jueves, 4 de mayo de 2023

Gamblin' with the Devil (2º Aniversario Liantes Metaleros - Azikate + Raptore + Jolly Joker), sábado 29/04/23, Estraperlo Club, Badalona

Uno siempre se siente orgulloso de poder asistir, apoyar y colaborar dentro de lo posible en cualquier evento de nuestro rollo, pero si además se trata de un concierto organizado por una de las tantas asociaciones sin ánimo de lucro existentes en nuestro país, que son el verdadero motor de la escena emergente del Rock y el Metal, las cosas se hacen, incluso, con más ganas e ilusión todavía. El segundo aniversario de la Associació Liantes Metaleros de Badalona se celebró el pasado sábado de la mejor manera posible, tomando forma en un cartel de lo más irresistible, del que formarían parte los locales Azikate con su punk rock combativo, los heavymetaleros old school Raptore (tal vez la mayor sorpresa de la noche), y nuestros valencianos Jolly Joker con su Hard Rock / sleaze de corte americano que son sinónimo de fiestón por todo lo alto. Un cartel con una indiscutible variedad, casi para todos los gustos, y una calidad que de antemano ya se podía garantizar. Por cuestiones de trabajo, servidor tenía planeado subir a Catalunya unas semanas más tarde, pero no podía dejar pasar un cartel tan atractivo, así que adelanté el viaje. Y qué a tiempo, porque lo que prometía ser una gran noche se convirtió, directamente, en uno de los mejores conciertos a los que he asistido este año. Como añadido, para mí era también una gran ocasión de volver al Club Estraperlo, que solamente había pisado una vez y hace la friolera nada menos que de catorce años casi exactos. En aquel momento, todo sea dicho, no me dejó una impresión demasiado grata (en parte también porque el concierto fue un poco desastroso), y sin embargo, esta vez salí extremadamente contento de allí a todos los niveles, respecto a las instalaciones, la asistencia, el buen clima…

Una sala perfecta para acoger un evento de estas características, acogedora, con mucho ambiente y una excelente distribución, pero en donde destacó un sonido que nos dejó a todos más que satisfechos, cada banda en su rollo sonó de puta madre, de principio a fin. También me di cuenta, respecto a lo que recordaba, que se han hecho muchas mejoras, y eso al final repercute en una experiencia mucho más agradable. Arriba, una estancia amplia con baños y puestos de merchandising. Y en la parte de abajo, un escenario de buen tamaño, barra, y mucho espacio para desmelenarse a gusto. Llegamos aproximadamente una hora antes de comenzar el primer grupo, y tuvimos el privilegio de poder saludar a los músicos de Jolly Joker entretanto. Fuimos a cenar a un bareto llamado Can Dani, cerca de la sala, donde nos atendieron debuti y cenamos de fábula para coger fuerzas. Saliendo de allí, mi chica y yo, llovía con ganas (lo cual, tal como están las cosas, fue una enorme alegría) y rápidamente nos metimos en el calor de la Estraperlo para disfrutar de la segunda mitad del concierto de los Azikate.

Pese a que, en cuanto a estilo, era la banda más alejada de mis gustos personales, he de reconocer que lo pasamos de miedo con ellos, mucho mejor de lo que esperábamos. La entrada registraba ya unas cifras buenísimas, con alrededor de 200 tickets vendidos, y la cosa pintaba inmejorable. Con la banda ya metida en faena, nos quedamos en el centro de la sala, ¡y a disfrutar! Punk Rock guarrote, muy similar al de nuestro levante, del que no tiene miedo de denunciar las mierdas de esta sociedad en toda la cara, directos a la yugular. Al frente, su vocalista Dummy ya ofrecía todo un espectáculo, arrodillándose y tirándose al suelo, puro nervio que no paraba quieto, gritando verdades a degüello en temas como Soy un animal (comportándose todos ellos como tal) o Sin tiempo para pensar. A los constantes movimientos de cabeza y actitud de su bajista Micky, había que añadir la entrega de SA a la guitarra y Fredi con su batería, martilleando sin piedad los parches. También cayeron unas cuantas versiones de algunos de aquellos que, presumiblemente, les inspiraron en lo musical, como Un neonazi, de los The Kagas (en la cual, el cantante no dejó de rebozarse, literalmente, por el suelo del escenario, mientras se dejaba las cuerdas vocales) y un temazo como La solución final (La Polla Records) que siempre es un subidón de nostalgia escuchar, con un solo bien interpretado por el guitarra SA. Mucha energía, muy buenas maneras y mucha comunión con el público, fueron algunos de los highlights del concierto, y conseguir eso siendo una banda con tan solo un año y poco de existencia ya tiene su mérito. Para la parte final, dejaron nada más y nada menos que el himno de la propia asociación, Liantes metaleros, que puso a toda la sala a botar en una marea que nos arrastró a todos los que estábamos bajo aquel techo.

