Aparcamos en la misma calle de la sala Babel, donde a aquellas horas ya cercanas a la apertura de puertas, todavía había sitio de sobra. No demasiado ambiente en la calle a priori, todo hay que decirlo, pero ya había un buen grupo de personas esperando a las puertas el comienzo del bolo. Llegamos justitos, pero todavía se retrasaría algunos minutos, lo cual nos dio tiempo, a mi colega Kurro y a mí, a pillar la entrada y a acercarnos a por un litro para amenizar la espera. Pero me da a mí que la ‘amenizamos’ demasiado y nos perdimos algún que otro tema del primer concierto, dada la corta duración del mismo que presenciamos (o al menos, esa es la sensación que nos dio). Sea como sea, eso sí, disfrutamos como enanos cada minuto.
Desde que entramos, la banda, ya bien asentada sobre el escenario, no mostró ni un gramo de piedad por nuestra salud auditiva, lo cual ya es empezar por buen camino. El volumen era atroz, lacerante, con un sonido potente y bien llevado, algo saturado pero perfectamente inteligible, que nos inyectó en vena ese poderoso Black / Death que practicaron como auténticos animales desde el momento en que entramos. Blast beats a piñón, gritos de inframundo, toneladas de actitud, molinillos y riffs atronadores que nos pusieron a doblegar el cuello desde el primer minuto. Samgraz, su novísimo vocalista, lucía un atuendo negro tipo túnica para reforzar ese ambiente tenebroso, y se dejaba la piel en cada tema, acercándose al borde del escenario o inclinándose hacia atrás y dándole caña al cuello, mostrando una presencia imponente y unas dotes escénicas inmejorables. La batería, a cargo de Dani sonó, a todas luces, absolutamente brutal, y no solo por la ecualización, sino por el talento fuera de serie y recursos del músico, que para mí fue uno de los protagonistas del concierto, con cambios veloces y precisos, y una contundencia que podíamos notar entre pecho y espalda. Todavía no había demasiada afluencia, ni siquiera movimiento, dentro de la sala, pero esto a los alicantinos no les importó una mierda, ya que se entregaron a su rollo como si no hubiese un mañana, y trataron de mantener la intensidad sin bajar el pedal, centrando su setlist especialmente en su última obra, que data del 2017, “Hellthrone”, del que cayó un temazo tras otro, como Sculptures of possession (con esa intro de coros ambientales disparada) o A diabolical subjugation.
Los riffs combinados, partes más ambientales, arpegios, solos demoledores… etc. de Toño y Savage despuntaron como los dos grandes guitarristas que demostraron ser, al mismo tiempo que blandían sus melenas sin parar. Nótese que, a pesar de lo dicho, vinieron sin bajista, y creo que tampoco traían grabadas las pistas de dicho instrumento, con lo que el sonido fue todavía más cortante, si cabe, aunque por el contrario, en ocasiones muy concretas le faltó algo de cuerpo. Samgraz, ya completamente desatado, empapado en sudor y con la ropa desabrochada, sudaba tinta con esos salvajes gritos, demostrando una resistencia impresionante con varios fraseos seguidos en los que no podía ni coger aire. Dedicaron un tema a alguien especial para ellos, se comunicaron con el público, pidieron continuamente gritos, cuernos y desmelene, e hicieron una actuación de lo más profesional con una formación que ya lleva unos años bien cohesionada, sobre todo cuando su carrera casi siempre ha sido un ir y venir de nuevos componentes. Supreme hellish congregation fue una de las grandes estrellas del show (no dejéis de ver en clip que grabaron para ella), toda una somanta de palos que incluso provocó algunos moshpits, demasiado tímidos, eso sí, para como estaba de caldeada la atmósfera. Como digo, la gente no mostró mucho empuje, faltó sangre ante tanta brutalidad, pero dejando esto a un lado (que no tiene nada que ver con la propia banda), mi primer encuentro con estos veteranos del Black / Death no tuvo desperdicio, y salimos con unas buenas chorreras por la frente. Espero no tardar demasiado en volver a verles, a ser posible desde el principio.
