus punteos. Se notaba a kilómetros la complicidad entre ambos músicos. En ningún momento dejaron de interactuar entre ellos, contándonos anécdotas suyas y lanzándose cariñosas puyas.

Sin duda uno de los momentos más esperados del show (hubo otros, pero muchos de ellos nunca llegaron, por desgracia) fue la aparición de Xana, ese tema que en un momento u otro nos ha enamorado a todos los que la hemos escuchado. Abrieron con el tema a capela, para comprobar sobradamente que todos conocíamos cada una de las frases, sin piano, sin Alirio, solo con bases de Rionda, para posteriormente pasar a tocarla íntegra pero sin dejar de lado la colaboración del público. Y es que si algo tiene este formato, entre muchas otras cosas, es la proximidad y la calidez que se crea entre la banda y la peña, y ese precisamente fue uno de los aspectos que más brillaron aquella tarde. Por cierto, se me hace raro hablar de concierto y tarde. Pero si se tienen que hacer así las cosas, ¡¡por mí que no quede lo más mínimo!!

Dejando su teclado por unos minutos, Alirio cogió una segunda guitarra acústica (¡eso es polivalencia!) para tocar junto a Rionda La flor en el hielo, el primero de los tres temas que caerían del último disco de Avalanch “El secreto”, fabuloso, por cierto, y también la que es sin duda mi favorita, y no solo como balada, El peregrino, un tema que me lleva flipando desde la primera vez que lo escuché. Y es que ese estribillo es pura pasión. En ella, los alardes de improvisación vocal de Netto en ciertas partes causaron una fuerte sacudida de aplausos espontáneos; era lo mínimo que merecía. El tercer corte en discordia de “El secreto” fue Alma vieja, con el cantante de nuevo al piano. Una de las cosas que más me han gustado de él son esos dejes tan étnicos y flamencos que posee en determinados tonos y registros, y en Alma vieja se hicieron especialmente evidentes, algo que otorgó más fuerza y carisma al tema.

El tono humorístico y fraternal entre ambos músicos contrastaba con la profundidad de los temas escogidos para el repertorio. Continuaban picándose uno al otro, siempre con un gran cariño, y sus conversaciones ocupaban varios minutos entre tema y tema. Fue algo muy agradable y que extendió mucho el buen rollo por la sala, pero creo que también un poco excesivo, ya que seguramente algún que otro tema más hubiese cabido en el, por otra parte, limitado tiempo del que disponían. Así, quedaron fuera muchas baladas que me hubiese encantado y emocionado ver en vivo, como Alborada, Antojo de un Dios, Cambaral… Para mí esto le restó un puntito al concierto. Pero no hay duda de que, si bien el ritmo y la intensidad escénica no fueron precisamente frenéticas, si lo fue la emotividad con la que sonaron todos los temas. Bajo las flores, además, tuvo varios extras en este sentido: fue dedicada a los familiares de víctimas del Covid, y por otra parte, también nos explicaron la historia tras la letra, que yo desconocía por completo. Para rematar el tema, Alirio terminó en inglés, incluyendo a modo de medley un fragmento del I still haven’t found what I’m looking for de los U2. Mil motivos… cuánto tiempo sin escuchar ese tema de “El ladrón de sueños”, el último disco en castellano que grabaron con la formación de Ramón Lage y compañía. La que nunca podría olvidar fue Alas de cristal, otra de esas grandes sorpresas inesperadas, ya que el concierto parecía definitivamente orientado a las baladas, algo lógico por otra parte. Fantásticos recuerdos, muy bien interpretada, cantada, con esos toques de piano tan característicos de su melodía y casi con tanta fuerza y profundidad como la siguiente: Lucero, del añorado “Los poetas han muerto”. En ella, Alirio se volvió a lucir, poniendo sobre la mesa su dominio de la variedad de registros y su enorme sensibilidad, algo que el corte pide a gritos. De hecho, me gustó tanto como cuando se la escuchaba a Lage, y es que posiblemente el tono del ex-vocalista es al que más se parece el de Alirio.

Mientras todos seguíamos pidiendo más, especialmente los de la primera fila, continuaban las bromas y chascarrillos por parte de Alberto y Netto. Sea como fuese, yo estaba tan sumergido en el concierto que hasta tenía miedo de que terminara y volver a la cruda realidad (y es que en estos tiempos de mierda que corren, nunca sabe uno cuándo va a volver a tener la próxima oportunidad de sentirse tan bien). La complicidad con el público a estas alturas ya era total, y nos comentaban que ya no tenían nada más anotado en el setlist. De pronto alguien (seguramente, de coña) pidió Torquemada, y todos reímos, pero de repente Rionda se lanzó al ruedo en plan ‘¿qué? ¡sujétame el cubata!’ y de su guitarra empezaron a salir los primeros punteos que, medio en serio medio en broma, se convirtieron en el tema entero que por supuesto todos cantamos a grito pelao. Curiosa actuación, evidentemente el tema perdió mucha fuerza en acústico, pero fue otro gran reto superado para Alirio, a nivel de agudos el más complejo del bolo, pero que terminó en sobresaliente. Creo que en conciertos con el formato habitual los que apreciamos las bondades vocales vamos a disfrutar mucho, mucho con él. Para poner el punto y final al show, la canción escogida, Almas unidas de Alquimia, me resultó algo decepcionante (sobre todo cuando no habían sonado aún ninguna de las mencionadas anteriormente), pero no se puede negar que fue ideal para explicarnos los primeros pasos en la relación musical entre Alberto Rionda y Alirio Netto. Y por descontado, no deja de ser un tema muy bonito, pero me faltó ese ‘algo’, más chicha en el concierto, que hubiese sido algo más largo y con más temas.

A pesar de todo, la menos de hora y media de actuación compensó sobradamente las más de tres horas de coche, solo, y además por el centro de Valencia, algo que odio con toda mi alma. En otros tiempos diría que no me habría dejado satisfecho al 100%, pero en esta ocasión, con la que cae y con el brutal síndrome de abstinencia que sufro, me supo a regalo de los dioses. A la vista hay un par de conciertos o tres… aunque la incertidumbre es algo que está presente en todo momento, y no sé cuándo volveré a alimentar estas páginas. Por el bien de estas y sobre todo por el de mi propia salud mental… espero que sea pronto.

_|,,| JaviMetal (Is The Law) |,,|_

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