Recordar que, inicialmente, este mini-festival estaba programado para el 18 de abril del 2020, con un cartel muy similar en el que, al final, tan solo cambió la incorporación de Insaniam por Nerve Agent y, casi a última hora, la caída de Kilem, sustituidos por Toxic Silence. Dos años luchando contra viento y marea, por lo que la asociación se merece todos los respetos, para poder sacar adelante este cartel que al fin se hizo realidad… ¡y de qué manera! Mi primera gran sorpresa, más allá del aspecto musical, fue sencillamente entrar en la sala. Lo que esperaba como algo mucho más rudimentario y humilde se mostró ante mí como una señora sala con todas las de la ley, totalmente acondicionada, con todas las instalaciones necesarias, con una distribución de auténtico lujo y con un sonido que, como podríamos comprobar en la mayoría de bandas, no tiene absolutamente nada que envidiar a otras salas de más renombre de nuestra geografía. Además, al estar regentada por una asociación cultural, los precios de barra eran increíblemente razonables, nada que ver con el impune atraco a mano armada al que te someten la mayoría de salas. Y puede que el ambiente de aquella noche no fuese el mejor de cuantos ha habido allí (se conoce que por aquella región tira más el calimocheo y tal), pero desde luego, el buen rollo se podía percibir tanto fuera como dentro del recinto. Para coronar ya la jugada, la entrada era libre, con una donación de alimentos voluntaria para causas humanitarias.
Pasadas unas horas, nos juntamos ya los que siempre vamos a muerte, Kolega, Vicent, Diego, Esteban… etc. y esta vez también con mi colega Kurro y el colega Agulló, que le echó huevos para venirse al festival a pesar de que no era su rollo, entre muchos otros, esperando ya la ansiada apertura de puertas y el comienzo de los bolos mientras conversábamos a las puertas. Como era de esperar, el retraso en el inicio fue más que notable, casi una hora y media respecto a lo anunciado en el cartel, seguramente debido a la poca afluencia de personal. Algunos se fueron a cenar, aprovechando el tiempo extra, y otros nos quedamos esperando.
Una vez en el interior de la nave, y con la ya mencionada sorpresa que me llevé ante las dimensiones y la adecuación del sitio, los encargados de abrir la velada fueron los locales PhantoM, que tuvieron la difícil misión de ir calentando a un público todavía escaso. Una verdadera lástima que, a pesar de llevar unos cuantos años ya como formación, no tengan absolutamente ningún material disponible, ni en redes ni en otros medios, para poder haberles escuchado antes de su actuación; eso disminuyó un poco mi ilusión, pero me quedé viéndoles hasta el final. Lo pasé bien con su actuación, pero siendo sincero, no me parecieron gran cosa, y creo que tienen que labrarse una personalidad más propia y una mejor actitud sobre el escenario. El sonido fue el más flojo de la noche, conforme iban cayendo los primeros temas, se apreciaba una distorsión constante en el micro y el sonido de la batería castigaba excesivamente los oídos. Por supuesto, tenían a sus entregados fans entre las primeras filas, que armaron unos cuantos mosh, animando el cotarro. Temas con un sonido relativamente variado, ritmos potentes de Metal clásico, estrofas más melódicas y una base consistente formada por los bajos de Cristian y las baterías de Víctor. Para el tercer tema, el guitarra rítmica abandonó el escenario para volver a incorporarse en el siguiente. La comunicación con el público fue constante, presentando en ocasiones los temas, tocando uno de ellos en contra de la tan candente guerra, otros con letras más oscuras y Heavys, incluso nos dejaron caer una versión de los míticos Misfits (Hellhound, si no recuerdo mal) en la que Luís fue algo justito de voz, carencia que compensó siendo durante todo el bolo, sin duda, el miembro más activo de la banda a la hora de moverse, saltar e interactuar con la gente y con sus compañeros ante la apatía general de estos. El empuje por parte del vocalista, con su disposición y dotes escénicas, nos contagió en algunos momentos de esa energía, mostrándose muy desenvuelto… pero muchos de los que habían entrado al principio de su actuación abandonaron la sala en la última mitad, quedando un panorama bastante desangelado. Ciertos temas tuvieron gancho, pero musicalmente, sobre todo en los solos (a pesar de que no estaban mal compuestos), la banda sonaba extremadamente simple en cuanto a composición, lo cual no necesariamente tiene que ser algo negativo… aunque en este caso, en conjunto, no me convencieron demasiado. Su página de Facebook está completamente desactualizada, pero podéis seguirles y apoyarles en su cuenta de Instagram: https://www.instagram.com/phantommetal/
