domingo, 21 de noviembre de 2021

Poderosos como el trueno (Storm Metal Fest 2021, Sábado 20/11/2021, Sala Babel, Alicante)

La única respuesta correcta ante un concierto, el 99,9% de las veces, es un SÍ. Sí a disfrutar, sí a vivir como más nos gusta, sí a apoyar y a descubrir nuevas bandas, y un rotundo NO a las excusas de mierda que hacen que muchos se queden amargados en casa. Y creo que hablo tanto por mí como por toda la gente que la noche de este pasado sábado contribuyó y formó parte del ambientazo que vivimos en la Sala Babel de Alicante en una nueva edición del festival Storm Metal Fest. Dicha movida lleva ya cuatro ediciones, habiéndose saltado la del 2020 por las razones obvias que todos conocemos. Pero en este año de regeneración y vuelta a la música en directo, la promotora Black Heaven vuelve a la carga con otra edición que, como todos los años, nos trajo bandas nacionales exquisitas como Wurdalak, Sylvania (ambas desde Valencia) y desde la mismísima Rioja, unos InfAmia que actuaron en calidad de cabezas de este pequeño pero más que interesante cartel. Una noche marcada generalmente por sonidos de Heavy y Power Metal con cinco bandas en total (aunque a dos de ellas no las pudimos ver) que, no me cabe duda, pusieron toda la carne en el asador a la hora de saltar al escenario. Para alguna de ellas, incluso, representaba su vuelta a los escenarios tras más de un año de abstinencia, con lo que la pasión y la alegría que demostraron fueron con tendencia al infinito. Por nuestra parte, y en mi caso ya por cuarta vez, disfrutamos de unos conciertos de pie, sin distancias obligatorias y con la libertad de sudar las camisetas tanto como quisiéramos. Se acabaron las malditas sillas y se acabó el no poder desfogar toda nuestra ansiedad. ¿El resto? Disfrutar, disfrutar y disfrutar sin el más mínimo complejo.

Pero antes de la juerga padre que vivimos en la Sala Babel, tocaba hacer honores también a los colegas, así que nada más llegar mi chica y yo a Alicante, lo primero que hicimos fue quedar con nuestro gran colega Popi, que siempre está a las duras y a las maduras, para tomar unos ‘trompazos’ en el bar más cercano, para después movernos hacia otro donde nos reuniríamos con otros tantos colegas (entre ellos Diego de Eder Pullhammer al que llevaba siglos sin ver, un verdadero placer) para disfrutar de un gran rato entre birras, cubatas y conversaciones sobre Metal y música en general. Viejos colegas y sangre nueva para el Metal, esa fue mi mejor impresión del momento. ¡Un saludo y mucha suerte a todos!

Ya un poco más calientes (aunque no hacía una noche fría en absoluto) y ante el aviso de la hora, salimos pitando hacia la Babel para la primera banda que teníamos intención de ver, los valencianos Wurdalak. A decir verdad, todo lo que he escuchado de ellos siempre me ha gustado bastante, pero fue con este directo con el que definitivamente me ganaron. Y esta era precisamente una de esas de las que hablaba al principio, una banda sedienta de volver a los escenarios y que aquella noche tuvieron su gran oportunidad tras mucho tiempo alejados de ellos. Todo parecía más o menos preparado, el teclado en su sitio, los músicos probando… ¡y empezaba la noche! La alegría e ilusión que demostró el grupo nos fue transmitida desde el primer tema, que no fue otro que Como si no hubiese un mañana. Hasta el título de este era perfecto para describir el empuje con el que la banda salió a las tablas. No éramos muchos, pero eso no fue ninguna barrera para que tanto Sergio como María José estuviesen a tope de ánimos, intentando contagiarnos de ellos, dando palmas y alzando los puños hacia nosotros. La cosa pintaba pero que muy bien, lástima que el sonido no fue realmente perfecto en todo el bolo (al principio fallaba mucho en los imprescindibles teclados de Iván Sánchez). Muy bien María José (en general una de las mejores actuaciones de la noche a todos los niveles) en esos falsetes del estribillo de Tenemos elección, tema con profundas connotaciones sociales en su letra y una melodía comercial y cautivadora.