Poco, más bien nada salvo su misma existencia, conocía de estos siguientes Raptore, hasta pocas horas antes de hacernos el trayecto Salou – Badalona, y sinceramente, me engancharon casi de inmediato, hasta el punto de no poder esperar el momento en que se subirían al escenario. Heavy / Speed de la vieja escuela, cuyas portadas ya son una pista de ello, de la mano de unos músicos más que experimentados y con un talento de la hostia. Si bien fue el argentino Nico Cattoni (frontman y líder del grupo) quien dio nacimiento al proyecto, actualmente se rodea de músicos de aquí para dar vida en disco y en directo a sus creaciones. Para la ocasión, nos ofrecieron un gran surtido de temas de su segundo álbum, titulado “Blackfire”, sin dejar de lado su primer retoño, Rage n’Fever, del 2016, y alguna que otra inesperada.

Arrancaron en plan salvaje, a toda mecha, con Night on fire (aunque no sé si me perdí el primer tema), entre flashes de luces y una energía descomunal que rápidamente contagiaron al público, que a estas alturas ya abarrotaba la sala, extendiendo una gran sensación de apoyo y hermandad. Continuamente animando a cantar e incitando al movimiento, el guitarrista Jamie Killhead y el bajista Cristian Blade lanzaban mensajes desde el escenario para asegurarse de que la fiesta fuese en crescendo hasta explotar. Primera impresión inmejorable, que continuó con Prisoner of the night, con un frenético solo por parte del mismo Nico Cattoni, cuya guitarra tuvo un gran peso, y la tremendamente virtuosa Blackfire, con Ángel Smolski (a quien ya tuve el placer de ver con los Löanshark) mostrándose como una locomotora desbocada a las baterías. Ardía la Estraperlo, entre headbanging y voces que gritaban, un ambientazo impagable que la banda, tras un pequeño respiro, continuó inflamando con Demon’s Lust. Sincronía de movimientos estudiada y al mismo tiempo muy espontánea, actitud Heavy Metal 100%, pelos cardados y cambios constantes de posicionamiento entre Cristian y Jamie, repartiéndose este último el solo con su compañero Nico. Reclamó más protagonismo Jamie Killhead, situándose al frente del escenario con su impresionante Warlock y su no menos ostentoso solo en The flame, otra de las pocas que sonaron de su “Rage n’Fever”, muy bien recibida e intensa, pero la palma en este sentido se la llevó el cover de Venom, Witching hour, que nos interpretaron seguidamente, en la que además, el bajista Cristian asumió el papel de vocalista en toda su duración, dejando a Nico centrarse todavía más en sus seis cuerdas. Me encantó ese contraste de Phoenix entre partes veloces y sosegadas, comenzando a todo trapo, destacando las bases marcadas por Cristian y Ángel, casando a la perfección con los arpegios puntuales (con notables cambios de sonido) de Jamie. Durante Devil ascends llegó uno de los momentos de flipada máxima de los músicos sobre el escenario, que se les quedó pequeño para tanta carrera y tanta vuelta, mientras Nico se aferraba al micro para seguir regalándonos ese particular registro tan versátil. No hubo paz ya hasta el final. Con My own grave, tirando de pedal casi cabalgante y riffs muy heavys se lucieron ante un público de lo más entregado, sin bajar ni un ápice la caña, Nico arropado por los coros de sus compañeros, cambios rítmicos contundentes, un solo acojonante y un broche final con Death, con la voz de Nico llevada al límite pero bordándolo a tope, como nos acostumbró desde el principio de una actuación que me dejó con ganas de más, y creo que no fui el único. Una sorpresa mayúscula, y una de esas bandas a las que se les atisba un futuro muy prometedor en el Heavy Metal.

La gente se concentraba a las puertas de la sala, comentando los conciertos, aspectos de la organización y aprovechando para fumar. Nosotros hicimos lo propio, antes de echar unas birras y continuar con el gran final de la noche, la banda que definitivamente nos había llevado hasta allí, y por quienes iría hasta el fin del mundo para poder ver.