Ya habíamos pasado por barra a mitad del anterior concierto para refrescarnos, y decir que, con gente que te atiende con tanto cariño y amabilidad como Isa, siempre es un inmenso placer pasarse por allí. También nos encontramos con algún que otro colega de batallitas pasadas con los que compartimos buenos ratos y charlitas. La temperatura iba siendo menos calurosa en la calle, algo que agradecimos entre banda y banda para salir a echar el cigarrito de turno. Se iba notando también una afluencia ligeramente mayor, aunque nada vaticinaba un lleno absoluto en la sala, por desgracia, ante este interesantísimo cartel. Esta vez estuvimos más al tanto para no llegar tarde a la cita con los Bloodhunter. Cuando vimos que la cosa ya sonaba a introducción, corrimos hacia adentro para meternos de nuevo en calor.
Al amparo de dicha intro, Daniel, Guille y D. Arcos se encaraban hacia Adrián y su batería, antes de que cayera la furiosa tormenta que estaba por venir, y a pesar de lo que pensaba, no escogieron el primer tema de su recentísima obra para abrir la caja de los truenos, sino el tercero, A twist of fate to come, durante la cual, la pasión y las ganas de comerse el escenario se hicieron patentes en cada uno de los músicos, y se extendieron ya hasta el último acorde que sonó, hambre y furia que transmitieron inmediatamente al público, que por fin comenzó a moverse como requería la situación. Daniel Luces, despatarrado al máximo y golpeando las cuerdas de su bajo y Dani Arcos, más concentrado al principio pero derrochando precisión, continuaron, saltando a su anterior trabajo, con Let the storm come, con la que comenzaron a verse atisbos de mosh ‘serios’, confirmando las tremendas ganas que había de Bloodhunter. Pisoteando el monitor con gran actitud, el guitarrista líder y fundador de la banda, Dani Arcos, la emprendía ahora con Still standing up. Los temas de “Knowledge was the price”, que lleva menos de dos escasos meses en la calle, sonaron de auténtica locura, y además estuvieron entre los mejores acogidos. Y es que había muchas expectativas con este nuevo disco, pero para mí, las han superado con creces.
Pero, cómo no, pongamos ahora el foco en el mismo centro del escenario. Entre la sensualidad arrebatadora y la brutalidad más descarnada, entre lo bello y lo atronador, entre la espontaneidad y la técnica vocal, se erigía una Diva Satánica que atraía gran parte de las miradas, y no sin razón. Vestida rigurosamente de negro, cargó con una parte fundamental de la banda con una actuación escénica intachable, pero al mismo tiempo, con una naturalidad pasmosa en sus movimientos, en su headbanging, y en esos profundos gritos que lanzaba sin parar. Saludaban ahora al público, agradeciendo la asistencia y la entrega (que cada vez, por suerte, era mayor), pero no se detuvieron más que lo necesario. La temperatura subía y subía con cortes de la talla de Spreading your disease o Medea’s guidance, luciéndose a lo grande en esta última uno de los baterías más solventes en su estilo que he visto en directo en este país como es Adrián Perales. Nunca lo había visto hasta ahora en Bloodhunter (porque en realidad lleva tan solo unos meses en la banda), pero sí varias veces con In Mute, y ya sabía por dónde iban a ir los tiros (y gran parte de mi atención). Porque es imposible no flipar con esas virguerías, movimientos, roturas de tempo, etc. También a Diva le escuché unos alaridos realmente estremecedores que no recordaba haberle visto hasta ahora.