Creo que el punto diferencial de Wurdalak es la combinación de esas partes tan melódicas con algunos riffs realmente pesados, con estribillos que, sin ser revolucionarios, consiguen enganchar rápidamente. La vocalista se dirigía a nosotros sonriente y muy contenta de poder estar, al fin, sobre un escenario. La propia Wurdalak nos descolocó a todos por su caña bruta desde el principio, con la batería de Rubén, siempre tan metido en el bolo, funcionando a todo gas, y pronto le pillamos el ritmo a base de doblar el cuello, animados siempre por los músicos, quienes se juntaban ahora en fila para tocar al mismo son al frente del escenario en plan coreografía. La verdad es que tenía muchas ganas de verles por primera vez y no me defraudaron en absoluto. Algún problemilla con el parche del bombo de la batería de Rubén Muñoz se solucionó rápidamente para volver a la seguidilla con Soledad, a la que Sergio también puso su voz y sus coros mientras Mª José bailaba disfrutando en toda su plenitud del tema, tanto como nosotros. Poco a poco iba entrando la gente, aunque a ritmo lento. Lo importante es que nadie se quedaba parado. Lo vivía también Rubén en El Rock volverá, donde se le vio especialmente entregado entre golpe y golpe. Ahora por suerte las teclas ya tenían un sitio bien destacado (pero no exagerado) en el sonido del grupo. Un tema de composición muy clásica pero cuyo mensaje nunca está de más. Seguían inspirándonos ánimos desde arriba del escenario. El quinto elemento fue el último corte de su más reciente disco, ese “6” que cumple ya tres añitos, nada menos que el sexto de su discografía.

Y obviamente, se notan las tablas que tiene esta gente en vivo, a la hora de actuar (tampoco paraban Ignacio, con su pie sobre los monitores, ni Germán destilando energía a tope) y de tocar. La cantante de nuevo se dirigía al público, muy aliviada por la mejora en la situación actual de los conciertos y siempre agradecida. El más directo Power Metal se hacía patente en Rayo de luz, que desde hace tiempo nunca olvidan en directo. A golpe de doble bombo se iba acercando el final de la actuación, pero no sin antes hacernos participar a los de abajo en esas líneas de ‘uohohoh’. Tantos fueron los aplausos y la petición de otro tema, que no tardaron en volver a colgarse sus instrumentos para darnos cera de la buena con No me rendiré, por cierto una de mis favoritas, con buena batería y coros y en mi opinión de lo más épico que han compuesto nunca. En general, tengo que decir que mi primera experiencia con ellos fue muy satisfactoria, así que si tenéis oportunidad de verles, no la dejéis pasar.

Y tan solo cinco meses tras su última visita a la misma Sala Babel, los powermetaleros valencianos Sylvania volvían a pisar tierras alicantinas para repetir la experiencia y el buen feeling que dejaron en su anterior concierto, al que también tuve el placer de asistir. Decir que, de entre las bandas del estilo de nuestra comunidad, poco a poco se han hecho un hueco entre mis favoritas, y cada vez que les veo disfruto más de ellos, de su talento a la hora de tocar, de su ilusión y de sus temas. Este concierto fue un tanto particular por algunos motivos, pero ni mucho menos dejaron de hacer disfrutar a la gente. Ya éramos unos cuantos más en la sala, poco a poco la temperatura iba subiendo. Tras una introducción orquestal de lo más rimbombante, y con casi todos los miembros ya sobre el escenario, daban el pistoletazo de salida con Sangre, sudor y lágrimas, con todos los instrumentos “extra” disparados y algo que nos chocó de salida: su bajista Álvaro no iba a poder estar con ellos aquella noche. Aún así, he de decir que el concierto sonó aceptablemente bien, realmente no me fijé si las cuatro cuerdas también iban grabadas, pero en general el conjunto de músicos suplió la ausencia bastante bien. Los riffs duros del tema, junto con esa absoluta genialidad de meter el Guile’s Theme de la gran Yoko Shimomura como parte del solo me pusieron a 100 ya de primeras.

Posiblemente esta última fue la que me perdí en su anterior visita a Alicante, así que la disfruté el doble, aunque quizás no tanto como Transilvania, una de mis favoritas de la banda. Baterías potentes y guitarras afiladas por parte de Sergio Garay y el maestro Alberto Montoya (una sección que tuvo muchísimo peso en el sonido, lógicamente). Además, el propio Alberto se encargó, como en muchas otras ocasiones, de dar los coros en el tema. Con un gran agudo para terminar de calentar la voz por parte de Alfonso, comentaban lo de su bajista y nos llevaban de vuelta en el tiempo hasta su “Lazos de sangre” (2011) con un tema más que reconocido como es La princesa prometida, con Sergio y Alberto partiéndose el solo principal en toda una muestra de coordinación. El guitarrista y líder, aunque sí nos dedicó algunas palabras, estuvo menos comunicativo que la anterior vez, papel que reforzó el vocalista. Si puedo decirlo, creo que su papel cantando no fue tan deslumbrante como el pasado concierto, pero tuvo también muchos y grandes momentos de protagonismo gracias a una calidad y habilidad vocal dignos de aplauso, y uno de ellos fue sin duda en La maldición de Dabría, en la cual, tras una corta introducción, nos dejó muy buen cuerpo gracias a sus tonos altos, su afinación y por supuesto, su saber estar sobre el escenario.