Con Toxic Silence, desde Yecla, y sustituyendo a los caídos Kilem, la noche subiría uno (o múltiples) enteros a varios niveles. Siendo sincero, mi primer contacto con ellos, concretamente con los tres temas que tienen disponibles en diversas plataformas… no me dio ni frío ni calor, mayormente por el estilo musical que practican, cosa que por supuesto ya es cuestión de gustos, aunque en cuanto a calidad sonora, están de lujo gracias a la producción del gran Juan Saurín y su equipo de Just Music. De todas formas, a veces uno se lleva gratas sorpresas cuando descubre la faceta en directo de algunas bandas en casos como este, y diría que así fue. Y es que cuando los músicos demuestran buenas cualidades, ya es de por sí un gran aliciente. Los cinco integrantes del grupo se presentaron en el escenario con las luces muy suaves, con un tema cargado de arpegios, muy armonioso, perfecto para sacar a relucir el talento de los músicos y preparar el terreno y clima, que daría un buen subidón con la siguiente versión, la conocidísima Smell like teen spirits de Nirvana. En ella, más allá de las seis cuerdas de Jaime y Rubén (que se nota que son de buena escuela), destacó el inspiradísimo Miguel a la batería, dando unos baquetazos que hacían temblar la nave KRAL, y también (aunque en este tema en particular faltó algo de rabia) su vocalista, que con muy poco tiempo en la banda, demostró tener grandes dotes para adaptarse a una buena cantidad de registros musicales, sustituyendo a Raquel, que hasta ahora era la frontwoman. El final tan destructivo y acelerado nos llevó al primer tema de cosecha propia, 1938, previa presentación de la banda, y cantada también por Rubén y Pedro.
Otro reto para la vocalista, que salió muy bien del paso ante los primeros agudos de Immigrant song, cover de los legendarios Led Zeppelin. En general buenas guitarras, alguna pequeña descoordinación en momentos puntuales, pero sólidas e incluso, cuando la situación lo requería, más técnicas. Muy de su rollo (se nota que les va mucho el sonido de los ’90) fue My medicine, de los americanos rockeros / alternativos The pretty reckless, en la que la vocalista se volvió a lucir, mucho más suelta y bailando en el escenario, desbordando simpatía tanto a la hora de dirigirse a nosotros como durante los temas. Soprendente la elección de Paranoid, de los Sabbath, que inició Rubén con ese inmortal riff, marcándose también un solo bien guapo, para continuar desgranándonos el resto de su EP, con dos cortes que cayeron bien seguiditos. Don’t give up es, en realidad, otra versión de los indies londinenses Noisettes, que Toxic Silence llevaron a su terreno incluso más ‘garajero’, cantada con un inglés bastante bueno, todo hay que decirlo, y La fuerza, tal vez el tema más representativo de su primer trabajo, pero de lejos la que menos me gusta por sus connotaciones más raperillas, con un rollo más combativo que, por otra parte, levantó unos cuantos bailes y meneos entre el público, un buen solo, y coros lustrosos por parte de toda la banda. Curiosamente, a partir de aquí continuaron sin la vocalista, con Octubre blanco, cantada por Rubén y Pedro, y un tema con registros mucho más ‘groovy’ y modernos para terminar, sustituyendo Diego a Rubén en la guitarra y quedando este último tan solo ante el micro para poner fin a la actuación.
A partir de aquí… empezamos a hablar ya con palabras mayores. Afortunadamente, y ya que me los perdí en los recientes conciertos de su gira que pasaron por toda esta zona, pude verles al fin en este cuarto MetalKRAL Fest. Aunque entramos unos segundos pasados tras el inicio, confío en que Estoy aquí fuese el primer tema, con el que entraron al trapo, con una fuerza tremenda que se transmitía, no solamente en su música, sino también en su actitud y sus ganas de comerse el escenario, ahora ante bastante más público que las primeras bandas, continuando cada vez más motivados con Sombras, en los que Sergio Nathan al bajo aportó sus coros, además de mostrar un comportamiento totalmente desmadrado durante todo el show, zigzagueando entre sus compañeros y dando buena cuenta de su propio cuello, pero no se quedaba atrás el batería Charly, uno de los músicos más destacados del concierto, que en Mil mentiras, pero sobre todo en las partes de su instrumento en Hasta el final, dejó bien claro que es un tío de recursos, con unos ritmos flipantes, de esos que te hacen perderte cuando crees que los has cogido, variados, sorprendentes… No me voy a quejar excesivamente por el tema del sonido, porque fue muy bueno para todos y cada uno de los instrumentos y nos llegaba bastante nítido, pero mejor podría haber sido bajándole un par de puntitos al volumen, que hacía que todo sonase algo saturado. Ube y sus seis cuerdas se posicionaban al frente del escenario para dar cancha al riff de Inmortal, junto a las bases de Sergio / Charly en uno de los pepinazos que más nos hicieron agitar el cuello. ¿Qué se puede decir del Sr. Andy Martínez? Pues que, dejando a un lado gustos personales de cada uno, no cabe ni la más mínima duda de que estamos ante una de las mejores voces de nuestro Heavy Metal. Lo demostró durante años también con Zero3iete y, por supuesto, sigue al pie del cañón con su banda madre, estos Headon que nos estaban dando una lección cojonuda, al mismo tiempo, de cómo hacer música dura con gran sensibilidad.
