domingo, 31 de octubre de 2021

Doble o Nada (1 de 2) (Badana, Sábado 30/10/21, Teatro Río, Ibi)

Existen bandas a lo largo y ancho de nuestro país que, por unas circunstancias u otras, y a pesar de la enorme calidad, constancia y entrega al Rock que atesoran, jamás han logrado obtener la repercusión y valoración ganadas a pulso. Si nos remontamos muy a principios de los 80, en la encantadora localidad de Ibi nació una de esas bandas. Demostrando ya desde sus inicios que eran algo más que unos simples aficionados amantes del Rock y del Heavy Metal, los Badana arrancaron girando y tocando sobre los escenarios de buena parte de nuestra geografía y dejando atrás una gran retahíla de clásicos que perdurarán para siempre en la memoria, especialmente en la de aquellos que les siguieron desde sus primeros años. De aquello han pasado nada menos que 40 añazos. La formación de la banda ha cambiado muchas veces y han tenido varios lapsos de inactividad, pero en el fondo siempre han estado ahí, dando conciertos aquí y allá, sin permitir que el tiempo los entierre en el olvido. Servidor no les conoció en el momento de su aparición (básicamente porque aún no había nacido o era un mañaco), pero sí han sido unas cuantas veces las que me he encontrado cara a cara con ellos. En el centro neurálgico de la banda, el corazón mismo, el alma indiscutible de Badana, siempre tuvimos al SEÑOR (y lo pongo intencionadamente en mayúsculas) Luis Miguel Rico, a quien los amantes del Heavy Metal nacional clásico le debemos, como mínimo, una sentida reverencia por su trabajo, su empeño, su pasión y su cabezonería por llevar siempre hacia delante este mítico grupo que tantas alegrías ha dado durante cuatro décadas. Los 40 años se cumplieron el pasado 2020 pero por temas de pandemia no pudieron celebrarse, y el gran evento tuvo que esperar un año más.

Y creo que los alicantinos somos muy afortunados por tener una banda de tal calibre como vecina. Porque no, nunca fueron unos Obús o unos Barón Rojo a nivel de impacto mediático, pero a nivel de calidad de sus discos podían mirarles perfectamente a la cara, y por otra parte, hay poquísimas bandas nacionales del rollo que puedan vanagloriarse de haber traspasado esa barrera de los 40 años en activo, y menos aún con un directo de la talla del que nos ofrecieron este sábado 30 en su ciudad natal, Ibi. Y como colofón, en el Teatro Río. Puede parecer algo ostentoso, pero sin duda alguna la ocasión merecía como mínimo un lugar así para que todos pudiésemos disfrutar del magnífico repertorio y de todas las sorpresas que para aquella noche nos habían preparado.

Salimos con mucho tiempo de antelación, Kolega y yo, hacia Ibi para tomárnoslo con calma y echar unas birras en el bar más cercano al teatro, donde casi por sorpresa nos encontramos con dos viejos conocidos, Harris y su mujer, Juani, y también con Juan y Ana, con quienes pasamos un rato más que agradable entre trago y trago, hablando de bandas, de conciertos y de Heavy Metal en general. Como manda la ley antes de un bolo. Ya acercándose la hora, y con las entradas en mano, procedimos a ocupar nuestras butacas y a esperar, con los ojos bien abiertos, para ver qué nos iba a deparar una ocasión tan sublime. Como digo, no se cumplen 40 años como banda todos los días, y Miguel Rico llevaba contándonos, a través de las redes, algunos adelantos de lo que íbamos a vivir aquella noche, los invitados que estarían, los que no, y algún que otro cacho de historia de la banda muy interesante.

Ya sentados junto a nuestros colegas, con una puntualidad de reloj, se apagaron las luces del escenario y una voz en off nos prevenía para que nos abrochásemos los cinturones. Iba a comenzar el viaje, un viaje no solamente musical, sino en el tiempo, en la nostalgia y en las sensaciones. Y Badana no se anduvieron con chiquitas para arrancar. Y nosotros aquí sonó como lo que era, una auténtica declaración de intenciones, un canto a la resistencia y al orgullo de permanecer en pie 40 años después de su nacimiento, y por encima de todo, uno de los clasicazo que más voz les dio en su momento, extraída de su primer trabajo, ese EP llamado “Tiempos Difíciles”. Escalando poco a poco en su discografía (y parece que de forma intencionada) sacaron a la palestra Romper el cascarón, que muchos tenemos como otro de sus grandes himnos. La cuestión es que no iban a esperar al final para disparar con sus mejores cartuchos, y desde el mismo inicio ya tuvimos ahí la ‘creme de la creme’. Un foco de luz blanca iluminaba al gran Miguel Rico durante el solo de Era diciembre, una acción que se repetiría varias veces durante el concierto. Creo que la sensación en el ambiente en general era unánime: todos estábamos muy metidos en la actuación, paladeando cada tema y muy contentos de poder haber asistido a algo tan grande. El líder se dirigía a nosotros por primera vez, pero de forma tan visiblemente emocionada que apenas le salían las palabras. Y es algo completamente normal. Él, y solo él, sabrá cuantas llamadas, cuanto esfuerzo y cuantísimas horas de trabajo y falta de sueño le habrá costado preparar algo así, de forma tan apasionada y meticulosa. Porque de momento disfrutábamos de un concierto en formato normal (salvo por el lugar y las sillas), pero pronto iba a cambiar la cosa. En La princesa desencantada iba a colaborar el gran Manuel Martínez de Medina Azahara, pero con el cambio de año le fue imposible. Una lástima, porque vocalmente es un tema muy indicado para él. El bajo del inicio fue algo de lo más destacado, sonaba de lujo.

