El artista ibense, con una envidiable y longeva trayectoria a sus espaldas en el mundo del Rock’n’Roll, se rodea de una formación tremenda, de músicos más que rodados sobre las tablas, y además, se encuentra en un indiscutible estado de gracia compositiva, alejándose cada vez más de los cánones establecidos en el Rock, especialmente en esta última etapa musical de su carrera, creando un estilo que, sin duda, y ya desde su primer “Inferno”, podemos calificar de totalmente propio, sorprendente, genuino e incomparable, en el que él tiene control y libertad absoluta para dar luz y forma a sus creaciones. Estas son algunas de las premisas que ha plasmado ya en los dos discos y el EP que ha lanzado hasta ahora… pero rezad todo lo que sepáis, porque su nueva y retorcida obra ya está terminando de gestarse en algún oscuro rincón de su turbia mente. Por otra parte, la noche en sí misma tuvo para nosotros otro aliciente: la presencia entre el público de peña tan grande como Lane Lazy y su chica Judy, Susu, Jordi Catapunk, Judy Siixx o Ana, por cuya compañía solamente ya mereció la pena acercarse hasta Pedreguer por las tortuosas carreteruchas que nos condujeron hasta allí.
Puesto que llegamos bastante justos a la hora de inicio del concierto, no tuvimos que esperar demasiado a que la maquinaria Suz se pusiera en marcha, implacable, con LNDLMC (La noche de los muertos calientes) y ese adictivo ritmo que nos puso inmediatamente a todos a mover las melenas, a echar los primeros bailes… y solucionar de raíz el tema del frío. Los coros de Nando (con mucho peso en todo el concierto) engalanaron la melodía principal. Su bajo, muy en particular, sonaba como un verdadero tiro, aunque en general, no sé si será cosa mía, o la sonoridad del lugar, o lo que sea, pero creo que es la vez que más potentes les he escuchado sonar. Sin abandonar la zona “Inferno”, durante No es país para viejos, Yannick se marcó una actuación para quitarse el sombrero, reafirmándose como uno de los mejores y más espectaculares guitarristas que se pueden ver en directo actualmente, y no solamente por su fluidez a la hora de tocar, coordinándose a la perfección con su amigo Frank y siendo el foco de atención en varios momentos del concierto. Pese a algún despiste en la percusión y en las letras, el showman supo reencauzar el tema con aplomo, que desembocó en la instrumental Louisiana Rougarou. Escalas dobladas entre Nando y Frank con sus teclas, y mucho baile y entusiasmo sobre el escenario, sonando muy contundentes también esas baterías de Tomás.
Llegaba la hora zulú, uno de los puntos álgidos del concierto, con Mambo Voodoo, en la que salió a relucir otra de las grandes facetas de la banda, y que una vez más, es fruto de su enorme calidad como músicos: las improvisaciones, con dos partes alargadas. Imparable el talento y entrega de Frank a las teclas de su Hammond, desbordando pasión, influencias setenteras, y locura a partes exactas, improvisando armonías vocales (y también letra, jejeje) al tiempo que Yannick volvía a incendiar el escenario con todas sus poses, chulería a saco, vueltas, patadas al suelo… Un gustazo enorme que continuó, subiendo el pistón incluso, con la pesadillesca Inferno, mostrándose Rafa con una actitud de puro vacile, despatarrado y sonriente, compañero de Frank en los añorados Babylon Rockets y guitarrista sólido donde los haya. Soltándose la melena, volvía Frank a encararse con el público, dando rienda suelta a ese nervio de artista por el que no puede (ni quiere) parar quieto un solo segundo, o bien regodeándose, casi como en estado de éxtasis, con la letra de Barón Samedi, apartándose del teclado, deslizándose a gusto sobre el escenario, que es su hábitat natural, y logrando encandilar al público, incluso a aquel que no estuviese familiarizado con su música, que ya era bastante numeroso a estas alturas. Destacar que este último tema, pese a la importancia que tienen en el disco los metales, fue una verdadera delicia también en formato eléctrico. Y exactamente lo mismo se puede decir de Dueños de la noche. Volviendo Suzuki a su Hammond, y en perfecta sincronía con sus compañeros, dieron forma a ese inicio tan hipnótico, encargándose Yannick de adaptar esa magistral parte de vientos a las seis cuerdas, al tiempo que Rafa y Nando vivían a tope el tema, apoyándose el uno en el otro.