Porque Revolución es, posiblemente, una de las canciones en las que más registros distintos explora este gran vocalista, con partes muy sutiles y otras mucho más potentes sin despeinarse. Los gestos de compañerismo y colegueo entre los componentes del grupo eran casi constantes, siguiendo Sergio con su descontrol y Juanjo dando los solos con gran pasión y entrega. Los bajos y tonos graves fueron protagonistas en el comienzo de Fuego, muy cantada por el respetable y con un apoyo ya mucho mayor por parte de este último, mientras Andy lucía su extraordinario vozarrón y también sus mejores poses, cada dos por tres apoyando el pie en los monitores y tirando de headbanging. Cuando se juntan tan grandes cualidades a nivel vocal y como frontman, el concierto es un valor asegurado. Asphyxia fue, claramente, mi favorita de todo el concierto, una auténtica burrada de tema iniciado con bases pregrabadas en el que se encuentran algunos de los riffs y detalles más agresivos que ha compuesto la banda en toda su carrera, un estribillo en el que Andy estuvo descomunal, pletórico de fuerza, voz y actitud, auténtico momentazo que contrastó con la cadencia más calmada de La última lágrima, aunque también destacar el cañerísimo riff del dúo Ube / Jota. Este último se sentó en el límite del escenario para dar los últimos acordes en un final MUY bonito y emotivo, entre los pianos pregrabados y el humo envolviendo a la banda. Dejaron para el final el cover que hicieron de un tema de Saurom, El beso, que Andy culminó de una forma tremendamente contundente, combinando bestiajos guturales y agudos de lo más extremo. Para mí eran uno de los principales alicientes de todo el cartel, y me alegré muchísimo de haber quedado tan satisfecho en mi primer encuentro con ellos y su potente y espectacular directo.
La noche se iba a adentrar paulatinamente por derroteros más y más extremos, hasta límites insospechados con las últimas dos bandas. Con los cartageneros Injector y los blackers Insaniam (otra de las grandes sorpresas de la noche), nos tocaba crujirnos el cuello a base de bien, dos elecciones algo delicadas para última hora teniendo en cuenta lo largo que era el festival y la moderada asistencia de público.
Pero Injector, como demuestran en cada uno de sus directos, es una banda que va sobradísima de actitud, y saldrían a darlo todo desde el primer momento, sin importar los huecos entre las primeras filas, donde precisamente nos situamos los colegas para vivir aquel show con la máxima intensidad. En las miradas de Dani, Mafy, Aníbal y Danny, estando ya los cuatro sobre el escenario, solo había una intención: liarla hasta reventar la sala, y es que no saben actuar de otra forma. Un sonido brutal, alto y agresivo les acompañó desde ese primer machetazo a la yugular, llamado March to kill, que abre su último (y para mí mejor) trabajo hasta la fecha “Hunt of the rawhead”, y que sonó de locura ya para empezar, sin permitir que nadie se durmiera en los laureles, continuando, sin salir del disco, con Unborn legions, uno de los temas más inspirados que han compuesto nunca, incluso esas partes más melódicas nos hicieron saltar y desmelenarnos como condenados. De puto lujo sonaban los cañonazos a la batería de Aníbal, que se dejó la piel tras su instrumento, pero tampoco le fue a la zaga ese tremendo solo de Danny. Abría Mafy con su bajo de cinco cuerdas Oppressive force, viajando un poco más atrás, a su “Stone Prevails”, en otra demostración de fuerza bruta. Cada vez más headbanging entre la peña, cada vez más entrega desde el escenario, esto solo podía terminar en una batalla campal… y no tardaríamos demasiado en dejar de contenernos. Presentada por el bajista Into the black y esa inspiración ‘testamentiana’ nos obligó a levantar el puño cantando su estribillo, mientras Dani rasgaba su instrumento y cantaba con la mayor agresividad posible, y no solo eso, también ejecutaba sus solos de rodillas o se castigaba la espalda en las partes más machaconas.
