Noche
muy, muy especial la que vivimos el pasado viernes en mi querida Barcelona, que
nos llevaría a ver de nuevo en directo a mis no menos queridos Jolly Joker. Ellos fueron los escogidos
para celebrar por todo lo alto en forma de concierto el decimotercer
aniversario de la Rocksound, una fecha muy señalada que se celebraría en la
sala Bóveda a ritmo de Hard Rock, sleazy y glam, una movida que hoy por hoy
tiene en la banda valenciana a su exponente más destacado en nuestro país, con
una carrera que supera ya la década, peleando y escalando peldaños a base de
sacrificio y buen hacer. En estos turbulentos tiempos, a la vista está que
estamos hablando de la banda que más se está dejando los cojones para girar, a
pesar de todas las adversidades, por todo el país. Dieron fecha en Vitoria,
hace nada petaron Burgos, y este viernes le tocaba el turno a la ciudad condal
de recibir en vena toda la energía que estos cuatro rockstars son capaces de
desplegar sobre un escenario, donde por cierto, también hicieron un estruendoso
Sold Out pasada tan solo una semana después de anunciarse el concierto. Y no
solamente es que la peña ya tenga unas ganas incontenibles de concierto. Es que
además, con sus explosivos directos y su inmensa actitud, han conseguido llegar
a conquistar al público de todas aquellas ciudades en las que habitualmente
hacen parada en sus giras, y eso jamás puede ser fruto de la casualidad, sino
de la perseverancia y el trabajo duro. Mientras espero con ansias el anuncio de
una nueva fecha en la ‘terreta’, ya tenía en mi poder la entrada para su
concierto del día 19 Madrid, pero aun así, esta nueva fecha en Barcelona era
irresistible. Y al final, como alma vulnerable al Rock’n’Roll que soy, terminé
cayendo.
Y es
que además, pillándome tan cerca en estas fechas… ¿quién se puede resistir a un
concierto que sabe de antemano que le va a tocar de pleno la fibra? A pesar de
todo, la llegada a Barcelona fue bastante accidentada. Saliendo (teóricamente)
con tiempo de sobra, ya en la periferia
nos encontramos con un atasco de agárrate y no te menees que nos hizo llegar a
la zona de marina con casi una hora de retraso, donde el cubateo pre-concierto
se iba a quedar reducido a unos minutos exprés. Aunque, por el contrario e
incomprensiblemente, el concierto también comenzó con muchísimo retraso, al
menos, respecto a la hora que figuraba en la entrada. Al final, se puede decir
que todo cuadró más o menos. Tras encontrarnos con esos grandes colegas como
son Eddie y Elena, tomamos unas birras en un garito llamado Hoppiness y pasamos
un rato bastante desternillante con unas conversaciones que ética y moralmente
no puedo transcribir aquí (xD) pero que hicieron que la espera se pasase en un
suspiro. También tuve el placer de encontrarme y conocer en persona a peña de
primera como son Cristina y Joan, que le dieron todavía más luz a ese ya de por
sí excitante momento de la anticipación a un concierto. Nos pusimos a la cola
pero entre unas cosas y otras, casi al final, y en la teórica hora de comienzo
del show, por lo que se preveía que la cosa iría para largo. Ya en la sala,
todavía tuvimos que esperar mogollón. Esta, desde luego, haría el Agosto con la
barra vistas las ganas de ‘chupar’ del personal… Tantas eran las ganas de
concierto y de desparrame que hasta se escuchaba a la gente coreando los temas de
Ozzy, Guns’n’Roses, Aerosmith… que sonaban de fondo.
Pero
entre copa y copa, ya deseosos de que llegara el tan ansiado momento de los
primeros sorbos de Rock’n’Roll… los músicos empezaron a salir al escenario bajo
el amparo de esa eterna intro de Conny Froboess que tanto gustirrinín da
escuchar, ya que siempre anticipa algo grande. Andi al bajo, Yannick a las seis
cuerdas, Lane Lazy al micro y a comerse el escenario, y a la batería… ¡espera!,
¡ese no es Álex! Pues no, en esta ocasión, por raro que parezca, el joven Álex
no ocupó su puesto tras los parches por complicaciones personales. Pero nada
menos que Paco Muñoz, más que reputado batería valenciano, cubrió la ausencia
con un aplomo, técnica y solvencia ante la que no podemos hacer más que
quitarnos el sombrero. Imagino el currazo que se metería para aprenderse todos
y cada uno de los temas del setlist. No puedo negar que tengo mucha debilidad
por el rollo de Álex, pero esa noche tuvimos que rendir armas ante su
sustituto. De 10.