Alberto nos dio unas clases de guitarra magistrales, tanto en el solo como en los riffs y los cambios de Testigos de las estrellas, tema que da título al último disco (y para mí el mejor hasta la fecha), por no hablar de la poderosísima batería del Sr. Sergio Pinar que hicieron retumbar la sala Babel y también nuestros cuellos… y es que es uno de esos temazos que con toda esa ambientación e instrumentación prácticamente te obligan a alzar el puño sin parar de agitar la melena en toda su duración. La timidez del público prácticamente había desaparecido y ahora apenas había distancia entre nosotros y la banda, todos bastante sumergidos en el concierto, cantando y disfrutando por todo lo alto. Y el punto álgido en este sentido creo que lo marcó Luna quebrada (la que ellos denominan como su tema más bailable jeje), lo cierto es que tiene un ritmo absolutamente magnético que no te deja parar quieto. Miradas de colegueo entre Alfonso y mr. Montoya que no eran sino un indicativo de que ellos también disfrutaban a lo grande incluso con la formación recortada. Y es que este tema lo tiene prácticamente todo. Desde guturales, hasta cambios de ritmo sorprendentes, desde algo parecido a un breakdown a la voz de Alberto haciendo sus pinitos… ¡magnífica!

Y fue el más que reconocible estribillo de Vivo en tu memoria (de las más coreadas del show), con su genial melodía de Power europeo puro y duro, la que puso punto y final al setlist, aquella en la que los valencianos dispararon los últimos cartuchos dejando, a pesar de la ausencia de Álvaro, un concierto de lo más sólido, con temas muy bien escogidos para que sonara directo y atractivo, y un sonido que en general se quedó en un aprobado alto al final (eché mucho de menos más nitidez en la voz de Alfonso). Tal vez fuese lo bien que lo pasé, o posiblemente fue propiciado por la ausencia del bajista, pero lo cierto es que, eso sí, el concierto se me hizo terriblemente corto y me quedé con muchísimas ganas de más. Pues nada, habrá que verles otra vez en su próximo concierto para quedar bien saciado.

En plena lluvia, que caía que daba gusto, hicimos un paréntesis entre banda y banda para dar un bocado en el coche, resguardados del agua y con buena música. Nos apresuramos bastante, pero InfAmia todavía tardarían bastante en salir a escena. Curiosamente, a pesar de que eran el ‘pez gordo’ del cartel (de hecho, con diferencia, fue la actuación más atendida), para mí eran los más desconocidos. Pero esto nunca me ha impedido disfrutar a tope de un concierto siempre y cuando los músicos toquen y lo hagan bien, lo que definitivamente fue el caso. Desde La Rioja, InfAmia venían a dejar el pabellón bien alto. Charlando entre nosotros y echando unas risas con los colegas, al final el tiempo pasó volando y en un minuto la banda estaba ecualizando sus instrumentos, y al siguiente habían abierto ya con Por la igualdad, que encantó a la gran mayoría por su ritmo bailable pero sobre todo también por la notable mejora en el sonido general. En seguida pillé su rollo y me puse a disfrutarles a tope. A pesar de alguna que otra nota de sonido electrónico, lo suyo es Heavy / Power melódico, incluso me atrevería a decir que con un sonido tirando a moderno e influenciado por bandas del estilo del norte de Europa. Sus letras, como pude comprobar en otros cortes como El poder de la unión o El mundo contra mí, tienen un claro tono combativo y reivindicativo, lo cual todavía me atrae más hacia ellos. Con su agudo final en el anterior tema, el cantante se tomaba un respiro tras tres temas empalmados para felicitarnos por poder estar por fin disfrutando de un concierto en formato ‘de toda la vida’ y agradecernos que hubiésemos venido (había peña de sitios sorprendentemente lejanos).