Si por algo me está encantando este tercer disco de la banda, entre otras cosas, es porque técnicamente es un paso muy avanzado respecto a sus dos anteriores creaciones. Manteniendo ese tono ligeramente moderno y muy agresivo marca de la casa, han dado un giro hacia partes y estructuras mucho más complejas, y en directo lo pude corroborar especialmente con temas como Nothing beyond the realms of death, pero con la diferencia que ver a los músicos interpretarla fue una auténtica delicia, y otra subida de revoluciones para seguir partiéndonos el espinazo, y otro tanto se puede decir de Never let it rest, tercer single del “Knowledge was the price”, en la que tuvieron el privilegio de tener a su lado a uno de los mejores vocalistas de Heavy Metal del mundo como Tim ‘Ripper’ Owens para la grabación de estudio… ¡¡nada menos!! Todo un detallazo la introducción disparada como antesala a All these souls shall serve forever, esa escalofriante nana de Rosemary’s baby (una de mis películas de terror favoritas de todos los tiempos) que rompieron repentinamente los tremendos riffs de Dani Arcos y Guillermo Starless, y la aplastante batería de Adrián. A partir de este punto, Diva se mostró todavía más comunicativa y cercana, presentando cada tema, pidiendo más tralla al público y mostrándose, como siempre, totalmente desinhibida, luciendo todas sus tablas, sus gestos, su apasionado talento y su inconfundible y furiosa voz, alternando guturales con berridos más agudos que te llegaban al alma. Otra tanda de moshpits, cada vez más descontrolados (y dolorosos) con Possessed by myself, y no es para menos, porque es una de esas canciones capaces de desenroscarte la cabeza del cuello.
Sorpresa para la gran mayoría la extraordinaria versión que interpretaron del Bodom after midnight de sus adorados Children of Bodom, dedicándola en el último momento para el tristemente fallecido Alexi Laiho, en la que se vio disfrutar, especialmente, a Dani y a Guillermo, esa pareja de hachas excelentemente coordinada, afilada y mortífera. Si no me equivoco, Dying sun fue el primer tema que cayó en toda la noche de su primer retoño (Bloodhunter, 2014), notándose esos registros más viscerales. Pero no sería la última, ya que de cara al final, optaron por sacar a la palestra algunos de esos grandes temas que les hicieron ganarse un merecidísimo nombre en la escena en sus inicios. Además, en opinión de un humilde servidor, la formación es ahora mucho más sólida que nunca en lo musical, así que solamente con por eso ya iba a ser una garantía de calidad. Por cierto, otro detalle del que, curiosamente, no me fijé hasta última hora, la serpiente de la portada del “Knowledge was the price” plasmada en la superficie del bombo de Adrián. Siguiendo con la retahíla de esos ya grandes clásicos del grupo, y anunciando Diva Satánica que tan solo restaban dos temas del setlist, Embrace the dark light fue, personalmente, una de las que más disfruté. Guitarristas alternando solos de alucinar, una variedad pasmosa de ritmos, y mucha rabia para dar paso al gran final con Bring me horror, sin duda uno de sus estandartes que rara vez han dejado de tocar en vivo, dejándose Diva Satánica en ella las amígdalas con esos guturales tan extremos, y mostrándonos por última vez esos movimientos tan caóticos y a la vez tan hipnóticos que domina como muy pocas frontwoman.
En sus miradas para el fotofinish (donde como siempre, los que estaban al fondo de la sala se agolpaban en las primeras filas reclamando protagonismo, jeje), en sus miradas se veía satisfacción y la sensación de haber quedado contentos (espero que, al menos, tanto como nosotros) con un show sólido y enormemente intenso. A pesar de que la sala no estuvo tan llena como se merecieron, tanto Bloodhunter como Mortis Cruentus dieron un par de actuaciones de auténtico libro, luciéndose a lo grande en sus respectivos estilos y dejando claro que ambas son una apuesta 100% ganadora. ¿Por 10 miserables euros de entrada y a menos de una hora de casa? Vamos, no me jodas. Hubiese sido delito penal no asistir. Con el cuello soltando chispas y los oídos zumbando como locos, fuimos tirando para casa, despidiéndonos de la Babel hasta la siguiente visita, que haremos muy pronto.
_|,,| JaviMetal (Is The Law) |,,|_
Bloodhunter + Mortis Cruentus, viernes 17-06-22, Babel Live Stage, Alicante
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