Jolly Joker, en sus ya catorce años de lucha sobre los escenarios, han vivido muchos momentos estelares, hitos que han marcado un peldaño más en su evolución como músicos y como un grupo que siempre se ha crecido ante las adversidades. Pero podría afirmar, sin temor a equivocarme, que ahora mismo se encuentran en la cúspide de su carrera. Hace menos de un año, salió ese descomunal “Loud & Proud”, su mejor trabajo, una poderosa declaración de intenciones y uno de los mejores discos nacionales, en cualquier estilo, del pasado 2022. Han ido escalando, han compartido escenario con prestigiosas bandas internacionales, y en el momento en que escribo estas líneas, se preparan para dar su primer concierto en los Estados Unidos. Y estoy convencido de que no parará ahí la cosa. Porque todo eso que les ha pasado (y mejores cosas aún que les pasarán) son fruto de la constancia, del trabajo duro, de llegar hasta donde muchos otros no pueden, o no quieren, o no se atreven a llegar.

Pero antes de recorrerse medio mundo, pasaron por el Club Estraperlo de Badalona para dejarnos una buena muestra de cómo se las gastan. Y es algo que, personalmente, sé de sobra, que tanto en conciertos grandes como en más pequeños, ante 40 o ante 300 personas, lo dan absolutamente todo, cada gota de sudor de su frente. Les he visto dar conciertos increíbles. Les he visto actuar en más de veinte ocasiones. Y a pesar de eso, os puedo asegurar que lo del sábado pasado estuvo entre las tres mejores que les he visto nunca, rozando la perfección. No solo estuvieron absolutamente radiantes, eléctricos y arrolladores, sino que además cada uno de los músicos brilló técnicamente a un nivel estratosférico, sobradísimos de actitud, y para colmo de bienes, sonaron de puta locura, solventando la amenaza inicial que supuso un problemilla técnico.

El pistoletazo de salida lo dio Rockin’ in Stereo, o más bien los mamporrazos de Dani a la batería, un inicio de fiesta impecable, con los cuatro músicos saliendo a matar, con una conexión entre ellos brutal. Y es que ver a Yannick y Lazy juntando hombros, ya desde el primer tema… es algo insuperable. Esa macarrada llamada Hey you, con las enérgicas patadas al aire de Lane Lazy (cuya forma tanto física como vocal es espectacular) no dio tregua, y la sala entera se volcó con ellos, flipando con el solo de guitarra y con ese hirviente y continuo movimiento. Me moló mucho, como detalle especial, esa introducción de guitarra para Blood velvet, mano a mano entre Lane Lazy y Yannick, para seguidamente desparramar clase suprema, estruendosas partes de batería y Andi, que salió con ganas de comerse el mundo, debatiéndose entre los coros y el headbanging perpetuo. Sin dejar ese rollo con sabor a whisky y olor a gasolina, I don’t care sonó como una apisonadora, descarada, fogosa, y con Dani, como siempre, con una pegada que daba miedo. Normalmente, como digo, nunca salen a dar menos del 100%, pero lo de aquella noche fue una bestialidad, desbordante, estilo, clase y actitud a partes iguales, a mansalva, y solo había que fijarse en los contoneos, en las poses, y en el zarandeo del micro por parte del vocalista en Perfect life, otra imprescindible con la que es imposible no desgañitarse cantando el estribillo, tal como sucede con Fuck it all, a estas alturas un himno, un must de la banda que nos incita a partirnos el cuello, envalentonados por la mortífera batería de Daniele “El Destructor” Panucci (que casi revienta su instrumento en la parte central, de pie) y Lazy de rodillas, completamente entregado y desgarrando su voz hasta el extremo.

No era momento de bajar las revoluciones, y a ello contribuyó la siempre bienvenida Stay Behind, de su “Never say forever”, dando Yannick un paso hasta el centro del escenario para deleitarnos con su maestría en el solo. Un guitarrista al que en tu puta vida vas a ver fallar sobre un escenario, con un desparpajo impresionante y unos reflejos felinos. Verle haciendo el paso del pato durante Believe fue la hostia, con sus posturas y ademanes; esa imparable elocuencia que destila sobre el escenario está al alcance de muy pocos, y viéndole actuar, uno se da cuenta de que, literalmente, nació para ello. Volviendo a su “Loud & Proud”, nos esperaba una buena seguidilla de temazos, empezando por Motor, sin duda uno de los temas más sexy que han escrito, con Lazy Lane tirándose al suelo (a pesar de los visibles charcos que había en él jejeje) para cantar parte del tema, siguiendo con Sky is so high, que sigue siendo una de mis favoritas. Se acercaba a la peña Andi, esgrimiendo su precioso Thunderbird y calentando los ánimos, excelente, también, a los coros junto a su colega Yannick, que nos brindó un solo apabullante. Recuerdo que, en ese mismo instante, eché la mirada hacia atrás, y flipé con el público, completamente sumergido en el concierto, apoyando a saco, bailando y gritando como si no hubiese un mañana. Y claro, eso te hace hervir la sangre. Una de las grandes sorpresas inesperadas para mí fue esa Nothing’s sacred, extremadamente vacilona, cabreada, y en la que Lazy, a pesar de empuñar de nuevo su guitarra (que tuvo, más que nunca, un gran protagonismo) estuvo muy suelto por todo el escenario, despatarrándose y haciendo el gamberro como solo él sabe, y esgrimiendo todo su talento vocal especialmente en esa última parte. Cambiando radicalmente de registro, pero sin salir de su último trabajo, la ‘blacksabbathera’ The chance puso sobre la mesa un sonido más duro, más contundente, más heavy, reforzado por los retumbantes bajos de Andi, el intenso wah wah y armónicos de Yannick y la estruendosa pegada de Dani. ¡¡Como un tiro, colegas!!