Entre el público encontrábamos grandes figuras de todos los ámbitos que no quisieron perderse la celebración, entre ellos el gran JEFE Marcos Rubio o el fenomenal ciclista ibense Rubén Plaza. Miguel Rico saludaba y agradecía continuamente, ahora ya más calmado y entero, y nos contaba pequeñas historias y significados de cada tema. Divagando es una de mis favoritas del “Irvandal”, una que en su día estuvo semanas rondándome la cabeza, y por suerte también sonó aquella noche (aunque eché de menos Tranquilo, otra de mis preferidas, que sí tocaron al final pero que no pude ver). En aquel preciso momento, hizo su aparición el primer gran hombre invitado de la noche, un auténtico galán y pionero de nuestro Rock como es Julio Castejón en el tema Animal del “Irvandal” (a partir de ahora, todos los temas caerían sin ningún orden discográfico), y si he de ser sincero, de todas las colaboraciones que vi, esta fue la que más me gustó. Vocalmente inconfundible, el Sr. Castejón demostró que a pesar de los años todavía guarda toneladas de feeling y clase en esa garganta. Despedido con una gran ovación, le tocaba el turno al no menos grande Vicente Feijoó, ¡nada menos! Líder, voz y guitarra rítmica de los legendarios Zarpa (otra banda que injustamente nunca ha terminado de obtener lo que merece), se notó mucho la compenetración entre Miguel y este, y no solo a la hora de conversar, sino a la hora de interpretar Rebelde y fiel, juntándose ambos en primera línea de escenario o espalda contra espalda con sus respectivas guitarras. Además, era el cumpleaños de Vicente, y todos nos encargamos de cantárselo. La derecha del escenario era ocupada por Marcos Palao, reconocido bajista de la banda que grabó e hizo la gira de su tercer disco “Romper el cascarón”. Un temazo y un momento que por sí solo justificó la asistencia al concierto. ¡Bestial!

Miguel Rico nos prometió a través de las redes que tenían preparado un setlist de dos horas, pero la cosa se veía para largo, ya que a estas alturas habían superado el ecuador de ese intervalo y todavía quedaban muchos temas y sorpresas sustanciales por caer. Sin retirarse el bajista Marcos Palao (en sustitución temporal de Erik Oliver, que también hizo un gran trabajo a las cuatro cuerdas), llegaba el turno de la guapísima Centinelas de la noche, que fue recibida con griterío y aplausos. Con un teclado pregrabado, además se notó bastante que a partir de esta algo cambió a mejor en el sonido: ahora las guitarras sonaban más cortantes y contundentes, y todo adquirió un sonido bastante más Heavy. Momento idóneo, además, porque tanto este último como el que vino a continuación son algunos de los temas más duros que ha compuesto la banda. Y precisamente en Fantasmas del pasado saltó a la palestra uno de los invitados más especiales de la noche, nada menos que otro caballero de nuestro Rock patrio, el legendario locutor de radio y cantante de Panzer: Carlos Pina. Tras un sincero discurso y posteriores adulaciones al alma de Badana, Carlos se marcó una buena actuación combinando las voces con Miguel Rico, a quienes también acompañó Miguel Agüera al bajo, militante en el grupo en la época del “Adiós a las ruinas”.

La combinación de invitados especiales de otras bandas con antiguos miembros de Badana le dio al show, si cabe, un aura mucho más entrañable y especial. Aquello más que un concierto se podría definir como una gala, una celebración con honores por todo lo alto de una maravillosa carrera. Cada tema era una sorpresa, tanto a nivel de elección como de músicos, y esto no hacía más que subir hasta el cielo los ánimos del respetable, que gozó de muchísimo más que de un simple concierto de Badana. Con Miguel ahora a la segunda guitarra y Erik reincorporado al bajo (y sin olvidarnos del batería Jordi Eixeres, que también forma parte de la formación desde 1994), llegaba el momento tal vez más emotivo del show con un par de baladas de esas con sabor añejo, comenzando con Dónde estás, con unos buenos coros de Erik durante todo el tema, y Días de escuela, rescatada de su “Tiempos difíciles”, en las que personalmente llegué a los niveles máximos de nostalgia con esa letra tan guapa. Un tema que han tocado poquísimas veces en directo y en la que, para variar, también hubo sorpresas. Mientras Jordi Eixeres se encargó de las sonajas para ambientar el tema, su propio hijo se unió al grupo en este temazo a la guitarra, ganándose los favores del público inmediatamente. ¡Lo cierto es que tiene gran presencia escénica! Y el puntazo de la armónica a cargo de Miguel Rico ya puso el broche de oro al tema.