Los teclados y sonidos disparados de Fiel a mis sentimientos añadían mucha luz a un tema que Fredy Arnedo bordó, como la gran mayoría, y no solo a nivel vocal, sino a nivel de actuación y movimiento en general. Si no le conoces, su aspecto puede descolocar al frene de una banda de este tipo, pero sin ninguna duda, su voz, actitud y aplomo son de primerísimo nivel, y tuvimos muchas canciones para comprobarlo, en Huyendo de Dios, por ejemplo, con esa forma tan teatral de expresar el tema con sus gestos, o en Mundo virtual, en la que logró transmitirnos el mensaje todavía más gracias a su fuerza a la hora de cantarla, intensamente apoyado por sus compañeros a las seis cuerdas, Mario y Claudio, cuyas guitarras sonaban tajantes y eléctricas, especialmente la de este último con los punteos. La banda pedía ahora un merecido aplauso hacia Nadher de Black Heaven, responsable mayor de todo el tinglado de aquella noche en la Babel. Menos mal que hay gente con estas ganas y pasión por su trabajo, y que tantas noches de Metal nos ha regalado ya.

Crisálida es el nombre del tema a continuación y también del nuevo y flamante disco de la banda, recién salido hace un par de meses y con el que por fin ellos han vuelto a la carretera después de angustiosos meses de parón forzado. Imagino las ganas locas que tendrían de llevarlo al directo, aunque de hecho las pudimos comprobar in situ. Otra de mis letras favoritas fue la de Justicia perdida. En ella tocan temas de nuevo sociales y personales, nada de épica fantástica, sus temas tienden a ir contra las injusticias sociales, contra la hipocresía de la religión o las guerras. Tema genial con Mario y Claudio turnándose el solo y creando buenas armonías en él. Aplastante la batería de Alberto Carretero en Tu nombre, haciéndonos sacudir la ‘peluca’ a todos, con un trasfondo muy emotivo pero al mismo tiempo muy bailable. Aunque tal como me pasó con alguna otra, los coros no me encajaban demasiado en ella… tal vez fuese cosa del sonido o de mi percepción, porque en disco me suenan de fábula. Tras una felicitación cumpleañera, continuaba un gran show. Destacó también enormemente la actitud de Fran al bajo, otro que no podía quedarse quieto, pero que además tenía muchísimo estilo a la hora de tocar y derrochar actitud, siempre tan concentrado pero al mismo tiempo viviendo el momento. En este último tramo se le vio especialmente animado, aunque eso también se puede aplicar al resto de músicos, tanto en Jugando a ser Dios como en Los olvidados. Muy guapa esa parte instrumental de la última, dejando a un lado los sonidos electrónicos que, por suerte para quienes no nos hacen mucha gracia, se limitaban mayormente a las introducciones de los temas (algunas como la de Huyendo de Dios eran puro discotequeo jeje).

Con esos sonidos precisamente daba comienzo el final, el último tema de su actuación (y para nosotros el último de la noche) que fue la celebrada Sin respiro, extraída de su cuarto disco y visiblemente una de las más conocidas de su repertorio a tenor de las ganas del público. Y es que creo que nadie deseaba que acabara el concierto. Aunque ya había escuchados unos cuantos temas de esta gente, ha sido en directo donde se puede decir que les he descubierto realmente, y tengo que decir que ha sido una grata sorpresa, un sonido bastante alejado del clásico Power Metal pero sin renunciar a algunos de sus elementos, unos estribillos refrescantes, inspirados y que incitan a moverse a tope y unos músicos que dieron el callo a más no poder.

Por nuestra parte, y aunque todavía quedaba una banda en el cartel (de la cual nos enteramos casi por casualidad y a última hora, ya que no la recordábamos), nos despedimos de los colegas, de los viejos y los nuevos, tras un buen rato de cháchara y ante la cansina tardanza de la última actuación en comenzar. Nos dimos por satisfechos con lo visto (que no fue poco, ni mucho menos), con tres actuaciones fantásticas que nos hicieron gozar a grandes niveles. Si tengo que escoger alguna, me quedo con la de Sylvania por muy poquito, pero tanto Wurdalak como InfAmia supusieron una mayor sorpresa al no haberles visto todavía en directo. En resumen, ¡¡que todas las noches de fin de semana fuesen como esta!! Y por último y por descontado, muchísimas gracias a la Sala Babel en general por acoger estos eventos que tan felices nos hacen a algunos, y a Isa en particular por reservarnos la entrada y por su impagable trato. Eso es algo que ya de por sí vale su peso en oro.

_|,,| JaviMetal (Is The Law) |,,|_



Storm Metal Fest 2021 (Sábado 20-11-21, Sala Babel, Alicante)

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