Segunda mitad del bolo muy intensa, mucha caña, con alguna esperada pero no por ello menos deseada sorpresa, y también con una banda mucho más asentada y precisa. Mirar a las estrellas es siempre como un paréntesis en mitad de cada concierto de Frank Suz, un tema que me transporta muy lejos. Habrá quien no la considere apropiada para el directo, pero para mí ya es imprescindible. El sentimiento que el autor guarda hacia este tema, y hacia quien le inspiró para componerla, se plasma en directo en toda su grandeza, y consigue emocionar vivamente desde sus primeros compases. La coordinación entre Nando y Tomás fue, de nuevo, digna de ver y escuchar. Y llegó el momento que haría de este concierto algo, sí cabe, todavía más especial: la presentación en primicia de un nuevo tema, que formará parte de su tercer larga duración, que a su vez llevará por título “Reza todo lo que sepas”. Para quienes nos mordemos las uñas deseando escucharlo ya, fue una buena muestra de lo que podremos encontrar… o ¿quién sabe?, tal vez no (como digo, la forma de componer de Frank es altamente impredecible y siempre impactante). La cosa es que El Sol nació para arder me flipó, evocadora, adictiva toda su duración, con un puntito Punk por allí, otro más comercial por allá, tremendamente bailable y un estribillo que casi se me ha quedado ya grabado. Frank se dedicó únicamente a cantar, hasta esa parte final, en la que se enzarzó con su compañero Yannick en un frenético solo.
Muy a nuestro pesar, se iba acercando el final del concierto, pero no sin antes desgranar tres últimos cortes de lo más explosivo, cada cual a su manera. Porque si El huerto del conejo muerto es un tema con una cadencia oscura, decadente y casi tétrica, el ritmo y tono vocal empleado por Frank en él (acompañando también con sus maracas) ensalzó todavía más esa cualidad, contrastando con los cortantes riffs de Rafa y Yannick y esa remarcada base rítmica, todo ello adornado con una magnífica parte instrumental improvisada, y contrastando fuertemente con el jolgorio intrínseco de En Babilonia, que cayó a continuación con tesituras mucho más rockeras, en la que el frontman sonsacó palmas y voces a todo el recinto, que se convirtió en una gran fiesta. Remataron la jugada con Incubus (El Depravado), que con la batería a piñón, y entre guitarras inflamadas, despertó otro de esos irrefrenables arranques temperamentales de Frank, que al final, sacó su Hammond del soporte, llevándoselo consigo hasta el borde del escenario, y terminando el concierto machacando sus teclas de rodillas ante el clima de juerga generalizada que se vivía debajo.
Y esto último se reflejó en la unánime petición de más temas, señal de que el concierto gustó mucho y todos lo pasamos como Dios. Aunque no hubo bises y me quedé con muchas ganas de más, la intensidad de lo visto valió su peso en oro. Posteriormente, tuvimos el placer de poder saludar a los músicos, especialmente a Nando, Yannick y a Frank, excelentes músicos y todavía mejores personas, y compartir un rato con ellos (siempre inestimable). Nos fuimos a comer algo al restaurante, antes de dar la noche por concluida, no sin dejar de disfrutar, mientras tanto, de las versiones de Star On Years, banda de la cercana Denia, que amenizaron nuestra cena con conocidos temas de Chris Isaak, Black, Coldplay o The Buggles.
_|,,| JaviMetal (Is The Law) |,,|_
Frank Suz (Sábado 04-03-2023, Plaça De L'amistat, Pedreguer)
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