Hace poco que les vi en la 16 Toneladas de Valencia pero en esta ocasión les disfruté mucho más (todavía), por estar más fresco, y porque vine incluso más motivado al saber la que nos iba a caer encima con su directo. Brutal A last day of greed, con Danny jugando con su pedal en los solos, y también esa pedazo de versión (que también se marcaron en Valencia) del Practice what you preach de los Testament, en mi opinión una de sus grandes referencias musicales, y a quienes hicieron los honores de la mejor manera posible. Hay que reconocer que, como músicos y dentro de su estilo, son de lo mejorcito que tenemos en este país. Es algo innegable si uno se para a disfrutar la parte instrumental de UTLOA (Under the light of Antennae), llena de pasión y contundencia, y esos detalles de Dani (que una vez más, terminó de rodillas) a las guitarras en Rhythm of war. Su evolución, en este sentido, se hace más patente si se comparan sus tres discos, cada uno mejor que el anterior. ¡¡Vamos a rompernos la puta cabeza!! gritaba ahora el vocalista, lleno de furia destructiva, antes de emprenderla con Feed the monster y ese doble pedal de Aníbal que nos volvió el estómago del revés. Con un público ya bastante desmadrado, gritando y animando durante Enemy of the sun, es fácil asegurar que fueron los grandes triunfadores de la noche, y es que el nivel sobre el escenario continuaba siendo de altos vuelos, con Mafy frente a nosotros, dejándose la melena y dando esos dibujos tan guapos de bajo, o Danny dejándose llevar con sus virtuosísimos solos de guitarra, por no hablar de los tecnicismos de Aníbal en temas como Dreadnought race (especialmente en este, diría yo), que desde su “Hunt of the rawhead”, ponía el punto y final del concierto, dejándonos con las cervicales sacando humo. ‘Nos vemos en la próxima… ¡porque la caza continúa!’ nos aseguraba Dani para despedirse junto a sus compañeros que, como mínimo, parecían tan extasiados como nosotros ante tamaña sacudida eléctrica de cientos de voltios.
Como ya he dejado caer antes, para el envite final de este festival tan cojonudo nos aguardaba una de las mayores sorpresas de la noche. Había escuchado sus discos, había visto vídeos y había leído referencias, pero nunca imaginé que la descarga de los albaceteños Insaniam fuese tan demencial, salvaje y arrolladora como pudimos comprobar, al menos, este pasado sábado. La velada se acercaba a su fin, pero desde luego, todavía quedaba algo muy grande por delante. La puesta en escena de la banda fue algo increíblemente impactante, digna del mejor de sus videoclips, pero además contaban con la ayuda de la tenue e inquietante iluminación que les ofreció la sala. Mascaras terroríficas, atuendos de manicomio y atrezo por todo el escenario, incluyendo tres ‘cadáveres’ con máscaras de gas colgando delante de nosotros. Aunque en un primer momento, por su estética, para quienes no les conocieran, podrían intuir un estilo más cercano al Metal industrial, lo suyo es el Black Metal, pero habría que matizar mucho esa etiqueta para referirse a ellos. Rasgos musicales de Death, de Thrash, incluso de post-Black se filtraban en muchos de sus temas, siempre orientados a la brutalidad y a lo extremo. Una verdadera lástima que mucha gente, tras la actuación de los Injector, abandonase definitivamente la sala, porque se perdieron un show de esos que no se olvidan fácilmente. A la banda tampoco le importó demasiado que hubiese más o menos presencia de público. Saltaron a muerte al escenario, a descolocar, a intimidar, a impactar, y lo consiguieron sin duda alguna.