Volvía ahora la formación clásica con Miguel Rico, Erik y Jordi a interpretar la siguiente tanda de temas. Tras otra introducción grabada de teclado (habría estado genial contar con uno de verdad), “Irvandal” volvía a coger protagonismo vía Entre la espada y la pared. Para quienes todavía no hayáis escuchado el disco, os animo encarecidamente a hacerlo, ya que es un trabajo 100% Badana, con buena producción pero sabor clásico en sus letras, riffs y melodías, y además cuenta con un puñado de invitados que le dan un color extra. Lo que más claro queda es que el Sr. Rico sigue estando pletórico de inspiración a la hora de componer y a la hora de llevar esas creaciones al directo. Otra ración de pesos pesados llegaría a partir de aquí. El dictador nos exaltó a todos a lo grande, tanto fue así, que el vocalista optó por dejarnos cantar el estribillo a grito ‘pelao’… y es que hablamos de uno de sus mayores estandartes. Se podría decir que a estas alturas ya nada le sorprende, pero lo cierto es que se le veía muy emocionado por la respuesta en general. Hasta nos presentaron un tema nuevo, llamado (si no me equivoco) simplemente 40, como años tiene la banda, con un estribillo muy pegadizo, rollo el Concierto para Ellos de Barón Rojo, que hace honor a todas esas bandas y míticos músicos que fueron su inspiración. Pero como todos ya imaginábamos, no podía haber concierto de Badana sin Parecían tontas, indudablemente uno de los temas más cachondos, juerguistas y cómicos que se han compuesto nunca en este país. Y siempre nos lo comenta Miguel: quien se tome este tema demasiado en serio, es su problema. De hecho, nadie quería que terminara, alargándola el público que repetía sin cesar ese estribillo a base de ‘nananana’.

Se acercaba peligrosamente el concierto ya a las dos horas, y por tanto, mi tiempo límite (después explico el por qué), pero aún tenía muchísimas ganas de ellos, así que apuré hasta el límite. Y me alegro, porque pude ver un tema, concretamente un fragmento de la instrumental Irvandal (que cierra su último disco) que no habían tocado nunca hasta hoy. Tanto Jordi como Erik bordaron el tema, con más presencia que nunca. Venga, una más y me voy, me dije a mí mismo. Y por supuesto, otro temazo de la talla de Un día me largo a Madrid, y os puedo asegurar que, al menos desde donde estábamos nosotros, se escuchaba casi más al público que al propio cantante… y eso que hay que remarcar que el concierto tuvo un sonido más que notable en toda su duración. Disfruté un huevo, eché el resto con ella, me despedí de mi colega… y como alma que lleva el diablo, salí de allí escopeteado sin mirar atrás.

Pocas veces en mi vida he abandonado un concierto que me gusta sin llegar al final, y me siento un poco mal por ello, pero la razón era de mucho peso. Aquella noche me propuse que, cuando terminara la de Badana, saldría echando hostias hasta Sant Joan D’Alacant para empalmar con la actuación de Corazones Eléctricos en la Sala Euterpe, para cuyo inicio tan solo faltaba media hora, el tiempo justísimo para hacerme el recorrido entre una ciudad y otra. Fue un reto bastante arriesgado, bastante improbable, de hecho. ¿Salió bien? ¿Salió mal? Esa ya es otra historia que os contaré con todo detalle en la próxima crónica. Por el momento, le pongo el punto final a esta, rememorando los muchos y grandes momentos que me dejaron los míticos Badana en el Teatro Río de Ibi. Y he de añadir, por último, que me siento muy afortunado de haber podido presenciar algo así, con tanto feeling, tantas personalidades, un setlist tan flipante y ese espíritu reinante de intenso buen rollo que se respiró de principio a fin.

¡¡ENHORABUENA, BADANA, Y DEJADNOS DISFRUTAR DE VOSOTROS DURANTE 40 AÑOS MÁS COMO MÍNIMO!!

_|,,| JaviMetal (Is The Law) |,,|_



Badana (Sábado 30-10-21, Teatro Rio, Ibi)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Si te ha gustado la crónica, estuviste allí o quieres sugerir alguna corrección, ¡comenta!

2