Se tomaron un respiro, pero lo justo para presentar a la banda, entre grandes y merecidos vítores por parte de esa peña que ya comía de sus manos, antes de emprenderla de nuevo con la liada que estaban provocando, esta vez con la desafiante y corrosiva Sucker. Y parecía que para Lane el concierto acabara de comenzar, dando de nuevo esas patadas al aire, retorciéndose junto a sus compañeros, y por supuesto, repartiendo whisky a go go entre las gargantas de sus seguidores. Pero si tengo que hablar de la GRAN sorpresa (para mí) de la noche, esa fue Devil’s hand, que no podía imaginar que fuesen a tocar. Siempre he deseado verla en vivo, y qué os voy a decir. Ese rollo punk, ese ritmo encabronado, ese estribillo y sus subidas de tono… me volaron la puta cabeza, y fue uno de los mejores momentos que he vivido con ellos enfrente. ¡¡Bestial!! Pero no se detuvo ahí el subidón, porque prácticamente la empalmaron con otra de esas que nos vuelve a todos locos, I wanna go, siempre uno de los puntos álgidos de sus conciertos, Yannick que convertía su guitarra en una ametralladora y un Lane Lazy descontrolado, en estado de gracia, haciendo puré el escenario. Descarga arrolladora a la que todavía le faltaba el broche de oro, o mejor dicho, dos de ellos, reabriendo fuego con la siempre infalible e imprescindible I am Rock n’Roll, regalándonos más muestras de compañerismo entre los músicos… y más chorros de whisky, de esos que tanto echábamos de menos durante los negros tiempos de la pandemia. No podía faltar la desparramante y gamberra Dressed to kill, sinónimo de fiestaca y desmadre, en la que además, Yannick se coronó por derecho propio como el puto amo del escenario, ostentando una chulería y una actitud de otra galaxia y, repito, uno de los mejores guitarristas que se pueden ver en directo hoy por hoy en nuestra península. Por desgracia, esto significaba, casi sin darme cuenta, el final del concierto, uno de esos que pagaría por volver a ver cien veces más. Afortunadamente, por experiencia uno sabe que prácticamente cualquier bolo de esta gente va a tener esa intensidad. Y el que no pueda afirmar esto con rotundidad, es porque todavía no ha tenido el privilegio de verles tocar.

Excitadísimos por la tremenda descarga, salimos de la sala haciéndonos la idea de que tocaba hacerse una hora y pico de coche de vuelta a casa. Y la verdad, fue algo durillo, porque acumulábamos mucho cansancio del curro del día y sobre todo, de este último pedazo de concierto, de una magnitud tan brutal, que nos dejó para el arrastre. Pero finalmente todo se anduvo. No quisiera despedir la crónica sin mandar un enorme agradecimiento a toda la asociación de los Liantes Metaleros por seguir construyendo y apoyando la necesaria escena. Igualmente, fue de agradecer el civismo y pasión que demostró la gente del lugar. También quisiera mandar un gran saludo a Don Diego Teruel, bajista de Güru a quien fue un honor conocer en persona. Pero en particular, y muy en especial, quisiera agradecer infinitamente a los músicos de Jolly Joker por su amabilidad, por el trato personal que nos dieron, y por portarse tan de puta madre con nosotros. Eternamente en deuda con vosotros.

_|,,| JaviMetal (Is The Law) |,,|_


Liantes Metaleros 2º aniversario (Azikate + Raptore + Jolly Joker), sabado 29-04-23, sala Estraperlo, Badalona

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