Para intensificar todavía más ese clima enfermizo y claustrofóbico que sugerían sus vestimentas y decoración, Homo insecta no pudo ser mejor exponente para empezar la destrucción. Con toda la banda en movimiento, y de una forma bastante demencial además, continuaron sin concesiones con The abode of my darkest thoughts, en la que ‘locura’ y ‘oscuridad’ fueron dos palabras que la definieron perfectamente. Los esperpénticos movimientos de guitarristas y bajista, la mala hostia de Theryan a la batería y ese misterio que les envolvía sobre la tarima contribuían a aumentar ese mal rollo y ese desasosiego que transmite el verles en directo. En el seno de la formación ha habido cambios importantes en los últimos meses. Anxxiet, que anteriormente se encargaba de las seis cuerdas, ahora es el bajista, y para las guitarras, dos nuevas incorporaciones como Mr. Jreature y Blackbird, quienes mostraron grandes tablas y un gran acople al demencial estilo y comportamiento de la banda en todo momento. Llamándonos lindezas como insectos de Almansa, o gusanos dementes, su vocalista, escondiendo su identidad tras esa acongojante máscara, continuaba dejándose las cuerdas vocales en cortes como Disequilibrium, con unos blast beat demoledores por parte de Theryan, o Fall and Rise, con detalles muy guapos de tapping al bajo, bajándose incluso (cosa que repetiría sin parar) entre el público y sembrando el terror entre nosotros. Quiero remarcar un par de detalles antes de seguir: uno es que la distribución del sonido, hasta el momento, estaba siendo impecable, y cada instrumento tenía su presencia justa y equilibrada. Y el segundo es que tanto la pronunciación como la dicción de su vocalista Neuros son fantásticas. La combinación de ambos factores daba como resultado unos gritos fieros y desgarradores pero entre los que se podían entender perfectamente la mayoría de las letras.
Anxxiet dando cabezazos continuamente a una de las momias colgantes, los dos guitarristas arqueando la espalda con cada riff, y el batería Theryan, verdadera (de)mente creativa de la banda, pegando como si no hubiese mañana. Un verdadero espectáculo que a mí al menos me encantó de todas, todas, incluso a aquellas horas en las que el cansancio empezaba a notarse un poco. Agonizando de rodillas sobre el escenario, Neuros ponía especial énfasis en cantar Cry storm (que no había escuchado hasta esa noche), dejando salir todos sus dotes teatrales para sumergirnos todavía más en aquella deliciosa y oscura pesadilla, tras lo cual volvió a dar el salto entre el público, dando vueltas sin dejar de cantar Primal fear, mientras su banda continuaba dándolo todo en el sanatorio infernal en que habían convertido el escenario. Y es que no solamente han ido perfeccionando su estética y su música, además han creado un lenguaje, un estilo y hasta un universo propio alrededor de la banda y de esos tres discazos autoproducidos que no puede dejar a nadie indiferente. Y aunque normalmente no me dejo impresionar por atuendos o parafernalias (yo busco la música, la verdadera fuente), tengo que decir que ahí también me cautivaron del todo. Solo es necesario escuchar temas como A wolf with hunger o Vermin y ver con qué calidad los ejecutan en vivo, las virguerías a la batería, esas guitarras cortantes y agresivas… Presentaban de palabra, ya casi al final del bolo, su último disco, “Homo insecta”, invitándonos a hacernos con él. Por si no lo habíamos degustado lo suficiente, Sweet demential song fue uno de sus disparos más mortíferos con ese doble pedal a toda hostia y un Neuros que no se rindió hasta sacarnos el último aliento, provocando y pasando más tiempo entre nosotros que entre sus compañeros, extendiendo la plaga todo lo posible. Para finalizar aquel perturbador espectáculo, Anestesia fue otro tema que no conocía, pero que consiguió su objetivo de tenernos en vilo y hacernos responder hasta el final pese al cansancio acumulado. Un directo que, incluso más allá de su impacto visual, fue una de las grandes alegrías musicales de la noche. Conciertazo. Ni se os ocurra perdéroslos.
Cuando salimos de la sala, y esta fue ya la última vez (hasta la próxima), el cotarro era bastante desolador. Todo el mundo había volado a casa ya, y tan solo algunos colegas como mis queridos Diego y Juani continuaban en pie. Hicimos la última charla, intercambiando planes para futuros conciertos, y decidimos hacer marcha cuando eran ya pasadas las 4 de la madrugada y todavía nos quedaba una hora para llegar a casa. Pero es algo que siempre me sucede: cuanto más reventado llego a casa, más feliz y satisfecho me encuentro, así que podéis imaginar esa noche. Un abrazo a todos aquellos con los que compartí esta gran noche, tanto a viejos colegas como a nuevos conocidos. Salud, actitud, y a muerte SIEMPRE.
_|,,| JaviMetal (Is The Law) |,,|_
IV MetalKRAL Fest - PhantoM + Toxic Silence + Headon + Injector + Insaniam, sábado 16/04/22, sala KRAL, Almansa
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