Como no
podía ser de otra forma, esta vez fueron sus baquetazos los que abrieron con
esa joya llamada I am Rock n’Roll, y en ese preciso instante, después de
tanto tiempo sin verles, después de tanto contenerme, de tanta frustración
reprimida, y en el que para mucha gente fue su primer directo desde hacía meses
y meses… luces, calor, gritos… música… ¡¡¡CONCIERTO!!! El Rock’n’Roll se hizo,
y la sala despegó con él. Muchísima energía liberada, muchísima conexión con la
banda… Jolly Joker habían llegado
una vez más para GANAR y el público se fundió con ellos ya desde el primer
tema. El ambientazo que se respiraba en la sala Bóveda se concentró en un mismo
punto, en un momento concreto, y estalló como una bomba. Todo eran voces, manos
en alto y desmelene a saco (eso sí, limitados por el incómodo taburete en el
que la ley nos obligaba a sentarnos). Sea como sea, el gas estaba a tope y el
fuego bien encendido, solo hacía falta mantenerlo al nivel. Pero eso para los
hardrockeros valencianos nunca ha supuesto el más mínimo problema. Si en el
primer tema Lane Lazy salió a piñón, alegre, dando golpes al aire, oteando al
personal hasta el fondo de la sala y cantando de la hostia, no fue menos en Sidewalks,
que arrancó con un grito de los que te ponen verraco, y modulando de puta madre
su voz durante todo el tema, reservando y atacando según momentos. El
atolondrado inicio de Hey you puso de nuevo al vocalista a dar patadas
al aire con todo el desparpajo y soltura que se gasta, y llegó además nuestro
momento (del público) de gritar a piñón el estribillo, con esos aires de punk melódico
que embriagan su segundo disco “Here come… the Jokers!!”, para mí uno de los
mejores discos que se han grabado en la historia de este puto país, y lo digo
claro y sin aderezos.
¡Y que
en grande se lo estaba pasando Andi! Se notaba a la legua. Sonriendo
continuamente, sin parar con el headbanging y pateando el escenario que daba
gusto verle, siempre esgrimiendo orgulloso su Thunderbird y haciendo virguerías
con él. Me habría encantado que su bajo hubiese sonado un poquito más alto, por
pedir, aunque en conjunto no tengo absolutamente ninguna queja sobre el volumen
o la potencia del concierto en este aspecto. A la guitarra, el siempre
espectacular, ilustre, gamberrazo y chulesco Yannick le daba al reverb con el
inicio de Perfect Life, que es absolutamente perfecto para, digamos,
abrir una nueva etapa en cada uno de sus conciertos, otro arranque, que Lane
siempre adapta perfectamente a su gusto en lo vocal, y que además empalman sin
dar respiro con Full of Beans, otra que cada vez que suena me vuela la
puta cabeza, refrescante, canalla y festiva, de esas que te dan ganas de mandar
a la mierda la silla y meterte a hacer mosh en primera fila. Explotando y
despatarrándose con el solo, Yannick vuelve a demostrar que en cuanto a combinación
de actitud y destreza con las notas, hay pocos, muy pocos guitarristas que
puedan toserle, y no solo en el ámbito nacional. Y a nivel escénico, es un
pilar totalmente insustituible. Atacaba ahora Paco desde su batería, pidiendo
Lane Lazy esos deditos en el aire para Fuck it all, que es un auténtico
tour de force para el vocalista en la que se vio algo ‘lleno’. Eso sí, esos
gritos desgarradores nunca faltan en el estribillo, y para que engañarnos, ¡nos
ponen jodidamente frenéticos!
Llegados
a este punto, comentar que por gilipollas al final me tocó ver el concierto
desde las últimas filas. Justo lo que NUNCA hago jeje. Y aunque desde allí
había buena visibilidad y sonaba de lujo, tengo que agradecer enormemente a mi
colega Cristina el detalle TAN cariñoso y TAN impagable de haberme guardado un
asiento en primerísima fila, desde donde pude disfrutar como un animal los dos
temas siguientes, esa cachonda a tope Nasty Habits, tan corta como
intensa y desmelenada, y Believe, uno de los estandartes de su último
álbum “Never say forever”, que recuerdo que en su momento de presentación me
dejó algo descolocado, pero tras tiempo viéndola sonar en concierto, diría que
es un tema del que nunca se deberían desprender, ya que a ellos mismos les da
muchísimo juego en el escenario (Lane con la pandereta, Yannick flipándose como
debe ser con el solo que se marca…), en resumen, un pasote de corte que mezcla
su vena más clásica con aquella más insolente.
Primera
cover de la noche. Acercándose a registros más stoner, vuelven a la marcha con Powertrip
de Monster Magnet (una banda que sé que a Manu le flipa), aunque no la reconocí
de primeras y además me pilló en la barra pillando alpiste. Pero al volver a la
silla… ¡¡BLAM!! Un tiro entre ceja y ceja, como ya hicieron la última vez que
les vi en el Loco de Valencia, que me dejó tambaleándome. Y es que no os podéis
imaginar lo cerdaco que me pone esta barbaridad de tema llamado No way out,
otro bastante jodido de cantar, por cierto, que Lane sacó gracias a su gran voz
y a la cantidad de tablas y recursos que le ha dado la experiencia, apoyado por
supuesto por dos solos a cargo de Yannick, cada uno mejor que el otro, que
exudaron pasión a raudales, así como también sus coros en el tema. Además, se
pudo ver la gran complicidad entre este y Andi. Y es que esta gente no sabe ir
en otro plan. Casi me dejo el cuello con ella, y la silla no terminó mucho
mejor jeje. Después de este subidón de pura adrenalina, bajábamos otra vez a
tonos más suaves (aunque la forma que tienen de combinar sus temas hace que la
transición entre unos y otros sea de lo más placentera) con Set my soul on
fire, una de las joyas de la corona, sin duda, de ese gran “Never say
forever”, aclamada y disfrutada tanto por público, que no dejó de cantarla,
como por la banda, recuperando de nuevo Lazy su aro de sonajas para
interpretarla y posándose Andi en primera línea del escenario con su bajo en
alto para despedirla. Tras ella, vino otro de los sorpresones de la noche,
mayúsculo en este caso al tratarse de un temaaaaaaazo como es el Freedom
Fighter de Steve Jones, la primera vez que les veo interpretarla si no me
falla la memoria y con la que gocé como un animal. Nunca lo había pensado, pero
ese rollo le queda que ni pintado al sonido de la banda, así que fue otro
acierto colosal, terminando el genio Yannick tirado a los pies de Lazy
rematando el tema. Y es que hablar de esta pareja es hacerlo de la más
explosiva que tenemos en nuestro Rock’n’Roll, no os quepa duda. El amago con
ese ‘Sing me a song, you're a singer’ del Heaven and Hell cantado a capela por L.
Lazy nos llevó directos a un tema que siempre ha estado presente en el setlist
desde la primera vez que los vi, directamente importada del Sex, Booze and
Tattoos, la irreverente y no menos descomunal Sucker para marcar el
inicio de la recta final… que aun nos depararía muchas sorpresas, alegrías y
emociones desatadas.
Y pocas
mejores para encauzar dicho tramo que I wanna go, uno de mis temas
favoritos de toda su discografía, tanto por su fogosa melodía, como por los
coros, el solo… y los teclados de Frank Suz, aunque aquella noche era poco
probable que pudiera aparecer, ya que el día siguiente tendría su estelar
actuación en Madrid (donde por cierto, sí estaría Álex junto a él y a Yannick).
Sea como sea, siempre disfruto intensamente de ese tema en directo porque es
corta, pero tremendamente explosiva. ¿Qué quieren volver a poner la sala patas
arriba? Pues Rockin’ in Stereo es la carta ganadora, ese ‘hitazo’ que,
directamente, les llevó a otro nivel de reconocimiento. ¿Qué quieren que el
final sea una puta fiesta de glamour y Rock’n’Roll a kilotones? Entonces Dressed
to Kill es perfecta, además, fue el tema que me enamoró primero y para
siempre de los Jolly Joker, así que
cuando llega, uno no puede hacer otra cosa que enloquecer… aunque es más
difícil con un taburete pegado al culo. ¡Pero eso sí, al menos, que su
estribillo dé título a esta crónica! Porque creo que pocas veces en mi vida he
estado tan bien acompañado en un concierto jeje.
Para
los bises, que ya todos esperábamos, ofrecieron algo un poco distinto de lo
habitual, reservaron Stay Behind para ese último arranque de caña pura y
dura que quedó de puta madre para hacer hervir la sangre por última vez, pero
no se despidieron hasta brindarnos un último cover, muy especial, el Never enough
de sus queridísimos y recurrentes L.A. Guns, un temazo que nos dejó con un
sabor de boca delicioso, ya no solo por la elección, sino también por su
interpretación, con un Lane Lazy al que no se le acaba la gasolina (lo que yo
digo, una actitud BRILLANTE de principio a fin del bolo) emulando a Phil Lewis
en todo su esplendor y haciendo que todo el mundo, al final, se levantase y se
uniese en un grandísimo y merecido aplauso a una actuación, como todas las que
nos traen los valencianos, redonda, sin fisuras, y espectacular en todos los
sentidos. No me cansaré de decirlo, es un orgullo y un honor gigantesco tener a
un exponente del Rock’n’Roll de tal calibre en la Baja California y que además
hayan destacado de sobremanera entre otras bandas, echándole unos huevazos
enormes haciendo giras y peleando contra los elementos negativos que han
rodeado esta puta pandemia mientras otras se han quedado a verlas venir (sin
querer despreciar a nadie, pero esto es así y punto).
Quisiera
dedicar esta crónica, con todo mi afecto, a toda la gente que formó parte de
esa mágica noche barcelonesa, a mi chica Meri, a mi querida Elena, a Marcos
(cuanto tiempo, ¡¡qué alegría tronco!!) y al mamonazo de Eddie (que también te
quiero un huevo, loco), a Cristina y a Joan por su inestimable compañía, por ese
gesto que no olvidaré y por las conversaciones que tuvimos (y las que nos
quedan en el futuro) y por descontado, a Jolly
Joker, sin cuya música y conciertos mi vida hubiese sido muy distinta en
estos tiempos tan jodidos… y más allá.
_|,,| JaviMetal (Is The Law) |,,|_
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